Nadie
es profeta en su tierra. O así puede parecer cuando un artista no
es frecuentemente publicado, no aparece con asiduidad en los textos
teóricos dedicados al tema o, lo que es más significativo, apenas
tiene presencia en la red de redes. Y aunque el autor al que vamos a
referirnos cumple estas condiciones, es sin embargo uno de los más
queridos de su país y muchos otros historietistas reconocen sus
influencias y la importancia de su trabajo. ¿A qué se debe esta
aparente contradicción?
Brian
Lewis, artista británico nacido en 1929, se dio a conocer a finales
de los años cincuenta del pasado siglo ilustrando numerosas portadas de
revistas dedicadas a la ciencia ficción, en auge en aquella época.
Entre los años 1959 y 1962 realizó la mayoría de las cubiertas de
las publicaciones editadas por John Carnell para Nova Publications,
participando en títulos tan emblemáticos dentro de la ciencia
ficción inglesa (y universal) como Science Fantasy, Science
Fiction Adventures y New Worlds, para la que realizó
nada menos que 44 ilustraciones de portada. Esta labor sería la
continuación de su relación con la ciencia ficción y la fantasía,
que ya inició colaborando con el Medway Science Fiction Fan Club y
que no abandonó en toda su carrera. Definida por muchos como una
mezcla de influencias del surrealismo y de los trabajos de Max Ernst
y Paul Klee, en esta etapa destaca el uso de colores llamativos, con
predominio de rojos y amarillos, frecuentemente contrastados y
enfrentados, y una composición de elementos de acuerdo con la
imaginería espacial de la época.
Su
paso al mundo del cómic se inició con la publicación en la
revista Lone Star de la historieta “Magna Carta”, pero su
primer éxito en este medio se debe a la serie de aventuras que
ilustró del personaje Jet Ace Logan, piloto y
aventurero espacial creado por Mike Butterworth a los guiones
y Geoff Campion en los dibujos para la revista Comet, y
posteriormente publicado por Tiger. Durante toda la década
de los sesenta continuó colaborando en varias publicaciones de la
editorial Fleetway (como Lion o Tiger),
tanto en historias autoconclusivas como en series de
aparición semanal; "Mann of Battle", "Captain Condor"
o la relación de aventuras del Planeta Z son algunas de ellas. También fue importante
su contribución a la publicación Boys World, para la que
realizó diversas historietas y muchas ilustraciones para sus
secciones habituales. En este periodo se puede apreciar su progresión
como artista, con un dominio del medio cada vez mayor, un prodigioso
uso de la composición de la página que se
adelantaba a su época y a su entorno, habitualmente constreñido a
una distribución de la página siempre idénticamente regular. Lewis manipulaba la narración a su
antojo no sólo modificando el punto de vista dentro de la viñeta,
sino también el tamaño, la forma y la posición de la misma viñeta.
Si a esto unimos un maravilloso uso de los grises y las tramas,
obtenemos algunas de las más memorables páginas del cómic británico
(véase como ejemplo las páginas aquí reproducidas de la
historieta "Brett Million: Robot World", publicadas en el Boys
World Annual de 1964).
A
finales de los sesenta y principios de los 70 se dedicó a lo que
curiosamente sería otra de sus labores principales, la adaptación
de películas y series de televisión. En aquellos años se
prodigaron en los quioscos británicos diversas publicaciones
relacionadas con el mundo del espectáculo y la televisión, como TV
21, Countdown / TV Action o Look-In, y Brian Lewis
colaboró en muchas de ellas adaptando series (de ciencia ficción,
en su mayoría) como "UFO" o "Thunderbirds". En
esas páginas, su estilo va madurando, las líneas se vuelven más gruesas, más
rotundas, delimitando los contornos de los personajes; los rostros
de éstos presentan expresiones faciales marcadas, muchas veces
formando en sí mismos lo que sería la viñeta, característica de Lewis en sus últimos trabajos.
Como
buen artista británico y buen amante de la ciencia ficción, no podía
faltar su colaboración en el mítico personaje Dan Dare, dibujando
para el mismo el segundo arco argumental de la serie rescatada por
la revista 2000 AD, en los números 61 a 63 de los años 1977-78.
Para 2000 AD también realizó las cubiertas de sus números 62 y
75, así como la de Supercobre Saga #34 y la ilustración
titulada "Dan Dare’s Space Fort".
Pero su trabajo más llamativo y espectacular fue el
realizado para la revista House of Hammer, ya en la segunda
mitad de los setenta. Editada por Dez Skinn, en esta revista se reproducían
(entre otras historias) adaptaciones al cómic de la famosa
productora británica Hammer, dedicada básicamente al cine de
horror y responsable de su resurgimiento y del lanzamiento de
primeras figuras de la escena inglesa como Peter Cushing o
Cristopher Lee. Lewis se incorporó una vez iniciada la revista, a
partir de su segundo número, pero cuando el editor comprobó la
calidad del trabajo del ilustrador prácticamente se convirtió en
colaborador habitual. Realizó la mayoría de las portadas y
numerosas historietas, entre las que se encuentran las adaptaciones
de las películas El experimento del Dr. Quatermass y
La leyenda de los vampiros dorados. Considero que este
trabajo, realizado en su madurez, es también el más logrado, con
una narración y composición de páginas indescriptibles (un buen
ejemplo de ello es la titulada "El espejo de Malvoisin").
Una vez más se demuestra la capacidad de adaptación de Lewis. Era
capaz de ilustrar portadas pintadas de tema fantástico (como hizo
al inicio de su carrera), de dibujar con solvencia en el más puro
estilo británico (con todas las historietas publicadas en los años
sesenta), incluso de realizar incursiones en el terreno humorístico.
Pero ahora su estilo se rendía al gore más violento, a la
exposición de vísceras y sangre que requerían (o, al menos, exigían)
las historietas de terror que publicaba en House of Hammer.
Tal fue la repercusión de estos trabajos, que fue requerido para
trabajar en la que por aquel entonces todavía era la compañía más
importante dedicada a la publicación de cómics de terror. Warren
Publishing, productora de revistas míticas como Creepy, Eerie
o Vampirella, le solicitó una historieta que, con guión de
Cary Bates, sería finalmente publicada en el núm. 82 de la revista Vampirella.
Una muestra del trabajo del inglés que destacaba entre el resto de
dibujantes de una compañía ya en decadencia.
Un dibujante ecléctico, que también colaboró en la
pelicula de los Beatles The Yellow Submarine, o en el
show de los Teleñecos de Jim Henson. Ya me he referido antes a su
incursión en el terreno humorístico. Ésta tuvo lugar dentro de la
ya mencionada revista Look-In, en una serie de páginas
denominadas genéricamente "Charlie's Choice", donde el
tal Charlie se encontraba con personajes famosos de películas y
series de televisión. Así, Lewis parodió escenas de las serie
Los Vengadores, y de la película Goldfinger
de la serie de James Bond.
Estaba en la cima de su carrera. Ya era conocido no solo en
su país, sino a través de Warren en Estados Unidos (y, por tanto,
en el mundo del cómic occidental). Debido al éxito de su primera
historieta para esta compañía se le envió un guión para una
nueva colaboración, pero no pudo llegar a ver la luz porque Brian
Lewis murió repentinamente mientras se recuperaba de una grave
enfermedad el 4 de diciembre de 1978. Ya entonces era muy querido
por los aficionados británicos, a los que deleitaba en las
diferentes convenciones a las que asistía. Su obra era reconocida
entre los mismos profesionales, que no dudaban en calificarlo de
maestro, de persona amigable, enérgica y entusiasta. Pero su obra
no se ha reeditado, más allá de alguna inclusión en antologías
de ilustradores. En España apenas podemos disfrutar de alguna de
sus historietas publicadas en Dossier Negro a finales de su
andadura. Y seguir su rastro tanto en libros como en publicaciones
teóricas y páginas web es una tarea ardua y escasamente
satisfactoria. ¿Contradicción? Sin duda, Brian Lewis es una de las
figuras más importantes dentro de la historia del cómic británico
y, por desgracia, una de las que más se necesita recuperar.
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