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LA INDUSTRIA DE LOS TEBEOS, ESPAÑA 1977-2000


Artículo por Antonio Martín  Fragmento de historieta publicada en "El Arte del Comic", 1975

[ Historieta que resume el proceso industrial del cómic © 1973  Jan ]   


Panorámica de la edición de viñetas en España desde la transición política hasta el nuevo futuro del cómic al iniciarse el siglo XXI
Documento desarrollado a partir de un texto escrito para el Catálogo del Festival del cómic Viñetas desde o Atlántico, celebrado en La Coruña en agosto de 2002 con motivo de la exposición “La industria de los tebeos, España 1977-2000"


Recientemente (La Coruña, agosto de 2002) se me ha pedido que recoja en una Exposición y en una conferencia la panorámica de la industria editorial de tebeos española entre los años 1977 y 2000.

Y lo he hecho, pero con la plena consciencia de que pretender resumir así la evolución e historia de los tebeos españoles, desde la transición política hasta el nuevo futuro que el medio contempla al iniciar el siglo XXI, es simplemente utópico. Tanto por la necesidad de analizar los procesos sociales y culturales, desde los que tebeos, comic books, revistas y álbumes de historietas se han editado durante este casi cuarto de siglo, como por la importancia que tiene la reflexión sobre los profundos cambios profesionales y económicos, estructurales en suma,  por los que ha atravesado la industria editorial española del cómic entre el año 1977 y el inicio del nuevo siglo.

No es sólo la necesidad de esquematizar temas y períodos para poder acercarnos a la ingente y muy diversa producción editorial. Hay que contar también con que esos veintitrés años, que van desde que se inicia la Transición hasta prácticamente nuestros días, cuando la democracia formal española se enfrenta a difíciles pruebas, están entre los más importantes de la historia española y son materia tan amplia que se abre en varias etapas, que exigirían varias exposiciones, muchas lecciones y conferencias  y más de un libro de investigación.

Una nueva etapa editorial de la industria de los tebeos

Ante todo, en principio son los años en los que va a evolucionar radicalmente la sociedad española. La muerte del general Franco abre muchas  puertas cerradas durante cuarenta años. Ha finalizado una etapa histórica y se inicia otra, insegura, multiforme, turbulenta, de cambio acelerado. Entre 1977 y el año 2000 van a sucederse muchos cambios pero no programados, demasiados pero no asumidos.

No habrá ruptura con el pasado sino transición, lo que permite subsistir a antiguos cargos, grupos ideológicos e incluso estructuras de poder procedentes del franquismo. Y si bien es poco parece suficiente, ya que la sociedad española va a evolucionar aceleradamente y al hacerlo también evolucionan todos los productos culturales fruto de esta sociedad. Lógicamente también la historieta y los tebeos. En 1977 se cierra toda una etapa de la historia del cómic español. Y se cierra definitivamente. Aunque los editores de siempre, Bruguera, Toray, Valenciana, Rollán, Don Bosco, Vértice, etc., ni se enteren.

Se inicia entonces una nueva etapa para la historieta española, para los profesionales y también para los lectores. Si bien primero se deberá superar el pasado...   ya que se viene de los años del casi monopolio del quiosco por la Editorial Bruguera y del adocenamiento del tebeo español; de la casi hegemonía del cómic infantil, a costa del manoseo de la sensibilidad de los niños; de la constante repetición de fórmulas y clichés caducados mucho antes; de la explotación de los autores y los lectores por un sistema industrial anticuado, escasamente estructurado y con una deficiente financiación; de una normativa oficial que censura y al mismo tiempo protege a los editores frente a  la competencia extranjera; de la negación de la existencia de un grupo lector de historietas adulto; de la inexistencia de soportes dignos y de calidad para una historieta española nueva.

Pero en 1977 también venimos de las brillantes individualidades que se han formado en la historieta española, a pesar de las editoriales y las agencias, dando lugar a un pequeño pero duro y resistente núcleo de dibujantes; de los llamativos aunque escasos logros de la gente de el Rrollo, Cartel promocional de "el Rrollo", dibujado por Nazarioque no logrará ser underground pero contribuirá a sentar las bases de la contracultura; de la existencia de un grupo de dibujantes que reivindican sus derechos, como primer paso en su exigencia del valor del cómic como medio; de la utilización de la historieta para transmitir mensajes políticos de oposición, llevada a cabo por una minoría de autores; del “resistencialismo” de los escasos investigadores de los años sesenta, y del nacimiento de una crítica titubeante, que mayoritariamente se malogrará; del creciente número de adultos que quieren leer cómics, cada vez con menos reparos y vergüenza...  Y especialmente venimos de la exigencia de cambio que por entonces es común a muchos españoles y a muchas gentes de la historieta.

Una de tantas crisis y las soluciones industriales de recambio

El panorama editorial español cambia efectivamente. Pero la evolución del medio, casi revolución en algún momento, no es selectiva y responde prioritariamente a los intereses de la industria, lo que se refleja dramáticamente en la historieta española y tiene a medio plazo un alto coste para los profesionales y para el propio medio.

Primero por la subsistencia durante muchos años aún de los viejos dinosaurios, que no saben adecuarse al cambio pero ocupan espacio, sobre todo Bruguera y sus continuadores. Después, por la invasión casi a la par del cómic pornográfico, el material extranjero teóricamente más adulto, el llamado cómic de autor, y la historieta política más satírica y sangrienta... Es el momento de las muchas grandes revistas de cómics, que originan un teórico boom del cómic de calidad, proclamado por algunos editores y los críticos a su servicio. Al mismo tiempo, varios colectivos de profesionales intentan la aventura de convertirse en empresa, una vez más con mala fortuna.

Y comienza una larga, circunstancial e inútil utilización de la historieta para poner en imágenes las ideas y proclamas de los recién legalizados partidos políticos y / o para cantar la excelencia de Autonomías, regiones, ciudades y hasta pueblos. También se edita y reedita continuamente, pero sin método, el material clásico americano y comienza la operación nostalgia española  —que aún no ha finalizado—  a base de “facsimilar” los viejos tebeos históricos.

En la primera mitad de los años ochenta se agota la línea ascendente de la efervescencia editora y el boom del “cómic de calidad para adultos” comienza a declinar, pese a que ello pase casi inadvertido en aquel  momento. Continúa el trasvase televisión / cómic y se realizan los primeros tanteos para convertir en historieta algunas series japonesas de televisión.

Pero desde 1983 el hecho más importante es la introducción sistemática en el mercado español de los comic books de superhéroes norteamericanos, con ediciones coherentes y bien trabajadas editorialmente, que a la larga mejoran las originales, y que provocarán un nuevo cambio del mercado. Mayor cuanto que los comic books vienen a sustituir a los clásicos cuadernos de historietas de aventuras de décadas anteriores, pero con mayor exotismo, mayor paroxismo de los argumentos y la puesta en página, y con menores costes para las empresas que compran los derechos de edición.

Aún continúa la edición de títulos de género dedicados a las chicas lectoras. Aparecen revistas de cómics subvencionadas, selectas y experimentales o al menos rompedoras con la estética al uso. Y hay nuevos y fallidos intentos de revistas comerciales de calidad... Vistos con la perspectiva que da el tiempo, el resto de los años ochenta va a estar dominado por los comic books que publican nuevas y viejas editoriales y todavía por la forma brugueriana de hacer.  Y se está iniciando, sin que los profesionales lo advirtamos, el cambio desde el concepto del cómic como medio —o incluso como recreo— a su consideración en el seno del entertainment  global, en el que cómic, televisión, animación y merchandising acabarán por formar, progresivamente, a lo largo de los noventa, un todo.

Son muchos cambios, alternativas, reflujos y nuevos intentos que hay que reflejar. Pero la nueva década va a significar mucho más, tanto que los años ochenta quedan atrás aceleradamente, convertidos en historia, debido a la rápida evolución de los medios. Sobre todo a partir de la introducción del PC y del Mac, cuando éstos caen en manos de los más jóvenes fanzinistas y dibujantes.

La lenta agonía del cómic industrial y las opciones renovadoras

Por supuesto continuará explotándose el negocio del comic book norteamericano, pero ya no es tanto negocio. Y los editores se miran con atención, no exenta de extrañeza y desconfianza, el manga japonés. El fenómeno Dragon Ball la obra de Akira Toriyama que revolucionó el mercado españolva a acabar con los recelos y hasta los editores que poco antes decían pestes del manga acabarán apuntándose a la nueva línea de edición, que hoy aún continúa e incluso constituye la base del éxito y el beneficio de algunas pequeñas y medianas empresas. Y siguen el underground domesticado, los intentos de hacer revistas / revistas, el humor, las reediciones de clásicos y no tan clásicos,  y el erotismo y a veces el porno. Y como propina la continuidad de la revista de humor, que lo largo de toda la historia del medio ha sido uno de los mejores y a veces más libres soportes para la historieta; hasta el punto de que en algunos momentos entre 1977 y 2000 la revista humorística es más bien un gran tebeo. Todo bien mezclado, tiene lugar en un mercado en el que disminuyen año por año los lectores de cómics y el medio se convierte en una especialidad, casi en objeto de culto, lejos ya de la potente industria editorial que fue hasta los años sesenta del siglo XX.

Justamente en paralelo a la lenta y casi inapreciable caída del cómic publicado por las empresas industriales, cuyas ventas decrecen tebeo a tebeo, surge desde los primeros años noventa un nuevo tipo de cómic de autor que muchas veces se presenta unido a la autoedición y, alternativamente, a la edición llevada a cabo por editores minúsculos. Es el triunfo de la especialización, acorde con la desaparición del lector / público de masas, ya que este nuevo tipo de tebeo conecta bien con los grupúsculos y los pequeños núcleos de lectores que ahora constituyen la base del mercado. Ello supone uno de los mayores cambios, casi una revolución, que en la segunda mitad de los años noventa experimenta el cómic en España.

Y ante ello, los editores industriales, los grandes grupos editoriales, intentarán hacer negocio con el tipo de cómic que hasta entonces habían rechazado. Desde el intento de editar a nuevos jóvenes autores, a la “recuperación” de autores y obras de los sesenta y los setenta, ya convertidos en clásicos, hasta la opción del cómic “serio”, con contenidos dirigidos a lectores intelectualmente maduros.

Todo ello y mucho más, bien revuelto cierra el período 1997-2000 del cómic editado en España.

Del año 2000 hacia el futuro...

Hoy el mercado español de los editores industriales de tebeos, o lo que queda de él, se basa en los comic books, el manga, el erotismo (más el porno, que la sutilidad no es muy fuerte por estas tierras), la edición de clásicos, unas gotas de material francobelga, a veces escrito y dibujado por españoles, un poco de experimentación y búsqueda de nuevas formas expresivas, algo de cómic serio comprado a otros países, bastantes refritos aún de cómic tradicional...  En conjunto la tendencia es hacia la edición vinculada al entertainment, en las manos de grupos financieros con intereses múltiples en el universo de la comunicación global.

Mientras que, alternativamente, muy poco a poco, crece el número de los pequeños y pequeñísimos editores, que imprimen muchos títulos con tiradas muy bajas. Y comienzan a configurar un posible nuevo camino para el futuro de la historieta, que apunta más hacia su consideración como medio de comunicación (aunque sea solo para expresar los sentimientos, opiniones y tomas de posición de sus jóvenes autores) antes que la de simple y exclusivo producto recreativo.

Pero que nadie pregunte qué se ha hecho de los cientos de profesionales españoles de la historieta que existían y trabajaban en décadas anteriores... Su sentencia se firmó el día en que las empresas españolas se dedicaron a comprar baratos y en cantidad los derechos editoriales de los cómics de otros países...


[ © 2002 Antonio Martín, miembro del GELPI / Grupo de Estudio de las Literaturas Populares y de la Imagen ] [ Página web publicada en Tebeosfera 020831 ]