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ABRIL EN BUENOS AIRES 


"Abril en Buenos Aires"

Capítulo 12 del libro Historia de la Historieta Argentina (Récord, 1980), de Carlos Trillo y Guillermo Saccomano, relativo a la publicación Salgari, de editorial Abril

Salgari, núm. 65  

[ Cubierta del número 65 de Salgari, con fecha de 8 de septiembre de 1948 ]


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Dice Enrique Lipszyc, en La Historieta Mundial que “El factor comparativo muestra también el estancamiento y la estandarización de la producción norteamericana. Puede llegar a afirmarse que la historieta extranjera no impone ya absoluta superioridad. El común de sus trabajos está por debajo de la calidad nacional. Así, la moderna historieta argentina, que comenzara sus balbuceos en las primeras décadas de este siglo fue evolucionando con creciente rapidez, perfeccionándose en sus realizaciones y desarrollándose en grandes proporciones.”

La historieta nacional, entonces presenta una identidad que le es propia. Sus lineamientos gráficos y textuales están cada vez más nítidamente delineados. Sin embargo, su evolución deberá registrar un nuevo vértice.

El 18 de abril de 1947, aparece Salgari, un semanario de la editorial Abril, de la cual es responsable el italiano Cesare Civita, quien en pocos años más revolucionará el mercado local. En su editorial se encontrará un vasto núcleo de creadores que terminarán de moldear el gusto del público, orientándolo hacia las últimas tendencias.

Cuando Salgari hizo la América

La primera avanzada de editorial Abril en el terreno de la historieta después de El Pato Donald, es Salgari, revista semanal de grandes aventuras, que aparece los miércoles Y cuesta treinta centavos.

El logotipo de la revista, en gris, está impreso sobre un restallante fondo rojo. La portada anuncia sin prejuicios su contenido: pura historieta. La ocupa En las fronteras del Far West, adaptación del ciclo sobre el Oeste Americano que escribiera Emilio Salgari; los dibujos corresponden al italiano Walter Molino. La razón de ser del título de la publicación se encuentra en la penúltima página del primer número, en una nota que se titula El Capitán Salgari y que reproducimos a continuación:

“Cuando se piensa en aventuras por tierras y mares, con piratas y corsarios, brahmanes y pieles rojas, surge un hombre que las sintetiza todas: Emilio Salgari. No es preciso recordar que Salgari es el hombre que escribió las más populares novelas de aventuras, pues sus héroes son tan célebres que han adquirido vida propia. ¿Quién no conoce al Corsario Negro, a Sandokán, a Tremal Naik y al Olonés?

“Pero quizá sea oportuno recordar un rasgo especial del escritor Emilio Salgari. En las viejas ediciones aparecidas en Italia —su patria—, su nombre iba precedido por su profesión: capitán Salgari. Esto explica algo: el escritor fecundo e inagotable vertió en sus libros, no sólo lo que era fruto de su fantasía, sino su experiencia de vida.

“A los dieciocho años, Salgari, ávido de nuevos horizontes, se lanza al mar y a la aventura. Sus padres se oponen. ¡No importa! El buque en que se embarca como oficial es viejo y destartalado, el capitán es agrio de pésima reputación la meta es… Malasia. ¡Y allí va Salgari! Allí, en esas tierras salvajes e inhóspitas, donde las pasiones son desenfrenadas, donde el peligro y la muerte acechan en todo instante, conoce a los hombres que habrá de inmortalizar en sus libros.

“Durante siete años recorre las selvas de Malasia, los puertos de las Antillas, los mares del sur; y así, realidad y fantasía van perfilando las recias figuras que, de vuelta en Italia, Salgari presenta en sus libros, que de la noche a la mañana conquistan el mundo, apasionan a los muchachos y se convierten en símbolo de valor, caballerosidad, peligro, aventuras…

“Es por ello que nuestra revista, al proponerse difundir especialmente toda la obra de este gran escritor en una forma con la que él ni soñara —el dibujo—, consideró imprescindible adoptar un  nombre que es un lema: Salgari.”"Sunda y Upasunda", sin firma. Clic para ampliar.

Sin embargo, la meditación

De las dieciséis páginas de la revista seis la ocupan textos de diversa índole: relatos, misceláneas y entretenimientos.

La novela por entregas de los primeros números es Tres Agentes de la ley, un western firmado por Peter Field.

No falta un concurso. Está bautizado la Rata del Pirata y dedicada “¡A todos los filibusteros del Mar Caribe!”

También, una sección titulada Cartas de los Siete Mares, destinada a responder las cartas de los probables lectores, escrita en tono de solfa por un imaginativo gacetillero de la revista.

La sección que recoge anécdotas y curiosidades es Brújula loca y cita hazañas singulares de cazadores, buscadores de tesoros, aventureros del oeste o faraones. Sin embargo, es oportuno señalar que Salgari no se aparta, en cierto sentido, de la deuda con el folletín que la historieta mantuvo, desde sus orígenes, por empeño de ciertos editores.

Ya desde la nota editorial, antes citada, Salgari proclama claramente sus intenciones: traducir a imágenes los relatos del célebre folletinista peninsular. Como si la historieta, todavía, no dispusiera de armas suficientes para conquistar el derecho de generar sus propios personajes. Es sin duda el criterio conservador de ciertos editores que piensan que el éxito de una historieta está garantizado si ésta se apoya en algún título de mucha repercusión como es el caso de la mayoría de los títulos de Salgari.

Quizás por estas razones, Salgari merecería ser inscrita en la línea que, en nuestro país, trazara Intervalo, planteándose como mediatizadora de la literatura romántica y del folletín, aunque con menos cantidad de texto y mayor confianza depositada en la expresividad del dibujo, la acción y el dinamismo.

La piratería en broma

Destaquemos que todo el material que lanza Salgari es íntegramente facturado en Italia, donde se publica con anterioridad.

La única excepción es una historieta humorística de la que es autor Luis Destuet: Trabuco y Trinquete.

La historia de Destuet es un poco esta: cuando Civita decidió lanzar al mercado argentino El Pato Donald, reparó que la revista original americana de la organización Disney contenía poca historieta y bastante texto. Es así que para reproducirla aquí y convertirla en una revista de historietas total, debía acudir a los oficios de algún dibujante que supiera imitar a la perfección las figuras de Disney. Este dibujante fue Luis Destuet, y su Trabuco y Trinquete es una pieza de notable ironía, una parodia sagaz de las historias de la piratería. Sus protagonistas, un tío gordo, petizón, de aspecto funambulesco y su sobrino, un muchacho flaco y desgarbado, con aire de inconfundible torpeza, tripulan un bote a vela en su primera aparición en la parte de atrás de Salgari.

Sus aventuras son chispeantes, jocosísimas; verdaderamente, la nota antisolemne que le falta a una revista que está poblada de aventuras con héroes muy apuestos, muy nobles y malos pérfidos y muy feroces que es como parece, en estos tiempos, que deben ser los héroes y sus adversarios.

Un año más tarde esta obra de Destuet en la que el bien y el mal son satirizados con candor, se adueñará de una página entera y será publicada por entregas. Años después reaparecerá en las revistas de la editorial Frontera, insinuando una estilización que nada tiene que envidiarles a otras populares historietas paródicas.

Las historietas de Salgari

Todas las historietas que publica Salgari son italianas. Sus dibujantes presentan una gran afinidad con los ilustradores tradicionales. Entre ellos están los influidos por Foster, los marcados por Raymond y también los menos, los que ya le siguen el camino a Caniff. "Gengis Kan". Clic para ampliarSeguramente, estas inclinaciones que presentan, tienen que ver con la introducción del cómic americano en la posguerra, cuando el mercado italiano recibió la fuerte penetración de la historieta norteamericana y el lector italiano descubrió o redescubrió la importancia y la validez del género, aceptándolo sin vacilaciones.

En el número uno de Salgari encontramos las siguientes historietas: En las fronteras del Far West, El Corsario Negro, Gengis Kan, El León de Damasco, Sunda y Upasunda, Los misterios de la Jungla Negra, La gema del Río Rojo, El terror de Allagalla. Más tarde se incorporarán Los conquistadores del espacio, Flecha, Campeón del mundo, Alan Blood, Lord Simplex y tres rutilantes series perfiladas como antecedentes importantísimos de la historieta moderna que jerarquizaría Abril: Misterix, As de espadas y Hombres de la jungla.

Los autores de este enjambre de piezas de colección son lo mejor del género en Italia, una combinación inteligente de dibujantes veteranos con jóvenes que ya les quieren hacer sombra. Sus nombres: Walter Molino, Franco Chiletto, Rino Albertarelli, Walter Bagnoli, Raffaelle Papparella, Guido Zamperoni, Sergio Tarquinio, Aldo Torchio, Hugo Pratt, Paul Campani y Dino Battaglia.

La ductilidad de un clásico: Rino Albertarelli

Con un dibujo que sabe adecuarse a las necesidades planteadas por el tema, Rino Albertarelli es uno de los artistas que destaca, desde el primer número, en Salgari.

A él pertenecen las ilustraciones de todo el ciclo de las Filipinas de Emilio Salgari y también un personaje que habrá de aparecer varios números más tarde, Campeón del mundo, una serie que suscribe las vicisitudes de un apolíneo héroe del deporte. Albertarelli es poseedor de una gran maleabilidad. Su trazo se presta tanto para los enfoques generales que desarrollan el exótico paisaje salgariano como para una aventura de tipo policial y urbana. Nacido en Cessena el 8 de junio de l908, Albertarelli debió interrumpir sus estudios cuando su familia se encontró, imprevistamente, en una desastrosa situación económica. Para ganarse la vida, Albertarelli hizo de mandadero, realizó cerámicas, fue empleado estatal y hasta actor. En el invierno de 1928 se estableció en Milán sin conseguir todavía una ocupación fija.

Sus primeros dibujos aparecieron en la publicación fascista Balilla. Más tarde pasó al Cartoccino dei Piccoli, del cual fue director en 1933 y donde logró difundir las historietas americanas que más le gustaban, provocando por entonces acerbas críticas de los educadores italianos. Poco tiempo después se encontró trabajando para la casa editora Mondadori, donde fue destinado al área periodística. En aquellos años colaboró en las viñetas humorísticas de Marc’ Aurelio. En 1937 creó un personaje que sería célebre en la historia del fumetto: Kit Carson.

"Insurrección en las Filipinas", de Albertarelli. Clic para ampliar.A mediados de la década del cuarenta es cuando se aboca a la adaptación de los Piratas de la Malasia. En cada una de sus historietas encontramos una ágil renovación de ciertos conceptos de la ilustración tradicional en pro del dinamismo y la narrativa.

Al abandonar esta tarea, Albertarelli se dedicó de lleno a la actividad de ilustrador, compartiendo esta tarea con algunas historietas sueltas para la revista Grand Hotel.

Fallecido en 1976, Albertarelli había consagrado sus últimos años de vida a la escritura de una historia del Far West.

El plato fuerte: Salgari a la Papparella

No cabe duda que una de las historietas de más atractivo de Salgari es Los misterios de la Jungla Negra, que ocupa la doble página central a todo color. Su responsable es Raffaele Papparella, un dibujante milanés nacido el 26 de diciembre de 1905. Años más tarde Papparella sería el ilustrador de Pecos Bill, sobre textos de Guido Martina lanzado en la Argentina, también por Editorial Abril, en la mitad de la década del cincuenta.

En Los misterios de la Jungla Negra, Papparella construyó un ambiente de rigurosa geografía. La riqueza de esta historieta es, probablemente, el descubrimiento de un filón hasta entonces inexplotado por el cómic.

Otro de sus méritos, es fundamental remarcarlo, radica en su fidelidad a la versión original de la novela.

Pero Papparella no se queda solamente con Salgari. Y es así que lo encontraremos luego en Conquistadores del Espacio, una saga de ciencia ficción que, aunque su ambiente no alcanza una feliz realización, ofrece una trama bastante movida e interesante.

Un spaghetti western pionero

El subtítulo en nuestra opinión, no es desacertado. Especialmente porque le corresponde a En las fronteras del Far West, del dibujante Walter Molino, quien se encarga de traducir a imágenes todo el ciclo de Salgari sobre el Oeste Americano.

A pesar de una gran cargo de tradicionalismo, el puntilloso estilo de Molino sirvió para conferir un acertado clima a las novelas adaptadas.

Su inclinación por las panorámicas lo emparienta fácilmente con Foster, cuya influencia supo recrear consiguiendo un trazo hábilmente diferenciado. Otra de las historietas de Molino que publica Abril en estos tiempos es La Mariposa Verde, posterior al western ya citado. No obstante, puede decirse de ella que manifiesta una interpretación con mucho más carácter, en el que la ilustración cede puntillosidad a favor de la acción.

Las otras aventuras de Salgari

La atención que esta revista presta a la aventura en todas sus formas es notable. Todos los géneros habidos y por haber, desarrollados todavía con ingenuidad, desfilan por las páginas del semanario.

Destaquemos, por ejemplo, Los corsarios de las Bermudas, de Rino Ferrari, otro excelente ilustrador italiano que superaba en calidad al argumentista de la misma."El terro de Allagalla". Clic para ampliar.

La ficción fantástica está representada en Salgari por una serie que supo cosechar un buen suceso. Nos referimos a El terror de Allagalla, debida al dibujante Walter Bagnoli, quien realizara anteriormente El Caballero de la noche, contando las peripecias de un personaje al estilo Raffles.

Las policiales no quedaron al margen. Alan Blood, dibujada por el expresivo Sergio Tarquinio, un historietista muy completo, de encuadres típicamente cinematográficos, fue otro de los puntales de Salgari.

A Tarquinio se le deben también El inspector Slop y El secreto de la pirámide, ambas publicadas más tarde en Rayo Rojo.

Pero todavía nos quedan cosas de Salgari.

Nos falta citar a Lord Simplex, de Aldo Torchio, una historieta deudora del cómic americano, con buenos y malos de actitudes previsibles, lenta y aburrida. El dibujo de Torchio parece no solamente estar influenciado por las historietas estadounidenses, sino también deberle algo, por no decir bastante, a sus colegas Papparella y Molino.

Flecha es otra de las policiales que se incluyen en Salgari. Su autor es Guido Zamperoni, un amante de la exageración de las proporciones que consigue, no obstante, lograr efectos interesantes en las partes de acción. Zamperoni es asimismo responsable del argumento de la serie, pensado especialmente para el lucimiento de su propio dibujo sin tener en cuenta las exigencias del lector.

Sin vacilaciones, el semanario de Abril permite apreciar que hay aventuras para todos los gustos. Y muy especialmente para los fanáticos de la piratería. Porque en sus páginas no era posible que estuviera ausente un personaje tan famoso como El Corsario Negro, dibujado por Franco Chiletto quien se empeña en ceñirse a la documentación sin encontrar la posibilidad de emplearla como algo distinto de una traba que coarte su idealización.

Otro clásico, El último de los mohicanos, de Fenimore Cooper, también aparece en Salgari. Lo dibuja Gino Benvenutti, con un trazo muy marcado por la influencia de Walter Molino, quien parece ser el modelo a seguir de todos estos ilustradores. Benvenutti plantea esta serie con poca calidad interpretativa y una buena cantidad de defectos, los que se advierten principalmente cuando sombrea innecesariamente, poblando sus viñetas de muchísimas rayitas.

La “pesada” de Salgari

Si bien Salgari es una revista que publica aventuras tradicionales, con guiones y dibujos de un más que parejo standard, no se conforma solamente con esto. Porque en sus páginas, avanzado ya el segundo año de publicación, se detectan tres piezas que vistas desde el presente, adquieren un relieve más que trascendental"Misterios de la Jungla Negra". Clic para ampliar.

Se trata de tres historietas que preanuncian un brusco corte con el cómic tradicional. Estamos refiriéndonos a tres obras que indican, en estos años el advenimiento de una nueva manera de entender el género, retomando ciertos códigos narrativos del cine negro americano y la moderna historia de aventuras.

Concretamente, aludimos a Misterix, As de Espadas y Hombres de la Jungla. Como todo el material de Salgari, estas series se publican sin firma. No obstante, cuando las repasamos en el presente, recapacitamos que las firmas de sus creadores se encuentran en el vigor y la expresividad de cada viñeta, de cada secuencia, indicadas por aquellos rasgos inconfundibles que hablan de autores de garra, dueños de estilos personales y diferenciables.

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[ ficha de Salgari, de Héctor Pérez Edia ]


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 [ El presente documento ha sido cedido a Tebeosfera por su autor, Carlos Trillo, para su reproducción en la edición 030430; no se ha modificado en absoluto el original remitido, salvo para diferenciar los epígrafes en negrita, y si hay modificación con respecto a su edición original en 1980 la practicó su autor. Todos los derechos reservados © 2003 Carlos Trillo y Guillermo Saccomano. Agradecimiento a Héctor Pérez Edía por participarnos las imágenes  ]