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MB:
Háblenos de su animación, de la serie de dibujos animados hecha en
Alemania.
GM: Fue
una experiencia muy buena, porque como mi primer amor, lo dije
antes, fue el dibujo animado. Desde los años cuarenta lo hice, pero
no en gran forma, porque el estudio que tuve en Argentina fue
pequeño y la experiencia con Paramount fue de sólo un año y allí
como animador... y siempre hice mis dibujos como si fuesen historias
de dibujos animados. Lo mío son story-boards. De cualquiera
de mis dibujos se puede hacer una película. De cualquiera. Eso lo
vieron varios estudios de animación en Europa; me propusieron cosas
y yo no estaba convencido, y hasta vino este señor, que ya padeció,
lamentablemente, Miki Muster, que tenía un estudio de dibujos
animados alemán y que entendió lo mío, lo entendió. No sé si vieron
las películas, son mis chistes animados, en dibujo animado. Duran
diez segundos, quince segundos... hasta un total de 300 minutos de
animación que se hicieron. Por supuesto, yo pedí nada de diálogo,
solamente efectos sonoros y música. Son películas mudas con efectos
sonoros, del personaje se oyen los pasos y la música de fondo a
veces. Queda como cine mudo, cine mudo en dibujo animado; queda muy
bien, se hicieron 160 spots [Muster ha declarado 400], de diez
segundos, quince, el más largo tiene un minuto. Se hicieron en los
años setenta, al final de los años setenta, y están vistos en las
televisiones del mundo entero.
MB: Usted
tiene una legión de seguidores y también de imitadores. Entre ellos
podría contarse a Gelmi, Nik, Matt... ¿Qué opina de sus obras?
GM: Esto
lo considero en la mayoría de los casos como un homenaje. En cierta
forma te copian... y quizá el que más me copia es Matt. Me imita en
la forma del color, pero yo lo considero como un homenaje, no me
enfado.
MB: Usted
lleva 33 años felizmente casado... ¿el amor ayuda al humor?
GM: Mucho.
Yo sería más partidario de hablar de ternura. Porque el amor de la
pareja es una cosa muy particular. Yo tengo ternura por muchas
cosas, por lugares, por ciudades, por amigos, por objetos, por
animales. Mi definición del humor (no sé si la conocen, pues la he
repetido y está en mis libros) es: «el humor es la ternura del
miedo». La ternura es más fuerte que el amor, porque se comparte y
el amor a veces no. Además, la ternura también se dirige a los
animales, lo cual es muy importante, yo tengo mucho respeto y
admiración por los animales.
MB: Esa
definición de humor la leí en una entrevista que le practicó en 1988
Carlos Ulanovski, a quien le comentó también que usted enumera sus
ideas en cuadernos...
GM: Las
escribo allí primero. Es una especie de telegrama para mí, porque si
no las olvido. Las numero. Yo tengo, tuve, dos formas de trabajar.
Los primeros quince años, primeramente escribía y después abocetaba.
Ahora, primero aboceto, o sea, hay un boceto así, como una
estampilla, pequeñito, y cuando tengo la idea más o menos
desarrollada, ya escribo. Como tengo todas mis ideas escritas,
quedan registradas. Y numero. Numero y fecho. He escrito más de
cuatro mil ideas, y realizado menos de mil quinientas.
MB: Le
quedan...
GM: No,
no. No es que me queden. No es eso. Yo las escribo y si me dejara
llevar por el entusiasmo en ese momento las dibujaría. En cambio,
las dejo reposar y vuelvo mucho más tarde. Así es como si las
hubiera escrito otra persona. Si haces algo hoy y no lo miras
durante mucho tiempo, meses, vuelves a leerlo y no sólo no lo
reconoces: lo puedes juzgar. Es lo que hago, escribo y trabajo con
ideas de épocas antiguas.
MB: En mi
opinión su obra, en conjunto, es un canto a la soledad del hombre
¿estoy en lo cierto?
GM: Estás
muy en lo cierto. Sí, hago la actualidad, pero la actualidad
ancestral, no la actualidad del día a día, de lo que está pasando en
EE UU o en Irak, o en Próximo Oriente. Yo hago la actualidad desde
que el hombre existe. Y desde los comienzos de la existencia el
hombre ha tenido siempre que ver con la soledad, incluso cuando
estás en medio de una muchedumbre cada uno está solo.
MB: ¿Y
cree usted que el único escape a esa situación es la imaginación?
GM:
Einstein dijo que la imaginación era más fuerte que el conocimiento.
Lo dijo Einstein. Si dejas de imaginar se para el mundo. Si dejas de
imaginar, y de crear, se para el progreso. Ahora, si decimos que el
progreso no sirve para nada, dejamos de crear, dejamos de pensar. Y
dejamos sobre todo de imaginar. Si lo hacemos, la humanidad se para.
Es muy importante. Si queremos que la humanidad se pare porque
estamos yendo hacia el desastre, dejamos de imaginar. De eso que mi
admiración por los animales es inmensa, Todos los animales se
conducen por el instinto y se equivocan muy poco; hay muy poco
margen de error si tú trabajas por instinto. Te puedes equivocar si
utilizas la inteligencia, llegas a hacer guerras. Por eso cuando yo
trabajo, trato de trabajar imitando a los animales. Concretamente,
cuando yo escribo me dejo llevar por el instinto, la idea que me
viene la sigo por instinto casi, y dibujo por instinto. Entonces, el
margen de error baja. Y mi concepción es muy lenta, desde el boceto
al dibujo terminado a veces pasan días, semanas, meses, años...
MB:
Además, usted necesita un ambiente especial para dibujar.
GM:
Soledad total. Volvemos a la palabra soledad. No sé quién dijo...
«Nada puede ser creado sin la soledad»... Lo dijo Picasso. Y supongo
que él también trabajaba así. Yo conozco dibujantes que trabajan con
otra gente. Y a mí me gustaría trabajar en un estudio grande, con
otros. Me gustaría mucho; y pasar de mesa en mesa mirando el
progreso de los otros. Pero al mismo tiempo, para crear lo que yo
hago, para dar forma a mis ideas, necesito soledad. Soledad y
silencio. Porque yo la música sólo la pongo cuando las cosas están
solutas, eh... resueltas. Entonces la música me acompaña. Yo tendría
que poner en mis libros: «Con la colaboración de Bach, Vivaldi,
Mozart...» Cuando yo paso a tinta, que es la parte más difícil, que
ahí no te puedes equivocar, pongo esa música, principalmente
barroca, y ellos me acompañan. Gracias a esa música yo me concentro.
No sería una exageración, sería justo que pusiera eso en mis libros.
MB:¿Qué le parece
el esfuerzo de la Fundación General y la acogida que se le ha
dispensado en Alcalá de Henares?
GM: Una de
las cosas que más me interesa de este viaje, de esta oportunidad, es
la perspectiva de crear un museo [el Museo del Humor Gráfico de
Alcalá]. El museo es fundamental y podemos dar un gran paso adelante
en “dotar de carta de nobleza” (pues no la necesita) a esta
profesión de autor de humor gráfico. Se puede ir muy lejos con u
museo, pues no solamente sería uno de los raros museos que hay. Hoy
hay pocos en el mundo, como por ejemplo el de Schulz en Santa
Bárbara, pero se acaba de cerrar uno que estaba en Georgia, y el de
Boca Raton en Florida. Yo éste lo vi construir y lo visité, y tenía
joyas: los primeros Mickey Mouse, los primeros dibujos de Iwerks que
hizo para la primera película. Después, hay un museo de dibujo
humorístico en una ciudad italiana, Tolentino, que muy poca gente
visita. Hay otro en Bélgica, y en Suiza, en la ciudad de Vasel... En
total hay muy pocos. Y aquí, en Alcalá, se podría hacer una cosa muy
buena, porque se podría hacer bastante oficial y podría ser un lugar
de exposiciones, encuentros, conferencias, difusión y, si las cosas
se hacen bien, se puede ir muy lejos. Es la idea que más me interesa
este año aquí en Alcalá; ya ayer visitamos el lugar y se podrá hacer
algo magnífico. Con una calle peatonal que pasa delante del museo,
como soy anticoches... y me gustó que en ambas puntas de la
calle hay nidos de cigüeñas. Es un lujo, no se puede pedir mejor.
JAP:
Usted se fue muy joven de Argentina, pero ¿ha mantenido lazos
profesionales con los grandes argentinos?
GM: No
solamente profesionales. Yo voy cada año a la Argentina y me
encuentro en lo posible con los colegas. Sobre todo con uno, que es
el que más edad tiene, que lo nombramos antes, Osvaldo Ferro. Tiene
85 años. Dante Quinterno tiene 93, y vive, pero a él no lo veo, veo
a Ferro, a Garaicoechea, a Caloi, a Fontanarrosa. Ellos son, como
dije yo, y así se publicó: “Hermanos de tinta china”. A ellos los
voy a ver regularmente todo lo que puedo. Eso por el lado
profesional, luego están los amigos de la infancia, irreemplazables,
y la familia. Tengo una hermana allá, con cuatro hijos, sobrinos,
nietos. Argentina es una patria de infancia, recuerdos, que yo viví
desde mi nacimiento hasta los 23 años. Yo no me fui de Buenos Aires,
yo me fui de mi barrio...
MB:
Incluso ha seguido guardando fidelidad al equipo de fútbol
verdolaga, Ferro Carril Oeste.
GM: Era
simpatizante. Ahora soy hincha.
JAP:
¿Considera que en su obra de toda la vida conserva parte de lo que
dejó en aquel barrio de pequeño?
GM:
Creo que sí,
lo llevo a cuestas. Cuando yo tenía 17 años y hacía dibujos con más
ingenuidad, con mucho romanticismo, una chica me dijo: «Qué lástima
que cuando crezcas te vas a perder esta espontaneidad y este
romanticismo que tienen tus dibujos. Y para mí fue un desafío. Trato
de seguir dibujando, a los 70 años, con esa ingenuidad que yo tenía
a los 16. |