«
BRIBONES.
El Torres,
RyP, Lorente, Castillo.
Sulaco
ediciones, mayo de 2001.
Como núm. 3
de su ecléctica colección sin nombre (en la que coinciden Alan
Moore, Sergio Bleda, Suki o Art Brooks) la corajuda editorial
Sulaco insiste con la fantasía heroica en un mercado que
parece torcer el gesto ante el género.
Con todo,
Bribones funciona como un mecanismo de relojería, fiel a su
tic-tac.
El “tic”,
Juan José Rodríguez y Pérez, es optimista y abundante,
excitante y primordial, y dibuja con insultante facilidad.
Ocurre que existe una incomprensible tendencia, por parte de
la crítica de historieta, a rechazar el dibujo barroco. Craso
error, la eficacia no está reñida con el horror vacui.
Es innegable que RyP dibuja renqueante y sucio en las primeras
páginas del álbum, mostrando algún defecto de principiante.
Mas, según se avanza en la lectura, se va descubriendo que la
ciudad Gerada está llena de rincones, que las atmósferas son
realmente opresivas, que hay una buena planificación en
general y que todavía hay es posible encajar 12 viñetas por
página en un tebeo. Aleluya.
RyP da vida
a la fantasía heroica, sus héroes son imponentes, sus mujeres
voluptuosas, y a sus escenas de acción les sobra trepidancia
(véase el chapuzón con los cocodrilos). Es una suerte de
Cadelo a la española que es capaz de resolver cualquier
situación y que no necesita de muletas informáticas (el color
de Castillo no refuerza la obra de RyP, a mi modo de ver). Su
sustitución en las páginas finales, por Loren Lorente, quien
es el encargado de terminar el 17% de la obra, resulta
demasiado evidente, perdiendo Reshef (el villano) toda su
presencia terrorífica.
El otro
compás, el “tac”, es El Torres. Obstinado narrador desde sus
comienzos (ya combatía en la arena de la fantasía heroica a
finales de los ochenta elaborando historietas de esta índole
para el fanzine cordobés Androito Ke-Ke Cómics), que
sorprende por su capacidad para erosionar el tópico en
entretenernos con una narración fluida, engarzada con chanzas
y a la que imprime constantes cambios de ritmo. Su lenguaje es
esencial, efectivo, y define con escasas pinceladas a otros
personajes aparte de Bram y la Comadreja: el humor
(inolvidable ese cristal irrompible, o la confesión de Rata, o
Clavius trastornado en la posada) y el horror (la venida de
Reshef, el terrorífico fin de la Geriatrix).
En fin, de
poco vale tanta argumentación. Por una parte: es fantasía
heroica, y eso condiciona al lector español, al parecer.
Dependiendo de los prejuicios de cada uno y de lo que
realmente busca el lector para llenar su ocio, Bribones
será: grades tetas, socarronería, gore y Apocalipsis. O
será: buen dibujo, inteligencia, acción y una buena historia.
Tú eliges.» |