Cuando estamos
iniciando la conmemoración de los 400 años del Quijote y ante la crecida
de nuevas ediciones de la novela de Miguel de Cervantes que viene, como
si se tratara de un nuevo boom literario, cabe recordar que esta
obra fue para varias generaciones de después de la guerra uno de los
libros básicos de lectura escolar. Por supuesto, adaptado.
Basta con revisar los
anaqueles y cajones de los libreros de viejo para comprobar que aún
corren por ahí docenas de adaptaciones escolares o juveniles, que no
siempre es lo mismo, de Don Quijote de la Mancha.
Antes las de las editoriales Calleja, Hernando, Araluce, Bruño, Luis
Vives, después las de Juventud, Mateu, Aguilar, Everest, La Galera,
Anaya, por proponer ejemplos. Ninguna mejor que la otra. Y si acaso
alguna es destacable ello se debe a la encuadernación e ilustraciones, a
su presentación general, y nunca a la adaptación, que como tal es
siempre deficiente cuando no mala. En tanto que adaptar implica
«modificar una obra (...) para que pueda ser difundida entre otro tipo
de público o para que pueda ser transmitida por un medio distinto del
pensado originariamente» (María Moliner. Diccionario de uso del
español)
Desgraciadamente, y
tal y como ocurre con otras muchas obras de la literatura universal, y
pienso en el propio Cervantes y en las obras de Swift, DeFoe, Walter
Scot, Melville y tantos más autores, a los que se ha dado en titular
como “clásicos” –-categoría que actúa como posible coartada para lo que
algunos simplistamente consideran como libros aburridos--, Don
Quijote es una novela poco y mal leída y casi siempre en versión más
o menos adaptada ya sea para niños o adultos. Y es preciso entender que
en una gran cantidad de ocasiones no sólo se adapta el argumento, la
narración y los diálogos en función de los presuntos lectores sino que
también se recorta el original de todo lo que al editor de turno le
parece que es texto que “sobra”
Cuando no se trata de
adaptaciones damos con las ediciones cultas de Don Quijote de la
Mancha, ediciones comentadas, ediciones anotadas, ediciones
interpretadas, por académicos de la lengua, por catedráticos, por
filólogos, por semiólogos o cuando menos por escritores de pro. Y
algunas veces ornamentadas con sólidas ilustraciones. Ediciones que en
nada interesan al lector medio, al lector de a pie, que quizá hasta
compre alguna de ellas y que ojeará sus láminas pero que nunca la leerá.
Y parece que esa es la suerte común de tan espléndido libro y de su
autor, relegados ambos a un mítico campo elíseo de la cultura en el que
permanecen como referentes de una nobleza antigua, que sabemos poseer
pero que preferimos guardada con las otras “antiguallas” de tiempos
mejores que forman parte de esa herencia de los españoles todos.
También están las
ediciones “de adorno”, esas que se presentan en papel de peso, impresas
con letra mediana o grande, acompañadas cuando hay suerte de las
ilustraciones de Gustave Doré o de Salvador Dalí y cuando no de guaches
o acuarelas de ilustradores menores que pretenden un puesto en el
parnaso a costa de la obra de Cervantes. Son esas ediciones
encuadernadas en falsa piel e incluso a veces hasta en piel de vaca, con
falsos estampados de hierros dorados, falsos nervios y tipos de letra
pretenciosos, dando forma a un producto –-que no a un libro— destinado a
la estantería del salón comedor junto a otros volúmenes similares de la
Divina Comedia, La Ilíada, Los Miserables, El doncel de Don Enrique
el Doliente y/o las poesías completas de Lorca. Libros con los que
se intenta dar lustre y brillo a muchas casas de clase media e incluso
alta.
Más allá de estas
ediciones nos quedan las más normales, más de batalla, muchas veces de
bolsillo en rústica mal encuadernada. Ediciones que dan en letra
apretada y minúscula, para aprovechar mejor el papel y no encarecer el
precio, una versión simple de Don Quijote de la Mancha.
Suele ser este el ejemplar que a veces vemos en manos de los estudiantes
de español extranjeros en España y es esta edición común la que podría
recomendarse a cualquier lector que desee serlo por el solo placer de
leer.
Adaptaciones de Don Quijote al cómic
Cuando la adaptación
del Quijote no se hace para la escuela o el campo de las lecturas
didácticas, entonces el planteamiento editorial más común es la
apropiación de la obra por editores interesados en convertirla en una
novela juvenil. Ello forma parte de la mecánica por la que muchas
editoriales tienden a apoderarse de todo tipo de obras literarias, sobre
todo si están libres de derechos, para convertirlas en parte de su
catálogo de “clásicos ilustrados”, “lecturas clásicas juveniles”, etc.
Así, mediante la adaptación de la novela de Cervantes, se
han realizado numerosas ediciones que han convertido las andanzas del
hidalgo manchego en una novela juvenil de aventuras.
En el campo de
investigación y trabajo sobre la prensa y la literatura infantil y
juvenil están también los cómics que adaptan Don Quijote de la Mancha,
materia muy poco conocida pese a que pueden documentarse diecinueve
ediciones para los últimos sesenta años, pudiendo existir alguna otra
aún no localizada. En general son malas adaptaciones, que traicionan el
espíritu y la letra de la obra de Cervantes sin que tampoco se logren
cómics medianamente aceptables en su lenguaje ni tampoco en su expresión
gráfica. Y es que con el cómic ocurre lo contrario que con la obra
literaria, ya que ésta confía su interpretación a la capacidad de
imaginar que cada lector tiene, mientras que el cómic es un medio
concreto y explícito y solo los grandes autores del mismo saben y pueden
recrear un texto en una versión propia, que cuando se logra tampoco es
la obra original.
El sistema de
representación del cómic también es diferente respecto a la función que
cumple la ilustración respecto a la obra literaria, ya que el sistema de
imágenes que ilustra un texto lo concreta pero al mismo tiempo ofrece la
posibilidad de una segunda lectura, que será paralela o divergente del
texto pero que abre la imaginación del lector y le da la posibilidad de
recrear virtualmente el de la obra en su mente. En cambio, la adaptación
al cómic fija la acción y el texto al papel en una representación
gráfica y literaria muy concreta: con un dibujo específico propio del
dibujante y con unos textos sintéticos extraídos o adaptados de la obra
original. Esta representación que se ofrece en el cómic impide y bloquea
la posibilidad de que el lector recree virtualmente la obra, ya que la
formulación específica que tiene en las manos y que visualiza/lee impone
su sistema de signos representativos y anula cualquier posibilidad de
imaginar la historia de otra forma en el acto de la lectura. Y tanto da
que el cómic sea bueno o malo en tanto que medio, ya que entonces
hablaremos de una buena o de una mala adaptación pero nunca de un
Quijote auténtico.
Y es que la
capacidad que el lector puede tener para recrear y visualizar en su
imaginación las andanzas de Don Quijote cuenta poco en el caso de la
adaptación al cómic. Ya que antes y más allá que el texto original y las
capacidades del lector están los condicionantes que el lenguaje
expresivo del cómic impone: La selección por el dibujante o el
guionista-y-dibujante de una serie de episodios y situaciones
significativos de la obra que se adapta, cuyo desarrollo mediante
elipsis narrativas –-en las que se juega con el espacio y el tiempo-- da
forma a una narración secuencial; ello implica la necesidad de exagerar
la importancia de unos episodios sobre otros. Esta selección de
episodios permite que el cómic pueda tener menor extensión en número de
páginas que la obra que se adapta, de acuerdo con las imposiciones de la
industria; pero al fragmentar y mutilar el texto original en aras de su
“comprensión” también se simplifica la complejidad de la línea narrativa
original y no digamos ya el estilo del escritor.
Todo ello lleva
también, y me refiero en general a la adaptación de cualquier obra
literaria al cómic, no solo Don Quijote de la Mancha, a la
esquematización de los personajes, que suelen perder sus matices para
ser convertidos en buenos y malos, guapos y feos, dramáticos y
graciosos, etc. Y a marginar aquellas partes de la narración original
cuya densidad superaría las posibilidades de la narración gráfica, el
cómic, hecho a la “medida” del presunto mercado.
Don Quijote: un cómic de aventuras
A la vista de los
cómics de Don Quijote localizados, difícilmente se puede valorar
positivamente alguno de ellos, en tanto que ninguno logra trasvasar con
acierto la obra literaria al lenguaje del cómic. O dicho de otro modo:
las adaptaciones de esta obra al cómic adolecen de ser absolutamente
planas y esquemáticas, lo cual debe ser tenido en cuenta ya que estos
cómics no sólo no recrean ni interpretan con acierto la obra si no que
además la traicionan.
Ello se debe a que
las adaptaciones en cómic dirigidas a posibles lectores infantiles y
juveniles, ofrecen un Don Quijote trucado, más falso incluso que
las adaptaciones escolares del mismo, las cuales omitían numerosas
partes de la obra maestra, mientras que estos cómics añaden a la omisión
el falseamiento de los personajes que quedan convertidos en monigotes
--peor o mejor dibujados-- que deambulan como títeres por unas viñetas
que con escaso acierto pretenden mostrar al lector los interiores, los
ambientes y los paisajes de Castilla, Aragón o las Andalucías del siglo
XVII. Mientras que la historia narrada queda convertida simplemente en
las ridículas y tristes andanzas de un perturbado que cree ser un héroe,
sin mayor dimensión ni profundidad.
Para mayor
agravio, el lenguaje narrativo de Cervantes se resume, adapta o
reinventa en las adaptaciones al cómic. Y el idioma se transforma, casi,
en jerga. Un ejemplo, allí donde se inicia la primera salida de Don
Quijote en la novela el texto dice:
«Y así sin
dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le
viese, una mañana antes del día (que era uno de los calurosos del
mes de julio) se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante,
puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y
por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo
contento y alborozo de ver con cuanta facilidad había dado principio
a su buen deseo.»
Pues bien en la
adaptación al cómic realizada por Bruguera en 1977, y después recogida
por Ediciones B --una de las más conocidas, con tres o cuatro ediciones,
numerosas reimpresiones y cientos de miles de ejemplares difundidos--,
la primera salida de Don Quijote se resuelve en una viñeta en la que
aparecen en primer plano la sobrina y el ama, que miran con cara de
asombro la marcha del protagonista (al que no se ve por estar fuera de
cuadro), con un texto de apoyo que narra:
«Y así fue
como, un buen día, tras tomar el nombre de Don Quijote de la Mancha,
tomó su rocín y sus armas...” mientras que el ama exclama
en un bocadillo de la misma viñeta “¡Santo Dios bendito, pero si
se larga! ” y la sobrina apostilla “¡En busca de
aventuras!»
Es
así como la adaptación de Don Quijote al cómic reduce la obra a
un relato de aventuras disparatadas con toques de comicidad, que no
refleja el espíritu del libro ni en la interpretación gráfica de los
personajes ni mucho menos en la narración de las aventuras del
protagonista. Estos cómics adaptan la novela maestra de forma lineal y
la convierten en un simple digest en el que se intenta sintetizar
lo esencial de la acción, suprimiendo todos los matices, por lo que el
cómic es un simple y pobre resumen, casi un telegrama, de la obra
original. Y ello vale tanto para aquellas adaptaciones que exprimen y
resumen Don Quijote en poco menos de cuarenta páginas, como es el
caso de Hispano Americana de Ediciones, Bruguera, Valenciana o Ediciones
B entre otras, como para los mamotretos poco digeribles, caso de la
adaptación realizada por Ediciones Naranco, que con sus mil y pico
páginas de cómic igualmente falsean la obra de Cervantes.
Se trata de un
problema prácticamente inherente a la adaptación de obras literarias al
cómic, y es que el dibujante de cómics trabaja generalmente en falso
debido al condicionante del peso cultural que la obra literaria tiene y
al hecho de no ser un proyecto personal. En pocas ocasiones el guionista
o el dibujante de cómics se plantearán como iniciativa propia el adaptar
el Quijote, siendo la mayoría trabajos realizados bajo el pie
forzado del encargo editorial. Es generalmente el editor el que se ha
planteado la adaptación o adaptaciones de obras literarias en cómic,
dentro de la búsqueda de nuevos mercados que esta rama de la industria
editorial ha tenido siempre y de la pretensión de lograr respetabilidad
ante los educadores y los padres de familia.
Trivialización de
la obra literaria
Desde estos datos,
los dibujantes adaptan la obra de Cervantes por lo general sin tener en
cuenta las exigencias argumentales y narrativas implícitas a la misma y
el cómo el grafismo debe de estar, en alguna manera, al servicio de la
obra. Al contrario: fuerzan la historia de Don Quijote para amoldarla a
su propio estilo gráfico e imponen su técnica personal de dibujo a lo
narrado. A ello se suma que por sí mismo el estilo del dibujante ya
afecta a la interpretación que hace de la novela (tanto si el guión del
cómic es propio o es obra de otro autor específico pero aceptado por el
dibujante). Y según sea la interpretación de la obra por el dibujante
así será el resultado.
Por supuesto éste un
problema referido y extensible a la adaptación de cualquier obra
literaria, en tanto que la adaptación al cómic puede implicar la
comodidad de un esquematismo que no existe en la lectura de la obra
literaria. Es un hecho que el artista toma decisiones sobre la
representación gráfica desde el momento en que elige qué partes del
original adaptará. Desde estas decisiones y elecciones de qué pasajes
dibujar y cómo dibujarlos quedan eliminadas las opciones del lector y
este recibe un nuevo Don Quijote concreto y específico que no
existiría sin la obra de Cervantes, pero que no es la obra de Cervantes.
Esto nos lleva a las
adaptaciones al cómic realizadas por Perera, Chiqui de la Fuente ó
Espinosa, que son cómicas o mejor jocoserias (según el sustantivo
acuñado para definir el grafismo de las revistas de humor españolas del
siglo XIX), lo cual infantiliza el Quijote bajo el hipotético
planteamiento de convertirlo en una lectura para niños, prisma desde el
que en realidad la obra se trivializa hasta extremos inadecuados. Frente
a estas adaptaciones hay otras, como son los cómics de Torrent, José
Munté ó Juan García Quirós, por ejemplo, que se plantean una adaptación
“seria” que queda en una síntesis escueta que aburre al lector y
convierte la obra en una narración plana y sin emoción.
Según lo anterior
cuanto mayor sea la coherencia en el uso del lenguaje propio del cómic
más lejos nos encontraremos de la versión fiel de la novela. Mientras
que a la inversa, la fidelidad a ésta hará que el cómic sea pobre y poco
interesante en su función como medio. Ante esta valoración del problema
cabe aducir, y así lo hacen algunos comentaristas, --pedagogos,
bibliotecarios y también teóricos de cómics— que el cómic puede
suministrar al lector escasamente alfabetizado una interpretación de la
obra literaria que le permita aproximarse a ésta, a las pasiones de sus
personajes y al pensamiento de su autor.
Ante esta valoración,
cabe volver sobre aquellas adaptaciones de Don Quijote realizadas
por las editoriales Bruguera y Toray según un planteamiento mixto que
ofrecía una adaptación literaria trufada de páginas de cómic. A este
respecto, una de las weblog sobre el cómic más visitadas (La
cárcel de papel) decía hace poco:
«Independientemente de las consideraciones sobre la
infantilidad de los contenidos de los tebeos, es innegable que la
historieta es un medio extraordinario para acercar al niño a la
lectura y al estudio. Gracias a los tebeos, toda una generación se
acercó a los clásicos gracias a las Joyas Literarias Juveniles
de Bruguera o con aquellas ediciones de novelas "reescritas" que
iban alternando texto con historieta cada dos páginas (...)»
Pero
esta argumentación nos devuelve al eslogan que en los años sesenta
propuso el editor de la revista TBO y que el Ministerio de
Información y Turismo hizo suyo: «Donde hoy hay un tebeo mañana habrá un
libro». Este eslogan, además de resultar inútil al propósito que lo
originaba: promover y extender la lectura de las revistas y la prensa
para niños y los tebeos de la época, como parte de la actitud “positiva”
que el dicho Ministerio quería ofrecer a los editores del ramo, es
también falso, ya que libros y cómics son dos medios radicalmente
diferentes que pueden coexistir y complementarse pero no sustituirse el
uno al otro.
¿Bastaría con las
notas expuestas hasta aquí para plantear ante los educadores la
problemática existente en las adaptaciones al cómic de la obra
literaria, y hoy, muy especialmente, de Don Quijote de la Mancha?
Listado Cronológico
de las adaptaciones españolas al cómic de DON QUIJOTE DE LA MANCHA
(Posiblemente existirá
alguna adaptación primitiva al cómic, realizada en los años veinte y
treinta del pasado siglo no localizada. No obstante y en dicho caso se
trataría de adaptaciones incluidas en tebeos de contenido variado, y no
de adaptaciones concretas de Don Quijote con entidad editorial y
título propio. )
-1940
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
realizada en 2 tebeos del mismo título. Barcelona. Hispano Americana de
Ediciones, S.A.
Edición en formato de
cuaderno apaisado de historietas,
en la Colección las Grandes Aventuras. 16 pp.
+
cubiertas por
número.
Interior
impreso en blanco y negro (B/N), cubiertas impresas en color. PVP. 1´50
pts.
Guión: Anónimo.
Dibujos: Torrent.
-1959 / El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
realizada en una colección de tebeos del mismo título. Palencia.
Ediciones Pekadi.
Edición en formato
de cuaderno apaisado, de continuará. 8 pp. + cubiertas por número.
Interior impreso en B/N, cubiertas impresas en color. PVP. 1´50 pts.
Guión: José Furones
O.S.A. Dibujos: Carmelina González León.
-1961
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación doble,
literaria y al cómic en la Colección Historias Selección.
Barcelona. Editorial Bruguera, S.A.
Con formato libro,
alternándose tres páginas de texto con una página de cómic (las páginas
de cómic adaptan la novela y pueden leerse independientemente de las
páginas de texto). 255 pp. Interior impreso en B/N, tapa dura
encuadernado en falsa tela, sobrecubiertas impresas en color
Adaptación de la
novela y guión del cómic: J. Such Carbonell. Dibujos cómic: José Munté
Muntané / Ilustración sobrecubierta: Bosch Penalva.
-1972 / Don
Quixot
Adaptación al cómic de
la segunda parte del Quijote, que se resume en sólo 6 páginas
publicadas en 1972 en
los números 171 y 172-173 en la revista catalana para niños
L’Infantil. Barcelona. Editorial Seminari de Solsona.
Se trata de una
versión voluntariamente primitiva, ya que el cómic no lleva textos
dialogados y las tiras de viñetas llevan al pie grandes bloques de texto
literario. Impresión en color.
Adaptación y
dibujos: Florenci Clavé. Versión catalana: Núria Toram.
-1972
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación doble:
literaria y al cómic en la Colección Historias Color. Barcelona.
Editorial Bruguera, S.A.
Versión en formato
libro, alternándose tres páginas de texto con una página de cómic (las
páginas de cómic son en total 30 y pueden leerse independientemente de
las páginas de texto). 123 pp. Interior: texto de la novela impreso en
negro, páginas de cómic impresas en color. Encuadernación en tapa dura
con cubierta impresa en color.
Adaptación de la
novela: Mª Teresa Díaz. Guión: José Antonio Vidal Sales. Dibujos cómic:
Juan García Quirós. Ilustración cubierta: Bosch Penalva.
-1973
/ Don Quijote
Adaptación al cómic
publicada de forma seriada en los números 60 al 65 de la revista juvenil
Trinca. Madrid. Editorial Doncel.
Se trata
de una versión que sintetiza un fragmento de la novela de Cervantes,
hasta el momento en que Don Quijote se interna en Sierra Morena. Se
publica un número variable de páginas, entre 5 y 0, en cada uno de los
números citados de la revista. Impreso en color.
Guión: Nydia
Lozano. Dibujos: Leopoldo Sánchez.
-1973 / Don
Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
publicada de forma seriada en la revista infantil Piñón a partir
de su número 46, bajo el epígrafe “Versión escolar”. Madrid. Editorial
Magisterio Español, S.A.
Versión en la que
el cómic no lleva diálogos en bocadillos en las viñetas, que son
sustituidos por bloques de texto literario. Se publican 4 páginas en el
centro de la revista para facilitar su posible colección y
encuadernación aparte. Impreso en bicolor y en color cada dos páginas
alternas.
Guión: Anónimo.
Dibujos: Francisco Blanes.
Producción de la
agencia española de cómics Ibergraf, ello explica el que poco más tarde
se volviera a publicar la misma versión en cómic en Chío,
suplemento infantil del diario El Alcázar.
-1973
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación mixta,
en la que el cómic se dibuja sobre fotografías que se utilizan como
fondos. Oviedo. Ediciones Naranco, S.A.
Cada página está
formada por varias viñetas dibujadas sobre fondos fotográficos de
lugares de La Mancha, Andalucía, Aragón, etc., con la pretensión de dar
mayor veracidad y realismo documental a la adaptación. La historia se
narra fundamentalmente mediante grandes textos literarios encerrados en
cartelas y con pocos diálogos en bocadillos. La técnica mixta utilizada
funciona mal y al avanzar la narración domina el peso de los fondos
fotográficos sobre el dibujo de cómic, que es humorístico y sigue el
estilo jocoserio, que se extrema hasta la exageración. Esta versión del
Quijote se publicó en formato fascículos. Cada fascículo tiene 20
pp. + cubiertas. Impreso en color. El total de la adaptación son 66
fascículos, con 1320 páginas, que encuadernados forman 6 tomos.
Adaptación, dibujos
cómic y fotografías: A. Albarrán y A. Perera, y equipo [si bien el
nombre de los dibujantes y los realizadores es omitido por la
Editorial]. Supervisión: Guillermo Díaz Plaja.
[Posteriormente esta
adaptación al cómic de Don Quijote se volvió a editar en formato
de álbumes y libros utilizando los mismos materiales. Actualmente está a
la venta en una edición de 8 volúmenes que forma parte del fondo
editorial de una empresa que comercializa libros y cómics por catálogo]
-1977
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
publicada en tebeo en la colección Joyas Literarias Juveniles.
Barcelona. Editorial Bruguera, S.A.
32 pp. + cubiertas.
Impreso en color. PVP. 25 pts.
Guión: Cassarel.
Dibujos: Juan García Quirós. Ilustración cubierta: Antonio Bernal
Romero.
-1978 / Don
Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
publicada en diversos tebeos españoles de este año y posteriores.
Impreso en blanco y
negro.
Guión: Gustavo
Alcalde. Dibujos: Cruz Delgado. Producción de Cruz Delgado
-1979
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación mixta,
en la que el cómic se dibuja sobre fotografías que se utilizan como
fondos. Madrid. Sedmay Ediciones.
Cada página está
formada por varias viñetas dibujadas sobre fondos fotográficos de
lugares de La Mancha, Andalucía, Aragón, etc. La historia se narra
mediante abundantes textos, encerrados en cartelas y diálogos en
bocadillos. La técnica mixta utilizada funciona mal y al avanzar la
narración dominan los fondos fotográficos sobre el dibujo de cómic, que
es humorístico y sigue un estilo jocoserio extremado. Esta versión del
Quijote se publicó en formato fascículos. Cada fascículo tiene 20 pp. +
cubiertas. Impreso en color. El total de la adaptación son 7 fascículos,
con 120 páginas.
Creación y
realización: A. Albarrán. Adaptación y fotografía: A. Perera.
[Albarrán y Perera,
secundados por otros escritores y dibujantes, repiten la anterior
experiencia con Ediciones Naranco, reducida a una extensión mucho menor
y con nuevos dibujos]
-1979
/ Don Quijote de la Mancha
Colección de
fascículos. Barcelona. Editorial Bruguera, S.A.
Posteriormente a su
cómic, Cruz Delgado y equipo adaptaron el Quijote en una serie de
dibujos animados, con José Romagosa, S.A. y en colaboración con
Radiotelevisión Española. Cada fascículo tiene 16 pp. + cubiertas.
Impresión en color. El montaje de los fotogramas lo realizó el estudio
gráfico de Bruguera. La colección se compone de un total de 52
fascículos, con 832 páginas. Técnicamente no se trata de un cómic sino
de una fotonovela. Narrativamente, aunque llevaba textos de apoyo
predominaban los bocadillos.
Guión: Gustavo
Alcalde. Fotogramas a partir de los dibujos del Equipo Cruz Delgado.
-1984 / Don
Quijote de la Mancha.
Adaptación al cómic
en álbum. Barcelona. Editorial Larousse.
2 tomos de 48 pp. +
cubiertas. Impresión en color.
Guión: Carlos R.
Soria. Dibujos: Chiqui [José Luis] de la Fuente.
-1984
/ Don Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
publicada en tebeo en la colección Clásicos Ilustrados. Valencia.
Editorial Valenciana, S.A.
36 pp. + cubiertas.
Impreso en color. PVP. 90 pts.
Adaptación: Carlos
de Monterroble. Dibujos: José Grau.
-1987 / Don
Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
en álbum. Barcelona. Ediciones Toray, S.A.
54 pp. + cubiertas.
Impreso en color. Encuadernado en tapa dura.
Adaptación: E.
Sotillos. Dibujos cómic: J. Espinosa. Ilustración de cubierta: Miralles.
-1987 / Don
Quijote de la Mancha
Adaptación al cómic
publicada en tebeo en la colección Grandes Aventuras. Barcelona.
Ediciones B, S.A.
32 pp. + cubiertas.
Impreso en color. PVP. 150 pts.
Guión: Anónimo.
Dibujos: Juan García Quirós. Ilustración cubierta: Antonio Bernal
Romero.
[Se trata del mismo
cómic publicado en 1977 por Editorial Bruguera en su colección Joyas
Literarias Juveniles]
-1989
/ Don Quijote de la Mancha.
Adaptación al cómic en
álbum en la colección Joyas Literarias Ilustradas. Barcelona.
Editorial Planeta-DeAgostini, S.A.
2 tomos de 48 pp. +
cubiertas. Impresión en color.
Guión: Carlos R.
Soria. Dibujos: Chiqui [José Luis] de la Fuente.
[Se trata del mismo
material publicado en 1984 por Editorial Larousse]
-1992 / Don
Quijote de la Mancha
Adaptación doble:
literaria y al cómic en la Colección Novelas Famosas. Barcelona.
Grupo Telepublicaciones, S.A.
Con formato libro,
alternándose páginas de texto con páginas de cómic. 187 pp. (las páginas
de cómic son en total 52 y se pueden leer con independencia de las
páginas de texto). Impreso en negro. Encuadernación en tapa dura con
cubierta impresa en color.
Adaptación: E.
Sotillos. Dibujos cómic: J. Espinosa. Ilustración de cubierta: Carles
Prunés.
[Se trata del mismo
cómic editado por Toray en 1987, al que se ha añadido una adaptación
literaria]
-2003
/ Mi primer Don Quijote en cómic
Adaptación doble:
literaria y al cómic. Barcelona. Editorial Libro Hobby Club, S.A.
Versión en formato
libro, alternándose páginas de texto con páginas de cómic (las páginas
de cómic son en total 52 y pueden leerse con independencia de las
páginas de texto). 187 pp. Impreso en negro. Encuadernación en
tapa dura con cubierta impresa en color.
Adaptación: E.
Sotillos. Dibujos cómic: J. Espinosa.
[Sorprendentemente
para una edición que reclama en su título el ser el “primer Don
Quijote en cómic”, se trata de otra reutilización de los materiales
ya publicados por Toray en 1987 y reeditados en 1992 con el añadido de
una adaptación literaria]
[ Nota del editor.
Por ser este un
trabajo escrito hace un año no contempla las adaptaciones de El
Quijote al cómic que se han aparecido durante 2005. Por esta razón
no se citan en el listado de adaptaciones recientes reediciones como la
de Susaeta, el deficiente tebeo de LibroHobby aparecido este año, El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, o el acercamiento
múltiple que supuso Lanza en astillero, de Sinsentido.
Martín tampoco recoge los tebeos producidos en el extranjero y luego
traducidos en España (caso del tebeo de Clásicos Ilustrados), las
apariciones del personaje en series y ámbitos alejados de la novela
original (como podría considerarse la presencia del hidalgo en
Hazañas Bélicas), las historietas cómicas del personaje que no
resultan de extracción de pasajes de las novelas de Cervantes (las
aventuras dibujadas por Cubero, por ejemplo) o las muchas parodias que
del personaje se han hecho, incluyéndose experimentos tan disparatados
como Don Gilote o la reciente y muy exitosa Mortadelo de la
Mancha (el libro de Ibáñez se ha incorporado varias veces a la lista
de los 10 libros de ficción más vendidos en España).
Para al menos dejar constancia aquí de estas ediciones, se propone a
continuación una galería que recoge algunos de estos 'quijotes' no
contemplados en el artículo de Antonio Martín]:
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