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ACCORSI, Andrés (2000): “Reportajes. Enrique Breccia”, en Comiqueando, # 43, Comiqueando Press, Buenos Aires (I-2000)


[ Imagen: página de Enrique Breccia para la colección Relatos del Nuevo Mundo ]

Pagina de Breccia para Los Relatos de El Nuevo Mundo

«A ESTE ARTISTA FUNDAMENTAL EN LA HISTORIA DEL COMIC LO PRECEDEN SU APELLIDO ILUSTRE, SU FAMA DE SOLITARIO EMPEDERNIDO Y MUCHOS, MUCHOS AÑOS DE NO CONCEDER NOTAS A NINGUN MEDIO DE PRENSA. SIN EMBARGO, DURANTE LAS JORNADAS MDQULTO (CON SEDE EN MAR DEL PLATA) Y GRACIAS A LA INVALUABLE COLABORACION DE CLAUDIO HERRERA, UN SUEÑO DE MAS DE CINCO AÑOS SE HIZO REALIDAD. UN GENIO INDISCUTIDO, UN GRANDE ENTRE LOS GRANDES, ACEPTABA HABLAR FRENTE A MI GRABADORCITO. ESTA FUE MI ENTREVISTA CON
ENRIQUE BRECCIA
AA: Primero que nada, una duda que me carcome: ¿Tu primer laburo profesional es el de La Vida del Che?
EB: Si.
AA: Pero eso no parece el primer laburo de nadie, parece el laburo de un artista que lleva mucho tiempo...
EB: Lo que pasa es que yo venía de la pintura, y lo que hice en el Che tiene mucho que ver con eso. Eso es del '68. Yo tenía... 22 años.
AA: Más allá de la fuerza plástica, hay un cuidado por el relato, por la narrativa, para nada frecuente en un historietista primerizo.
EB: Eso viene porque yo bocetaba algunos trabajos de mi viejo. En Mort Cinder y en otras cosas de esa época, mi viejo trabajaba sobre bocetos míos. Toda la parte del cementerio, cuando aparece Mort Cinder, está hecha sobre bocetos míos. O sea que yo ya tenía experiencia en cuanto a narrativa, a la técnica propia de la historieta. Y con Héctor (Oesterheld) yo ya estaba laburando para Billiken, él en esa época era redactor de Billiken, laburaba adentro de la editorial. Y nos conocíamos, así que tanto él como mi viejo confiaron plenamente en mí para ese trabajo.
AA: ¿Qué hiciste entre el Che y el '74, cuando arranca Skorpio?
EB: Después del Che, me puse a trabajar ocho años para la Fleetway, hacía esas historietas de 64 páginas con dos o tres cuadros por página. Laburé ocho años para ellos, pero con seudónimo, porque no aceptaban que me llamara Enrique Breccia. Y después de eso, empecé a trabajar con Alfredo Scutti, primero con historietas de cowboys, por pedido de los editores italianos, y ya después con Alvar Mayor, en el '77, o '78.
AA: En el medio hay un trabajo tuyo interesantísimo, Thyl Ullenspiegel.
EB: Claro, son los trabajos que hice para la revista Linus: La Conquista del Desierto, con varios guiones míos sobre la guerra de Argelia, una que se llamaba El Amigo, sobre la revolución mexicana... con una parte gráfica más cercana a lo del Che. Y después sí, Thyl Ullenspiegel, sobre una adaptación de Norberto Buscaglia.
AA: Tu cuñado.
EB: Si. Pero bueno, ese fue un proyecto que se abortó cuando llevábamos apenas siete páginas.
AA: En el '77 arrancás con Alvar Mayor, junto a Carlos Trillo. ¿Cómo era tu laburo con Scutti? ¿Tenías o tenés contacto directo con los tanos, o tratás con Scutti y él les vende a ellos?
EB: No, yo trabajo para Scutti y él coloca el material afuera.
AA: ¿Elegís los guionistas?
EB: En general, no. Tuve suerte, porque trabajé mucho con Trillo y mucho con (Guillermo) Saccomanno, que son los mejores, obviamente dejando de lado a Oesterheld, que está siempre un escalón más arriba. Pero no elijo a los guionistas.
AA: Con Walter Slavich también hiciste decenas de series.
EB: Sí, y ahora estoy trabajando también con (Eduardo) Mazzitelli, pero no lo conozco personalmente, no nos vimos nunca.
AA: Cuando yo me fui de Skorpio en el '91, había fácil cinco series tuyas sin editar, esperando su turno ahí, en un placard. Y todo el tiempo seguías entregando nuevas, de modo que Scutti tenía siempre 300 páginas tuyas inéditas en Argentina...
EB: Yo tengo una enorme cantidad de trabajo adelantado, cosa que en cierto modo me ha jodido, porque soy un tipo que ha inundado su propio mercado. Ahora estoy dibujando menos, no llego a las 20 páginas por mes. A veces hago 10, ó 12 páginas por mes, como los europeos.
AA: ¿Te gusta ese formato Skorpio, de la serie que va avanzando por episodios y cada episodio cierra un cachito de la historia?
EB: Sí, sí, es un formato cómodo. Después de Alvar Mayor, la que más me pegó fue otra con Trillo, El Peregrino de las Estrellas. Yo la hice en blanco y negro, pero después se le dio color, como a algulos episodios de Alvar. Y después... los trabajos que hice con guión de Guillermo: la serie Bandidos, todo eso.
AA: Hiciste una con guión de (Ricardo) Barreiro, que estuvo buenísima...
EB: Sí, Avrack el Señor de los Halcones, que tenía la misma cara de Alvar. Esa también se coloreó después, para la edición italiana.
AA: Varios de estos trabajos, como Alvar, o el Peregrino, se publicaron también en España, en Francia...
EB: ...en Bélgica, en Alemania, en Grecia. Por suerte se vio mucho.
AA: ¿Los originales los tenés vos, o los tiene Scutti?
EB: Ni Scutti, ni yo. Los tenía Zerboni, un antiguo socio de Scutti, que está en Italia. Eso se vendió montones de veces, han ganado guita a rolete, pero ni Trillo ni yo vimos un peso. En general, yo no tengo originales de nada. Tengo un par de historias cortas, De Mar a Mar, y todo lo del Sueñero. Nada más. Lo del Che, por ejemplo, fue quemado. Desapareció apenas se publicó.
AA: Tu laburo como artista plástico, ¿fue simultáneo todo el tiempo a tu laburo en historieta, o alternabas entre una cosa y otra?
EB: Fue simultáneo a mi laburo en historieta y sigue siéndolo hasta hoy. Incluso cuando hacía 30 páginas por mes, pintaba.
AA: ¿Te sentís más cómodo en la plástica que en la historieta?
EB: Por supuesto. Yo soy un artista plástico que hace historietas para ganarse la vida.
AA: ¿Nunca viste al comic como un terreno fértil para expresar tu arte?
EB: No, al nivel de la pintura, no. Creo que no es un terreno fértil para la expresión artística, principalmente porque está sujeto a un mercado y a las exigencias de ese mercado. Está la exigencia del editor, hay un marketing... básicamente eso, hay un mercado. Y uno no tiene la libertad que tiene en la plástica, donde realmente se ve la expresión personal de un tipo, en un estado absolutamente puro. No digo que en la plástica no exista un mercado, digo que en la historieta no se puede trabajar nunca con la misma libertad, porque es un medio gráfico condicionado por lo industrial.
AA: ¿Vos tenés una idea de la trascendencia que tiene tu obra a nivel mundial? En todas partes del mundo me encuentro con dibujantes que te tienen allá arriba, entre los grossos-grossos.
EB: Sí, tengo conciencia de eso. Moebius, por ejemplo, me ha elogiado mucho. Incluso cara a cara, tomando un café. Y bueno, me parece bien. Me halaga, por supuesto.
AA: ¿Sentís que parte de tu prestigio viene por portación de apellido?
EB: No, para nada. Yo soy un dibujante absolutamente completo y no tengo un carajo que ver con mi viejo. Y además, es gente inteligente, que sabe perfectamente quién soy yo y quién es mi viejo.
AA: Tu viejo tenía esa misma postura de "A mí no me gusta la historieta, yo hago esto para subsistir"...
EB: Pero ojo, que a mí me gusta la historieta, eh? Lo que creo es que no tiene posibilidades para incorporar una expresión artística pura. No es que yo no le encuentre la vuelta, sino que no la tiene. Pero a mí me gusta la historieta.
AA: ¿Cuáles son tus historietas favoritas?
EB: Qué sé yo... en cosas como El Sueñero me parece que se nota que yo disfruté mucho haciendo historieta. Y de otros autores... no sé, no soy un gran lector... me han gustado cosas de Crépax, de Pratt, de mi viejo, desde ya...
AA: Cuando eras pibe y lo veías dibujar a tu viejo, ¿decías "Yo quiero ser como él"?
EB: No, porque yo no lo veía dibujar a mi viejo. La primera vez que lo vi dibujar, yo tenía 19 años. El tenía un estudio afuera, se iba a la mañana, volvía de noche y yo no lo vi dibujar nunca. Ni siquiera leía sus trabajos, porque él no permitía que entraran revistas de historietas en casa. O sea que conocí las historietas por mi cuenta y de contrabando, con las revistas mexicanas.
AA: Qué loco eso de tu viejo, no? Porque al final, los tres hijos le salieron historietistas.
EB: Y muy distintos entre sí, que es otra cosa muy rara...
AA: Contate algo de tu época en SuperHumor. Me interesa particularmente Marco Mono, que es una historieta con muchísimo subtexto...
EB: Sí, esa la hicimos con Trillo. Con Trillo laburábamos muy bien, había una simbiosis muy grande. Pensábamos más o menos igual en cuanto a casi todo. Necesitábamos charlar muy poco para ponernos de acuerdo en lo que queríamos hacer, porque enseguida sabíamos lo que iba a salir. Y él me tiraba más que nada una idea y yo la desarrollaba y le daba forma de historieta. Carlos es un tipo muy talentoso. En Alvar trabajamos juntos desde el '77 hasta el '83, o sea que nos conocimos a fondo.
AA: ¿Alguna vez te dieron ganas de continuar esa serie? Porque era espectacular...
EB: No, la verdad que no. Después volví a la temática de la América joven, pero con otras cosas, con otros autores.
AA: En Fierro recuerdo tres laburos tuyos más personales. El primero, una joyita, que fue El Reino Azul, con Trillo. Y después, El Cazador del Tiempo, con un guionista hasta entonces desconocido...
EB: Soy yo, ese guionista. Lo que pasa es que yo tenía un contrato con un editor catalán, Toutain, que no quería que yo hiciera los guiones. Y entonces lo engañé, directamente, y firmaba "Márquez", que no existe.
AA: ... y después El Sueñero, con guión tuyo. ¿Eso también se publicó en España?
EB: Sí, del Sueñero se publicó el primer capítulo en una revista de este tipo (Toutain). Después se pudrió todo, el tipo me cagó con la guita, así que dejé de publicarlo allá. Simultáneamente me lo compró (Andrés) Cascioli, así que traje la historia a la Argentina y ya pude darle el cariz que yo quería darle.
AA: Al principio parecía una historia más universalista...
EB: Claro, porque era un trabajo creado especialmente para Europa. No iba a ser publicado en Argentina, o por lo menos, yo no sabía si se iba a publicar acá o no. No podía ponerle muchas cosas locales, porque no las iban a entender allá. Así que, una vez que se cortó el contacto europeo, el Sueñero vino a la Argentina y me pude dar el gusto de incorporarle una temática nacional.
AA: ¿Cómo viviste esa especie de polémica que se generó cuando mucha gente (yo incluído) reaccionó frente a un mensaje muy... militante?
EB: Y está bien, porque era un mensaje militante. Entendido desde el punto de vista de la militancia política, me parece que salió bien. Tenía que generar polémica y en ese sentido cumplió el objetivo.
AA: Hace poco releí El Sueñero y por momentos da la sensación de que estabas descargando una agresión muy fuerte que tenías adentro. Hay mucha violencia, mucha furia contra cierta gente y ciertas ideas...
EB: No, ese es el pensamiento peronista tradicional, nada más. Fue una oportunidad con la que me encontré de golpe. Y curiosamente me la dio una revista que no solamente no comulgaba con esas ideas, sino que no iba dirigida a ese público, sino todo lo contrario. Y aún así tuve esa gran facilidad, esa gran libertad para hacer lo que yo quería.
AA: Una crítica muy frecuente era que, con la aparición de toda esta trama de reivindicación política, la historia del Sueñero se iba desvirtuando...
EB: Pero esas son pavadas, no es así. ¿Por qué "se desvirtuó"? Si yo nunca escribí el decálogo de cómo debía ser el Sueñero del principio al fin... La historia se desarrolló, no se desvirtuó nada.
AA: Visualmente, creo que es el más impactante de tus laburos en blanco y negro...
EB: Si, si. Lo hice con mucha coherencia, con muchas ganas, con mucha alegría.
AA: ¿Cómo fue el libro de Lope de Aguirre que hiciste con (Felipe) Hernández Cava?
EB: Y, eso es lo que te decía antes, de mi vuelta a los ambientes que solía frecuentar con Alvar Mayor. Eso, y después el libro del Quinto Centenario. La de Lope en realidad es media historia, porque originalmente iba a ser publicada en dos tomos, pero el segundo tomo nunca salió. Yo a Hernández Cava nunca lo conocí, nos manejábamos siempre por cartas. Y cuando yo iba por la página 12 del segundo tomo, me escribe el editor, Santaolalla, diciendo que el proyecto se cortó porque él se había enterado -nunca me dijo a través de quién- de que yo estaba publicando esa misma historia en las revistas de Cascioli... mentira, porque acá no se publicó jamás. Y lo tomó como una traición, qué sé yo qué verso me hizo... La cosa es que fue todo una excusa para quedarse con todos los originales del primer libro, los del segundo, y no pagarme esas 12 páginas. Y además se quedó con los originales de otras dos historietas que hicimos con (Juan) Sasturain para la misma editorial (Ikusager): Humo y la historia de la Pampa Vasca... así que me cagó en forma, ese gallego. Y esas 12 páginas siguen inéditas, por supuesto.
AA: Vamos a tu tercera incursión por la temática americana, De Mar a Mar, el libro que hiciste para la colección del Quinto Centenario.
EB: Eso lo escribió un historiador, Cristóbal Aguilar. El tipo me mandaba los textos escritos como en un ensayo, y yo los desarrollaba, tenía que darle una narrativa visual, armar las secuencias, los diálogos, todo.
AA: El color de ese laburo es espectacular, la técnica es...
EB: Es rarísima, porque no hay línea. Está todo pintado en tintas, pero sin líneas negras, sin contornos, los contornos están definidos por el color.
AA: ¿Cómo se te ocurrió hacer eso? Es magnífico!
EB: Y... nada, se me ocurrió. Pero quedó bien, me gustó ese trabajo.
AA: ¿Qué sentiste cuando tu viejo te dijo "Yo también voy a hacer una de Lope de Aguirre"? ¿Se lo tomaron tipo concurso?
EB: No, para nada. Fue una casualidad, y además son trabajos distintos.
AA: Después del álbum del Quinto Centenario, tu producción disminuyó y se concentró en tus trabajos para Eura. ¿Por qué?
EB: Y... un poco porque no había revistas de historietas en Argentina que propusieran una alternativa al material que publicaba Skorpio. Y además, porque me dediqué más a la pintura, que es a lo que apunto. Y a esta edad, ya no puedo meter la misma cantidad de energía en una cosa que en la otra. Tengo que dosificar y economizar valores energéticos, y entonces prefiero meter más mano en la pintura que en la historieta. Y en este momento estoy utilizando a la historieta simplemente como fuente de ingresos. A menos que aparezca algún proyecto que me entusiasme mucho y que pague muy bien, cosa que, por lo menos acá en Argentina, es poco probable para el futuro inmediato. Y afuera tampoco, así que...
AA: Tuviste una breve pero interesante carrera como guionista que escribe para otro, con el Metrocarguero que dibujó (Cacho) Mandrafina. ¿Cómo fue eso?
EB: Surgió a raíz de nuestra amistad, porque con Cacho somos muy amigos. Y queríamos hacer algo juntos, experimentar a ver qué salía. Yo tenía ganas de escribir para Cacho, así que él dibujó. Después dibujamos a medias, con Cacho y con Beto Macagno, varias series con guión de (Ricardo) Ferrari: La Vuelta y el Golem, que fueron varios libros. En algunos capítulos, por ejemplo, yo hacía el lápiz, Cacho la pluma y Beto la tinta, o a veces al revés: Beto el lápiz, yo la pluma y así, íbamos rotando.
AA: ¿Te gustaría volver a participar de algún proyecto de historieta nacional, con otros autores argentinos?
EB: Sí, claro. Ahora tengo un proyecto que es la continuación del Sueñero. No sé cómo lo voy a hacer, ni cuándo, pero hace tiempo que tengo ganas de seguir esa historia.
AA: ¿Sabés si Imaginador va a reeditar algún otro trabajo tuyo? En un momento se habló del Cazador del Tiempo...
EB: Sí, sí, pero no. No creo que se reedite nada más. No sé cómo les fue con las ventas, pero yo ya no tengo interés en esas reediciones.
AA: ¿No te da cosa haber hecho un aporte tan grande a la historieta nacional y ahora ser una especie de "desaparecido" de la historieta, que sigue laburando de esto, pero para afuera?
EB: No, yo creo que son las reglas del juego. En realidad, nunca me puse a pensar en ese tipo de cosas. Pero no, no me da ninguna cosa especial. Parte de las reglas del juego dicen que el tipo que no tiene dónde publicar en su país, trabaja para otros países, y si los de acá no pueden ver lo que hago... no sé, no te digo "me da lo mismo", pero tampoco me preocupa demasiado. Para el público nacional estoy pensando esta continuación del Sueñero que, si sale, será bajo circunstancias muy especiales. Se tienen que conjugar varios factores para que salga, pero tengo muchas ganas de hacerlo.»


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