«¿Y qué otra cosa puede
hacer un hombre?. ¿Acaso no somos todos responsables de la misma tarea
de mejorar la vida?. Yo sólo sé que es un trabajo noble y que hay que
hacerlo.» / Héctor Oesterheld.
En este breve cuento, más que apuntarnos una serie de datos
biográficos, se nos narra, una inmensa nostalgia, los días de amistad y
militancia política entre Mempo Giardinelli, uno de los más
afamados escritores argentinos, y uno de los más grandes escritores de
cómics argentino, Héctor Oesterheld, creador de obras como
Mort Cinder, El Eternauta, Ernie Pike, Watami o el Sargento Kirk,
entre otras.
Se trata del recuerdo, con la añoranza de la distancia ya que
el cuento está escrito en México, de un hombre bueno, en el buen
sentido de la palabra, de un “hombre sabio” en palabras del mismo
Giardinelli, de su influencia, concretamente de la influencia de su obra
en la infancia y juventud de muchos argentinos, de cómo los ideales que
mostraba en sus personajes, en los guiones de sus obras, se hallaban
también en su corazón. Así, por defender sus ideales se convierte en una
de tantas víctimas cuya vida fue sesgada por la junta militar argentina,
en los años 70 y 80.
En este pequeño
cuento es un amigo, Giardinelli, el que rememora con tristeza la “imagen
bonachona”, “las manos de carpintero” de uno de los más extraordinarios
escritores de tebeos argentinos, un hombre que hizo de su vida fiel
reflejo de su obra.
José
Manuel Hinojosa Torres. |