EL REY DE LA PATAGONIA, por Fernando Ariel García
En todas las exposiciones relacionadas con la
historieta argentina, mucho se ha hablado sobre la influencia de
Patoruzú en el desarrollo de una industria editorial que supo ser
pujante y poderosa, pero poco (muy poco) pudo verse del trabajo de
su creador, Dante Raúl Quinterno. Razón por la cual resultó
indispensable, al menos para los amantes de las artes gráficas, la
peregrinación al Espacio Historieta del Centro Cultural Recoleta,
donde la muestra Dante Quinterno y los 75 años de Patoruzú
permaneció abierta entre el 17 de octubre y el 23 de noviembre.
«Hace
30 años que lo único que circula de Patoruzú es la reedición de
las historietas realizadas por el estudio de la Editorial
Universo, que es la encargada de sacar a la calle las tres
clásicas revistas: Andanzas de Patoruzú, Correrías de
Patoruzito y Locuras de Isidoro –comenta Pablo Sapia,
curador del evento y del Espacio Historieta–. Sumándome al interés
de la empresa familiar por celebrar el aniversario del indio desde
antes de la muerte de Quinterno (acaecida el 14 de mayo de 2003),
montamos esta muestra como homenaje al legado de un verdadero
artista popular.»
Las paredes abundan en originales de la mejor época
creativa y comercial de Quinterno, alternando las portadas del
semanario Patoruzú (aquel que en sus mejores épocas agotaba
300.000 ejemplares en pocas horas) con las tiras de "El Duque de
la Mancha", una de las aventuras más apreciadas –y buscadas- por
los coleccionistas. Perfectamente conservados, los dibujos de
Quinterno permiten apreciar su dominio de la tinta y las témperas,
técnicas primarias con las cuales innovó un estilo gráfico
dinámico y sintético, a caballo entre la gestualidad deformada
de
la caricatura y la expresividad dramática de la historieta de
aventuras "seria".
Un sitial destacado de la muestra lo ocupa la tira
de Las aventuras de Don Gil Contento publicada por el
diario Crítica el 19 de octubre de 1928, importante por
introducir en la trama un nuevo personaje, el millonario Curugua-Curiguagüigua,
"joven indio, último vástago de los ‘tehuelches gigantes’ que
habitaban la Patagonia". Al verlo llegar a bordo de un tren
carguero, Don Gil Contento le grita: «¡Por fin llegaste, Patoruzú!
Te bautizo con ese nombre porque el tuyo me descoyunta las
mandíbulas». De acuerdo con la historia oficial, el nombre
definitivo del personaje más reconocido de la historieta argentina
surgió de la mente del periodista Muzio Sáenz Peña, amigo personal
de Quinterno, que le recomendó el cambio inspirándose en la Pasta
de Orozú, una popular golosina de la época.
«Del
material al que tuve acceso, elegí lo más interesante -cuenta
Sapia-, incluyendo originales e impresos de época. Una parte
proviene de la colección particular de Carlos Cossini, encargado
del archivo de la Editorial Universo. Y si bien es cierto que
algunas obras de Quinterno ya se habían exhibido en eventos
privados, ésta es la primera vez que se ofrecen al público masivo».
Del período formativo de Quinterno (1923 a 1936) pueden apreciarse
diversos ejemplos de un altísimo valor documental para desandar su
derrotero plástico, desde las páginas ganadoras del concurso de
Caras y Caretas hasta una historieta infantil para Monos de
Taborda, distintas secuencias de Panitruco (su primera
historieta, con guión de Carlos Leroy), Las desventuras de
Manolo Quaranta, Julián de Montepío (antecesor de
Isidoro Cañones, publicado en La Razón) y Patoruzú
(tiras diarias en La Razón y páginas semanales a todo color
en Mundo Argentino); pero el trabajo más impactante es una
desconocida ilustración publicitaria para Instantina de Bayer (21
de julio de 1935), prototipo de la actual aspirina que daba nombre
a una popular audición musical por LR4 Radio Splendid,
los
lunes y viernes a las 21.30.
Maestro del diseño y exquisito esteta en el manejo
del color, el arte de Quinterno reluce en las portadas originales
de Andanzas de Patoruzú Nº 2 (¡el debut de Upa!) y en un
sector exclusivo dedicado a los famosos Libro de Oro Patoruzú,
hito editorial argentino que acompañara las fiestas navideñas en
más de un millón de hogares en toda América Latina.
«La
muestra intenta abarcar también la obra de Quinterno como director
artístico, razón por la cual incluí cuatro chistes mudos que
vistieron al Patoruzito, probablemente dibujados por Mirco
Repetto (creador de La vaca Aurora); y dos tapas del
playboy más chanta, realizadas por el estudio en los '70»,
comenta Sapia.
A pesar del poco espacio que, paradójicamente,
posee el Espacio Historieta, la exposición abre su juego también
al empresario pionero del mercadeo. Inspirándose en las grandes
agencias de sindicación distribuidoras de cómics de los Estados
Unidos, Quinterno fundó el Sindicato Dante Quinterno en 1935, a
través del cual licenció la figura de Patoruzú con fines
publicitarios: muñecos de tela, almanaques, dijes, jabones,
carameleras, juguetes, prendedores, rompecabezas, discos, un
serial de radio y el primer dibujo animado argentino en colores (Upa
en apuros), que sorprendió al propio Walt Disney por su
calidad técnica.
Esta faceta queda cubierta con las inclusiones del
fotomontaje original para la tapa del Patoruzú semanal Nº
65, con uno de los primeros muñecos realizados del indio; la
portada de la partitura de la ranchera de J. Ramón Pontón y
Baldomero Suárez (década de 1930); el avance del cortometraje, tal
cómo lo publicara La Prensa el 15 de noviembre de 1942; y,
sobre todo, por la gacetilla comercial del Intercontinental
Publisher's Service (en castellano, agosto de 1941), vehículo a
través del cual Quinterno colocó la historieta del indio en el
competitivo mercado estadounidense. Primero en el diario liberal
P.M. de Nueva York, entre 1941 y 1948 (estuvo exhibida la
copia del ejemplar del 22 de marzo de 1942); y más tarde en los
únicos dos números de su propia revista, The Adventures of
Patoruzu, a cargo de la editorial Green Publishing. La tapa
del Nº 1 (joya de 1946) no se conocía en la Argentina.
Fenómeno social que trasciende los parámetros de la
historieta, Patoruzú levanta pasiones encontradas en la arena
ideológica. Quinterno construyó al cacique tehuelche apropiándose
de fundamentales retazos de identidad patriótica, enarbolando
valores como la nobleza, la abnegación y la generosidad, tamizados
siempre por una incorruptible inocencia. Todo puesto al servicio
de una concepción asistencialista del orden social, creando un
ideario que privilegiaba los intereses sectoriales de la
burguesía. Para Sapia, «era
importante que la muestra representara también el sesgo
oligárquico-conservador que se encuentra en la obra de Quinterno y
que convive con méritos artísticos fuera del común de la época. Es
cierto que la historieta tiene toques racistas y xenófobos, pero
se trata de prejuicios que gran parte de la sociedad argentina
tenía en ese momento. Después de todo, Gardel cantó la canción
Viva la Patria en homenaje al golpe de estado del ’30 y no
creo que por eso haya que crucificarlo. Más allá de la discusión
política, lo interesante es acercarse a estas páginas como a
verdaderos documentos históricos, capaces de describir y
reconstruir ante nuestros ojos toda una época».
En este sentido, la exposición incorpora los dos
ejemplos que mejor simbolizan la contradicción innata del único
indio terrateniente, dueño de media Patagonia rebelde. Por un
lado, la tira del 12 de octubre de 1930, en donde Julián de
Montepío apoya y festeja el golpe de estado efectuado por José
Félix Uriburu el 6 de septiembre de ese
año,
diciendo: «Es
por eso que todo argentino que tiene sangre de patriotismo en las
venas, no debe faltar a la magna cita: Hoy, todo argentino debe
concurrir a presenciar el desfile de los ínclitos milicos que nos
salvaron de la tiranía oficialista».
Y por otro, el original de la portada del Libro de Oro Patoruzú
de 1978, donde un ejército de caciques sale literalmente a la
cancha para defender la celeste y blanca.
«Aunque
no lo crean -aclara Sapia-, la tapa del '78 fue incluida por
pedido expreso de la familia, para dejar bien en claro que
Quinterno no comulgaba con la Junta, llegando a retirarles el
apoyo para que el cacique fuera utilizado como mascota del mundial
de fútbol».
Sobre el
cierre, los organizadores auguraron un 2004 promisorio para el
cacique: El estreno del largometraje Patoruzito para el
receso escolar de julio; y la posibilidad abierta de una mega
muestra aún más impactante que ésta. A los 75, Patoruzú tiene todo
el futuro por delante. |