DE LA RISA A LA REFLEXIÓN
Dos
inocentes angelitos mirando, como quien no quiere la cosa, un Playboy,
avisan ya, desde una transgresora portada, que este libro no es
cualquier cosa; es, ni más ni menos, que la respuesta que la humanidad
esperaba para entender las innumerables interrogantes planteadas desde
el 11 de septiembre: un maná caído del cielo humorístico para
comprender y dulcificar estos tiempos convulsos, ya que, los demoledores
chistes de CHUMY CHÚMEZ no son otra cosa que un genial estudio antropológico,
intemporal e imperecedero; lo que explica que sirvan para interpretar
tanto un roto moderno en forma de torres gemelas y guerras apocalípticas
del siglo XXI, como el descosido de la historia que con
palingenésica contumacia se repite.
Esta
necesaria antología de tal vez el mejor humorista gráfico del país,
con 270 páginas llenas de inteligencia, es un recorrido en
blanco y negro y color por todas las publicaciones que han tenido la
suerte de contar con la colaboración de José M. González Castrillo
(para el DNI), CHUMY CHÚMEZ (para la historia); así como una buena guía
para estudiar la evolución del humor gráfico español y de la propia
sociedad española de los últimos cincuenta años en los que, con los más
de treinta mil dibujos publicados por CHUMY, nos hemos exorcizado varias
generaciones de españoles: La Codorniz (donde empezó su vida de
humorista gráfico el 4 de noviembre de 1949), El Alcázar, Madrid,
Triunfo, Hermano Lobo (de la que fue fundador), El Socialista,
Progreso de Lugo, Colpisa, Sábado Gráfico, El Cocodrilo Leopoldo, El
Independiente, El Sol, ABC y Diario 16.
Al
mirar por las viñetas de este intelectual
del humor, como si de un divertido Aleph “borgiano” se tratara,
podemos ver todas las cosas del mundo, a todos los tipos,
prototipos y estereotipos de esos seres que nos llamamos humanos pero
que sólo somos, queramos o no, personajes de CHUMY CHÚMEZ: «Y pensar
que con ese eructo tuyo podrían haber comido 3 niños de la india»,
dice un orondo comensal a un no menos orondo compañero; botón de
muestra de las magníficas
sátiras que dirige directamente a las mandíbulas de explotadores
desalmados, cínicos políticos, banqueros insaciables y poderosos
globalizadores en general, a los que también se encarga CHUMY de
recordarles, emulando a Valdés Leal, el “Tempus Fugit” en
contundentes viñetas, como la que muestra a un estupendo esqueleto con
banda y medalla al pecho. Con sus comprometidas viñetas (ríanse del Novecento
de Bertolucci), nos venga, este “primo de Zumosol”, de esos
viles que van a lomos de los pobres (imagen convertida ya en icono humorístico
del siglo XX, y de la que hay buenas muestras, como no, en esta antología),
a los que él pone en evidencia, señalándolos con su pincel
acusador, y que espetan con enorme crueldad «Sólo piensan en beber» a
un pobre que porta una
pancarta en la que se lee «tengo sed de justicia» o nos ayuda, también,
a soportar con cierto estoicismo la llegada, por la fuerza, del euro,
gracias a chistes como el de una señora con mantilla que dice «y
cuando nosotros seamos Europa, ¿qué estarán siendo ya los europeos?»,
riéndonos así, de las ínfulas europeístas de nuestros gobernantes.
Por
todo esto, y por mucho más, lo mejor que podemos hacer es obedecer,
sumisos, al autor cuando desde el prólogo nos exhorta: «Y, por favor,
no manoseen el libro, cómprenlo.»
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