Si alguien pretende encontrar en este libro un completo
análisis de una época editorial concreta en España, una breve historia
de una de las agencias de historieta e ilustración más importantes de
nuestro país o al menos la biografía de uno de los autores más afamados
de aquel periodo y aquella agencia, se ha equivocado de texto. Si lo que
quiere, en cambio, es tener conocimiento del ambiente en el que se
convivía en la agencia Selecciones Ilustradas, o las anécdotas que
acaecieron a Josep Toutain y su pléyade de dibujantes, puede que
encuentre algo de eso en estas Memorias ilustradas de Fernando
Fernández.
Fernández (Barcelona, 1940) fue durante muchos años uno de
los componentes del equipo de Selecciones Ilustradas, la mítica agencia
catalana creada por Josep Toutain, que desde finales de la década de los
cincuenta abasteció con miles de páginas de historieta (de romance, de
western, de ciencia ficción...) a los distintos mercados europeos
y que, con la creación de su propio sello editorial, Toutain Editor,
supuso uno de los puntales del “cómic para adultos” introducido en
España a finales de los setenta, dando algunos títulos tan
significativos como 1984, Creepy o Comix Internacional.
Desde la desaparición de ese mercado de revistas para
adultos a finales de los 80, y en relación también con problemas de
salud, Fernández se ha dedicado a la pintura, y es en este momento, al
ser reeditado por Glénat su Drácula pintado, cuando esta misma
editorial se ha decidido a publicar lo que a primeras luces parecía ser
un texto fundamental para comprender una época que tan buenos autores
dio y que tanto significó en el intento de reforzar una industria
española del cómic.
El libro no acaba
cumpliendo las expectativas, aunque hay que reconocer que el autor lo
deja claro desde su prólogo: Memorias ilustradas «no es una
biografía ni un libro de memorias” ni “un ensayo sobre dos décadas de
historieta española en Barcelona, ni una crítica social o política de la
posguerra en esa ciudad”. En definitiva, según Fernández, es “tan sólo y
apenas una crónica familiar, un pequeño fresco confeccionado con
imágenes imborrables en mi recuerdo de unos años irrepetibles”. El texto
está dividido en cuatro partes: en la primera Fernández hace un repaso a
su niñez y juventud, lo que más se aproxima a lo que se conoce
estrictamente como biografía, pero con un estilo literario teatralizado
y cercano a la prosa de la novela de bolsillo barata lo cual dificulta
la lectura para el lector no avisado. En la segunda parte comienza a
narrar sus inicios (y los de la propia agencia) en Selecciones
Ilustradas. Realmente no he podido entender qué es lo que diferencia a
esta segunda de la tercera parte, porque básicamente ambas narran
anécdotas de su estancia en la agencia, a no ser que en esta última
mezcla de forma completamente sorpresiva (¿e injustificada?) sus
vivencias con relatos ficticios y narraciones de creación propia que
nada tienen que ver con lo que se venía contando hasta ahora. Mención
aparte merece la cuarta parte, verdadero batiburrillo donde mezcla
curiosidades y anécdotas, mini-lecciones de cómo se hace un cómic, y un
apéndice con términos comunes de la historieta, una relación de los
dibujantes aparecidos en el libro, una mini biografía propia, una
bibliografía...
El libro no solamente
decepciona por lo poco que cuenta y la forma en que lo cuenta, sin
porque además la narración se interrumpe a principios de los años
setenta, antes de que el fenómeno Toutain pase a tener verdadera
importancia y Fernández conozca la edición de sus obras más personales y
conocidas, Zora y los hibernautas y Drácula.
Pero no todo está
perdido para el pobre lector que haya adquirido este libro con la idea
equivocada de encontrar una obra relevante en la historia de la
historieta española. Como bien dice el título, además de hacer un juego
de palabras con la conocida agencia, estas “memorias” están realmente
“ilustradas”. La parte fundamental del volumen y la que realmente le da
importancia de cara al aficionado o historiador, es la abundante
iconografía que acompaña al texto: fotos del autor, de los componentes
de Selecciones Ilustradas, fotografías de referencia, imágenes de las
historietas que hacían... suponen un verdadero aporte al conocimiento de
una época y de una forma de trabajar que hoy prácticamente no existe en
nuestro país.
Por tanto, y ante
la honestidad del autor, hay que darle a este libro la importancia que
se merece: no es una obra trascendente sobre la historieta española ni
sobre la agencia Selecciones Ilustradas, ni siquiera es la biografía
definitiva sobre Fernando Fernández. Pero en el mercado español existen
pocas referencias a esa época, apenas algunos artículos diseminados por
revistas y páginas web, y aunque quizás no sea de la forma correcta, nos
es contada por un testigo de primera mano, con abundantes imágenes que
suponen todo un descubrimiento. Porque no me digan ustedes que ver a los
componentes del estudio disfrazados y simulando poses para obtener
fotografías de referencia para las historietas del oeste no es toda una
experiencia. |