Tebeo editado por la Asociación Cultural de
Amigos de la Narración Gráfica / Atrapaos Comics con una buena edición
de conjunto (encuadernación y papel son estupendos), una cubierta
excelente de gran impacto cromático (obra de Viota) y un trabajo de
realización técnica encomiable: las páginas en las que el discurso se
torna literatura y se narra en prosa, se han iluminado con imagen al
fondo, velada, y con tipografía femenina y luenga.
La historia es de interés por cuanto narra
un hecho que ocurrió, un hecho dramático que hila una red dramática de
aconteceres (un incendio en Santander) entre la cual forcejean los
personajes, y narrándolo con un lenguaje depurado y poético a veces: el
tratamiento del fuego, que en todo momento es poético, como marea, como
bestia con hambre... Cuando Yexus indica en la cuarta de cubiertas que
es una historia a la que lo local le resta alcance creo que está errado.
Yexus no yerra en lo demás. No veas el Yexus: como escribe esos prólogos
y solapas tan correctos, tan contenidos y tan completos, ¡¡luego es
imposible hacer una reseña sin copiarle!!! Yexús lleva la piel del
cordero comentarista sobre la musculatura del lobo periodista. Luego, lo
que me falla a mí es el decurso del discurso, la fragmentación gráfica
de la historia. O sea, que Viota atrapa, luego J.Cobo Levi retiene y
fija a uno a las páginas (es un estupendo dibujante, aunque eso de
disponer ahí un brasero de los setenta para arriba... pues encaja poco,
mejor hubiera quedado uno de carbón con rejilla, que estaban de moda en
1941); luego de un interludio aparece un Niimura nada lustroso (¿a
cuento de qué?), y luego un Baldeón que no acaba de encajar ahí (parece
que no se esforzó más allá del abocetado) aunque cumple sobradamente. De
Vegas gusta el tono, a lo España Gris, que encaja con la historia
narrada, aunque también me parece simplista en su resolución y hubiera
sido preferible un trabajo más oscuro; el Pérez no parece que tuviera
buen día, y, tatachán, luego llega Juan Esteban que encandila, que da
con el modelado preciso, expresionista pero esquemático, casi ácido, muy
bien encajado y muy bien definido, una atmósfera estupenda. Y de nuevo
ocurre algo que desentona: la página del marinero que llora sus pérdidas
por causa del destino (sol, fuego, mareas) y cuya lágrima escapa sola en
viñetas minúsculas... Es magnífico el efecto, pero ¿no contrasta
demasiado con la linealidad narrativa del resto de los autores que
procesionan por medio?
El final también es algo apresurado, como
zanjado demasiado rápido en esa página final en la que el objeto de la
avidez de los niños aparece en medio de la imagen. Si se hubiera
extendido la historia una página o dos más...
Mas, con todo, es un tebeo estupendo, muy bien editado, que da
oportunidad a los dibujantes locales y en general un orgullo para los
cántabros, qué cojones, que no todo el mundo hace tebeos de este tipo,
comprometidos con la historia propia, inteligentes e interesantes.
Chico, es que uno se harta ya de tanta historia intimista sobre "mira
cómo me miro el ombligo tocando temas universales que en realidad son
pajas mentales". |