Granada, posiblemente la ciudad con la mayor
concentración de dibujantes por metro cuadrado, ha dado en estas
últimas décadas tres generaciones de creadores. La primera se reunió
en torno a la revista La Granada de Papel, donde estaban Carlos
Hernández, los hermanos Garrido, Paco Quirosa, Ozeluí o Joaquín López
Cruces, entre otros. La segunda, se formó a través de los hermanos
Bonet, en fanzines y revistas como Jarabe de Palo, Que mal teveo
o Segunda Sonrisa. Miguel A. Moleón, Salva Haro, Andrés
Soria o Sergio García fueron sus máximos exponentes.
El Batracio que ríe
La tercera se está aglutinando desde hace pocos años, a
través del humor gráfico, en la revista El Batracio Amarillo.
Esta revista nació en 1994 con vocación universitaria, concretamente
para protestar por la subida de las tasas académicas. Pero pronto esta
institución se le quedó pequeña, ya casi desde el primer número, que
tenía una tirada de tan sólo 100 ejemplares fotocopiados. A partir de
entonces, paso a paso ha ido creciendo la publicación, tanto en sus
contenidos (con el aumento de colaboradores) como en la tirada, y
también en la mejora de la maqueta y diseño iniciales. La fórmula que
utiliza en su edición es bastante original en el mundo del cómic y el
humor gráfico: es gratuita, regalada en los distintos puntos de
distribución tanto en Granada como en Motril (por ello la publicidad
es uno de los pilares importantes de dicha publicación). Javier Martín
Merlo es el responsable de esta faceta, siendo el otro pilar en la
dirección su hermano, el hombre orquesta Antonio Martín, que ha
utilizado numerosos seudónimos en sus labores como dibujante, siendo
Gato el más conocido y reconocido.
A los anteriores se les fueron uniendo otros autores de
calidad, como JAB (Jose Antonio Bautista) que, con un estilo
minimalista y surrealista dibuja uno de los grandes personajes
granadinos, el niño gilipollas que quería volar. Su recopilatorio,
publicado en álbum, ha sido el primer libro de cómics granadino en
agotar por completo su edición. Hazaña que ha vuelto a repetirse
recientemente, con Pláginas Amarrillas de Enrique Bonet.
JAB era uno de los coordinadores de la revista Bakayaro,
lo cual supuso que algunos autores que colaboraban en dicha
publicación se unieran al Batracio que ríe. Así llegaron J.L. Rubiño,
Lattin Lovers (Peña) o, más recientemente, Javier Botet. Por otro
lado, llegaron también El Bute (Miguel Osuna) y, procedente de Málaga,
Agustín Casado. Para dejar constancia de esta primera época, en 1998
publicaron un catálogo de sus dibujantes que titularon El fútbol es
azín. Al poco, se consolidaría un equipo creativo estable con Alex
Romero, Juan Carlos Contreras, el cordobés que firma El Juan Pérez,
Mesamadero, Carlos Hernández, el gaditano Fritz, Martín Favelis, Pavel
Ortega, el madrileño Malagón y Lola, que ha vuelto otra vez a sus
páginas. Que forman un verdadero equipo lo demostraron al batir el
récord de la tira de cómics más larga del mundo, alcanzando 79,5
metros de longitud. Esta hazaña tuvo lugar en Madrid, frente al Centro
de Arte Reina Sofía.
La revista de El Batracio Amarillo, generosa de
contenidos y con dos portadas en color como rasgo distintivo,
siempre ha practicado un humor light, bastante blanco pero
comprometido socialmente lo que le ha llevado a tener algunos
problemas con ciertas fuerzas sociales, como el alcalde de Motril o
algún empleado de Correos, teniendo que hacer frente a numerosas
querellas por practicar humor. En su modo de hacer, siguen la fórmula
de incluir tanto dibujos como textos, y cuentan con la pluma del
escritor granadino Isacio, que capta muy bien la ironía de lo
cotidiano, y con la del propio director, Antonio Martín, que tiene una
novela publicada.
Su política de expansión.
Cuando en época franquista alguien contaba un chiste de
carácter político, siempre comentaba alguien «lo he leído en La
Codorniz». Pues bien, lo mismo ocurre en Granada, «esto lo he visto en
El Batracio Amarillo». Su edición desaparece literalmente de los
puntos de distribución en dos o tres días, y hay verdaderos
coleccionistas de la revista. Esto ha desembocado en que nuestra
ciudad se le quede pequeña y por ello han decidido "salir" del
localismo granadino.
El salto ha sido doble, al kiosko (donde se vende bien) y,
con un gran esfuerzo editorial, la salida a nivel nacional. Ahora
tienen dos ediciones la local y la nacional, que tiene periodicidad
bimestral, de la que hasta el momento han aparecido tres números. Con
anterioridad, para probar el mercado nacional, apareció un número
especial que tenía portada de Chumy Chúmez, autor que ha colaborado
con El Batracio Amarillo desde el número 20.
El Batracio Amarillo, como editorial, ha ido editando una
serie de álbumes que recopilan el material publicado en la revista.
Jose Luis Rubiño y su profesor Cuécano inauguró estos álbumes. A él
siguieron El Bute (Pa´berse Matao), Enrique Bonet (Pláginas
Amarrillas), JAB (El niño gilipollas que quería volar),
Carlos Hernández (Chucky), El Juan Pérez (Estampas Persas)
y otra vez, El Bute, aunque ahora con una obra erótica, Fricciones.
Recientemente, a comienzo de 2002, se ha abierto nueva colección de
formato más reducido y cuadrangular, la Colección Batracio, que lleva
tres títulos publicados: Juancarlerías (Juan Carlos Contreras),
El Maestro (Pavel Ortega) y Zoocorro (Martín Favelis).
Se les sumará, para el Salón Internacional de Cómic de Barcelona, otra
entrega de Enrique Bonet. Aparte también ha conseguido por primera vez
que una editorial granadina dedicada en exclusiva a la historieta y el
humor gráfico tenga presencia con un stand en la Feria del Libro de
Granada que se celebra en mayo de 2002.
Para el próximo otoño, 11 y 12 de octubre de 2002, se
hallan proyectando y organizando las Segundas Jornadas de Humor
Gráfico en Granada, con la presencia casi segura de Chumy Chúmez e
Idígoras y Pachi, entre otros. Las primeras, también celebradas en el
ámbito de la Universidad, contaron con Peridis y Martinmorales como
máximos exponentes. |