Nova-2,
Glénat España, Barcelona, 2004. Obra realizada
entre 1981 y 2004, sobre guión propio
(con la
colaboración de Felipe Hernández Cava en las páginas 12-14).
96 páginas en b/n y color más cubiertas en cartoné y color: 30’5 x
22 cm.
Fue publicada por entregas
en TOTEM, de Nueva Frontera, núms. 34 a 38; la segunda
parte de "Nova-2" apareció en Rambla, 1 a 5, 9,
10, 13 y 18 (García & Beá eds., 1982). La obra fue recogida
primeramente en el álbum Nova-2 (García y Beá, 1985, ISBN:
84-86195-02-0) y, finalmente,
ampliada para el libro Nova-2 (Glénat España, 2004).
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Las
elecciones democráticas del 15 de junio de 1977 marcaron un punto de
inflexión en nuestra memoria colectiva. Aquel día culminaron las
esperanzas de muchos españoles, pero también se vieron frustradas las de
la izquierda “rupturista” (representada por la Liga Comunista
Revolucionaria,
el Movimiento Comunista, la Organización Revolucionaria
de Trabajadores y el Partido del Trabajo), que sufrió un severo revés
electoral. Desde ese momento, los militantes de estas agrupaciones se
limitarían a nutrir las filas de los partidos parlamentarios de
izquierda, especialmente el PSOE (cuyo número de afiliados pasó, entre
1974 y 1979, de 3.500
a 100.000).
Había sonado la hora del “desencanto”. En sintonía con esa atmósfera, y
muy afectado por el asesinato de John Lennon en 1980, el historietista
Luis García decidió imprimir un giro a su obra.
García
tenía a su espalda una larga trayectoria: en los años 60 había trabajado
para la agencia Selecciones Ilustradas, y en los
setenta había alcanzado
renombre internacional, colaborando con el sello Warren Publishing y
realizando Las Crónicas del Sin Nombre (que, escritas por Víctor
Mora, la publicación francesa Pilote editó en 1973). Poseía un
gran talento para el dibujo, encuadre, planificación e iluminación
dramática; y, además, unas inquietudes fuera de lo común en el medio,
debido al proceso de concienciación que lo aproximó al maoísmo e inyectó
en su labor una profunda dimensión ética, patente en álbumes como
Etnocidio (1979) o Chicharras (1985).
Con
ayuda en los textos del guionista Felipe Hernandez Cava, García había
concebido una nueva serie, Nova-2. Publicada en las revistas
Totem y Rambla en 1981 y 1982, respectivamente, nacía como un
relato de aventuras donde tres personajes muy distintos buscaban un
meteorito en el desierto de Argelia. Sin embargo, tras la muerte de Lennon, el autor modificó este planteamiento inicial para, sin solución
de continuidad, hacer balance de sus vivencias y las de toda una
generación, encarnada en la figura de Víctor Ramos, dibujante de
historietas al borde del suicidio. Un simple giro del destino pondrá en
manos de éste el arma con que cumplir tal propósito. Desde ese instante,
su vida le pertenecerá por completo.
Nova-2 fue, a su vez, el laboratorio de múltiples soluciones
gráficas y narrativas: el lápiz para enfatizar el clima asfixiante de la
ficción, juegos con la tipografía y el collage, inclusión de
planchas de historieta
como contrapunto a lo narrado, encadenados de
secuencias (alguno, por añadidura, con
fundido). Todos estos elementos,
y muchos otros, sustentan la estructura externa del relato. La interna,
en cambio, descansa en la introspección.
El autor puso mucho de sí en estas páginas, llegando incluso a aparecer
en ellas como secundario para vender, sobre el papel, su ideología
revolucionaria a cambio de unos pocos billetes. Uno a uno, bajo una luz
nocturna que remite al mundo del sueño, García va saldando cuentas con
el franquismo y su lastre de complicidad y miedo. Esta intención
catártica otorga a la obra un valor añadido: el testimonial. Hoy en día,
con la historieta autobiográfica tan en boga, deberíamos celebrar la
reaparición (en una edición espléndida y, al fin, completa) de este
clásico del género donde, por encima de todo, se sitúa la autenticidad. |