Tal y
como nos lo cuenta Gaiman en las paginas de Sandman, Lucifer es
el Ángel preferido de Dios, el mas poderoso, el mas bello y el mas
lúcido. El único que fue capaz de oponerse a su suerte siendo por ello
castigado a gobernar en el Infierno, alejado para siempre de la Gloria
del Cielo. El Dador de Luz resulta entonces un personaje por encima de
maniqueísmos infantiles, un cínico al que solo le importa el mismo,
alguien capaz de abandonar su jaula y cambiar el Tártaro y sus hordas
por un bar de Jazz, un piano y una amiga. Lo que Gaiman no permitió que
hiciese Morfeo, deja que lo haga Lucifer, describiendo ambos caracteres
por las acciones de su opuesto...
Cuando acabo The Sandman, los directivos de DC se dieron cuenta
de que Gaiman les había dejado tantos personajes magníficos que no
hubiera sido inteligente no aprovecharse de ellos. Así nacieron The
Dreaming, una desafortunada e irregular colección que narraba
historias centradas en los secundarios del Sueño, dos miniseries
protagonizadas por Muerte (guionizadas por Gaiman), otra con Destino
como escusa, Sandman Mistery Theatre, que recuperaba las
historias del primer Sandman, y Lucifer. Esta ultima serie quedó
en manos de Mike Carey, empezando con un 'numero cero' dibujado por el
espectacular Hampton y que retomaba la acción allí donde se había
dejado. Además se vislumbraba el curso que iban a tomar las cosas:
Lucifer, en su primera aventura como protagonista absoluto, hacia un
trato con Dios, personaje este de tratamiento tan espinoso que hasta
Gaiman había evitado tratarlo directamente. Este pacto antinatural abría
una relación entre Estrella Matutina y el Hacedor que no
tardaría en mostrarnos a los enemigos del Caído y sus motivaciones: los
ángeles fieles a Dios y su envidia hacia Lucifer... por supuesto todo
ello bajo la sombra del 'viejo hijo de puta' y la sensación de que nada
ocurre sin que El quiera que ocurra.
Hasta
el momento, en España ha sido publicado el primer arco argumental de la
serie en media docena de prestigios, agrupados en tres partes. En 'Seis
Cartas Sobre la Mesa' Lucifer se encuentra ante una encrucijada que
resuelve con ayuda de una adivinación. Esta, a su vez, constituye el
motor de los siguientes números de la serie, prestándonos una visión
parcial de lo que va a ocurrir e introduciendo a los primeros
personajes: Los Basanos y su recipiente humana.
En el
trasfondo de la historia Carey hace un alegato en defensa de la
tolerancia sexual, construyendo por el camino la personalidad y
motivaciones de la que será una aliada forzosa de Lucifer. Este, a su
vez, decide desafiar al Cielo de nuevo, usando la Llave de Paso ganada
en el numero cero para abrir una puerta al 'vacío mas allá de la
creación', acto cuya finalidad no se explica en ese momento, pero que
mas adelante será perfectamente lógico. En 'La Casa de las Salas sin
Ventanas' se emprende la búsqueda de las alas que Estrella Matutina
abandono en la serie The Sandman, como símbolo de su dimisión de
su cargo. Son estos números los mas flojos tanto en el guión como en el
dibujo, al menos la parte de la historia centrada en el Dador de Luz,
dejándonos apenas con un detalle o dos que nos muestran las
posibilidades del personaje, que se adivina un manipulador cuyo mayor
don es la palabra. Mientras Lucifer viaja se produce la destrucción del
Lux como consecuencia indirecta de abrir la Puerta, ya que esta actúa
como reclamo para toda suerte de demonios y dioses errabundos, lo que
permite la introducción de unas pinceladas de terror en la saga. Esto es
también una huida hacia adelante de Carey, que al destrozar el refugio
del protagonista le obliga a moverse, a actuar, a revelar sus planes.
Entre
medio de ambas sagas hay un capítulo autoconclusivo que presenta a una
niña que va tomando cada vez mas protagonismo en la serie y que queda
ligada al Dador de Luz por un favor. Carey esta mucho más acertado aquí,
una historia centrada en protagonistas humanos, que cuando toma
iniciativas mas metafísicas, muestra de ello es el papel de los Ángeles
y la ausente descripción del Cielo en el que viven. En los últimos dos
prestigios publicados bajo el titulo de 'Niños y Monstruos' Carey
comienza con la historia, muy buena, de una sacerdotisa maldita para
toda la eternidad, sirviéndose del concepto gaimaniano de los
dioses, seres tanto mas poderosos cuanto mas se les reza, pero que
quedan relegados a una muerte lenta cuando se les olvida. Al final serán
devorados por su misma maldición, perfilando los autores una criatura
realmente terrible, cerrando un círculo que no es mas que un ladrillo en
el argumento de la saga.
Tanto
es así que esta primera historia es sólo un prólogo de lo que luego va a
ocurrir, un paréntesis que nos cuenta el origen de uno de los peones que
el Dador de Luz va a usar en su lucha contra las Huestes Celestiales, en
el episodio posterior y que cierra este capitulo de la nueva vida del
protagonista.
Cuando se lee todo lo publicado hasta ahora en Lucifer, se
encuentra que Carey ha ido sembrando de indicios el camino por el que
iba a ir discurriendo la serie, quizás no haya sido el suyo un trabajo
genial pero si ha desarrollado su oficio de forma mas que correcta. Los
diálogos, los personajes presentados, la narración, el uso de los
secundarios, todo ha funcionado a buen nivel.
Ahora
que se ha cerrado el primer arco argumental, con Estrella Matutina como
rey de su propio reino, Carey debe empezar un nuevo capítulo, vital, en
el que debe elegir cual va a ser el camino a seguir. Ha dejado, eso si,
varias puertas abiertas para los próximos números, tanto las posibles
venganzas de los enemigos que Lucifer ha ido consiguiendo en sus
andanzas (Amenadiel, con un duelo pendiente, la diosa japonesa de la
muerte, cuyas plumas envenenadas aun tienen que dejarse notar, los
Basanos y su desconcertante favor, el padre de la chica y sus celos...),
como la búsqueda de Mazikeen de su cara, o la aclaración del destino de
la niña, posiblemente el personaje mas afortunado de todos los
construidos hasta ahora... La cuestión es: ¿qué hacemos con un personaje
que ha logrado (aparentemente) lo que siempre ha querido? Se lo
arrebatamos todo? ¿Y luego? Lo hacemos aún mas cínico y lo volvemos a
situar en el Lux, o volvemos a impulsarlo para que intente recuperar lo
que fue suyo? Este personaje, que debe vivir siempre huyendo hacia
adelante para ser interesante, no puede apoltronarse, si no seria como
el mismo Dios que desprecia. Por esto, lo que más desconcierta de este
primer arco argumental, y que quizás luego pese en números posteriores,
es que Lucifer logre lo que desea. Entrar a partir de aquí en el juego
de perder y recuperar su posición quizás fuese pueril para la entidad
que estamos manejando. Personalmente, yo hubiese dejado el final de esta
primera saga para el final de la colección.
Volviendo a temas mas prosaicos, aunque esta serie parece estar por
encima de The Dreaming en cuanto a calidad media, no es trivial
la causa por la que esta siendo publicado en España, puede que en
perjuicio de otros tebeos. La única hipótesis válida que se nos ocurre
es que el personaje arrastra a los lectores mas allá de la propia
calidad de los cómics publicados (lo que no deja de ser novedoso cuando
uno se mueve fuera de las aguas «marvelianas»), sobreponiéndose el
carisma del Diablo a la bondad del trabajo de sus autores.
Con la
misma calidad de esta serie es posible encontrar otras en DC, algunas
probablemente mejores, que no encuentran su hueco en el mercado español.
La razón para que esto ocurra, aun cuando la cifra de ventas de
Lucifer en los EE UU parece estar bajando, es que Estrella Matutina
es, ante todo, un personaje de Gaiman, que es mucho mas respetado ahora
que en el momento de la publicación de The Sandman y del que
Norma Editorial sabe que hay ahora mas seguidores, lo cual es un seguro
para las ventas. Un personaje basado, además, en la mas atractiva de
todas las encarnaciones posibles del Caído, la única criatura realmente
malvada de toda nuestra cultura judeocristiana.
En el
aspecto gráfico Lucifer salva casi cualquier crítica que pudiese
hacérsele, ya que desde el numero inicial de Hampton, preciosista como
en el es habitual, el trabajo de Ormston a los lápices ha sido muy
bueno, y también el de Weston, mas detallista, acaso demasiado. Peter
Gross baja el nivel de los otros dos dibujantes de la serie, aunque es
correcto y no desentona demasiado. Las portadas de Fegredo son el único
apartado sobre el que hay unanimidad: son notables en el peor de los
casos.
La critica ha sido dispar con esta colección, ha recibido premios y
vapuleos casi por igual. Ha sido candidata en varias ocasiones a los
Premios Eisner por un lado, pero se le achaca a Mike Carey el querer
parecerse demasiado a Gaiman por otro. En todo caso, las alabanzas que
ha conseguido han ido disminuyendo conforme avanzaba la serie. Las
referidas al guión, al menos. Por supuesto en España aun estamos leyendo
esos primeros números de critica dispar, por lo que el que esto
subscribe, si tuviese que recomendar o no esta colección en estos
momentos, se limitaría a aconsejar la lectura del primer numero y a sus
antecedentes gaimanianos. El continuar puede depender en ultimo
extremo de la atracción que el personaje ejerza sobre el lector. A fin
de cuentas, cuantas colecciones sobreviven con menos de eso? |