Monstruoso.
Naoki Urasawa ( nacido en Tokio en 1960 ) comenzó a publicar
historietas en 1982. En 1985 inició su primera historia de cierta
envergadura, Pineapple Army, editada en España por Planeta-DeAgostini.
Tras ésta, llegaron Yawara! (Cinturón Negro), Master
Keaton (una de arqueólogo aventurero), Happy (con el
tenis como trasfondo), 20th Century Boys
(centrada en la lucha contra las sectas) y Monster, la
serie que hoy nos ocupa.
De
un examen superficial de la obra de Urosawa, se puede sacar una
conclusión que no por evidente deja de ser fundamental a la hora
de enfrentarse a ella: la sorprendente versatilidad de la que hace
gala el autor, sabiendo pasar de un genero a otro sin esfuerzo
aparente.
Así, Monster, su obra mas redonda y laureada (a la espera
de lo que la prometedora 20th Century Boys dé
de sí) se presenta inicialmente como un manga de ambientación
médica para pasar pronto al terreno del thriller. Este será
el genero dominante de la obra pero para nada hegemónico, ya que
la vertiente romántica es tratada con gran habilidad y un cuidado
tono aventurero ayuda a sobrellevar la opresiva atmósfera que
impregna la obra.
Monster es un thriller apasionante, que se lee con
fruición y deja con ganas de más. Su dibujo es de una riqueza
notable , tanto por el detalle que imprime a los fondos
semifotográficos como por la inacabable galería de rostros humanos
únicos y perfectamente reconocibles que el autor nos muestra. Si
en un genero resulta imperdonable la falta de expresividad y de
caracterización común a tantos autores de historietas (nipones o
no), es en el thriller, ya que si uno distrae su
pensamiento sobre la trama que propulsa la historia, lo más
probable es que se apee de ella.
Urasawa utiliza una media de 5 a 8 viñetas por página, con un uso
moderado de las líneas cinéticas y un llamativo gusto por el
efecto zoom para subrayar el valor dramático de las sorpresas que
va desvelando. Una narrativa, en definitiva, que podríamos
calificar como cinematográfica, tanto por el poderoso ritmo
impreso a la obra como por la ilusión de realidad que es capaz de
crear.
Respecto al guión, y a falta de un numero mayor de ejemplares para
valorar globalmente la obra, podemos apuntar que su mayor virtud
esta en que sabe asumir con una agradable falta de pretensiones su
papel como obra de genero, librándose de innecesarias coartadas
intelectuales y avanzando en la historia con pulso firme.
Pese a la muy notable impresión inicial, se intuye ya el mayor
defecto de la obra, defecto común a muchos mangas y comic books
por mor de su necesaria permanencia en los kioscos: la artificiosa
prolongación de la trama argumental.
Si
durante los tres primeros volúmenes, la figura del Doctor Tenma
resulta heroicamente coherente con sus principios, la conversión
de este en fugitivo obliga a una transformación innecesaria en el
personaje cuya única finalidad es hacer plausible sus huidas,
carreras y hazañas variadas hasta la consecución de su anunciada
misión.
Es en esta
premisa tan apreciada por las teleseries norteamericanas (como
El Fugitivo, su referencia mas evidente) donde muchos buenos
tebeos se enfangan y acaban por arruinar la excelente premisa
inicial. Quedan casi treinta meses por delante antes de saber cual
será el destino del Dr. Tenma, Nina o Johan, pero de momento han
captado mi interés, que no es poco. |