En
el mundo de la globalización los comic books americanos han
sustituido a los viejos tebeos de aventuras, a los fumetti, y a las
bandes dessinées más populares y difundidas de la cultura de los
dos primeros tercios del siglo XX. Mientras que los superhéroes
americanos han dejado de lado, arrinconados, a los héroes locales e
incluso a mitos de papel de la envergadura de Phantom, Flash Gordon,
Mandrake, Tarzan, etc. Puede afirmarse, con los hechos en la mano,
que el comic book ha sustituido a los viejos cuadernos de
historietas de aventuras y al tebeo tradicional.
Ahora,
tras la decadencia de aquellos personajes y aquellas publicaciones,
los comic books de superhéroes –básicamente los de Marvel, DC
Comics, Dark Horse, Top Cow, Image y algunos más– se han hecho
dueños de los mercados internacionales y han impuesto una medida única
a la cultura de masas de todos los países. Hoy, los protagonistas
de ese cómic popular, Superman o Spiderman, Batman o los X-Men, se
publican al mismo tiempo, tras su primera edición norteamericana,
en España, Italia, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Grecia,
Portugal y otros países europeos, al tiempo que se han extendido
hasta Oriente y Asia y han llegado, incluso, hasta Japón. Sumando
las ediciones centro y sudamericanas –principalmente desde Méjico,
Brasil, Argentina y Chile–, más las correspondientes a países
tan dispares como Australia, Malasia, La India, etc. Pudiendo
concluir que la presencia de estos cómics y superhéroes es hoy prácticamente
planetaria y global.
Es
así como los superhéroes de papel se han convertido, junto con el
cine americano y las teleseries, en embajadores y representantes
culturales de los valores de la sociedad de los Estados Unidos de
Norteamérica. Por supuesto, hablo de los niveles culturales
correspondientes a los grupos medios de la sociedad, sometidos a una
uniformización cultural implícita al término “mainstream” y
propiciada por el ámbito global que hoy alcanza la historia social
y económica.
De
la tira de prensa diaria al comic book
El
cómic nace en el siglo XIX, en Europa y en los Estados Unidos, en procesos
paralelos pero claramente diferenciados. En Europa en las revistas
ilustradas dirigidas a lectores adultos, desde donde se traslada a
los tebeos infantiles. Mientras que en Norteamérica lo hace en la
prensa diaria de las grandes ciudades. Y en ambos casos con temáticas
diferentes y un desarrollo expresivo propio (si bien desde el primer
momento se produjo una interacción entre el cómic europeo y el
americano.)
Pese
a similitudes e influencias, el cómic americano tomó pronto la
delantera sobre las obras y los autores europeos gracias al temprano
desarrollo de una industria de producción y distribución específicas
(en la que jugaron un papel decisivo los “syndicates”) y al
crecimiento de su prensa, soporte de todo tipo de cómics.
Desde
1896, fecha oficial de nacimiento del cómic Estados Unidos, éste asimilará
modelos y personajes europeos y dará vida a otros propios que son
fruto de la mezcla interracial y multicultural que está en la base
de la sociedad americana de principios del siglo XX, principalmente
con personajes humorísticos.
No
será hasta 1929 cuando, coincidiendo con el crack económico que da
lugar a la gran Depresión, aparecen los primeros personajes y
series de cómics de acción y aventuras exóticas, influidos por la
novela popular (tanto el clásico folletín como los pulps) y el
cine de acción, especialmente los seriales de aventuras y fantásticos.
Desde las selvas africanas hasta el espacio y las aventuras
interplanetarias surgen: Tim Tyler´s Luck (1928, primero con un tratamiento semihumorístico
y a partir de 1932 de aventuras), Tarzan (1929), Buck Rogers
(1929),
Scorchy Smith (1930), Dick Tracy (1931), Brick Bradford
(1933), Radio Patrol (1933), Secret Agent X9 (1934), Flash Gordon
(1934), Jungle Jim (1934), Mandrake (1934), Terry and the Pirates
(1934), etc. etc… todos ellos nacidos para su edición en la
prensa diaria y dominical. Hasta llegar a 1938 con la aparición de
Superman, el primer superhéroe del cómic mundial.
Según
los sociólogos la aparición de estos cómics de corte
“realista” no responde al azar, ya que el desarrollo y auge del
género de aventuras, y su reflejo en el cómic, son fruto de la
crisis de la sociedad norteaméricana, que en aquellos años buscaba
nuevas emociones y nuevos medios de evasión. Así, este tipo de cómics
se generaría –desde un enfoque sociológico por la sublimación
de las tensiones sociales y económicas generadas por la depresión
económica.
Tensiones
que en su versión más folklórica quedan reflejadas en las
fotografías de época que muestran las grandes colas de desocupados
esperando recibir un cazo de sopa gratis; mientras que los ejemplos
de su versión dramática está en los millonarios arruinados que
saltaban desde las ventanas de los últimos pisos de los rascacielos
y en las grandes migraciones laborales que por entonces se suceden
en todo el territorio de los Estados Unidos.
Los
cómics europeos –y antes el folletín y la novela popular habían
estado tradicionalmente protagonizados por niños traviesos,
espadachines, enmascarados, vaqueros, policías, piratas,
detectives, payasos, animales antropomórficos, aventureros y héroes
de todo tipo. Pero nunca la cultura del viejo mundo dio superhéroes.
Ésta fue una aportación netamente americana a la cultura de masas
y su aparición significó el afianzamiento y desarrollo de los
comic books.
Hay
que recordar que si bien en Norteamérica el primer soporte
editorial del cómic fue la prensa diaria y las revistas ilustradas
y de humor, con personajes de la envergadura de Little Bears and
Tigers (serie hoy discutida por algunos estudiosos, en su valoración
de auténtico cómic), The Yellow Kid, The Katzenjammers Kids, Foxy
Grandpa, Happy Hooligan, Buster Brown, Little Nemo, Mutt and Jeff,
Krazy Kat, Polly and Her Pals o Briging Up Father, hasta la aparición
a partir de 1929 de los grandes cómics seriados de aventuras... La
verdadera originalidad de la industria editorial americana fue la
creación del comic book.
El
comic book es un soporte y medio editorial que “inventó” Harry
Wildenberg, al fabricar un cuadernillo de papel de periódico de un
formato aproximado de 25 x 18 cms, que inicialmente recopilaba y
reeditaba comics ya publicados en la prensa diaria; si bien fue
Maxwell C. Gaines el primer auténtico promotor y productor de comic
books, con la publicación de Funnies of Parade en 1933, y en
el mismo año con Famous Funnies.
Pero
no será hasta la aparición del cómic de superhéroes, a finales
de los años treinta del siglo XX, con Superman, creado primero
pensado en la prensa y realizado después específicamente para ser
editado en los comic books, cuando este modelo editorial (similar a
las tradicionales revistas de historietas o tebeos europeos, pero no
igual) se afianza y se establece su canon, que con retoques y
variaciones ha llegado práctica mente igual hasta nuestros días,
gracias al éxito comercial del género de superhéroes.
No
es casualidad que la penetración del modelo del superhéroe en los
comic books y el éxito de éstos en el tejido de la sociedad
Norteaméricana, se produzcan en un momento de especial receptividad
de ésta, y que su triunfo de masas se corresponda con el triunfo
del primer superhombre: Superman.
Superhéroes
y comic books una historia paralela
Superman
recoge la tradición del folletín, de los relatos pulp americanos
de los años 20 y 30 especialmente la colección Doc Savage,
llamado “el hombre de bronce”— y de las películas de acción
de la época. Con el antecedente específico de la novela Gladiator,
de Philip Wylie, (1930), que presenta a un hombre con
superpoderes que ya anuncian los que más tarde tendrá Superman
[ver versión en cómic de Gladiator en la revista Aventuras
Bizarras # 11]
Superman
constituye el inicio de una nueva mitología. Los héroes de los
comic books de los primerísimos años 40 ya no continúan la
tradición de los anteriores héroes de ficción americanos, como
Paul Bunyan o Davy Crockett, sino que transforman dicha tradición
folklórica para incorporar los elementos de la nueva cultura de la
época. Surgen así los superhéroes, con su doble identidad,
vestidos con uniformes de colores vivos, poseedores de poderes
superhumanos, protagonistas de las más extrañas y paroxísticas
aventuras... que pasarán desde entonces a ser parte de la cultura,
de la narrativa y de los sueños americanos... Justo en los momentos
previos a la segunda guerra mundial, cuando el grupo social
americano va a presentar una especial agresividad.
Fruto
de un proceso industrial y comercial particulares, el comic book, y
sus principales protagonistas, los superhéroes, son parte legítima
de la cultura autóctona norteamericana tanto en su versión
editorial como en la proyección artística que mucho más tarde les
dieron los artistas del “pop”. El cómic de superhéroes es algo
netamente americano. Como las bebidas con cola, el chicle, las
majorettes o el béisbol. Y son precisamente estos comic books los
que marcan la mayor diferencia entre la producción editorial
americana y europea de cómics Justamente los comic books serán en
Europa una curiosidad y un producto de importación exótico, hasta
que a partir de los años 50 se convierten en avanzadilla de la
globalización cultural y económica, cuando aún no se había
formulado este concepto pero Norteamérica ya había plantado las
semillas del intervencionismo y del dominio global fruto de la
posguerra mundial.
Este
modelo de cómic, poblado por superhombres y por supermujeres (pero
menos), capaces de las más delirantes hazañas, conectó fácilmente
con un público lector pasivo y cómodo, generalmente niños y
adolescentes que, junto con muchos adultos apenas alfabetizados,
buscaban nuevas sensaciones. Es la “gente de la calle” que surge
de los estratos medios de la sociedad de masas americana en el
primer tercio del siglo XX. A
su perfil sociológico contribuyó proporcionalmente la penetración
de los superhéroes en todos los medios en tanto que parte del nuevo
Olimpo de los nuevos héroes americanos.
El
12 de febrero de 1940 comenzaba en Norteamérica un serial radiofónico
cuya presentación, al inicio de cada episodio, era: «Más rápido
que una bala... Más poderoso que una locomotora... Capaz de
saltar sobre los rascacielos... (y seguía:) ¡Miren al
cielo...! ¡Es un pájaro...!
¡Es un avión...! ¡Es
Superman...!!!»
Para
entonces Superman ya era un mito de masas. Tal y como la publicidad
de Editor Press dirá: Superman es una criatura «nacida en otro
planeta..., lanzada hacia la Tierra por un cataclismo sideral...,
esta criatura de poderes infinitos, mentales, morales y físicos,
opta por trabajar como periodista. Prevé desastres..., resuelve crímenes,
salva vidas con sus recursos sobrehumanos (...) Un cómic que
embarga la imaginación, mueve el corazón y lleva al lector a una
época que está por llegar...»
Su
éxito comercial hará que a partir de ahora, y más allá de la
clasificación del medio por área editoriales, el comic book sea
identificado con los superhéroes, injustamente pero señalando el
protagonismo que estos personajes llegan a alcanzar entre los
lectores americanos. Hasta el punto de que la historia del soporte
comic book y del género superhéroes marchará en paralelo durante
más de medio siglo.
Superman,
el primer superhéroe de los comic books
Superman
fue creado en 1933 en las páginas del fanzine Science Fiction.
Sus autores eran dos adolescentes de Cleveland: Jerry Siegel,
guionista, y Joe Shuster, dibujante, editores del fanzine. Tenían
16 años, eran amigos y vecinos, les gustaban los cómics, no tenían
futuro y compartían las frustraciones familiares de la Depresión y
las esperanzas que ofrecía el New Deal. Juntos plasmaron en
Superman la vitalidad y el deseo de superación de su generación.
Buscando
un medio de vida se lanzaron a la creación de cómics. En momentos
en que el medio estaba experimentando grandes cambios técnicos,
comerciales y expresivos, Siegel y Shuster crearon personaje tras
personaje de nuevo cuño para captar el interés de los diarios y
las agencias de prensa, hasta llegar a su máxima creación,
Superman.
Así,
este superhéroe, origen de todos los superhéroes del cómic, surgió
como la obra de dos jóvenes que se dirigían a un público de jóvenes
con un dibujo nuevo, con muchos elementos tomados de la cultura
popular que los americanos de los años treinta consumían. Tal y
como Steranko ha dejado escrito con gran justeza: “Superman es la
personificación de la última fantasía sicológica adolescente: el
hombre más poderoso del mundo. Se trata de un héroe creado por niños
para niños”
Su
primera aparición tuvo lugar en el cuento ”The Reign of
Superman” (Science Fiction, # 3). Meses después sus
autores pensaron en convertirle en protagonista de un cómic y poco
a poco perfilaron sus características: la procedencia de otro
planeta, la doble identidad como hombre tímido, la profesión de
periodista, la caracterización mediante la capa y el uniforme con
la emblemática S en el pecho, los superpoderes del personaje... El
primer superhéroe de los cómics ya estaba totalmente tipificado,
desarrollado inicialmente en formato de tira de prensa, si bien ante
el éxito de los primeros comic books Siegel lo reformuló como
personaje de comic book. Para finales de 1934 Shuster ya había
dibujado y entintado la versión definitiva de la primera aventura
de Superman... que no se publicaría hasta junio de 1938.
Durante
varios años, entre 1934 y 1938, Siegel y Shuster intentaron inútilmente
vender su obra. Superman fue ofrecido y sucesivamente rechazado por
varios syndicates (agencias de noticias, artículos, pasatiempos y
también productoras de cómics): United Features Syndicate, Esquire
Features, Bell Syndicate, McClure Syndicate ... y también fue
rechazado en el mismo tiempo por los editores de los comic books: Famous
Funnies, Popular Comics, Wow Comics (en este último
caso, julio 1936, el cómic de Siegel y Shuster fue rechazado por
Will Eisner, quien medio siglo después citaba su pifia como ejemplo
de su poca visión como hombre de negocios).
Al
fin, tras publicar algunos cómics menores en la prensa diaria, los
autores lograron en marzo de 1937 que su personaje Slam Bradley
apareciese en el # 1 del comic book Detective Comics,
perteneciente a la compañía editorial National Allied Publishing,
propiedad de Malcom Wheeler Nicholson (que se había asociado con su
impresor y distribuidor Harry Donenfeld). El mismo año las
dificultades financieras de WheelerNicholson le obligaron a ceder
sus intereses a la sociedad formada por Harry Donenfeld y Jack
Liebowitz (que ya habían creado Independent News). La compa ñía
fue rebautizada como Detective Comics, Inc. y Donenfeld se
lanzó a buscar “algo nuevo que pudiese conquistar la atención de
los niños” para su nueva colección de comic books Action
Comics.
Justamente
entonces Max C. Gaines, agente del McClure Sindicate, que había
tenido en sus manos la obra de Siegel y Shuster, ofreció a Harry
Donenfeld el primer episodio de Superman. Fue así como, por fin, se
publicaron las primeras 13 páginas de Superman –creadas en
1934– en el número 1 del nuevo comic book Action Comics (junio
1938), cediendo Siegel y Shuster prácticamente todos sus derechos
por la cantidad de 10 dólares por página.
La
aparición de Superman en Action Comics supuso un éxito
completo e inició una constante carrera de éxitos comerciales que
superó cualquier expectativa que los autores y su fortuito editor
pudiesen haber tenido.
Así, en el verano de 1939 Superman tuvo su propio comic book con su
nombre como título. También en 1939 el McClure Syndicate contrató
el lanzamiento de Superman como tira de prensa para los diarios, y
en 1941 más de 300 diarios norteamericanos publicaban sus
aventuras, alcanzando una tirada combinada de 20 millones de
ejemplares. Lo que llevó a que Superman comenzara a publicarse casi
inmediatamente en otros países (entre ellos Italia, España,
Argentina, Brasil...).
En
1940 Superman tuvo su propio programa de radio. En 1941 los Estudios
Fleisher comenzaron a producir la serie de dibujos animados de
Superman... Una década después se rodaron dos seriales cinematográficos
de Superman y poco más tarde pasó a la televisión. Más seriales
de cine. Después vino la puesta en escena teatral en Broadway. Más
televisión... Otras adaptaciones a diversos medios... Merchandising
de todo tipo... Y por fin el paso a la gran pantalla con la categoría
de superproducción.
[
sigue en la
parte segunda del artículo ]
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