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TEBEOSFERA
\ SECCIÓN
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GOLDEN CH@T
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por
CARLOS M. FEDERICI
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Golden Age: Big Little Books, Stan Drake y Cullen Murphy |
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Golden Age...
¡La Edad Dorada! Todos éramos más jóvenes por entonces; y el
mundo también lo era. Más que un tiempo, un lugar. Un lugar adonde
ir. O adonde regresar. Uno de esos sitios (igual al barrio, que
decía el Gordo inmortal) adonde siempre se está llegando.
La aparición
de varias carátulas de los recordados “Pequeños
Grandes Libros” en notas anteriores motivó a unos cuantos
lectores “nostalgiosos” a solicitarme, vía e-mail, algunas
reminiscencias sobre aquella entrañable colección que supo hacer
las delicias, en su versión en castellano, de un par de
generaciones que hoy por hoy peinan canas (o no peinan nada, en
ciertos casos particularmente desafortunados). Como en lo personal
guardo muy gratos recuerdos de esos coloridos y simpáticos
tomitos, es con gran placer que, una vez más, atiendo las
inquietudes de mis amigos “goldenófilos”.
BIG LITTLE BOOKS (“PEQUEÑOS GRANDES LIBROS”).
Entre
1932 y 1950, la empresa editora Whitman, de Racine (Wisconsin, EE
UU), introdujo la modalidad de los “Pequeños
Grandes Libros”,
una colección de tomitos de 9
por 12 centímetros de formato —determinado éste por ser
impresos en los sobrantes de papel que restaban del tiraje
de las páginas de historietas de los suplementos de diarios
norteamericanos—, con llamativas carátulas en colores y alrededor
de 400 páginas.
En ellos aparecieron adaptaciones de casi todos los
famosos personajes de las tiras diarias, aunque también se
hicieron versiones de películas (curiosamente, figura entre éstas
Lo que sucedió aquella noche, con la pareja Gable-Colbert,
de dudosa pertinencia dentro de una serie destinada a audiencias
infantiles) y de programas radiales, e incluso hubo relatos
protagonizados por héroes exclusivos de los PGL, como
Máximo, el Asombroso Superhombre.
Como norma, se alternaba una página de texto (par)
con la opuesta ilustrada, generalmente acomodando viñetas
originales de las historietas adaptadas. En la década de 1940 se
introdujo la novedad de colocar pequeños dibujos en el ángulo
superior derecho de las páginas ilustradas, realizados a la manera
de los dibujos animados, es decir, con movimientos progresivos
entre una viñeta y la siguiente. Si se pasaban las páginas
rápidamente, deslizándolas con el pulgar, se tenía la impresión de
figurillas en movimiento, atracción que se anunciaba con énfasis
en las carátulas: «¡Véalos moverse!»
Predominaron las historietas que manejaban las
syndicates más poderosas, como King Features y la del
Chicago Tribune. Desde luego, las famosas creaciones de Walt
Disney no estuvieron ausentes, siendo precisamente el ratón Mickey
el personaje que más apariciones registró en la serie. Le seguía
Dick Tracy que, entre paréntesis, fue protagonista del
número 1 de la colección.
Esta dejó de publicarse en 1950, pero su recuerdo
sobrevive en el afecto de todos los que la disfrutamos en la
niñez. Varias páginas de internet están dedicadas a la promoción y
venta de estos libritos, muy requeridos por los coleccionistas. En
nuestro país, Uruguay, conocimos las traducciones que publicaba
la Editorial Abril, de Buenos
Aires —la misma que editó la revista El Pato Donald desde
1946—, con la particularidad de agregarse algunos títulos
(como Saturno contra la Tierra) que no estaban en las
listas de los que se ofrecían en inglés, por proceder de Italia o
de la misma Argentina. |
Descargar documentos de word
con una amplia selección de cubiertas de los Big Little Books
comentadas por el autor de la presente sección:
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VOLVIENDO A LOS
MAESTROS...
Para retomar el tema
principal de estos encuentros, la propuesta es asomarnos a la vida y
trayectoria de otros dos gigantes del género: Stan Drake y John Cullen
Murphy, unidos por el nexo de un guionista común: el brillante Elliott
Caplin, figura clave en la historia de la narrativa secuencial, si bien no
tan conocido del gran público como habría merecido serlo de acuerdo a su
formidable contribución al medio, debido a que su nombre no aparecía en los
créditos, práctica común en ese entonces. Ya nos explayaremos más a su
respecto; ahora veamos lo que tiene que decir de sí mismo Stan Drake:
STAN DRAKE
Stan
Drake, aparte de su indiscutible talento artístico, poseía una apostura
digna de la Pantalla de Plata. Y a punto estuvo de ingresar a la hueste
del espectáculo, pero su destino era otro, y millones de lectores en
todo el mundo lo celebran.
Trascripto
de la autosemblanza que dejó para un Anuario de la National Cartoonists
Society dejó dicho:
«Nací bajo el signo de Escorpio en 1921.
Me criaron en Nueva Jersey. Empecé mi carrera artística a los 17,
ilustrando “pulps” [revistas populares de aventuras y ciencia ficción,
muy leídas en los años treinta y cuarenta]..., nada del otro mundo.
Segunda Guerra Mundial durante 3 años y medio; luego, trabajos de
publicidad en Nueva York. La gran oportunidad llegó en 1953, cuando
King Features lanzó Julieta Jones. Sigue publicándose en más de
500 diarios de todo el mundo [1980]. Gané el premio de la NCS,
categoría tira dramática, en 1969 y 1970. Mi hobby: el golf.
Actualmente me dedico a mejorar mi francés (très difficile).
Vivo en Nueva Canaan, Connecticut. Durante los dos últimos años,
ilustré cursos de golf para la Golf Digest Magazine, más el
libro Touch System for Better Golf, ambos referidos a mi
diversión favorita. Si existiera la categoría “Premios por
Inapreciable Ayuda”, sin duda se los merecerían mis colaboradores
Gil Fox, Elliott Caplin, Bob Lubbers [que dibujó un soberbio Tarzan,
casi a la par del maestro Hogarth], Sylvan Byck y Tex Blaisdell [a
quien los lectores debemos agradecer el inimitable buen gusto de los
escenarios y decorados de Julieta Jones.] Vergüenza secreta: mi
rotulación [lo dice porque su texto está escrito en caracteres de
“bocadillo”, sin mucha soltura.]»
ADDENDA: Stan(ley) Drake era hijo de Alan Drake, un actor
de radio, y, según se decía, él llevaba en la sangre la atracción por la
farándula heredada de su progenitor. Con una apostura digna de un galán
de Hollywood (puede juzgarse por la fotografía que se incluye aquí, la
cual data de los años cincuenta), Drake llegó inclusive a hacerse una
prueba cinematográfica, junto con su novia, siendo ambos veinteañeros.
La Paramount no demostró interés por la chica, pero sí
por Stan, a quien se invitó a viajar a la Meca del Cine en 1941. Allí se
le tomó otra prueba, nada menos que con Claudette Colbert como
interlocutora; salió mejor de lo que él mismo esperaba, al punto de que
el realizador Mark Sandrich —que dirigiera varias de las célebres
películas de la dupla danzarina Astaire / Rogers— lo seleccionó para un
papel en un film de adolescentes, similar a los de la serie Andy
Hardy, que por entonces, y con enorme éxito, protagonizaba el menudo
gigante Mickey Rooney. Contaba Stan Drake que esa noche soñó hasta con
un Oscar... Pero no tuvo en cuenta a los malvados japoneses, a quienes
no se les ocurrió mejor idea que lanzarse sobre Pearl Harbor al día
siguiente, con lo que el atribulado joven debió cambiar las candilejas
por el uniforme caqui. ¡La Segunda Guerra Mundial había arruinado una
carrera más que prometedora! No arruinó del todo al propio Stan Drake,
sin embargo, ya que un oportuno ataque de apendicitis lo libró de ir al
frente.
Lo que perdieron las
bambalinas lo ganó con creces la historieta. Al salir del ejército en
1945, Drake empezó a volcarse a otro de sus grandes amores: el dibujo.
Como alguien le aconsejara que el quid del asunto estribaba en aprender
a dibujar chicas despampanantes, contaba él que «compré varias revistas
de chicas bellas, y pasé noches y noches calcándolas, hasta que logré
dar con lo que las hacía tan apetecibles... Pasado cierto tiempo, ya no
necesité el papel de calco.»
En 1953, Drake debutó con El corazón de Julieta Jones
(llamada en castellano El Diario de una Vida), sobre un
sensible y excelentemente dialogado guión de Elliott Caplin (1913, New
Haven, Connecticut), hermano del famosísimo Al Capp, cuya creación Li’l
Abner (El Chiquito Abner) era por entonces una de las tiras
más leídas en Estados Unidos. Caplin, sin gozar del renombre de su
hermano, fue el responsable de varios de los mejores scripts que
se hayan redactado jamás dentro del género de la aventura gráfica,
brillando también en Ben Bolt, que dibujaba John Cullen Murphy,
lo cual es otro tema de este artículo. «Los diarios estaban
desorientados con respecto los cambiantes gustos de las audiencias, una
vez terminado el conflicto bélico –comentaba Drake–. Julieta Jones
(un antecedente de las ‘sitcoms’ televisivas que habrían de
llegar en años posteriores), fue un éxito resonante, que se publicó en
más
de 600
periódicos, tan sólo en los Estados Unidos». Cuando apareció la
televisión, sin embargo, fue adueñándose paulatinamente de la atención
del público —debido al atractivo de sus imágenes dotadas de sonido y
movimiento, y, más adelante, de color— y las estáticas tiras de diarios
cayeron en el olvido. «¡Somos dinosaurios!», se lamentó el dibujante.
En 1984, luego de algunos intentos poco afortunados de
historietas “sexy” a la europea, Drake se asoció con Dean Young, el hijo
de Chick, para realizar Blondie (Lorenzo y Pepita). Aún
estaba en ello cuando le sorprendió la muerte en 1997.
Drake fue en vida una especie de Casanova. «Mi problema
–dijo alguna vez-, fueron las mujeres. Estuve casado con tres, todas
encantadoras: una pelirroja, una morena y una rubia. Con la primera, no
funcionó bien la cosa. A la segunda, la adoraba, le compré villas y
castillos..., pero me dejó por un alcohólico. Veremos qué ocurre con la
tercera...» Al parecer, él no podía vivir con las mujeres. Pero,
en cambio, supo delinearlas como nadie.
N. del E.:
Drake falleció el 10 de marzo de 1997 en Norwalk (Connecticut), puede
apreciarse una biografía, algún poema y una galería fotográfica en
http://www.drake.org/Stan/Stan.html
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JOHN CULLEN MURPHY
En
la fotografía de la izquierda vemos a John Cullen Murphy en su estudio,
aproximadamente en 1956, cuando estaba en su apogeo la serie Big Ben
Bolt.
Este autor fue nacido en Nueva York,
en 1919, y criado en Chicago. Él mismo recuerda que:
«Concurrí
al Art Institute desde los 9 años de edad. En 1930 nos mudamos
a New Rochelle, estado de Nueva York. Seguí con mis estudios de dibujo
en los Institutos Grand Central, Phoenix y Art Students League, con
estupendos maestros. Pinté cubiertas para Liberty [prestigiosa
revista de la época]. Me uní al ejército en 1940; me enviaron al
Pacífico Sur, donde se me nombró Ayudante de Campo. Pinté retratos de
MacArthur y de otros jerarcas, y también escenas bélicas para el
Chicago Tribune. Después de la guerra (1946), trabajé en
ilustración de revistas, entre éstas Collier’s, Look y
Sports. En el año 1949, con E. Caplin, empecé Ben Bolt
para el KFS. Me casé en 1951 con Joan Byrne, y ahora [ca. 1980]
tengo 8 hijos. Vivo en Connecticut. Comencé a trabajar junto a Hal
Foster en 1970, asistiéndolo con El Príncipe Valiente. Me
nombraron presidente de la NCS en 1979.»
BIG BEN BOLT.
La tira boxística por antonomasia (aunque es posterior a la argentina
Tucho, de 1948), se publicó entre 1950 y 1978, si bien Murphy la
dejó a mediados de los años setenta para dedicarse a El Príncipe
Valiente. Así, él no intervino en lo que podría considerarse uno de
los cierres más insólitos para una historieta dramática: el asesinato
del protagonista, ganador del Nobel de la Paz, a manos de un terrorista.
Neal Adams —el “niño malo” del cómic— fue el ejecutor artístico de esta
anomalía.
N. del E.: J.C.
Murphy aún vive y pueden hallarse más datos y galerías sobre su vida y
obra en las URL:
http://www.comicartville.com/jcmurphy.htm
y
http://www.keefestudios.com/studio/murphy/interview.htm
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Los inigualables
dibujos de Stan Drake merecen más espacio del que dispongo en esta
edición. También hay mucho más, y muy jugoso, para contar de la
vida y milagros de John Cullen Murphy.
De manera que queda establecido el compromiso: en
el próximo Ch@t, más de Murphy y de Drake, así como nutrida
información sobre la obra de ambos. ¡Y más!
Fiat Lux! |
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[
© 2003
Carlos M. Federici, para Tebeosfera 031223
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