Procedente de la rumbosa época de los VILLAGE PEOPLE, los
peinados afro, STARSKY Y HUTCH y otras horteradas macarras
opuestas al fatalismo catastrófico que se reflejaban en
películas como NUEVA YORK, AÑO 2012, ROLLERBALL o MAD
MAX, aderezado todo con la amarga derrota USA en Vietnam,
FORUM publica la nueva versión del presunto icono setentero
de la MARVEL: KILLRAVEN, GUERRERO DE LOS MUNDOS (ya te
vale, chaval).
Bien pensado, quizás esas horteradas, en el fondo, fuesen
una fórmula defensiva para Cuando el destino nos alcance.
Datos
técnicos.-
Título original: KILLRAVEN. Guión y dibujo: Alan Davis.
Tinta: Mark Farmer. Color: GREGORY WRIGHT.
Edita: Forum. Volumen recopilatorio (de 6 números de la
serie de 2002-2003: Killraven Vol. 1) de 144 páginas.
Sólido tomo indeshojable (a menos que lo manipule un
cafre) de 9 €, cuya solidez preconiza su calidad. Portada de A.
Davis coloreada con frío photoshop por Wrigth. Traducido por:
I.M. CALPE y D. ALDEA. Realización técnica: 9 LETRAS.
¿Qué
tenemos aquí?-
Un
turbo / macro / resumen y nuevo vestuario del reputado Davis
(otro afamado hijo de la Gran Bretaña) y el entintador habitual
de ANDY KUBERT, Mark Farmer, sobre el material de 1973 del mismo
título, replanteando situaciones, personajes y relaciones, que,
a su juicio, merecían ser o auspiciadas u obviadas.
Las páginas dibujadas por Davis atesoran cariño (empleó cinco
años en terminarlas) lo cual nos puede inducir a sospechar que
el autor es fan de la novela (o los cómics) y ofrece un tributo
tal como JEFF WAYNE y los MODY BLUES efectuaron en la adaptación
musical.
Ineludible es recomendar la obra por su calidad gráfica y
especial esfuerzo en aportar COHERENCIA a las tramas ideadas por
sus predecesores, lo cual da aliento propio a este trabajo de
Davis / Farmer y evita que quede en lo meramente anecdótico.
Plantea, no obstante, la pregunta de que si Davis obró tan
libremente como deseaba o si se le obligó a ajustarse a unos
patrones existentes, mutilando una creatividad argumental más a
tono con su excelente arte.
¿De
qué va esto?-
Magic mistery tour de unos CURROS JIMÉNEZ
futuretas en lucha contra Marcianos Invasores por el
desolado paisaje de los conquistados Estados Unidos.
Sucintamente, la clásica mitificación norteamericana que
padecieron rebeldes / bandidos como los Younger / James, Billy
El Niño o La Banda del Agujero en la Pared.
El argumento.-
La
Tierra conquistada por los marcianos pretexta a JONATHAN RAVEN,
alias KILLRAVEN (el más mata-mata del futuro), y sus compis
gladiadores (!), fugitivos del circo máximo marciano (!!), a
vagar por las ruinosas urbes eludiendo a todo tipo de cazadores
y rastreadores bélicos marcianos, apiolándose cuanto rival se
les cruza por el camino. Tras una refriega, adoptan forzosamente
a un chaval, JOHN (¿por CONNOR?) e inician su fuga / tour
al estilo LA FUGA DE LOGAN en la que comprueban el
alcance de la tropelía social y carnal sufrida por el mundo
sometido, salpicado por una galería de personajes de difusa
importancia y moralidad, mutados y fracasados.
Killraven es especial, tanto por poseer un dispositivo de
control mental averiado que lo hace indetectable a los escáneres
marcianos como por orear una férrea voluntad rebelde digna de
RICHARD B. RIDDICK. Tras aventuras variadamente exóticas,
alcanza un compromiso con una facción marciana asentada
feudalmente.
Sospechamos (y esperamos) secuela, pues el final queda abonado
para una colección que, esperamos, posea la CALIDAD y AMENIDAD
aglutinados en este tomo, que parece ideado como un tanteo, una
avanzadilla, para la eventual serie.
Antecedentes.-
WAR OF THE WORLDS, serie aparecida en Amazing Adventures
núm. 18, fue ideada por NEAL ADAMS, ROY THOMAS y GERRY
CONWAY (autores de culo inquieto que enseguida abandonaron la
nueva colección –Adams, en la página 10-) inspirándose en
conceptos de la novela homónima de H.G. WELLS. La serie la
heredó, como guionista permanente, DON MCGREGOR, después de que
escritores como BILL MANTLO o MARV WOLFMAN contribuyeran con
algún capítulo, pasando el apartado gráfico, tras la extensa
producción del dibujante que más poder y volumen dio a Hulk,
HERB TRIMPE, al manierista P. CRAIG RUSSELL, y que comenzaba a
finales de 2018, presentándonos al belicoso Killraven, sus
salerosos Compis y un mundo totalmente trastornado por las
aberraciones cometidas por los marcianos y sus lacayos
colaboracionistas, tras la segunda invasión de 2001, después del
fracaso descrito en la novela de Wells.
Enseguida, el tebeo leñero trasladó sus inquietudes a otros
derroteros, a haber menos leña por viñeta cuadrada a inflamarse
de texto por página cuadrada.
Killraven/04
vs. Killraven/73.-
Juzgado por las portadas de ambos números 1, el de Neal Adams
parece un histérico sediento de sangre enmarcado por un
horizonte de trípodes y llamas dispuesto a masticarle las
vísceras al mismísimo Dios; el de Davis es más oscuro, severo,
dominado, más mortífero, seguro de sí mismo y sus cualidades,
(a parte de estar mejor anatómicamente dibujado), copiando fondo
a su antecesor.
El Killraven/04 supera en mucho, sobre todo en calidad gráfica y
argumental, al del 73, pero repite la carencia de faltarle un
enemigo de enjundia, casi permanente, que obligue a nuestro
vagabundo y follonero protagonista a esmerarse y mostrarnos
argucias casi estrafalarias y muy pilladas (estilo McGIVER) para
sobrevivir y triunfar. Tal honor pudo corresponder, en su
momento, al vocinglero SEÑOR DE LA GUERRA, calco del STEVE
AUSTIN de los 6 millones de dólares, que McGregor trata de
trasuntar en SKAR, aunque el feo aquel caraculo (nunca mejor
dicho) carecía de talento y genio. Además, McGregor pronto
desfasó con tonterías y psicodelias, so pretexto de profundizar
en la psicología de los personajes, apoyado por el lápiz de
Russell, cuyo dibujo no alcanzaba en aquellos entonces la
excelente calidad, entre otras, de la novela gráfica aparecida
en los ochenta y parece tan dubitativo y flipado como los
guiones del amigo Don. (Sobre esto, recomiendo la lectura del
artículo de M. BARRERO, titulado: PAUL GRAIG RUSSELL.
LUZ Y SENSIBILIDAD,
y que contiene aspectos de la producción de este dibujante en la
saga que nos atañe, aparecido en DENTRO DE LA VIÑETA.)
El Killraven/04 se desprende del tonelaje de lastre
heredado de McGregor y agiliza sus correrías por su mundo fruto
de la colisión de dos razas predadoras, en la cual salimos
perdiendo, acompañado de su banda de compis guays (más o menos
avenidos y leales). Parece, además, muy tributario de la versión
de Robin Hood de KEVIN COSTNER (saga con la que encuentran
paralelos los prologuistas de los dos tomos en los que Forum
recopiló el Killraven/73, editados en 2001-02). Puede ser. Pero
nos falta el bosque y el contumaz sheriff de Nottingham contra
el cual nuestro Robin / Killraven dé lo mejor de sí, algo ya
expresado.
De
las principales virtudes de esta versión de Davis es que se
esfuerza en explicar los cómos y porqués, algo de lo que
McGregor abdicó a cambio de saturarnos con su prosopopeya y los
caldos de tripis, tratando de dar sentido a la invasión
de la raza extranjera, cuyas metas jamás resultan nítidas más
allá de la conquista, reafirmando que los marcianos son unos
administradores penosos, más torpes que los invasores de
SEÑALES. ¡Cruzan el espacio y conquistan la Tierra pero son
incapaces de apresar un puñado de macarras armados con armas
primitivas frente a la tecnología cyberpunk hightech y
los rayos térmicos! Para colmo, los auxilian unos secuaces
superarchiincompetentes.
Gráficamente, Davis respeta en gran medida los diseños
originales, (que Trimpe modificaría, en el caso de nuestro
protagonista, de un traje fetish hortera a otro más penco
aún y que JOE LINSNER mantuvo para su one shot),
realizando cambios que agilizan el conjunto, con armas más
técnicas aunque aún básicas. Sus mujeres son más sexy, más
despampanantes. Y los héroes son más metrosexuales (¡vaya, se
coló la palabrita de moda!) que los originales. (Jamás
comprenderé cómo estos tíos y tías rulan casi desnudos por la
nieve sin sentir un escalofrío…)
Para no hacerles un feo, los villanos reciben nuevos trajes,
aunque los científicos colaboracionistas de Davis parecen más
ludópatas enganchados a la ruleta o a los dados (rodeando mesas
luminosas donde parecen estar jugándose los cuartos más que
diseñando “estrategias”) que siniestros experimentadores estilo
DR. MOREAU, con toda la carne del mundo para ejercer sus
aberrantes experimentos como MENGELE, auspiciados por el poder
tentacular marciano.
Otra novedad de Davis consiste en alterar el pasado de
Killraven; en el Killraven/73, todo el odio y rencor del
protagonista surgían de cuando los colaboracionistas mataron a
su madre, esclavizándole a él y a su hermano. La búsqueda del
hermano constituiría el pilar básico de la saga original, excusa
para trasladarlo por todo el país mutado. Su hermano luego
resultó ser un cabrón de cuidado, aunque Killraven lo tenía en
un altar. En fin, pasa en las mejores familias. Davis hace
desaparecer al hermano conflictivo, pero mantiene el asesinato
de la madre, sustituyendo la trama tipo KUNG FU por la de
la búsqueda de una muchacha mutada (Volcana -ya te vale,
tía-), de la cual el metrosexual (¡otra vez!) Killraven está
enamorado. Esta chica, remozada por Davis como una tía estupenda
y pícara, no es la catástrofe melancólica ambulante que ideó
McGregor; y como todo fortachón con respuestas infantiles,
Killraven señalará que él no rescata a Volcana (ya te vale, tía)
porque le ponga el pulso a mil, sino por una especie de
abstracto sentido de la lealtad a lo Camaradas del Frente.
Killraven, el
hombre.-
Aunque modelo del inextinguible espíritu del rebelde ante
el superopresor sobre el cual triunfa pese al cúmulo de
dificultades,(como digno émulo de su más poderosa influencia,
ESPARTACO), se agradece que Killraven nunca haya sido un
salvador mesiánico a lo PAUL ATREIDES, sino que, como ASH, como
Riddick, como MARK WALHBERG en la polemizada versión de TIM
BURTON de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, se convierte en
caudillo de huestes de supervivientes harapientos que ven en él
al doctor que restañará el orgullo roto por la conquista, algo
de lo que resueltamente huye. Hierve de ira por la muerte de su
madre, y quiere devolvérsela con intereses a los marcianos que
le transformaron, además, en un arma asesina para su ocio. Pero,
esencialmente, es un solitario metido a Héroe porque le tocó, y
se motiva por elevadas ideologías que superan las borrascas de
sus sentimientos. Prefiere aturdir a matar, aborrece la
violencia pese a ser rápido y maestro aplicándola, con una novia
casi eterna cuya relación, por evolución social, ya no es casta,
aunque Killraven sea sumamente fiel, con un amor tan poderoso y
leal que puede soportar la atracción erótica y manipulación
mental de las Sirenas, instrumento de control marciano.
Un
acierto desperdiciado del Killraven/04 es la idea (malograda) de
presentarnos la saga a través de los ojos del niño (al estilo de
EL GUERRERO DE LA CARRETERA) pero la gravedad ejercida
por la mole de VIEJO CRÁNEO, biblioteca orgánica de memoria
renqueante, puede más y la historia vuelve a conceptos
preconfigurados por McGregor. Aunque obra inflamada de
autocameos, hubiese ganado interés si Davis hubiese desarrollado
este enfoque (por otro lado, recurso nada novedoso, pero siempre
socorrido y frecuentemente interesante, estilo Multiverso…),
permitiéndonos el acceso al proceso mental del niño ante la
mitificación, la admiración y la emulación.
Cabe plantearse: como Héroe, ¿defiende una serie de principios
morales (presuntamente inculcados por Viejo Cráneo)? Sí: los que
pretende estimular y arquetipizar (-ya sé que esta palabra no
existe-) el Editor, a su vez prisionero de una secuencia
establecida por el mercado que él mismo creó.
Como saga catastrofista, procedente de una década donde el
pesimismo por el futuro comenzaba a cundir, Killraven no puede
sustraerse a la comparación con otros vagabundos
portcatastróficos legendarios, aunque su Universo se haya
resistido notablemente a adiciones procedentes de otros planos
azotados por el megadesastre. No obstante, por su estructura
psicológica, su contrapunto idóneo resulta Riddick (quizás por
lo espacial), un superviviente nato, sin entrañas, extracínico.
Killraven es un rebelde, pero por una cuestión de ultraje más
que por carácter y ninguna argucia, tortura o mutación pueden
doblegarle. Es rebelde porque así Adams y Thomas lo decidieron,
construyendo un trasunto futureta de CONAN (el cual
iniciaba su andadura por entonces) y su rebeldía, como sus
principios, emanan de fuentes editoriales y movidas psicológicas
típicamente americanas (Riddick es distinto: de origen,
retorcido. Imposible arrancarle el alma, tozuda hasta el
tuétano, como el LORD MARSHAL verificó).
Resumiendo…-
Se
disfruta este volumen que constituye una grata sorpresa,
dejándonos, no obstante, el sinsabor de no agrupar nuevas
aventuras, al tratarse de otros tiempos y otro autor. Y llegamos
al punto de si se procedió así por una imposición editorial o
como guiño del autor. Davis puede despejarnos la duda, pero
sospechamos que se actuó de este modo porque este Killraven/04
es un piloto de nuevas entregas.
La obra posee un toque añejo y aventurero, con abundantes
broncas por página, no con una pelea prolongada a lo largo de
infinitos números, estrategia usual de la moderna producción. El
principal de sus leves defectos, quizás, y obviando su presunta
escasa originalidad (ciñamos la teoría del piloto y ésta
desaparece) es el color aplicado por Wrigth, frío pero
efectista, que emplea pocos recursos informáticos y que
contrastan con el calor de las numerosas batallas dibujadas que
derrochan gran cantidad de esfuerzo físico sin derramar una gota
de sudor, peleas todas muy al estilo Marvel de repartir galletas
y recibirlas, adoptando el escorzo más explosivo posible). Tiene
un interesante clímax donde Davis reitera la anarquista
conquista, una tierra cuarteada en reinos de Taifas y luchas
intestinas que abocarán a los marcianos a su fin.
Obrando sobre este principio, hubiese constituido un interesante
giro argumental presentar a Killraven y sus Audaces Compis como
desertores de una tropa feudal marciana en conflicto con otros.
Personalmente, siempre consideré un recurso más que descabellado
caracterizar a Killraven como un gladiador.
Aunque nadie sabe qué piensa un marciano. Podemos establecer
millones de conjeturas. Igual son más depravados aún que lo
imaginado por Adams / Thomas (que desarrollaron la peculiar
sociedad subterránea preconizada por el ARTILLERO), pero algo
sugiere que esto de los gladiadores, precisamente, no obtendría
un share muy elevado entre ellos, sobre todo cuando Wells
indicó que, para los marcianos, éramos sólo su pitanza.
Killraven apareció dispersamente en otras colecciones, en plan
cameo o guest starring. Sobre esto me remito a los
profusos prólogos de los tomos. Sin embargo, caben dos
apreciaciones sobre el prólogo de JULIÁN M. CLEMENTE para este
volumen. Aunque resulta muy agudo señalando que ya nadie se cree
lo de invasores marcianos (ni como superlicencia creativa),
aduciendo poca originalidad a Davis, la mejor argucia
argumental, reconocerás, amigo Clemente, hubiese sido que Adams
y Thomas REESCRIBIERAN el FINAL de La guerra de los mundos
en vez de crear una secuela. Pecaron de notable torpeza
presentando una Humanidad a la defensiva durante un siglo:
¡irreal! Es probable que hacia 1950 hubiésemos llevado la guerra
a Marte (como se harta Killraven de prometer), pues somos
sumamente agresivos y aún más, presionados. En la novela, Wells
sugiere una reforma social y moral profunda que, sin duda,
sentase las bases del contraataque. Adams y Thomas debieron
describir un mundo vencido en la invasión de 1898 y haber
trasladado las aventuras de Killraven a un 1920 steampunk…
La
otra observación es que Wells NO hubiese disfrutado con esta
profanación de su novela. Agradecería el gran cheque, desde
luego, pero íntimamente la desaprobaría. La guerra de los
mundos es una parábola sobre la sociedad victoriana
fosilizada y su derrumbe traumático ante la oleada de
innovaciones que aventuraban el siglo XX y su incapacidad para
asumirlos.
La
página.-
Davis las
dibuja estupendamente todas.
La frase.-
«He
dejado que me pegarais, acompañando los golpes para evitar
el dolor… hasta que os he tenido en posición.»
(¿Estrategia o masoquismo?)
Lo peor.-
La falta
de un enemigo clave.
Lo mejor.-
La
labor creativa.
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