El dibujante Ramón Sabatés falleció
el jueves 9 de enero de 2003 a los 87 años en la residencia hogar
Nuestra Señora de Lourdes sito en Sant Just Desvern
(a pocos kilómetros de Barcelona), donde había estado residiendo los últimos cinco años
junto a su esposa, Enriqueta Hernández, al cuidado de la orden
religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. El dibujante padecía una penosa
enfermedad cerebro-vascular, que fue mermando sus facultades hasta
postrarlo sin apenas poder hablar ya en los últimos meses de 2002.
Durante sus últimos años de vida había sido olvidado por gran
parte de la afición y la industria de los tebeos, a los que dedicó
su vida, teniendo que poner a la venta 55 de sus páginas y dibujos
originales con el fin de solventar la penuria económica que
atravesó en su vejez.
Esa exposición de páginas de
historieta, dibujos para cuentos infantiles y cromos y otras
realizaciones fueron expuestas en septiembre de 2001, donde fueron
adquiridos en su gran mayoría por el Col·legi d'Enginyers Tècnics Industrials de Barcelona, que
organizó una exposición de su obra en 2002 destinada a integrar
los actos del Saló del còmic de Barcelona. El acto
solidario respondió a que Sabatés pertenecía a aquel gremio, pues
fue perito mecánico de profesión (y también diplomado en Botánica
Medicinal, no en vano su última obra publicada fue el libro La
salud por las plantas medicinales, de 1995). Polifacético,
logró el reconocimiento popular dibujando las andanzas de muchos
pobladores de viñetas: Casimiro Noteví, agente del TBI, El Capitán
Microbio, Sinfufú Sindetikon, Pepe el Gitanillo o la familia
Sulfamida. Llegó a colaborar con periódicos como La Vanguardia
o el Saturday Evening Post, no obstante su mayor fama la
cosechó con el profesor Franz de Copenhague, anfitrión de la
sección "Los inventos del TBO", a quien dibujó más de un millar de
veces para la mítica cabecera que ha dado nombre a nuestras
publicaciones de historietas, TBO. Sabatés se hizo cargo de
la sección durante los años sesenta y la prosiguió hasta mediados de los ochenta,
tomando las ideas de Joaquín Buigas (director de TBO)
para desarrollar estructuras que, antes que Sabatés, dibujaron Tur, Tínez, Muntañola,
Serra Massana o Benejam. Debido a
su imaginación y conocimientos, Sabatés pronto se hizo cargo de
los guiones de la sección.
«Sus inventos se mofaban de la
línea recta como camino más corto entre dos puntos. Sus inventos
apostaban siempre por el camino más largo y alambicado entre un
propósito y un objetivo, y, en esa enrevesada teoría de palancas,
muelles, poleas, fuelles y correas, urdía Sabatés una involuntaria
parodia del maquinismo industrial [ha escrito sobre su obra
Víctor-M. Amela en La Vanguardia]. Digo involuntaria porque
Sabatés –perito mecánico– se tomaba muy en serio sus inventos del
“TBO”. Creo que él cantaba en cada uno su fascinación por las
posibilidades de la tecnología: “¡Todos mis inventos podrían
fabricarse!”, me aseguró Sabatés con orgullo, ya con 85 años, ya
inmóvil, postrado en un asilo.»
Sabatés fue enterrado el día 11
de enero de 2003 en el cementerio de Poblenou de Barcelona, adonde
acudió su viejo amigo y también autor también emblemático de
TBO Josep Maria Blanco. Jaume Vidal, que también estuvo allí,
comentó en El País (12-I-2003) que un coleccionista le
confesó la luctuosa y macabra circunstancia de que nada más morir
el autor ya estaba recibiendo llamadas con interés por adquirir
obras originales.
Para más información sobre este
autor, consúltense los siguientes
VÍNCULOS:
Artículo de Antonio Martín
ENLACES:
Largo ensayo sobre tu trayectoria
Artículo de Ignacio Armada
Artículo de Antoni Guiral sobre Sabatés y otros autores olvidados
Artículo de A. Martín y el del propio
Sabatés distribuido por Rafel Sabatés
Fotografía de Sabatés
Reseña en La
Vanguardia |