14-XII-1972 · Granada · Granada · Andalucía · 
Polivalente dibujante, historietista y humorista gráfico granadino que se prodigó fundamentalmente en su ciudad natal, en diversos fanzines, revistas y periódicos, donde destacó por sus series humorísticas Chucky y Orceman, (para el diario IDEAL) antes de dar el salto al cómic profesional, dándose a conocer con el monográfico La Huella de Lorca.
Hijo del pintor granadino Alfonso Hernández Noda, fue dibujante autodidacta y comenzó su andadura colaborando en diversos fanzines andaluces en los primeros años noventa. Desde el comienzo de la década de los noventa comienza a colaborar con fanzines de Granada, y logra publicar algunos cómic en la revista granadina V.O. (Versión original. Revista de lengua y cultura española para extranjeros) entre 1992 y 1993. En 1994 logró convencer a los editores del diario IDEAL (distribuido en Granada, Jaen y Almería) para que le publicasen una tira, Chucky, una serie sorprendente por su frescura y que iba protagonizada por un joven inadaptado que solo pernsaba en divertirse. La tira se publicó de forma ininterrumpida durante tres años, aunque sus contenidos desenfadados (el protagonista probaba todo tipo de drogas blandas y no mostraba ningún interés por acomodarse a las normas cívicas más elementales). El primer recopilatorio de las desventuras de este personaje vio la luz en 1996, editado por la Asociación Juvenil Veleta, agrupación vinculada a las actividades en torno al cómic desarrolladas en Granada a la que Carlos Hernández se une. Veleta también publicará el segundo recopilatorio de Chucky en 1998, año en el que Carlos diseña el cartel para las jornadas de cómic de la ciudad que organiza la AJV.
En 1997 y en el mismo periódico, sustituye la polémica serie Chucky por la tira cómica Orceman, el hombre de Orce, protagonizada por un hombre primitivo, parodiando de este modo a los primeros fundadores de la humanidad asentada en Andalucía. La serie gozó de gran acogida debido a su inteligente planteamiento proyeccionista (las peripecias vividas por este hombre primitivo servían a Hernández para hacer sátira social de la actualidad, sin dejar de ser divertida y ocurrente) y siguió publicándose más de 25 años, hasta agosto de 2023.
En 1998, Carlos comenzó a colaborar con la revista malagueña MALA IMPRESIÓN, para la que dibuja viñetas e historietas, y diversifica sus colaboraciones con IDEAL, diario para el que pasa a dibujar no solo tiras, también ilustraciones para las secciones de Opinión y Cultura. Al año siguiente, año de rupturas, se separó del colectivo AJV y pasó a colaborar con la revista satírica motrileña, pero con distribución nacional, EL BATRACIO AMARILLO, para la que dibujó historietas y viñetas entre los años 2000 y 2010. Esta misma revista / sello es la que lanza su siguiente recopilatorio de las aventuras de Chucky en 2001.
Desde 2002 comienza a trabajar en otro tipo de colaboraciones, relacionadas con la ilustración publicitaria, institucional o infantil, comenzando por su trabajo para la revista sevillana editada por FAECTA ECONOMÍA SOCIAL. Al año siguiente, ilustra el libro infantil Cristalina Carafina y su hermana Pataplaf, del escritor Gabriel Pozo Felguera y tiene la fortuna de entrar en contacto con Diego Cara, editor de D.Tebeos, que edita el único recopilatorio hasta la fecha de la serie Orceman (tras su paso como autor invitado en las VI jornadas del cómic de Almería). Y en 2004 realiza portadas del suplemento cultural ARTES Y LETRAS, a la par que otros trabajos de cartelería, como el del encuentro celebrado en Motril Agosto en historieta.
A partir de 2005, su actividad como ilustrador se incrementa: El Ayuntamiento de Motril le encarga un cómic sobre la intrigante historia del Teatro Calderón, que se publica en 2006; realiza un cómic histórico para Legado Andalusí con motivo de la exposición El mediterráneo en el siglo XIV, auge y declive de los imperios, que se centraba en la figura de Ibn Jaldún, el cual quedó inédito en papel; la empresa Ingerop acude a él para promocionar el tranvía en 2007, y de ahí surge su obra Tranvías en la ciudad, que editaría Expansión Lúdica; el mismo sello edita su otra obra de 2007 promocional: El reino de la caña (que trataba sobre la caña de azúca y dirigida a los colegios de primaria de la costa granadina); de carácter similar es su producción Historia de La Herradura, que Carlos dibujó en 2007 pero que nunca vio la luz. Sí que se publicó, en 2008, su portada para la revista científica norteamericana Proceedings of the National Academy of Sciences.
En el final de la primera década del siglo XXI participa esporádicamente en varios proyectos (en una exposición colectiva en homenaje a José Gibert, en Orce, en 2008; en otra similar celebrada el mismo año en el Parque de las Ciencias de Granada; en la exposición de profesionales de cómic celebrada en Granada en 2009; con historietas para la revista Dos veces breve o en el libro colectivo Lagartija Nick. Eternamente en vuelo) pero el gran despegue como autor tuvo lugar en 2010, cuando se traslada a Sevilla y comienza a trabajar sobre su primera monografía como autor completo, la cual será publicada por Norma en 2011: La Huella de Lorca. Obras excelentemente acogida por la crítica y también por el público, Carlos arroja una mirada sobre el poeta (con alguna ayuda del guionista El Torres) que está más allá de la hagiografía y de la simple crónica histórica, pues penetra en la importancia de su legado y -sobre todo- en la consideración que sobre el mismo tenemos o se tiene en sus lugares de nacimiento o adopción.
Con este mismo enfoque, desprejuiciado y multifocal, abordó en 2012 su siguiente proyecto, sobre la figura del controvertido y polémico pintor vanguardista Salvador Dalí, publicado por Norma en 2018.
