Cuadernos grapados con interior en blanco y negro y cubierta en color. Tebeos con traducción de la serie de origen belga Le Chevalier Blanc, una serie de capa y espada que gozó de una factura especialmente cuidada, tanto en guión como en dibujo, y a pesar de su corta duración.
“Le Chevalier Blanc” apareció en la revista Tintin, tanto en Bélgica como en Francia. Su primer episodio, titulado de la misma manera, empezó a publicarse en el número 40 belga, en 1953, prolongándose hasta el 21, de 1954. El guión correspondió a Raymond Macherot, a su vez conocido dibujante humorístico, pero entregado aquí a la realización de un argumento realista. Los dibujos fueron encargados a Fred Funcken, uno de los artistas belgas que más trabajaron para la industria y que ha sido bien conocido por sus habilidades en las temáticas de corte histórico / aventurero.
Funcken era en efecto un verdadero experto en la ambientación. “Le Chavalier Blanc” sucedía en la Edad Media (su primera historia se inicia en agosto de 1210), de modo que el dibujante se volcó en todo lo relacionado con trajes, armas y escenarios. Aunque al principio no era un artista especialmente espectacular en el trazo, sí era tremendamente convincente en esta faceta, permitiendo al lector adentrarse en un mundo perfectamente definido y realista.
La historia cuenta las aventuras de Jehan de Dardemont, quien, como lo hiciera anteriormente su padre, persigue la injusticia y la maldad personificándose en el mítico Caballero Blanco. Este es un guerrero de leyenda que combate rodeado de un aura de invencibilidad, lo que aterroriza tanto a maleantes como a nobles descarriados. Bajo su secreta personalidad, aparece donde se le necesita, deshaciendo entuertos con una especial astucia, muchas veces ayudado por sus amigos Dardo y Taillefer. Estos últimos, junto con el pájaro Lázaro, aportan acción y humor a un tiempo. Conrado el Lobo, por su parte, será el primer rival de Jehan, un señor de pocos escrúpulos y asesino de su padre.
Destacan no sólo los dibujos de Funcken, sino también la trama, perfectamente engarzada, de Macherot. El éxito fue considerable, de modo que las aventuras del personaje, convertidas ya en serie, se prolongarían sin interrupción hasta el número 12 de Tintin, de 1956. En este intervalo se publicaron tres episodios más, con una diferencia: los guiones serían ahora del propio Fred Funcken, sin que por ello se resintieran en absoluto.
“Le Chavalier Blanc” regresó en el número 33 de Tintin, de 1958, y contó con la valiosa ayuda de la esposa de Funcken, Liliane, la cual se prolongaría en el tiempo. De forma ya más esporádica, aparecerían hasta cinco episodios más, el último en 1963, de todo lo cual Lombard realizaría reediciones en formato de álbum. Posteriormente, la editorial Chlorophylle publicaría cuatro nuevas aventuras en este formato, a finales de los 1970. A mediados de los 90, los Funcken regresaban con dos álbumes para Hélyode, aunque los guiones fueron en esta ocasión de Didier Convard.
El material del que hizo uso la editorial española Maga en 1964 perteneció a la primera tanda de episodios, aparecidos en Bélgica en los años 1950 y 60. Con él se editaron 30 cuadernos semanales, de un tamaño de 21 X 16 cm., en formato vertical. Tenían portada en color e interiores en blanco y negro, en ocasiones con tramas grises (la edición belga era en color). Se trata de una edición correcta, que contenía entre 10 y 11 páginas de historieta, 12 en total (en ocasiones se incluía una página resumen o las futuras portadas de la serie). Los cuadernos costaban 3 pesetas y pertenecían a la colección genérica El Defensor de la Cruz, en la que se sucedían diversas series cortas y unitarias (como “Marco el Gladiador”, y otras). Con excepciones, cada episodio original se desarrollaba a lo largo de tres cuadernos españoles, hasta totalizar los 10 episodios aparecidos en Bélgica en su primera época.
