Cuadernos grapados con 16 páginas en bitono. Semanario infantil, preferentemente humorístico, con mayor cantidad de textos que historietas. La publicación cesó de publicarse al cabo ocho meses, en agosto de 1913.
Josep Baguñà, editor de la exitosa revista infantil En Patufet (1904-1938), decidió hacer una versión en castellano de la misma con el fin de distribuirla por todo el ámbito nacional. La bautizó con el nombre de Chiquitín y el primer número apareció en enero de 1913 (antecedido por un dípcito a modo de cuadernillo con cuatro páginas, que mostraba cuál sería el diseño de la publicación y que incluyó una viñeta y una historieta).
Esta nueva publicación tenía el mismo aspecto que En Patufet y prácticamente los mismos contenidos: gran cantidad de textos, ilustraciones para acompañarlos, consejos y narraciones, algunas viñetas humorísticas y, sobre todo al final de su trayectoria, algunas historietas. En su paso del catalán al castellano únicamente fue sustituido aquello que estaba estrictamente vinculado con la cultura catalana y podía no ser comprendido por un lector infantil del resto de España.
Chiquitín pretendía reproducir el éxito de En Patufet a nivel nacional, pero no fue así y no pasó de los 35 números publicados. Hasta el número 24 presentó las mismas dimensiones y páginas que En Patufet, 19,4 x 13,6 cm. y 16 páginas, pero costaba el doble, 10 céntimos de peseta. El número 25 vio aumentadas sus dimensiones, a 27,3 x 19,3, y redujo el número de páginas a 12 y así prosiguió hasta el final de su andadura.
Como gemela de En Patufet, gozó de las mismas colecciones anejas de cuadernos de cuentos y narraciones infantiles, a saber: La Biblioteca Chiquitín y la Colección Chiquitín:
La Biblioteca Chiquitín, equivalente a la Biblioteca Patufet, empezó con “Las aventuras extraordinarias de Noteapures”, traducción al castellano de las “Aventures extraordinaries d’en Massagran”, obra del autor Folch i Torres. Este primer título se distribuyó en 19 folletos que se encartaban en la revista; al final de su publicación se proporcionaron las tapas para encuadernarlo. El segundo título de la colección, “Nuevas aventuras de Noteapures”, se vendió directamente como volumen (al menos, en los ejemplares de que disponemos no consta su aparición por entregas).
Hubo también una Colección Chiquitín, hermana de la Col·lecció Patufet. Eran cuadernos con narraciones cortas de un formato reducido, 12 x 7,7 cm. y 16 páginas, que se entregaban con la revista. Salieron 24 títulos de forma independiente; a partir del número 25, debido al cambio de formato que experimentó Chiquitín, estas narraciones se incorporaron a la revista como una sección más.
Baguñà intentó sacar otras ediciones en castellano de sus exitosas revistas en catalán. De la revista Virolet (1922-1931) salió Pelele en 1924. Esta publicación fue editada en Barcelona por la Editorial David y alcanzaría los veinte números publicados. De la otra cabecera catalana de Baguñá, Esquitx (1931-1936), nació Miniaturas hacía 1933, que alcanzó al menos el núm. 51 a lo largo de todo un año. Fue su editor Alier, en Madrid (localizado en Plaza Fermín Galán, 5).