Revista infantil creada en 1932 por la Editorial Guerri -fundada por Enrique Guerri Giacomelli, italiano afincado en Valencia-, siguiendo la estela del auge de los semanarios infantiles comenzado en la segunda mitad de los años veinte. KKO fue el primer semanario valenciano que contó con tirada nacional y, bajo la dirección artística de Arturo Moreno, presentaba cada semana 8 páginas abarrotadas de chistes, anécdotas, historietas breves y pequeños textos, a veces más de 40 por página, según informa Porcel en el capítulo “Antecedentes de la Historieta valenciana” de la obra “Historia del tebeo valenciano” publicada por entregas en el diario Levante. Únicamente la portada recogía una historieta de una página completa, a todo color.
El precio inicial, de 10 céntimos, se mantuvo durante cerca de 150 números,y luego aumentó a 15 céntimos. En los últimos números de la revista, se alcanzaron los 20 céntimos por entrega, si bien el número de páginas se mantuvo invariable durante toda la colección. El formato era un pliego de grandes dimensiones, con una cara a color y la otra en blanco y negro, que era posteriormente plegado en cuatro. El formato resultante, en el que la mitad de las páginas eran a color, no se grapaba ni se guillotinaba.
KKO fue escrito de diferentes maneras a lo largo de la historia de la revista. En las diversas modificaciones de la cabecera fue escrito como "KKO", "K.K.O." y como "K-K-O". En los primeros números, bajo la cabecera, figuraban unos breves créditos: el año de la revista (alcanzó el año V), la dirección de la Redacción y la Administración (Avda. Jacinto de Benavente, 20- Valencia), y el número del ejemplar (ver Cabecera 1). Posteriormente, el texto de la Administración y la Redacción fué sustituido por el subtítulo “Revista literaria Infantil- Valencia”, seguido del número de la colección (ver Cabecera 2). Más adelante este subtítulo volvió a ser sustituido por la dirección de la revista, y se cambió la tipografía de las letras (ver Cabecera 3).
En el número 159 apareció este anuncio, en referencia a la aparición de un nuevo personaje en la revista: “Perragorda” (Ver Imagen 1).
A los niños españoles.
Queridos amiguitos: Desde el próximo número de K-K-O aparecerá un nuevo y simpático personaje: PERRAGORDA, alegre muchacho que os encantará con sus gracias y travesuras, “Perragorda, como “Carabonita”, como “La Orosia” y todos los personajes y tipos importantes que aparecerán en K-K-O son españoles, pues ya es hora que por vuestras lecturas predilectas tengáis conocimiento de la gracia nacional, del castizo y ameno ingenio español, de los magníficos frutos de la fantasía española. (...)
En realidad el personaje se presentó al menos en el nº 151, cuando la cabecera de la revista se modificó para acomodar a este nuevo personaje. El título "KKO" pasó a colocarse a la izquierda, y el espacio restante fue ocupado por el título “PERRAGORDA” (añadiendo poco después ",el amigo de los niños"), sin modificar la numeración (ver Cabecera 4). En algún momento anterior al cierre definitivo, la cabecera sufrió una nueva modificación: KKO volvió a ser el título principal y “Perragorda” se colocó debajo de él a modo de subtítulo. La frase de “El amigo de los niños” desapareció con esta última modificación (ver Cabecera 5).
Arturo Moreno, en su papel de director artístioco, supo rodearse de las firmas más prestigiosas de la época y la revista publicó trabajos del propio Moreno (que realizó el logotipo y el diseño de Perragorda, personaje-mascota de la revista), García Iranzo, Magenat, Vercher, Xirinius (Jaime Juez), Cabrera Arnal, Salvador Mestres, José de Mena (Yorick), Opisso, Pertegás, Muro, José Grau, Ele, FCT y Palmer (M. Martínez Verchili), creador del personaje Jaimito.
El lenguaje gráfico que presentaron en su propuesta narrativa no incluyó prácticamente ninguna de las innovaciones de que se daban en la vanguardia de la historieta, de la que resulta especialmente destacable la no integración del texto en las viñetas en prácticamente ninguna ocasión y la falta de historietas mudas el las que el texto fuera innecesario. Probablemente esto se debió a imposiciones del editor, que tomó el TBO como modelo de referencia, ya que muchos de los autores que participaron en la revista, sí que incorporaban estos avances en sus obras para otras publicaciones.
KKO no tuvo unas ventas de primer nivel, pero fueron lo suficientemente amplias y constantes como para permitirle subsistir sin grandes altibajos desde 1932 hasta 1937, fecha de su cierre definitivo. La empresa, como tantas otras, fue colectivizada durante la Guerra Civil.