Libro a modo de antología con 80 páginas en blanco y negro (alguna en color) con historietas, textos y humor gráfico de autoría colectiva. Editado conjuntamente por 73 editoriales españolas (las que aparecen en la imagen) como repulsa por el atentado perpetrado contra la redacción de El Papus el día 20 de septiembre de 1977. Los beneficios obtenidos por su venta fueron destinados a las víctimas del atentado.
El atentado tuvo lugar en un año de fuertes tensiones políticas, disturbios sociales y terror, desatado éste poco después de la publicación de la Ley para la Reforma Política, que algunos sectores sin duda vieron como un paso demasiado aventurado hacia una reforma radical de las instituciones. Otros, sin embargo, clamaban por una aceleración del proceso democrático, cansado como veían el país tras una dictadura interminable. Desde el suceso criminal perpetrado en Atocha en enero, dirigido contra el PCE y CCOO, el resto del año 1977 se sucedieron diferentes actos terroristas cometidos por ETA, el GRAPO, la AAA o componentes de diferentes agrupaciones de la ultraderecha. El marco en el que tuvo lugar el atentado contra El Papus fue muy complejo y exigiría una contextualización social y política muy precisa, pero baste decir que la legalización del PCE y la victoria electoral de UCD en junio de 1977 dejó muy postergados en la arena política a los representantes de la derecha ideológica, así como los afanes de los nacionalismos e independentismos de entonces. Desde agosto de 1977 se trabajaba en el articulado de una largamente prometida Constitución que los sectores más reaccionarios veían demasiado progresista; aparte, la amnistía política no acaba de llegar y las negociaciones iniciadas en este sentido durante el verano de aquel año no terminarían hasta noviembre.
El 20 de noviembre de 1977, el sello Amaika, que editaba las revistas Party, El Cuervo y El Papus, publicaciones de humor grueso y sardonismo directo, que denunciaban sin pudor los fascismos y ridiculizaban a la derecha rancia y a los representantes del capitalismo voraz, recibió un paquete bomba que no llegó a explotar en la redacción sino en manos de Juan Peñalver Sandoval, portero del edificio. El atentado fue reivindicado por el grupo terrorista Tripe A, Alianza Apostólica Anticomunista, contra el que algunos humoristas gráficos habían emitido sus sátiras. Resultaron heridos 17 trabajadores más que se hallaban en el edificio. Los medios de información vieron este acto terrorista como un atentado a las libertades básicas de una sociedad en incipiente democracia, y se produjo una gran manifestación de solidaridad: el día 22 no salieron a la luz las publicaciones diarias salvo por Prensa en lucha, cuyos beneficios se destinarían a los familiares del muerto. Al día siguiente se publicó un editorial común de repulsa al terror fascista en los medios, y el día 23 hubo una huelga de prensa en Madrid casi general, a la que únicamente no se unió El Alcázar. En Barcelona se celebró una manifestación a la que acudieron 6.000 profesionales del periodismo y en el Parlamento hubo una adhesión a la condena del atentado, pero no por todos los representantes políticos.
Durante los días justamente posteriores al atentado, se supo de otras tentativas o avisos de bomba en otras redacciones de periódicos. En la redacción de Por Favor se recibió una nota que rezaba "Ahora os toca a vosotros". Al cabo de pocos días vio la luz un álbum coeditado por 73 sellos editoriales y que llevó como prólogo un texto firmado por el Comité de Huelga de Madrid, concretamente por los Humoristas de ese comité, que con fecha del día 24 de septiembre firmaban un escrito en el que plantaban cara al terror, acusando a los agresores de querer perpetuar el fascismo y detener el progreso y la libertad. Pero, y sobre todo, declararon su solidaridad con El Papus como símbolo, en este momento, de la fragilidad de una democracia que no debía arredrarse ante los reaccionarios.
Entre los profesionales de la historieta, el humor y la ilustración que firmaron allí estaban: Carlo Frabetti, Carlos Giménez (que hicieron la viñeta para la cubierta), Outumuro (que dibujó la cuarta de cubiertas), Antonio Martín, Víctor Mora y Mariano Hispano (que escribieron sendos textos de repulsa) y los dibujantes: Brocal Remohí, Luis García, Já, José Luis Martín, Fandiño, JP, Xesus, Martinmorales, Máximo, Porres, Joma, Tísner, Cebrián, Sarto, Pablo, Badesa, Suso, Perich, Manel, Ametxazurra, José Bellés, Isa, Fernández, F. Ibáñez, Espi, Bolinaza, Borino, El Cubri, Romeu, Tom, Vives, Rosalleida, Dodot, Oli, Maurici Bellmunt, Edmond, Fer, Luis Vigil (un texto), Forges, Ric, Rafel Auraleón, Macabich, Font, Alsana, L’Avi, A. Navarro, Horacio Diez, Subirats, Balcells, Pueyo, Ricardo, Picanyol, Bosch, Un equipo andaluz de tebeos, OPS, Ippolit, J.M. Beá, A.V.A., P. Montesinos, Oscar, Galileo, Mariel Andrés, Vallés, Max, A. Solé, Esteban Maroto, Nebot, Juanito, Bach, P.P.R., Cabrerizo, Joan Ramon, Porres, Alfredo, Pepino, Boldú, Alfonso, Cesc, Ramonetta, C. Vila, Ricardo & Frasco, Ferreres, Raul, Gallardo, Tomas, Montse Clavé, Onomatopeya, Cabañas, Esco, Javier, Don ángel, Casquel, Rodri, Nuria Pompeia, Pepe González, Sylvia, JOM, Nando, Enric J. Abad, Fco. Serrate, Piller, ALE, Longaron, Sir Camara, Madorell, Tex, y Armonía Rodríguez (un poema).
Los temas barajados por estos autores fueron variados, desde la repulsa directa hacia quienes atentaron contra la redacción de Amaika, a los que les adjudicaron atuendos con embozos y gafas o con adminículos militares, o los tachonaron con esvásticas. También hubo repudios hacia la larga sombra del franquismo y alusiones no tan directas, alegóricas, en las que se hacían culpables a los herederos ideológicos de Franco, a los políticos en el poder, a Adolfo Suárez, Martín Villa, a las fuerzas policiales, y también a los representantes de la iglesia católica o del capitalismo. En este sentido resulta llamativo hoy ver cómo Bosch dibujaba al Tio Gilito o a los Golfos Apandadores en representación de los que traían el terror; o como Un equipo andaluz de tebeos convertía a Superman, Batman, Spider-Man, El Guerrero del Antifaz y otros personajes, en los integrantes de la Triple A.
El Papus continuó publicándose hasta entrados los años ochenta.