Denominación en lengua inglesa para historieta y, también, para tebeo.
Voz muy aceptada y extendida internacionalmente, que tiene carácter polisémico y de sinécdoque por cuanto alude tanto a la publicación que contiene historietas como al medio en sí. V. Historieta. V. Tebeo. El origen del término procede de las publicaciones con humor gráfico y protohistorietas producidas en el Reino Unido desde el comienzo del siglo XIX, de entre las que destacó por su uso Punch desde 1841 o los llamados Comic Almanack. En Estados Unidos ya se usaba en publicaciones humorísticas desde los años 1830, y en Japón comenzó a utilizarse también en sus correspondientes versiones de Punch y luego, con carácter general, para designar a todo producto que incorporara viñetas historietas, como las comic strips y comic pages. La importación de estas tiras y páginas a Europa generó un uso del extranjerismo en España y su implantación desde los años cincuenta del siglo XX. En España leímos la palabra “comics” en la prensa al menos desde 1952.
Durante los años setenta y, sobre todo, en los ochenta, se estandarizó en España el uso de comic (sin tilde, como su plural comics) con un matiz diferenciador, para diferenciar las historietas tradicionales españolas asociadas a la infancia de las publicadas en “comics”, entendidos estos como publicaciones dirigidas a un público más cultivado y con mayor valor cultural o modal. Este interés por establecer etiquetas disyuntivas ha perdurado hasta hoy. La RAE aceptó el término cómic con tilde en su edición vigésimo primera. Siguiendo las reglas ortográficas debe tildarse también la voz cómics. El término plantea problemas en catalán por homofonía pues la voz còmic significa cómico en la lengua vernácula, con lo que la denominación del medio con el anglicismo sigue arrastrando allí un matiz infracultural.