ASCENSIÓN (1 A 5). RESCOLDOS DE LOS PARAÍSOS PERDIDOS |
Tras el desastre de la central nuclear de Chernóbil, extraños personajes alados irrumpen reclamando unas misteriosas páginas, hojas capitales para que su líder, un siniestro nigromante, recupere el poder. La refriega con los investigadores del suceso deja cadáveres que son exhaustivamente examinados a posteriori por la DRA. ANDRÓMEDA WEAVER, protegida por el teniente LUCIEN BARNES. Cuando la también alada adolescente PETRA aparece, su vida se complica traspasando unas fronteras que nunca antes pudieron imaginar que existieran.
Portadas de los comic books originales 2, 3, 4, y 5.
MÁS GRANDE SERÁ LA CAÍDA
El relativamente reciente estreno del filme LEGIÓN (SCOTT STEWARD) nos ha traído el recuerdo de esta serie que se las pintaba de luenga y potente y que obedecía a un desesperado escapismo de finales del milenio pasado que recuperó, o fijó su atención, en los enigmáticos ángeles. Éstos fueron sometidos a una explotación comercial intensa, superior a la que la Iglesia pudiera hacer, convirtiéndolos en una moda que se extendió como un virus, elevándose hasta el punto de ser un fenómeno mediático que invadió tanto la pantalla grande (CITY OF ANGELS, de BRAD SILBELRLING, con un NICOLAS CAGE de apariencia esterilizada tratando de elegir su camino entre las brumas de Los Ángeles), la trilogía de ÁNGELES Y DEMONIOS (con CHRISTOPHER WALKEN como ARCANGEL GABRIEL -!-) en la pequeña pantalla, o el “casi caso” que nos ocupa: Ascensión, en el cómic.
Lo dicho: eran años en que molaba ‘adorar’ ángeles y se los presentaba con aspectos distintos al áulico habitual (un ejemplo: DOGMA, de KEVIN SMITH); las estridencias de esta moda no tenían límites ni vergüenza; en Bizancio pudieron discutir sobre la naturaleza de su sexo, o cuántos bailan en la cabeza de un alfiler. Al menos, intentaban darles un ‘lustre intelectual’. En la década de los noventa eran ‘distracción’ estética. Si tenemos en cuenta que la decadencia de Bizancio (y cuanto significaba como fin de imperios y dinastías) coincidió con este debate estéril, bien podemos suponer que la caída de Occidente es inminente, por tanto.
Si bien Ascensión no puede encuadrarse en una “explotación” de los ángeles entendidos como ‘agentes de Dios’, sí aprovecha (a fondo) su apariencia y juega un tanto con lo enigmático y “divino” de su figura. Ascensión es, grosso modo, el último coletazo que parieron IMAGE y otras independientes de mayor o menor calado y supervivencia, con sus sagas ácratas. Apareció bajo el sello TOP COW PRODUCTIONS (un adlátere de Image) como una apuesta valiente y creativa que anteponer a los superhéroes habituales o clonados imperfectamente por los demás sellos “disidentes”. No obstante, algunos de esos principios permanecen latentes en sus planchas.
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| Portada de la edición de Semic. |
Ascensión, como propuesta de una indie, derrocha coraje, igual que hacen, por tener idéntica procedencia, otras series, o “novelas gráficas” (¡atención, que ha nacido una estrella!; ahora los tebeos –o cómics- se llaman “novelas gráficas”: será porque la palabra –tebeo-, como otras muchas, tiene reminiscencias de la Época Oscura y conviene rebautizarla, para así ganarla al progreso y la posteridad). Estará plagado de defectos (y virtudes), pero es una apuesta honesta, arriesgada y rebosante de ganas de innovar, crear y distanciarse de lo “caduco”. Es una lástima que sus fallos (dos, según nuestro honesto conocer) anulen parte de sus encomiables logros.Porque DAVID FINCH y BATT desdeñaron crear un émulo, homúnculo o como queramos llamarlo de SUPERMAN, BATMAN, LOS VENGADORES o LOBEZNO (aun LOBO) narrando una historia de buenos y malos, en efecto, con gente llena de poder y de otros necesitados de la protección del Bien (los grandes clásicos nunca defraudan, reflejan nuestro anhelo inherente de justicia y orden). Hay traidores y cobardes, hombres sabios petrificados por su incapacidad para aceptar la realidad y villanos retorcidos cuyos siervos no están tan convencidos de la “santidad” de su causa, pero los ata un juramento y death before dishonour.
Ascensión, básicamente, trata del regreso de un siniestro caudillo (VOIVODUL, que será por VOIVODA, el título de VLAD TÉPÈS) que pretende recuperar su antiguo estatus dominante evadiéndose de la ZONA FANTASMA adonde fue exiliado milenios atrás debido a la magnitud de sus atrocidades.
También la obra ofrece la ascensión a su protagonista masculino (que no es el protagonista principal), un hombre arrasado por el cinismo y la traición de unos líderes que poseen, cuando menos, dos caras, e imponen la peor de ellas tras embaucarle con sus falsas buenas intenciones. Es un idealista frustrado. No le ofrecen una redención, sino la salida a una apatía que puede ser tan perjudicial como la acción del propio Mal.
ÍBAMOS NECESITANDO UN HÉROE (QUE ENCAJASE CON LA PROFECÍA)
LUCIFER… esto, Lucien Barnes es la imagen del superagente secreto que ha visto mucho y todo lo malo del género humano. Comprobó hasta dónde puede descender el Hombre en su frenesí dañino cuando pierde el control y en ciertas circunstancias. Pero, pese a esto, ahí sigue, en la brecha, ligado a instituciones que “no existen en un mundo lleno de peligros”, pues juegan con materias muy tóxicas. Sospechamos (los autores no acaban de concretarlo) que entre él y la arrojada Dra. Weaver (¿por SIGURNEY Weaver?) hubo “algo” que se torció a la izquierda y ahora se deben tolerar pese al resorte que pulsan sus emociones en uno u otro sentido. (Todo esto, en realidad, es añagaza para darle empaque al producto en su conjunto y que no parezca un sencillo saco de arena donde los autores descargaron sus ansias viriles de matar y triunfar.)
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Los dayaks y la profecía. | |
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La Dra. Weaver investiga el asombroso poder de teletransportación de unos sujetos azules con alas (los DAYAKS) que son como pieles rojas procedentes de otra dimensión y con gran afición (CENOBITA) por los metales aguzados y cortantes/punzantes. (Aquí es donde Finch y Batt se muestran creativos y usando ciertos elementos icónicos religiosos y los transcienden a un plano mundano, maniqueo.) Hasta su centro secreto de investigación, ubicado en algún lugar de Rusia, llega una chica con alas, Petra, portando unas páginas cuyo increíble poder afecta de forma inesperada a los seres humanos, como el bizarro teniente Barnes y el malo malísimo GRIGORIEFF demuestran: les crecen alas y, dada la calidad de su alma, o tienen plumas o son afiladas y membranosas.Trasladado al último bastión/refugio de la estirpe de Petra, los MINEANOS, en una suntuosa ciudad renacentista de otro plano, Andrómeda y Lucien son informados de cuanto ocurre, y endosan a Barnes el papel de “prometido-por-la-profecía”, como les ocurre a los héroes de su laya.
Enfrente tienen a Voivodul, una especie de SITH trufado con rasgos MELNIBONEANOS (aunque más recuerda al NIÑO JUEZ de la saga interestelar de JUDGE DREDD) y a un Grigorieff reconvertido en DUQUE DEL CAOS merced a una enajenación de su sentido del credo y el veneno vertido por una página que retuvo en su poder. Voivodul aportó otro poco de ponzoña, para asegurarse, vaya.
EL LIBRO MALO
Aunque sea guía para millones de creyentes, los autores no dudan en señalar la intoxicación que en ciertas mentes produce la lectura de la BIBLIA (pero maticémoslo: el CORÁN es igual o aún más contaminante). Tal concepto es uno de esos estereotipos constantes cebados por una experiencia real, desgraciadamente.
Hay que ponerle ‘peros’ a este recurso literario: Finch y Batt muestran a Grigorieff rezando con furioso fervor en NOTRE DAME ¿de Moscú?, en un ambiente sin duda católico… cuando debiera ser de la Iglesia Ortodoxa, y conocemos la diferencia existente entre un templo católico y otro ortodoxo, y más del Este, con sus torres rematadas por una cúpula, ¿cierto?
¿Qué es esto? Otro ejemplo de cómo la ignorancia feliz del norteamericano ve el mundo que le rodea.
Grigorieff es otro cliché, no obstante; nos desliza la idea de que es un antiguo agente de “información” del KGB, especialista en el tercer grado, un verdadero psicópata del cortar y trinchar. Él mismo lo confiesa con notable sangre fría. Pero es un sociópata religioso con profunda fe… Un creyente en un gobierno comunista que buscaba erradicar la religión, y que exigía un grado de ateísmo completo a tipos como Grigorieff, pues la religión aún aporta ética y moral, nociones precisas del Bien y del Mal… que luego los fieles pervierten y manipulan para que encajen en su retorcido sentido de la cruzada.
Atentamente observado, Grigorieff y sus “peroratas místicas” son idénticas a las del RASPUTÍN de HELLBOY (de MIKE MIGNOLA, no de GUILLERMO DEL TORO); también él, en un “momento de duda”, recibe “la visita” de una destructiva “deidad” oscura que le muestra qué senda debe seguir.
La tinta mágica de las páginas vitales robadas por Petra le pasaporta al seno de la tenebrosidad, un lugar paradisíaco para él.
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| El papel de la mujer. |
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PRECAUCIÓN: ANDRÓCTONA SUELTA
De entrada, Lucifer (¡otra vez: Lucien!) Barnes es el héroe: aguerrido, fuerte, veterano. Cínico que aún anhela la salvación. Pero la lectura nos da una sorpresa, porque el peso del protagonismo va recayendo en las féminas de la saga (y como parecía ser el sesgo “feminista” de Top Cow): Andrómeda Weaver y Petra. En la primera, sobre todo.
Asimismo la sensual científica (cuyas curvas de PLAYMATE no casan con su coeficiente intelectual, según la leyenda urbana extendida de “cerebrito = fea”) deviene metamorfosis emponzoñada por la influencia de Voivodul, que la transforma en una asesina de Mineanos de primer orden (inciso: los humanos estamos en el Cosmos para ser verdugos de todas las demás especies, al parecer. Ni ALIENS ni PREDATORS se libran). El caudillo Dayak explota su amor y pasión por Lucifer Barnes (ah, no, Lucien) para convertirla en su más eficaz y fetish asesina. (De nuevo, ella refleja los secretos anhelos de dominación al descubierto.)
(Por cierto, esto de Andrómeda… ¿también va por la joven que PERSEO –en este caso, Barnes-, rescató? Weaver se ve en una situación parecida…)
Petra adquiere el papel de chica rehén con elevados instintos morales y éticos cuyo acicate concita la mofa del ‘satanizado’ Grigorieff. (Pero este es el papel de las chicas rehén, que podemos llamar también chicas bondage, por su afición a ser empaquetadas con largos metros de cuerdas y nudos, y cuya función principal es la de “servir” de contrapunto, o freno, o espejo moral, del villano, por mor de la exposición de ideales nobles, así como acicate que espolea al héroe a correr por los páramos reventando un caballo tras otro, o un garaje entero de BATMOBILES si se tercia, obsesionado en rescatarla, mientras pondera los conceptos éticos que la chica rehén, débil e indefensa, fuerte en un plano de decencia, sostiene, y se aferra a sus postulados porque sabe que si pierde la fe en ellos, la distancia con el malo entonces queda menguada o es nula. Por otra parte, su rescate es un motivo para introducir tensión, suspense, minutos de acción -o viñetas, en este caso-, y está perfectamente delimitada su función en el manual de LESTER DENT para escribir pulp. La chica rehén, además, es un personaje tan fundamental en una trama de éstas como irritante, porque por su culpa hieren al bueno, es torpe como ella sola y permite, también, apreciar lo mostrenco que es el malo a la hora de administrar el golpe de gracia. Y chilla que astilla los cristales, ojo.)
Barnes es, en todo esto, mero músculo, obtuso y aun tarugo, plegado al decidido aire matriarcal de la serie. Reparte hostias cuando toca, tras salirle alas de plumón de ánsar sobre todo y, como BRUCE BANNER, cuando se le pasa el “punto BERSERKER”, anda confuso, desorientado y asustado por los rincones de las viñetas. Su mal genio y descreimiento en las buenas causas es puesto a prueba una vez tras otra, llegando al final a ser mera fachada.
PILLADOS EN CONTRADICCIONES
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Dos imágenes de Doré, de El paraíso perdido. |
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Toda la fuerza de Ascensión recae en su potente, barroca, aparatosa y vistosa estructura visual. Aunque Finch desvele la “influencia” en su obra de “un ilustrador del siglo XIX llamado Gustave Doré” (otra evidencia de ignorancia: presenta al autor gráfico de EL PARAÍSO PERDIDO, de JOHN MILTON, como a un oscuro dibujante de escasa relevancia e importancia), también reproduce mucho, si no lo mimetiza al grado más extremo, el trabajo de JIM LEE y demás autores que “irrumpieron con violencia” a finales de la década de 1980 refrescando el ambiente con nuevas formas de expresión, rompiendo la concepción “monolítica” y “cuadriculada” de la página (Ascensión es un ejemplo de la distribución poco convencional de las viñetas) y sujetos fornidos pletóricos de músculos (tantos que los mismos músculos tenían músculos desarrollados) y féminas rebosantes de sensualidad. Esto no tiene nada de malo: ¿cuántos hay que imitan a JACK KIRBY? El problema es que no copian sólo lo bueno, no asimilan y procesan: también remedan la inexpresividad y elongación de las figuras, la falta de calidez de sus emociones y sentimientos, pretiriendo la construcción anatómica aparatosa o morbosa incitación erótica al detalle de sus secuelas afectivas.Ascensión adolece de coherencia en su estructura argumental e impericia en la redacción: tras lo de Chernóbil aparecen Dayaks reclamando las páginas que sacarán del limbo a Voivodul. Pero tal material lo traerá AÑOS DESPUÉS Petra, dando origen a los acontecimientos que narra el tebeo (perdón: la ‘novela gráfica’). Finch, en el empeño de tener amplio campo de acción y libertad creativa, no recurre a un escritor (caso de Mignola con JOHN BYRNE) que estandarice y organice su caudal imaginativo. Así, la historia tiene grumos, tropezones como el que describimos de la estructura psicológica de Grigorieff. Tampoco hubiera cometido el error de emplazar sucesos del futuro en el pasado… a menos que haya una disfunción cronológica entre el plano “angélico” y el nuestro.
El segundo “defecto” imputable a Ascensión es su decidido aire de cocción para adolescentes. No se concibe un “tebeo de acción” para adultos, que se debe ya conformar leyendo el periódico, cargado de atrocidades, o nada. Están imponiendo, a galope tendido, un mundo a lo LA FUGA DE LOGAN, veloz e insustancial, como si sus promotores no fueran jamás a madurar. Esta moda, perceptible en los anuncios de TV, “penaliza” a los cuarentones.
Sobre la marcada “sexualización” del tebeo… bueno, creemos que sigue una línea que, en apariencia, pretende suplir así los defectos de continuidad y trama. Siendo ya recurso extendido, no podemos hacer más que constatarlo, porque criticarlo, o “denunciarlo”, de ningún modo enmendará la cosa.
RECAPITULANDO
¿Por qué la edición argentina traduce todas las palabrotas y la española las censura?
Vuestro Scriptor no llegó más allá del número cinco, así que conjetura que probablemente al final ganaron los buenos, pero con matizaciones, dando a entender que su “puridad” está maculada y que el malo tampoco es tan oscuro. (Pero Grigorieff no se salva: es protervo hasta la médula.) Los perfiles nítidos y totales del pasado, la clara adscripción del malo en su bando y el del bueno en su causa, son materia del ayer / muy ayer. Hoy prima eso: la ambigüedad e indefinición. Las mujeres no son débiles / cándidas jovencitas a la espera del paladín, sino que aferran su destino con energía y manifiestan unos nítidos impulsos eróticos por los cuales Dios expulsó a LILITH del Jardín del Edén. El hombre ya no es fuente de experiencia y sabiduría, de fuerza rocosa ante la adversidad. Está sometido al dictado matriarcal de la nueva superheroína, como demuestra Barnes, de llamativa y fogosa mata roja de pelo, en Ascensión, historia que también explota ciertos tics a lo X-FILES, con secundarios que esperan su oportunidad de destacar reviviendo momentos álgidos de la Guerra Fría.
Nos causa confusión el abuso de la cruz en esta serie. Grigorieff se aferra a la suya como si fuese el último clavo de cordura que lo ancla al mundo; Andrómeda luce su cruz como su impronta. Pero apreciamos que carece, la cruz, de importancia religiosa. Es un adorno pagano más, fetiche protector, de una fe aquí omnipotente pero que, en el brumoso mundo de Dayaks y Mineanos, carece de significado e importancia, aunque ellos mismos vivan bajo la cúpula de la basílica de San Pedro de Roma. Por cierto: ¡vaya donde los Dayaks fueron a montar el chiringuito! No pudieron aglutinar más arquitectura del Renacimiento en lo alto del peñasco, ¿verdad?
FICHA TÉCNICA
ASCENSIÓN
GUIÓN: DAVID FINCH; BATT
DIBUJO: DAVID FINCH
TINTA: BATT; BILLY TAN; LIBESAY; MARLO ALQUIZA; VICTOR LLAMAS; TEAM TRON; AARON SWOD; RICHARD BENNETT
COLOR: LIQUID!; LICHTNER Y LUSER; RICHARD ISANOVE; JONATHAN B. SMITH; STEVE FIRCHOV
EDITA (EE UU): TOP COW PRODUCTIONS – IMAGE, 1997
EDITA (ARGENTINA): EDITORIAL IVREA, 1999 (NOS 1 Y 2)
EDITA (ESPAÑA): PLANETA DEAGOSTINI, 2000 (NOS 3 A 5)
TRADUCE (ARGENTINA): EDUARDO DI COSTA
TRADUCE (ESPAÑA) LORENZO DÍAZ
ROTULACIÓN (ARGENTINA): EDUARDO DI COSTA
ROTULACIÓN (ESPAÑA): MANEL MUÑOZ
TEXTOS: LORENZO F. DÍAZ
FORMATO: LIBRO CON LOMO ENCOLADO (NOS 1 y2), 52 PÁGINAS; CUADERNO GRAPADO (NOS 3 A 5) 28 PÁGINAS C/U
DEP. LEGAL: B-34244/00
P.V.P. (ARGENTINA): $6.90 – 795 PTAS
P.V.P. (ESPAÑA): 250 PTAS
AGRADECIMIENTO ESPECIAL A VICTOR LLAMAS Y SONIA IM