Texto que comenta el origen, y describe, la nueva colección de libros teóricos sobre la historieta latinoamericana publicados por el grupo investigador argentino La Bañadera del Cómic.
ASUNCIÓN Y GÉNESIS PARA UNA NUEVA HISTORIETA LATINOAMERICANA.
La vana esencia.
Latinoamérica, a lo largo de su conformación como ente cultural, se ha erigido en la tabula rasa para múltiples influencias de todo tipo, signo y orientación. Un carácter aluvial que le ha permitido asumir como propio cualquier movimiento introducido en su amplio territorio. Mariátegui en lo literario, Rivera en lo pictórico… El arte nacional, aún tomado como punto de partida, asume como genuino este carácter continental. Lo latinoamericano adquiere presencia autóctona.
No ocurre lo mismo a la hora de determinar su presencia en la historieta. Si bien en un primer momento podríamos incluirla dentro de este lento proceso desretorizante y de maduración, orientado a la consecución de su particular conciencia de pueblo, la realidad es otra bien distinta. En la historieta latinoamericana el concepto de “hermanamiento” no ha sido tal hasta el momento actual debido a diversos motivos de distinta índole y calado: en primer lugar, por la desigual importancia de sus respectivos mercados con respecto a un punto focal y propio, capaz de nublar al resto. Hablamos, claro esta, de la historieta argentina, cuya repercusión pasada tanto a nivel de autoría (Oesterheld, Breccia padre e hijo, y tantos otros), como editorial (Columba o Abril, por ejemplo), alcanza altas cotas, produciendo este complejo de inferioridad en el resto. Por otro lado, no hemos de olvidar que nuestros parámetros occidentalizados no han mostrado demasiado interés en la historieta latinoamericana tomada en conjunto. Pongamos un ejemplo. Mientras que el boom de la narrativa latinoamericana es fruto del interés de las editoriales europeas de mediados del siglo XX, por establecer un conjunto efímero que permitiera englobar a buena parte de los escritores de moda en este periodo, un hecho igualmente significativo dentro del ámbito del cómic ha brillado por su ausencia.
A vuelta de página.
El panorama, sin embargo, está cambiando radicalmente gracias a un sólido propósito de revisión cenital auspiciado por un amplio sector de la crítica historietística latinoamericana. Un proceso paulatino, y a la zaga con respecto al resto de disciplinas artísticas ya mencionadas, pero en plena ebullición y vigencia. Movimiento con punto de arranque y partida.
En este contexto resulta capital la presencia del grupo de historiadores argentinos “La Bañadera del cómic”. Grupo surgido en torno al año 2001, conformado inicialmente porH ernán Ostuni, Norberto Rodríguez Van Rousselt, Fernando Ariel García, Mario Formosa y Andrés Ferreiro, a lo largo de su trayectoria ha definido los parámetros constitutivos de la historieta argentina, delimitando ya sus orígenes (Patoruzú), ya sus artistas más reconocidos (Oesterheld en primera persona, Oesterheld en tercera persona, donde se aportaban datos reveladores y desconocidos acerca de la producción del autor en Chile). Se trata de fuentes históricas de marcado interés en el estudio del medio, y que conformarán el germen de una idea primigenia: la extensión de los estudios historietísticos propios más allá de las fronteras. A esto, hemos de sumar otro hecho relevante dentro de su trayectoria, como es la creación de la revista digital Sonaste Maneco, medio y visión puntual de la actualidad. En la misma encontramos el germen que alumbrará la fundación de la biblioteca latinoamericana de historieta. El Maneco, destinado a ser un órgano abierto, muestra en la difusión de sus páginas una amplia nómina de autores, autoridades reconocidas que nutren con su visión el alcance de una publicación, ya de por sí, global, manifestando de este modo un propósito preclaro: la colaboración mutua mediante la instauración de unos contactos firmes y sólidos a través de nuestro medio.
Idea y propósito preclaros terminaron por asentar, en agosto de 2007, la primera piedra del magno proyecto que nos ocupa, LA HISTORIETA LATINOAMERICANA, colección de libros recopilatorios, presentados bajos los auspicios del Maneco. Pero, ¿a qué se debe esta necesidad imperiosa por asentar las bases de una historieta latinoamericana? ¿Por qué precisamente presentar estas fuentes documentales? La respuesta no puede ser del todo precisa: una vieja ambición personal de sus componentes por aunar un espíritu común y que simplemente brota en el momento oportuno; una simple casualidad en la que el contacto entre varios críticos, a lo largo del mismo 2007, provoca la “inspiración” oportuna para dar un paso al frente. Quizás, todo haya tenido que ver. Nos consta que esta colección es un viejo proyecto ya orquestado, desde su adolescencia, por Hernan Ostuni. Aparte, la agilización de los medios de comunicación a lo largo de la última década ha tenido como efecto una mayor cercanía.
En cualquier caso, la convocatoria ya quedaba manifiesta.
Acta fundacional.
El planteamiento de la colección es circular. Sin perder de vista en ningún momento la referencia particular a la creación de un hálito común latinoamericano, la obra se desglosa progresivamente en distintas visiones nacionales. Viaje de ida y vuelta continuo que abarcará la más amplia panorámica disponible hasta la fecha. Fernando García así lo precisa[1]:
«La idea tras esta colección es la de rescatar aquellos colores locales, socializarlos y hacerlos circular entre los lectores especializados y aquellos ocasionales. Recurriendo (siempre que se pueda) a los protagonistas territoriales para no forzar lecturas ni medir con varas equivocadas».
Hasta la fecha sólo han aparecido dos tomos, los cuales cubren un amplio espectro: Cuba (Darío Mogno), Chile (Cristian Díaz), Uruguay, Colombia y Ecuador (Hernán Ostuni), Bolivia (Joaquín Cuevas, Jorge Siles, Hernán Ostuni), Paraguay (Andrés Colmán Gutiérrez, Roberto Goiriz), Perú (Fernando Franco, Hernán Ostuni). Ya se halla en imprenta un tercer volumen referido a la historieta brasileña escrito por Waldomiro Vergueiro, así como en preparación dos tomos más: el cuarto referido a la historieta mexicana, de Eduardo Soto Diaz; y el quinto sobre la historieta centroamericana, que será compuesto en su mayoría por el incombustible Hernán Ostuni, alma capital de este proyecto. Para finalizar, se propondrá un amplio recorrido (posiblemente concretado en cuatro tomos) referidos a la historieta argentina, la de una producción más ingente y de mayor trasfondo internacional.
Como podemos apreciar se trata de un complejo y arduo plan editorial, que tratará de precisar y delimitar de forma ordenada las mil y una caras de una compleja realidad marcada, ya desde sus mismas raíces, por la diversidad más profunda. Así, atendiendo a mínima caracterización de entrada, podemos determinar las pautas definitorias que particularizan dicho movimiento.
Arte y definición.
Esta configuración de lo americano no se gesta motivada por la irrupción de una corriente artística, como hemos visto atendiendo las propuestas de otras disciplinas. Su calado es mayor. Su nacimiento es consciente y asumido con esa voluntad. Hemos de entender que la historieta latinoamericana se plantea como un concepto de definición amplia. No hablamos exclusivamente de un grupo particular de obras movidas por un interés efímero. El segmento de lo popular adquiere una dimensión también propia. La vocación histórica queda patente: todos los segmentos de la realidad deben ser englobados, analizados y cuantificados, en toda su magnitud.
Es por ello que, ante todo, predominará en estos libros una intención, una visión y una línea predominantemente diacrónica y de marcado color localista. Cada nación, máxime dada la escasez de datos y la dificultad que ha supuesto reunir y unificar los mismos, se constituye en un microcosmos compositivo henchido de protagonismo. Determinados sus personajes, publicaciones y autores principales, se ofrecen aquellos rasgos de los mismos que hayan podido renovar, de forma fehaciente, los parámetros del medio en relación al marco de acción de la propia nación. Marcada línea evolutiva destinada a manifestar la esencia de lo autóctono.
Esta paulatina conformación de una manifestación cultural no deja de estar ligada al marco común de referencia: Latinoamérica. No estamos ante datos sueltos, desperdigados. Nos encontramos ante un concepto múltiple y revelador de una realidad cambiante, palpitante, en su misma existencia cotidiana. Un requisito indispensable de cara a una firme unión de propuestas e interpretaciones. Contextos nacionales distintos, tradiciones e influencias distintas, en síntesis, formas variadas de entender este nuevo mundo… Algo que muestra las ramas frondosas del mismo árbol.
Términos en cadena.
Atendiendo al anterior planteamiento, esta sistematización de la historieta latinoamericana no comprenderá la creación de unos rasgos representativos destinados a ser la muestra de una concepción viva. No se busca la “originalidad” expresa a remolque de otras corrientes que trataron de ser ajustadas, algunas de forma poco ortodoxa. Conceptos como modernismo rubeniano o realismo mágico no se aplican de modo aleatorio en estas páginas. La intención es describir, señalar de forma concisa, no promulgar arquetipos clasificatorios al buen hacer del cronista de turno. Se trata de mostrar lo imperecedero y único en una vertiente cultural concreta, la del cómic, a lo largo de estos siglos que han definido su existencia.
El mestizaje de rasgos se erige en el principal argumento de un estilo propio, plenamente latinoamericano. Si bien este proceso cultural supone en toda su extensión la mezcolanza, principalmente de motivos europeos, africanos e indígenas, en la historieta se dan por asentados y asumidos de antemano al haberse producido su desarrollo en un estadio más tardío, ya integrados dentro del ámbito de acción de la conciencia latinoamericana. La transculturación se da, sí, pero, quizás por defecto o inercia asumida como connatural, dentro de los márgenes imprecisos de la historieta.
El estilo propio de lo latinoamericano, la marca definitiva de su identidad, se nutre de una superposición progresiva de técnicas creativas, contenidos consustanciales y formatos de producción ajenos. La escuela latinoamericana de historieta se halla formada, así, mediante esta suma progresiva de elementos. No existen marcas significativas y propias, sino una reinterpretación de recursos y medios característicos. Contenidos consabidos (la aventura, la serie negra, la ciencia ficción) pero particularizados (Ticonderoga, Mort Cinder… muestras de esta renovación conceptual), formatos múltiples (desde la revista al fanzine) adoptados al momento y la situación (la situación económica de cada país marca el devenir de las correspondientes publicaciones). La combinación de posibilidades resulta infinita. Una diversidad de base conformada como rango de serie.
El mañana efímero.
Determinados los elementos que componen esta descripción de la esencia latinoamericana, no queda más que, orquestadas las voces colectivas, dilucidar el devenir de su historieta. Si bien se presenta no llena de incertidumbre. Han sido plantados los nuevos cimientos de una concepción, de análisis compartidos, tan necesaria como indispensable. Pero la aceptación de dichas propuestas queda a expensas de una uniformidad de criterios y modelos textuales de referencia pareja. La conformación del espíritu colectivo queda por ver si es posible. Se antoja necesario un esfuerzo común, un reconocimiento mutuo, una unión indisoluble.
La necesidad es ostensible: en este panorama, que se antoja clave (frente a otras artes mayores, donde esta renovación estética y cultural de identidad transcultural, ha alcanzado grandes cotas y, en correspondencia, estudios sistemáticos y coherentes capaces de enunciarlas), ésta se encuentra en un estadio marcadamente primigenio, tanto en su plasmación ideográfica como en la creación artística de obras plenas de personalidad. Así, en esta confluencia de caminos, el desarrollo de corrientes que precisen y determinen su radio de acción e influencia -obviamente interrelacionados- muestran la línea a seguir para la delimitación precisa de una forma propia de hacer historietas, de un estilo definitivo que augure un futuro, hoy por hoy, incierto.
En cualquier caso, componer y aventurar una mirada crítica sobre la identidad actual, no hace más que forzar su construcción. El paso definitivo para alumbrar la memoria…
[1] “Color local”, en Sonaste Maneco presenta: La historia de la historieta latinoamericana, tomo I, ediciones El escriba, Buenos Aires, 2007.
Asunción y Génesis para una nueva historieta latinoamericana.
Creación de la ficha (2008): Javier Mora Bordel
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAVIER MORA BORDEL (2008): "Asunción y Génesis para una nueva historieta latinoamericana.", en Tebeosfera, segunda época , 1 (9-X-2008). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 22/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/asuncion_y_genesis_para_una_nueva_historieta_latinoamericana..html
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