CÓMIC. SUEÑOS E HISTORIA. UN SIGLO DE VIÑETAS
Recientemente tuvimos la oportunidad de disfrutar en Madrid de una exposición de gran calidad titulada Cómic. Sueños e historia, organizada por la Fundación La Caixa, y presentada el pasado mes de mayo en la sede CaixaForum de Madrid.
El emblemático Caixaforum de Madrid. |
La muestra, que cuenta con el especialista Iván Pintor en calidad de asesor y guionista, presenta un recorrido a través de más de 300 páginas originales, que abarca más de un siglo de historia del cómic occidental (sorprendentemente, el cómic asiático queda excluido).
La gran mayoría de las láminas expuestas proceden de la colección "9e Art Références " del coleccionista y galerista parisino Bernard Mahé, completadas con préstamos de algunas páginas originales del Museu del Còmic de Sant Cugat, así como de otros coleccionistas privados y algunos artistas españoles.
Se puede optar por una visita libre, o bien por una guiada. Nosotros experimentamos las dos opciones, y estrenamos además la primera visita guiada, que fue muy agradable, recomendable para cualquier visitante que descubra el mundo del cómic (aunque los aficionados de toda la vida no descubrirán nada nuevo). Durante una hora la guía presenta los espacios y da explicaciones sobre los principales autores y las planchas más espectaculares. Pero hay que admitir que una hora de recorrido se queda demasiado corta, y por lo tanto, puede ser bastante frustrante, porque es insuficiente para admirar con detenimiento la riqueza de esta exposición. Se requiere una visita libre, sin límite de tiempo, porque se necesita bastante tiempo para admirar, contemplar y disfrutar de estas 300 páginas originales distribuidas en las ocho salas temáticas de esta exposición.
Esta modesta reseña pretende abrir el apetito del lector, de forma que tenga ganas de ir a ver esta muestra en persona, por lo que vamos a privilegiar el aspecto visual, mostrando una mínima parte de esos fascinantes originales, así como algunas fotografías de la admirable puesta en escena de esta exposición.
Las fotografías están acompañadas por los textos breves escritos por Ivan Pintor para presentar los ocho espacios temáticos (entrecomillados).
Muestra del espacio sobre la edad de oro del cómic estadounidense. |
1. Los orígenes de la narración secuencial
«En Europa, los cómics nacieron en las publicaciones periódicas para la infancia y en los libelos satíricos antes de dar el salto al formato álbum. Mientras que en Inglaterra cundió la caricatura (heredera de los grandes grabadores y dibujantes de los siglos XVIII y XIX, como William Hogarth o Thomas Rowlandson), en la Europa continental dominaron las historias moralizadoras y la aventura. A mediados del siglo XIX, el suizo Rodolphe Töpffer introdujo la idea del viaje mítico y grotesco en busca de algún objeto, bien en una misión o por empecinamiento de personajes como Monsieur Cryptogame».
Construcción a escala real de la cama del Pequeño Nemo (Winsor McCay, Little Nemo in Slumberland). |
«A diferencia de lo que ocurría en Europa, el cómic en Estados Unidos nació en la gran prensa, con el objetivo de atraer la atención de niños y adultos por igual. Trató, además, de potenciar la visualidad para poder llegar a la enorme comunidad de inmigrantes que todavía no dominaban el inglés. Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst, los dos grandes magnates de la prensa, se disputaban a los dibujantes y las series más populares. Mientras las páginas dominicales amparaban los sueños y los más fascinantes viajes imaginarios con su espléndida policromía, las tiras diarias en blanco y negro se convirtieron en una crónica cotidiana de la sociedad estadounidense».
Ilustración original de George Herriman, con los protagonistas de Krazy Kat (09-IX-1933). |
2. La edad de oro del cómic estadounidense: del crac del 29 a la Segunda Guerra Mundial
Muestra del espacio sobre la edad de oro del cómic estadounidense. |
«Winsor McCay, George Herriman, Frank King y otros artistas como Lyonel Feininger abrieron las puertas a la experimentación y la vanguardia visual desde las páginas dominicales de los periódicos pero, muy pronto, las tiras de prensa diarias, con su blanco y negro y su atención a la vida cotidiana, lograron ganarse el favor de los lectores. Con el crac del 29, se impuso además el sistema de estudios: agencias como el King Features Syndicate, creada por William Randolph Hearst, y el Chicago Tribune Syndicate auspiciaron la eclosión del cómic de aventuras, que posibilitaba la evasión frente a la crudeza cotidiana de la Gran Depresión».
Original de George McManus: Rosie’s Beau y Bringing up father (Educando a papá), 31-XII-1939. |
«En tanto que algunas tiras como Dick Tracy de Chester Gould, Thimble Theatre de Elzie Segar o Li’l Abner de Al Capp respondían con acidez, cinismo y humor a la situación social, se consolidaba el estilo de los funny animals gracias a Disney y los géneros de aventura se multiplicaban: desde las exóticas acrobacias del Tarzán de Harold Foster y la ciencia ficción del Flash Gordon de Alex Raymond, hasta la viveza de los personajes de Milton Caniff que, con Terry y los Piratas, gestó una verdadera crónica de la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento de un estilo basado en el claroscuro».
Original de Tarzan, por Hal Foster (1933). |
Original de Prince Valiant, por Hal Foster (28-V-1939). |
Ilustración de Male Call, por Milton Caniff (1942-46). |
3. Los superhéroes: la máquina del mito
«El género de los superhéroes debe su gran éxito a la aparición de un nuevo formato de publicación: el comic book. Heredero de las revistas pulp baratas en las que podían leerse relatos fantásticos y de género negro, el comic book triunfó en Estados Unidos en la década de 1930, primero con reediciones de tiras cómicas y después con material nuevo destinado sobre todo a lectores adolescentes».
Maqueta de la portada de Action Comics 381 (X-1969). |
«La Gran Depresión auspició el nacimiento de la figura del superhéroe. Superman, publicado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938, causó sensación de inmediato, y muy pronto le siguieron otros «héroes disfrazados», como se les llamaba entonces. Cada uno de ellos construyó su propia mitología: Superman, su origen extraterrestre; Batman, el rico heredero justiciero; Wonder Woman, la semidiosa; el Capitán América, resultado de experimentos científicos».
Ilustración original de los 4 Fantásticos, por Jack Kirby. |
«Los comic books fueron el crisol en el que se reescribió la mitología occidental y el superhéroe se convirtió en el alter ego de los sueños cotidianos de la población, a través de las distintas fases que definieron su identidad hasta los años ochenta: el desdoblamiento, la doble identidad y la mutación».
4. Los cómics en España: la comedia humana y los signos de la tragedia
«Los cómics en España tuvieron una importancia crucial desde mediados del siglo XIX, tanto en publicaciones para la infancia como en revistas satíricas. Autores como Apeles Mestres, Ramón Cilla o Mecachis, y publicaciones como La Campana de Gràcia, Mundo cómico o L’Esquella de la Torratxa abrieron el camino a una explosión de revistas y autores en el siglo XX. Opisso, Xaudaró, En Patufet, Gente Menuda, Dominguín, Pulgarcito y TBO sentaron las bases de un dibujo caricaturesco con voluntad universal, y de ahí al nombre que seguimos dando hoy a los cómics: tebeos».
Original de Opisso para la portada del Almanaque TBO para 1919 (Editorial Buigas, XII-1918). Colección Lluís Giralt. |
«A pesar del profundo corte que supuso la Guerra Civil, los cómics siguieron proliferando con publicaciones auspiciadas por los golpistas y editadas por la Delegación Nacional del Frente de Juventudes, como Flechas y Pelayos (1938-1949) y más tarde Clarín (1949-1956). Durante la dictadura llegaron a un público masivo los cuadernos de aventuras como Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, El Capitán Trueno o El Jabato, la gran comedia humana de Bruguera y las revistas infantiles que leía toda la población, como TBO, Pulgarcito, Chicos y Jaimito».
Reproducción a gran escala de 13, Rue del Percebe. |
«A partir de los años sesenta, nuevas corrientes y autores con la voluntad de llegar a un público adulto socavaron la férrea censura franquista y abrieron el camino tanto al estallido del underground y las revistas de los ochenta como al aliento narrativo del formato extenso de la novela gráfica».
"¡País...!", historieta de Carlos Giménez publicada en El Papus (1976), recopilada luego en el álbum España: una, grande y libre. Archivo Paco Baena (Museu del Còmic de Sant Cugat). |
Boceto de portada de Purita Campos para la serie Esther y su mundo (Patty’s World), Editorial Bruguera, 1983. Archivo Paco Baena (Museu del Còmic de Sant Cugat). |
Original de Jordi Bernet para Torpedo 1936 (1987). |
Original de "Mortadelo de la Mancha" (II-2005), de Francisco Ibáñez. Por gentileza de Ibáñez. |
Dibujo de Paco Roca realizado ex profeso para la exposición. |
5. La edad de oro del cómic franco-belga
Decorado dedicado a Astérix, con sus protagonistas en 3D junto a una ilustración de grandes dimensiones. |
«Al término de la Segunda Guerra Mundial triunfaron en Francia y Bélgica las publicaciones juveniles, entre las cuales destacan la revista Tintin y Le Journal de Spirou».
Ilustracion de Hergé para la revista Tintin 649 (III-1961), el "semanario para jóvenes de 7 a 77 años". |
«Cada una de estas dos revistas competidoras reivindicó su propia línea editorial, hasta tal punto que se crearon dos escuelas muy diferenciadas: la escuela de Bruselas, caracterizada por la línea clara de Hergé, y la escuela de Marcinelle, representada por André Franquin. En 1959 nacía otra revista importante, Pilote, que triunfó desde su primer número con Astérix, la mítica serie de René Goscinny y Albert Uderzo. Pilote llevó el cómic al gran público y dio a conocer a una nueva generación de dibujantes: Jacques Tardi, Jean-Claude Forest, Jijé y Didier Comès, entre otros».
Original de André Franquin, de la serie Gaston Lagaffe. |
«Después de 1968 se gestó otra gran revolución con la consolidación de un cómic adulto, que aspiraba a ampliar sus horizontes con nuevos temas y nuevas estéticas: L’Écho des Savanes, Métal Hurlant, Fluide Glacial y más tarde (À SUIVRE) se inscriben en este movimiento, con proyectos editoriales radicales e innovadores».
Ilustración original de Blueberry, por Jean Giraud “Gir”. |
6. Entre Italia y Argentina. El nacimiento de la modernidad del cómic
«En el cómic, la modernidad floreció en torno al eje Italia-Argentina antes de estallar en Europa a través de Francia. Alrededor de la figura del escritor Héctor Germán Oesterheld, su editorial Frontera y las revistas Frontera y Hora Cero emergió un campo de experimentación en el que participaron autores argentinos y también historietistas recién llegados de Italia, como Hugo Pratt. A través de sagas hoy convertidas en iconos del devenir histórico argentino, como El Eternauta, de Oesterheld y Solano López (y en una segunda versión con dibujos de Alberto Breccia), y de obras como Sargento Kirk, de Oesterheld y Breccia, cristalizaron posibilidades que han condicionado el destino del cómic contemporáneo».
Ilustración de Corto Maltés, por Hugo Pratt. |
«Alberto Breccia, si bien empezó trabajando a partir del claroscuro de Milton Caniff, modeló después todas las posibilidades expresivas imaginables de la página como fundamento de miedo, angustia y terror. Y no solo sus hijos Enrique y Patricia Breccia siguieron su magisterio, sino que su huella se percibe en la obra de autores como José Muñoz o Frank Miller. De un lado del Atlántico, Oesterheld, Breccia, Quino, Horacio Altuna o Juan Giménez; del otro, Sergio Toppi, Guido Crepax, Vittorio Giardino o Andrea Pazienza; en medio, la eterna singladura de Corto Maltés, de Hugo Pratt».
Página original de Un été indien (1987), de Milo Manara y Hugo Pratt. |
Ilustración de Milo Manara en homenaje a Corto Maltés. |
7. La explosión fantástica en Estados Unidos y Europa
«La Comics Code Authority (Autoridad del Código de Cómics), creada en Estados Unidos en 1954, así como la ley aprobada en Francia el 16 de julio de 1949 sobre las publicaciones destinadas a jóvenes, limitaron tanto la disensión política como la presencia de contenidos sexuales o violentos en el cómic. Contra aquellas imposiciones se alzaron en la década de 1970 tanto los comix o cómics underground en Estados Unidos, fanzines a menudo autoeditados que se vendían en espacios de la contracultura, como, en Francia, revistas del estilo de L’Écho des Savanes, Métal Hurlant, Fluide Glacial y (À SUIVRE)».
Portada de Richard Corben para New tales of the Arabian Nights (1978). |
Ilustraciones de Frank Frazetta para el portafolio Women of the Ages (1977). |
Enki Bilal – Nikopol (1986). |
«Liberados de la censura y alentados por la corriente libertaria del 68, los autores de cómic se sumergieron en una efervescencia creativa y reescribieron el mapa de las relaciones entre el cómic y el resto de las formas expresivas y los medios de comunicación social. La libertad y el sincretismo fueron los principales pilares para aquellos creadores de universos, que inspiraron a varias generaciones más allá de las fronteras de su medio o país. Esta sala está dedicada a figuras como Jeffrey Catherine Jones, Richard Corben, Moebius y Alejandro Jodorowsky, Frank Frazetta, Jean-Claude Mézières y Pierre Christin, François Schuiten y Benoît Peeters».
Varias ilustraciones de Jean Giraud "Moebius". |
Dos originales de Philippe Druillet: Salammbô (1980) y Lone Sloane (1970). |
Varias ilustraciones de la serie de François Schuiten y Benoît Peeters Les cités obscures (1999). |
8. Ante el espejo: del diario íntimo a la novela gráfica
«Al igual que la escritura y a diferencia del cine, el cómic es un medio inmediato que no requiere ninguna infraestructura de producción. Con la revista MAD de Harvey Kurtzman primero, con fanzines como ZAP Comix, Weirdo y Tits & Clits después, y con Robert Crumb, Trina Robbins, Lynda Barry o Melinda Gebbie apareció un modo nuevo de contar, con completa libertad para hablar de cualquier tema, empezando por el yo. Diarios, fragmentos de vida, confesiones íntimas y temas antes inconcebibles –la sexualidad, la identidad de género, el consumo de drogas, las enfermedades mentales– aparecieron en las viñetas, al mismo tiempo que surgían nuevos formatos de publicación como la novela gráfica, que permitía por su extensión una concepción total de la obra, no supeditada a la lógica serial».
Original de Fritz the Cat (1968), de Robert Crumb. |
Original de 300 (1999), de Frank Miller. |
«A partir de los ochenta, revistas punteras como RAW en Estados Unidos aglutinaron la nueva vanguardia formada por autores como Art Spiegelman o Charles Burns, antes de que otros muchos colectivos, como L’Association en Francia, diesen lugar a un nuevo cómic a finales del siglo XX. Así como las experiencias de Chris Ware, Scott McCloud o Marc-Antoine Mathieu han abierto el camino a un cómic-ensayo, una nueva generación de autoras como María Medem, Ana Galvañ, Laura Pérez, Marta Cartu o Marta Altieri explora todas las posibilidades tanto del papel y los nuevos recursos como del scroll infinito».
Paco Roca, La Casa (2015). |
Ilustraciones de Marta Cartu, Laura Pérez y Ana Penyas. |
Originales de Pablo Auladell y Luis Durán. |
Palabras finales
Anatomía del cómic es el título del catálogo de la exposición, que ha contado con la colaboración de la editorial francesa Flammarion. Se trata de una recopilación histórica a cargo de Damien MacDonald que reúne una selección de obras maestras del cómic de Europa y América presentes en esta muestra.
Esperemos que este corto recorrido os haya animado a descubrir esta exposición espectacular que permite admirar con detalle el trabajo de cada autor, el trazo de cada línea, las vacilaciones en los bocetos a lápiz o la precisión del entintado. Una delicia.
Datos prácticos
¿Dónde y cuándo?
Tras la muestra en el CaixaForum de Madrid, la exposición viajará durante cuatro años, hasta 2026, a las sedes de este museo en Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Lleida, Tarragona, Palma y Girona, aunque a fecha de publicación de esta reseña no se conocían todavía las fechas concretas.
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