CONSTRUYENDO APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS A TRAVÉS DEL CÓMIC
SOBRE ENSEÑAR, UN VIAJE EN CÓMIC DE WILLIAM AYERS Y RYAN ALEXANDER-TANNER
«Durante los últimos treinta años, Bill Ayers ha ido manifestándose de forma constante como uno de los educadores más sensibles y respetados de los Estados Unidos. Sin embargo, sus escritos de carácter académico solo han llegado a una fracción de la audiencia que estos se merecen. Ahora, en colaboración con un maravilloso dibujante de cómics [Ryan Alexander-Tanner] ha creado un libro del todo original y deliciosamente transgresor que probablemente pase de mano en mano de decenas de miles de docentes por lo bien que se lo van a pasar leyéndolo» (p. XI).
Así comienza el prólogo de Jonathan Kozol a Enseñar, un viaje en cómic, que la editorial Morata edita traducido al español tras el éxito de su edición estadounidense y que se presenta como un altavoz de las teorías pedagógicas de Bill Ayers a través de la fructífera colaboración con el dibujante Ryan Alexander-Tanner. Desde su punto de partida, este trabajo señala a través de la simbiosis ilustración-guion la adaptación al noveno arte como herramienta vehicular de la reflexión sobre el noble trabajo del maestro.
La tabla de contenidos inicial resume las diferentes partes en las que se estructura esta obra, iniciada por un breve prólogo y unos agradecimientos, escritos ambos con una inusual y llamativa letra mayúscula escolar que también se utiliza como tipografía del cómic, seguido por una introducción gráfica en la que se ofrece una bienvenida al lector, y finalmente los ocho capítulos en los que se retrata el viaje educativo propuesto. Desde “El primer día: empieza el viaje” hasta “La graduación: volver a empezar”. Además, el cómic plantea otras lecturas necesarias, algunas referencias bibliográficas y un pequeño resumen bio-bibliográfico de los autores.
Enseñar, un viaje en cómic es principalmente un libro de reflexión sobre el proceso de enseñanza y el aprendizaje apoyado visualmente por las ilustraciones y el lenguaje del cómic, en el que una voz docente, la de Bill Ayers, se dirige al lector-espectador generalmente con alegatos pedagógicos entre los que se entremezclan las aplicaciones prácticas de algunos de los temas en los que incide con mordacidad la filosofía de Ayers.
Lo fundamental del proyecto, por tanto, sería desgranar las líneas maestras de la filosofía pedagógica del autor, que se caracteriza desde el inicio como un maestro alternativo al perfil habitual del docente, preocupado por enseñar aprendiendo y huyendo del tradicional “ordeno y mando” y la lección magistral. Por las páginas del cómic circulan mitos contra los que la educación debe enfrentarse: jóvenes profesores con ilusiones, pero sin soluciones y, sobre todo, burócratas con ansias de medir el aprendizaje y clasificar a los estudiantes, buscadores de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). La crítica de Ayers hacia la burocratización del sistema se establece a través de la parodia de los inspectores, definidos por la ingenuidad de sus alumnos en un comentario demoledor: “son raros”.
El proyecto de Ayers sintetiza sin academicismo las teorías de enseñanza-aprendizaje que más fuerza van tomando en esta revolución educativa a la que estamos asistiendo y a través de la narrativa de ejemplos concretos se proyectan nuevos modelos de trabajo cooperativo, de resolución de conflictos y de construcción de proyectos que intentan convertir el aula en un espacio más realista. A través de la transformación del espacio del aula, el docente ofrece soluciones para un aprendizaje constructivo real y efectivo: cuidar mascotas, construir puentes, sembrar la tierra, nuevos modelos de lectura, fomento de la empatía y socialización desde el punto de partida del enfoque comunicativo.
Enseñar, un viaje en cómic , por tanto, es una apuesta didáctica interesante sobre las nuevas maneras de enfrentar la tarea docente, un cómic que no solo denuncia el estado de la cuestión, sino que, como las grandes obras, propone soluciones efectivas para la renovación del proceso de enseñanza-aprendizaje. El formato que ha elegido Bill Ayers para difundir esta filosofía se propone llegar a un gran número de personas por su claridad expositiva, alejada de las sistematizaciones academicistas, que es también en sí misma una propuesta didáctica a través del uso del cómic en el proceso educativo.
Por estos motivos, la lectura de esta obra puede resultar positiva en comunidades educativas, tanto en claustro de profesores como en la propia aula con los estudiantes, para contrastar modelos, reflexionar sobre determinadas situaciones y decidir un camino, el del proceso de enseñanza y aprendizaje, fundamental para formar personas críticas, autosuficientes y capaces de encontrar sus capacidades positivas para ayudar a la comunidad en la que habitan. Bill Ayers construye así un viaje gráfico sobre una tarea que necesita cambios urgentes y sobre la que aporta una mirada alternativa, constructiva. Una nueva educación que considera dinámica, siempre en movimiento, como una constante fuente de exploración y de conocimiento. Para todos aquellos docentes que tengan dudas de cómo revolucionar y evolucionar su clase, esta propuesta, sin caer en las hollywoodienses idealizaciones del profesor alternativo, puede ser una fuente de reflexión interesante.
Como dice el comentario final: «Somos más libres de lo que a veces nos creemos, pero ese saber plantea la pregunta: Dado lo que sabemos ahora, ¿qué vamos a hacer con ello?» (p. 121). Lo primero, seguro, leer Enseñar, un viaje en cómic, escrito por William Ayers y dibujado por Ryan Alexander-Tanner.