DE BOMBEROS Y ASTRONAUTAS. DOS SERIES MUDAS DE SERGIO ARAGONÉS
ANTONI GUIRAL

Title:
Of firemen and astronauts. Two silent series by Sergio Aragonés
Resumen / Abstract:
La inquietud creativa de Sergio Aragonés es bien conocida. Pese a tener trabajo fijo en Mad y series en curso de éxito como Groo, él siguió iniciando nuevos proyectos, como la creación de series para la agencia Strip Art Features, radicada hoy en Eslovenia. En este texto se revisa su trabajo para esa empresa, dos series de humor sin palabras que hicieron las delicias del público europeo y estadounidense durante los años noventa: The Smokehouse Five y Buzz and Bell. / The creative restlessness of Sergio Aragonés is well known. Despite having a permanent job at Mad and ongoing successful series like Groo, he continued to start new projects, such as creating series for the Strip Art Features agency, now based in Slovenia. This text reviews his work for that company, two strips without words that delighted European and American audiences during the nineties: The Smokehouse Five and Buzz and Bell.
Palabras clave / Keywords:
Sergio Aragonés, Strip Art Features/ Sergio Aragonés, Strip Art Features

DE BOMBEROS Y ASTRONAUTAS
DOS SERIES MUDAS DE SERGIO ARAGONÉS

 

Vaya por delante que, para mí, no hay series menores en la obra de un o una historietista. Y menos en una trayectoria como la de Sergio Aragonés. “Menores” es un adjetivo algo grosero cuando hablamos de un/a creadora/a, como si quisiéramos compartimentar su obra con valores que son nuestros pero no suyos, cuando no sabemos las condiciones en que esa obra fue encargada o realizada. Que las obras acaben por ser más perecederas o fugaces depende de muchas cosas, entre ellas, sobre todo, de la respuesta de los lectores, pero también de las circunstancias editoriales, económicas, sociales e históricas del momento e, incluso, de la suerte.

Cuando empezaron a publicarse en Europa las series The Smokehouse Five y Buzz and Bell en 1990, Sergio Aragonés ya era un autor de lujo. Desde 1962 publicaba sus “marginales”, chistes e historietas en Mad, que fue lo que le concedió más popularidad, pero, como hombre multifacético y sobre todo rápido en su trabajo, Aragonés llevaba tiempo colaborando en el mercado del comic-book. Inicialmente para DC Comics, donde a pesar de sus en teoría limitados conocimientos del inglés, aportaba argumentos, escribía guiones y, por supuesto, dibujaba historietas. De todo; de humor, sí, especialmente (en Plop! o en House of Mystery, por ejemplo), pero también wéstern, como Bat Lash, que el propio Sergio ayudó a crear en 1968 (junto a Joe Orlando, Carmine Infantilo y Sheldon Mayer). Y en 1982 llegó Groo the Wanderer, que se convertiría en su serie más longeva y, digamos, comercial o popular. De hecho, en 1990 Groo protagonizaba su propia colección mensual en Marvel (desde 1985) e incluso, siempre junto a Mark Evanier, habían realizado la novela gráfica The Death of Groo (1987).

Mad, Groo, muchas colaboraciones esporádicas… Pero Sergio es un hombre muy inquieto, como está demostrando a lo largo de toda su carrera, por lo que en 1990 inicia dos series nuevas, las citadas The Smokehouse Five y Buzz and Bell, dos sagas mudas de humor, una de las especialidades de Aragonés. Solo que esta vez hay un cambio de tercio: no se publicarán en formato de comic-book, sino de revistas o libros, y lo harán básicamente en países como Bélgica, Holanda, Alemania o España (también en Estados Unidos, en 1991, en forma de libros). Y hay otro cambio: no se trata de cómics para adultos, sino para niños y jóvenes, un matiz importante en un autor que, aunque en realidad trabaje siempre para todos los públicos, hasta entonces se había dedicado más a la historieta juvenil o para adultos, al menos dentro de los parámetros del cómic Made in USA.

Y otra alternativa: por vez primera, Sergio trabajaría para un agente, con el objetivo de que éste distribuyera su obra por todo el mundo. El agente no es otro que Ervin Rustemagić (Sarajevo, 1952), dueño por entonces de Strip Art Features (SAF). Y aquí debemos hacer un pequeño paréntesis para hablar sobre SAF, una empresa que lleva cincuenta años activa pero que, vaya usted a saber por qué, si entre la profesión es archiconocida, no lo es tanto entre los aficionados. Rustemagić, apasionado de la historieta, empezó a publicar la revista Strip Art en 1971, una cabecera de cómics distribuida por un país que en su día se conoció como Yugoslavia y que alcanzó una más que notable distribución (26.000 ejemplares). Al año siguiente, fundó SAF, una agencia de producción, distribución y venta de derechos de cómics, que en los años ochenta había vendido licencias a más de 500 editoriales de todo el mundo. En 1992, durante la Guerra de los Balcanes, las oficinas de SAF en Sarajevo fueron destruidas, perdiéndose con ellas todo su archivo, amén de páginas originales de muchos dibujantes de historietas. Rustemagić y su familia iniciaron entonces un dramático viaje por la supervivencia, hasta que gracias a la ayuda de varios editores y autores el agente obtuvo una acreditación como periodista y pudo huir de Bosnia y Herzegovina, aunque su familia no puedo reunirse con él hasta meses después, cuando se le otorgó la ciudadanía eslovena. Su historia, esta historia, fue relatada en el libro de cómics Fax from Sarajevo (1996), en la que su amigo Joe Kubert dramatiza y pone en viñetas los faxes en los que Rustemagić contaba su personal odisea.

Portada de la edición de 2020 de Dark Horse de Fax from Sarajevo, de Joe Kubert.

En 1997, Rustemagić cofundó junto a Scott Mitchell Platinum Studios, con el objetivo de contratar licencias de series de cómics para ser explotadas en diversos medios (como Dylan Dog o Jeremiah), empresa que abandonó en 2000 para concentrar todos sus esfuerzos en SAF. A lo largo de su ya muy dilatada trayectoria, SAF ha producido o representado en todo el mundo (y sigue en activo) obras de autores latinoamericanos como Carlos Trillo, Ricardo Barreiro, Eduardo Risso, Juan Bobillo o Cacho Mandrafina, de historietistas europeos como Martin Lodewijk, John M. Burns, Hermann, españoles como Sergio Bleda, Rafa Fonteriz, Jordi Bernet, Vicente Cifuentes, Paco Roca o Alfonso Font o norteamericanos como Joe Kubert, amén de Sergio Aragonés, por supuesto.

Catálogos de cómics para adultos e infantiles/juveniles de Strip Art Features.

 

Sin palabras

La historieta empezó con palabras, pero resulta evidente que puede no necesitarlas. Para comunicar por medio de viñetas, la palabra, el diálogo, el texto, es un soporte más, un soporte literario pero también visual (la rotulación mediante la que se transcriben las palabras es, también, dibujo). Aragonés, sea porque al inicio de su carrera tenía dificultades para expresarse en inglés, sea por motu proprio y, seguramente, como resultado de sus estudios de mimo o pantomima junto a Alejandro Jodorowsky, se ha especializado, en parte, en la historieta muda, aunque eso no quiere decir que no exprese o “hable”. The Smokehouse Five y Buzz and Bell son series sin palabras, pero con mucha expresividad. Escribir y dibujar historietas solo con imágenes es mucho más complejo que hacerlo ayudándose de las palabras. El diálogo identifica a los personajes y permite evidenciar sus pensamientos o acciones, amén de situarnos e incluso identificar cuestiones que complementan la personalidad de esos personajes; si les quitas las palabras, has de ser muy inteligente para sustituirlas por expresiones gráficas que los definan y que te permitan no ya solo situar al lector, sino saber exactamente qué está pasando en la acción y qué está esgrimiendo ese personaje.

En la historieta de humor es más habitual encontrarse series mudas. O casi mudas. El dibujo, más expresivo (y sus complementos, como onomatopeyas o símbolos gráficos), permite forzar la gestualidad y reflejar el estado de ánimo de los personajes. The Smokehouse Five y Buzz and Bell son series que plantean gags en una página, pensados para ser publicados especialmente en revistas periódicas, sin continuidad específica entre ellos, más allá de la continuidad de los personajes que, página a página, acumulan situaciones que los definen y enriquecen.

Los cinco bomberos de The Smokehouse Five y su perro retratados por Sergio Aragonés.

Cinco bomberos…, y un perro

La experiencia profesional de Aragonés en 1990 es tal que se acumula y evidencia en estas dos series que marcan un punto y aparte en su carrera.

The Smokehouse Five está protagonizada por cinco bomberos y su perro. Entre los bomberos (o “ahumadores” si traducimos literalmente “smokehouse”) distinguimos a un afroamericano y a un hispano (incluso a uno que podríamos tildar de hippy), lo que podría darnos a entender que trabajan en alguna ciudad estadounidense. Pero Aragonés se guarda mucho de identificar el escenario, evitando cualquier tipo de cartel que nos sitúe en un país concreto, explotando situaciones y mostrando edificios que podrían estar en cualquier ciudad del mundo occidental. Una apuesta inteligente, habida cuenta de que así era más sencillo vender los derechos de esta serie a cualquier país, al menos de Occidente, por supuesto. Los cinco bomberos son personajes inocentes, despistados y bastante ineptos; de hecho, la gracia de los gags (que la tienen, y mucha) reside en los efectos contrarios a los deseados cuando acuden a apagar un incendio, o a rescatar a un gatito de un árbol. En ocasiones, alguno de ellos utiliza los medios que tiene a su disposición para cuestiones personales, como contentar caprichos o disfrutar de un partido de fútbol gratis. El perro, por cierto, que no siempre aparece, se contenta con ser testigo de las trastadas de los bomberos.

A veces hay que recurrir a situaciones “extremas”. No siempre hay agua suficiente para apagar un fuego. Contentando a una amiga.

Aragonés aplica todo su ingenio a estos gags mudos, recurriendo en muy contadas ocasiones a un bocadillo visual para explicitar algo concreto o a las onomatopeyas, basando explícitamente sus gags en la imagen. The Smokehouse Five está pensada para ser degustada por todo tipo de públicos, especialmente el infantil/juvenil, pero no esconde, en ocasiones, un cierto halo de mala leche, como cuando un tren corta la manguera evitando apagar un incendio, cuando la llegada de los protagonistas a un restaurante provoca la huida en tropel de los comensales, o cuando la escalera de los bomberos es utilizada para que puedan huir dos amantes.

Accidente ferroviario. ¡Socorro, que llegan los bomberos! Ayudando a unos amantes.

The Smokehouse Five sólo disfrutó de 44 páginas, que fueron publicadas, por ejemplo, en la revista belga Spirou en 1990 como Piépons, o en España, en El Tebeo de El Periódico (1990), Pequeño País (1992) o Súper Zipi y Zape (1992), con títulos como Quemadero nº 5 o La brigada del humo.

 

 

Dos astronautas

Buzz and Bell es una serie algo más completa y compleja, en el sentido de que las aventuras de dos cadetes o astronautas en su vagabundeo por el espacio nos permiten una más profunda reflexión sobre la condición humana. Estamos ante un hombre y un mono, que en igualdad de condiciones atraviesan las estrellas para enfrentarse con civilizaciones y alienígenas de muy distinto pelaje. Son, en esencia, y especialmente el humano, dos personajes torpes, olvidadizos y asustadizos, incapaces de atender a sus obligaciones técnicas y temerosos e incluso burlones de las distintas razas con las que se cruzan. A diferencia de The Smokehouse Five, Aragonés lleva al límite la visibilidad de las acciones y los gags (siempre de una página), utilizando otras estrategias, como los bocadillos que definen gráficamente deseos, objetos o explicaciones, en un brillante uso de la historieta muda.

¡Invasión! Buzz y Bell son, sí, algo olvidadizos

En su deambular espacial, visitan múltiples planetas donde se cruzan con alienígenas amistosos u hostiles, incapaces de comunicarse con ellos, siendo objeto de sus burlas o víctimas de unas culturas rocambolescas (como la impracticabilidad para humanos del baño al que acuden en una de sus páginas), en una evidencia de lo que implica la incomunicación que nos asola. Y es que aunque abundan gags más, digamos, “para todos los públicos”, en Buzz and Bell Aragonés se implica en una especie de crítica social, como cuando evidencia que la suciedad en las calles de un planeta alienígena no es obra de la raza autóctona sino de los humanos, o la aparición en varias ocasiones de la basura espacial y sus consecuencias.

No es un anillo… es basura espacial. Un baño algo complicado. ¿Quién ensucia las calles?

Mención específica aparte merece el ingenio de Aragonés para concebir gráficamente las distintas razas de alienígenas, aparte de la presencia de algunos gags realmente surrealistas, como los protagonizados por el Dios cristiano, el planeta al que llegan para cruzarse con Adán y Eva, o la presencia en una historieta de unos pájaros que recuerdan vivamente a los concebidos por Moebius en Arzack.

Exceso de velocidad. El ingenio de los alienígenas.

Buzz and Bell, que disfrutó de 88 páginas, fue publicada en varios países europeos, Francia entre ellos (en Vaillant/Pif en 1991), y España, en Zona 84 (1990), Pequeño País (1990) o Súper Mortadelo (1993), con los títulos Buzz y Bell y Astro y Mico.

 La editorial belga Dupuis publicó dos libros de Buzz and Bell.

En suma, dos series excelentes para todos los públicos que, por desgracia, permanecen casi inéditas en nuestro país (inéditas en formato de libro).

Creación de la ficha (2022): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONI GUIRAL (2022): "De bomberos y astronautas. Dos series mudas de Sergio Aragonés", en Tebeosfera, tercera época, 20 (31-VII-2022). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/de_bomberos_y_astronautas._dos_series_mudas_de_sergio_aragones.html