DIBUJANTE EN LA CLANDESTINIDAD Conversación con Lluís Juste de Nin (‘El Zurdo' /'Esquerrà') |
Lluís Juste de Nin me espera sentado en un sillón de la cafetería del exquisito Hotel Casa Fuster, al pie de la Calle Gran de Gràcia. Esto no es una entrevista porque las preguntas que yo pueda hacer no tienen ninguna relevancia. Hablaremos de antiguas revistas, de antiguos compañeros, de política, de actividades clandestinas, pero sobre todo de dibujo: «En mi infancia mi herramienta de expresión principal fue el lápiz. Nací con el lápiz y sabía que a través de esta herramienta, que se podía convertir en arma, se podía hacer incordiar a unos y se podía halagar a otros».
Lluís Juste de Nin, más conocido por su vínculo con el mundo de la moda a través de la firma Armand Basi, se ha revelado desde principios del siglo XXI como uno de los dibujantes de historietas catalanes más interesados por la crónica histórica. Autor de Los Nin. Memoria a lápiz de una familia catalana (Planeta y Columna, 2004) seguido de Montecristo 1941 (Edicions de Ponent, 2007), El Guepard 1970 (2008), Barcelona 1931. L'Educació Sentimental (2009), El Quart poder (2010), o La Muntanya Màgica (2011), premiado con el Nautilus la primera Noche del Cómic en Badalona, hoy intentaremos aproximarnos a una faceta suya mucho menos conocida. Con sus dibujos participó activamente en la efervescencia de la lucha antifranquista.
Viñeta satírica del autor firmando como "El Zurdo". |
Ya es habitual que se reconozca el importante papel de los humoristas gráficos en las grietas que resquebrajaron el régimen franquista y las emblemáticas revistas de la transición, más poco se ha hablado de los dibujantes que criticaban el poder desde la prensa clandestina. Pero más allá de Hermano Lobo, Por Favor o El Papus, había caricaturas mucho más punzantes y peligrosas que circulaban sin la autorización de la censura. Parece mentira que la persona que tengo delante, augusto, elegante y solemne, sea el mismo que en aquellos tiempos utilizó el seudónimo de 'El Zurdo' –y más adelante 'Esquerrà'–, para flagelar al franquismo con sus dibujos.
«Me casé muy joven, y con mi mujer –Neus– pronto resolvimos que a través del PSUC era donde mejor articular nuestro antifranquismo. ¿Todos los que formábamos parte del PSUC éramos comunistas? La verdad es que no. Pero el partido en ese momento era un catalizador, un aglutinador de antifranquistas». El PSUC eran las siglas del Partido Socialista Unificado de Cataluña. Había nacido en julio de 1936, como fusión de la Unión Socialista de Catalunya, la Federación catalana del PSOE, el Partido Comunista de Catalunya y el Partido Catalán Proletario, con la intención de unir esfuerzos para enfrentarse al fascismo de Franco. Tras el 39 fue reconocido como sección catalana de la Tercera Internacional, caso único de reconocimiento de un Partido Comunista de una nación sin estado, pero que supuso también tensiones interiores. El PSUC impulsará durante años la lucha antifranquista desde el interior y el exterior, si bien la presión franquista desmanteló una y otra vez los intentos de crear una estructura en Catalunya, deteniendo y fusilando a sus miembros.
Ilustración para Unidad, órgano del PSUC. |
«Ya te puedes imaginar, tenías que dibujar directamente sobre la cera para tirar con el ciclostil y la vietnamita. ¡No te podías equivocar!». El mimeógrafo, más conocido con el nombre de ‘vietnamita’, era una máquina portátil que mediante una pequeña rotativa manual permitía el reprografiado de forma rápida y fácil de una gran cantidad de copias. Sobre una matriz especial de papel encerado, se podía escribir a máquina o dibujar mediante un punzón. Esta misma hoja de papel, una vez entintada por el otro lado, hacía la función de matriz a la hora de estampar las copias.
«Jordi Socías, actualmente fotógrafo del diario El País y entonces vinculado al PSUC del barrio de Horta, vino a verme y con él creamos en aquél barrio una de las primeras revistas que hice. Se llamaba Horta, claro. Éramos dos personas, que nos reuníamos en mi casa los sábados por la tarde y hacíamos la revista. Se trataba de las noticias del barrio, con una vertiente de agitación e iban bastante ilustradas. Esto duró más de un año».
Saborea ligeramente el zumo de naranja. Cuando toca hablar de Emili Domingo, una chispa de emoción brilla en el fondo de los sus pupilas: «Un día llamó una de las personas que ha sido un auténtico revolucionario y un auténtico hombre de izquierdas. Era Emili Domingo. Creo que su nombre debería salir con negrita. Con su mujer, María, –se habían conocido en Tolosa, venían del exilio–, lo primero que hizo al regresar, aunque encontró un buen trabajo, fue organizar células clandestinas del PSUC». Emilio Domingo es uno de tantos hombres y mujeres que lucharon por sus ideales de forma anónima y desinteresada durante la negra noche del franquismo. Recojo unas palabras suyas del catálogo Retratos de migración [1]:
"Llegó el momento de decir: o nos quedamos en Francia para siempre o nos vamos. La niña ya tenía 14, el niño tenía 6. Mis padres se quedaron allí. (...) Yo estaba muy ilusionado con la idea de venir a hacer cosas por el país. María lo pasó muy mal porque cuando vinimos aquí nos encontramos muy solos. (...) Nos marchamos el 39 y volvimos al 68. Son 30 años, y en 30 años te encuentras que ya no conoces a nadie, y además bajo el franquismo. No sabíamos ni dónde teníamos que ir a comprar un espejo. No sabía lo que era un carajillo ... Estábamos perdidos ".
La voz de Lluís, profunda y pausada adquiere un tono aún más solemne cuando recuerda a Emili. «Era comercial, y diez o doce años mayor que nosotros, y el día que se presentó en mi casa me llevé un susto, porque con la corbata y la americana, me pensé que era de la policía social», exclama mientras una franca risa se cuela bajo su pulcro bigote. «En aquel momento él era el responsable político y de propaganda del barrio de Sant Andreu-Bon Pastor, un barrio muy grande y obrero. Y es el gran culpable de que el grafismo entrara en la propaganda y la agitación antifranquista en Barcelona. Él vivió el mayo del 68 francés y cuando vino aquí tenía las ideas muy frescas». Lluís ha hecho los deberes. Consulta durante unos segundos una hoja con algunas notas y datos antes de continuar desgranando su crónica de la clandestinidad: «Él me propuso hacer una revista muy ambiciosa. Con él hicimos una revista a nivel del Barrio de Sant Andreu Bon-Pastor, que se llamaría La Huelga!, Él tenía muy claro que quería tantos dibujos como textos». El número uno de La Huelga! Está fechado en diciembre de 1971. En el Archivo Histórico de CCOO se conserva hasta el número 14, de enero de 1974.
En este punto de la conversación, la garganta de Lluís no se desatasca ni con un largo trago de zumo de naranja. «Como tú entenderás, eso a mí me impidió ser un dibujante normal, publicar dentro de la legalidad. Yo había publicado algo como ilustrador en la revista Tele/estel, y firmaba Nin. Pero al decidirme a hacer dibujos para el PSUC, tuve que optar por una vía u otra. Y a pesar de que recibí propuestas de El Noticiero Universal, del diario Mundo, o de La Hoja del Lunes, tuve que decir que no porque la Brigada políticosocial habría venido a buscarme enseguida. Esto fue una renuncia que me obligó a plantearme profesionalmente por otro lado. Este fue uno de los más grandes sacrificios que tuve que hacer». La Brigada de Investigación Social era el cuerpo represor de la policía franquista. Dependía directamente del Gobierno Civil y llevaba a cabo toda la labor de represión y seguimiento de actividades antifranquistas, actuando sin ningún tipo de control judicial. No pocos detenidos dejaron la vida en las salas de interrogatorios de la Brigada, y algunos de los testimonios de las torturas a las que sometían a los detenidos son aterradores [2]. «Debíamos tener mucho cuidado, y yo todavía más, porque cualquier caricatura de Franco tenía una condena a prisión con un plus importante por "ridiculización el Jefe del Estado". Recuerdo cuando detuvieron Emili, y no dijo nada y nosotros sabíamos que no diría nada ... esto es un héroe». Hay que acudir a los libros de Antoni Batista La Brigada Social, (Barcelona, Empúries, 1995) o La Carta. Historia de un comisario franquista (Barcelona: Debate, 2010) para no olvidar lo que hizo el régimen para mantener el poder mediante el miedo y la coacción.
Afortunadamente Lluís no tuvo la mala suerte de caer en manos de la policía franquista y pudo reconducir su vocación artística por otros caminos: «Familiarmente estaba vinculado con los Basi y me convertí de la mano de Armand Basi, en profesional del textil primero, y en diseñador después. Y me enamoré de la moda».
Eran unos años de revoluciones personales e individuales, que se desarrollaban al mismo tiempo que la revolución social. Nacía la contracultura, con inquietudes múltiples y diversas, ahogadas por el viejuno franquismo: «Hacia el año 1968-69 había todo un grupo de gente, todos vinculados con el PSUC, que todos estábamos relacionados con el grafismo. Estaban Ferran Cartes, grafista y diseñador que hoy también es escultor, Eduardo Romero-Girón, fotógrafo, al igual que Jordi Rocasalbas y Jordi Socías; Joan Batallé, grafista que luego se especializó en portadas de libros ... y un solo dibujante que era El Zurdo. Estos formábamos el grupo Plástica Popular. Razón de su existencia: mejorar la calidad de la propaganda y la prensa clandestina. Hacíamos pancartas, y pósteres y octavillas y todo tipo de material de propaganda ... Recuerdo que Cartes siempre decía: "¡Tenemos que subvertir la profesión!"».
Història de Villaninota (1973). |
«Yo dibujaba, por mi cuenta, una historia de Cataluña, toda en cómic, en que explicaba la República, la Guerra Civil y la victoria franquista. Claro que no se llamaba “Historia de Cataluña”, sino que tuve que inventarme un pueblo llamado Vilaninota. Yo no esperaba que eso se publicara, claro ... pero Emili Domingo me propuso que el PSUC lo editase. Él me asegura que fue el primer cómic clandestino del interior. Desde Barcelona, y de una forma rudimentaria, pudimos hacer una difusión bastante considerable. Pero él es quien realmente propuso publicarlo». La Historia de Vilaninota se publicó en 1973, el mismo año en que aparecía El Rrollo enmascarado de Farriol, Mariscal, Nazario, Pàmies y Villafuerte [3]. Después vendrían Catalina, Pauperrimus Comix, De Quommic, Nasti de plasti, Picadura Selecta, El Carajillo vacilón y todo el underground barcelonés.
Los zumos de naranja se han evaporado pero la conversación sigue aún viva. «Dentro del PSUC, la rama sindical tenía mucha fuerza. Nos planteamos el reto de hacer algo informativo, serio y de fuerte impacto destinada a la CONC, la Comisión Obrera Nacional de Cataluña. Emilio me presentó a Jaime Aznar, coordinador del primer semanario a nivel nacional, editado en la clandestinidad. Se trataba de Luchas Obreras. Y eso lo hacíamos en mi casa, los sábados por la tarde, con mi mujer Neus y otra chica, Ángels Martí, mecanografiando los textos, y Jaime Aznar llevando los textos mientras yo dibujaba sentado en el suelo en una mesa muy baja».
Historieta para Luchas Obreras. |
Luchas Obreras, subtitulado "Portavoz de Comisiones Obreras de Cataluña" hizo su número 0 en noviembre de 1973. El ritmo de aparición era semanal y pronto pasó a subtitularse "Boletín informativo de Comisiones Obreras de Cataluña", si bien a partir del número 5 el "Cataluña" se convirtió definitivamente en "Catalunya". En diciembre de 1974, con su número 45 pasó a ser "Semanario de las Comisiones Obreras de Catalunya" y en marzo de 1975, finalmente, "Semanario de la Comisión Obrera Nacional de Catalunya". «La revista tenía una gran tirada. Se repartía en fábricas, barrios, incluso por correo. Aquí los dibujos de El Zurdo empezaron a sonar. Y así acabé dibujando también para el órgano central del PSUC, que era el Trabajo. También hicimos pósteres y adhesivos. Recuerdo un gran póster que dibujé cuando los hechos terribles de Puig Antich». La revista vivió la muerte del dictador y llegó hasta su número 79, fechado el 30 de noviembre de 1975, y sus dibujos sonaron, pero nunca alcanzaron el mismo reconocimiento de los dibujantes que publicaban en las publicaciones que no eran clandestinas. Cuando en 1987 Ivan Tubau sacó a la luz la segunda edición de su estudio El humor gráfico en la prensa del franquismo, no incluyó ninguna referencia a las viñetas de la prensa clandestina, lo cual se pudo entender que no hiciera en la primera edición, de 1973. Pero es que los dibujos de los humoristas más conocidos del país también tenían su espacio en la prensa clandestina: «También habíamos pedido chistes al Perich y los insertábamos en nuestras publicaciones clandestinas. Está claro que se trataba de chistes que él ya hubiera publicado y que no lo comprometieran. Y entre eso y que fue a vivir a Premià de Dalt, como yo, también tuvimos una importante relación. Siempre me decía "¿Cómo es que tú, que te apellidas Nin, estás con los estalinistas?"».
El piso de los Juste de Nin en la Avenida Tarradellas –en aquel momento aún Avenida Infanta Carlota– era una redacción a tiempo parcial en la que se cocía una febril actividad clandestina. «Habían pasado gente como José Luis López Bulla o Paco Frutos, responsables políticos de la operación. Y ahora pienso que era verdaderamente peligroso que vinieran a casa. En esta publicación cada noticia era ilustrada, y en la contraportada había un cómic. Y todo dibujado en casa, con el ciclostil, el sábado por la tarde, mientras mis padres, que no lo sabían -les habíamos dicho, para que no sufrieran, que formábamos parte de un Ateneo- cuidaban a mi hija». Eran años de precauciones y renuncias «Durante muchos años no tuve ni un sábado para mí». Eran años de consignas y prudencia, a pesar de a veces el corazón podía más que la cabeza: «Los del aparato de propaganda no podíamos ir a manifestaciones... pero yo iba».
Reclinándose en la gran sillón acolchado, pasa los dedos entre el cabello antes de continuar: «En esos tiempos también nació L’Assemblea de Catalunya y también dibujé muchos pósteres, pegatinas y mucho material para L’Assemblea de Catalunya. Me reunía con Pere Portabella y hacíamos una revista que se llamaba L’Assemblea», Constituida en noviembre de 1971 por iniciativa de la Coordinadora de Fuerzas Políticas de Catalunya, L’Assemblea de Catalunya agrupó la gran mayoría de partidos, sindicatos y organizaciones políticas y sociales que operaban contra el régimen.
«Yo era diseñador de moda y viajaba mucho a Paris. Cada mes y medio debía ir por temas de trabajo, y así pude conocer a la gente de la redacción de Mundo Obrero, como su histórico director, Federico Melchor o Manuel Azcárate. Allí me pidieron hacer las ilustraciones de los artículos que firmaba un tal M. Sánchez Molbatan, "que también es catalán, como tú", y no era otro que Manolo Vázquez Montalbán. Esto hizo que se estableciera una gran relación con Manolo». Lluís vibra cuando recuerda la figura de Manolo Vázquez Montalbán, uno de nuestros espíritus más libres e inconformistas, uno de los escritores más lúcidos y penetrantes de nuestro siglo XX.
Yo sigo el hilo de la conversación prácticamente hipnotizado, con los ojos intensamente fijados en mi interlocutor, que desgrana, pausadamente, vivencias y anécdotas: «Claro que París, en aquellos años, era un lugar de gran actividad. Conocí a Rafael Alberti, a Raimon, a Paco Ibáñez ... También conocí a la gente de Le Canard Enchainé de la mano del Vázquez de Sola, y conocí gente como Pino Zac, Moisan, Siné ... ». La prensa francesa, con Le Canard Enchainé al frente, era la que publicaba las caricaturas más inclementes con el viejo general Franco. Andrés Vázquez de Sola, nacido en Cádiz y exiliado en Francia fue uno de los más lacerantes caricaturistas, autor de libros memorables contra el dictador como La triste vie de un homme triste (Editions Azur, 1968) –editado en España en 1976 con el título: Seré Franco. La perra vida de un perro flaco (Ediciones 99)–, Le Général Franquisimo (Ruedo Ibérico, 1971), La Franquissima Gracia: El proceso de Burgos (Edicions Catalanes de París, 1972), Vida y muertes del General Franquisimo (Ediciones Ebro, 1974), o Vie sexuelle du Général Franquisimo (Editions Midi Livre, 1975). Pino Zac, Moisan o Sine son tres de los principales dibujantes de prensa franceses de los años setenta. Zac, dibujante y realizador de cine de animación nacido en Italia protagonizó varios procesos judiciales por su sátira mordaz. Moisan consiguió los retratos más sarcásticos del General De Gaulle con su trazo barroco y abigarrado; y Sine es aún hoy, con más de ochenta años a cuestas, un enfant terrible que escandaliza a los franceses con sus dibujos.
Pero regresemos de Francia e intentamos retomar el hilo de nuestra conversación. «La serie que hacíamos con Manolo se llamaba "Cambiar la vida, cambiar la historia". Entonces nació nuestra amistad. Era mucho más moderado de lo que la gente piensa y, a la vez, era mucho más revolucionario de lo que muchos creen. Él me hacía llegar los textos, o venía a mi casa, y yo una vez hechos los dibujos tenía que enviarlo todo a París, con un sobre sin remitente y urgente, como aquel pariente desesperado que envía una carta, a una dirección que cambiaba a menudo, excepto cuando yo iba a París, que iba bastante a menudo por mi trabajo, y en medio de catálogos de moda llevaba los textos, mis dibujos y otros artículos para Mundo Obrero». Esta publicación del Partido Comunista español había nacido en 1930 y durante mucho tiempo apareció de forma diaria. Desde el exilio y la clandestinidad fue una de las herramientas más importantes de los comunistas en su actividad subversiva.
«Para dibujar hay que tener un motivo. Si no dibujo a favor o en contra de algo no me apetece. O si no, al menos, poder relatar, explicar cosas. Cuando Nacionalistes d’Esquerra pinchó tuve una cierta decepción y me dediqué mucho a mi trabajo de diseñador, y los dibujos fueron quedando en el terreno particular... hasta el año 1999, al morir mi madre, que guardaba muchas cosas de la familia. En ese momento coincidió que recuperé mucha información de la familia y recuperé la conexión con la familia Nin de América. Y me puse a dibujar de nuevo. Así nació Los Nin. Y fue Manolo que me animó a publicarlo. Y desde entonces no he parado ... Pero eso ya es otra historia…». Sí. Es otra historia y otros ya lo han glosado [4]. Justamente, al contrario de lo que nos acabas de explicar ahora. Gracias Lluís.
REFERENCIAS