PERSPECTIVAS SOBRE AUTORÍA Y REPRESENTACIÓN EN LA HISTORIA DEL MEDIO
¿Desde qué posición escribimos quienes nos dedicamos a la crítica? ¿Qué compromiso tenemos con la realidad, con nosotras mismas, quienes dedicamos tiempo y esfuerzo a desentrañar el cuerpo sociocultural? El de preguntarnos por sus máscaras, y por las nuestras. ¿Qué ocurre cuando una herramienta crítica, de pensamiento, como lo es el feminismo, cobra inusitado protagonismo y nos revela, entre otras muchas cuestiones, que durante los tiempos de burbuja económica no habíamos estado atentas? Quienes nos dedicamos a hacer visibles las estructuras que atraviesan la cultura... ¿estábamos dormidas? ¿Por qué la desmemoria? ¿Por qué la ceguera? ¿Por qué el silencio?
Perdonadme que, para introducir el mapa de este dossier en el que se dan cita múltiples perspectivas sobre la autoría, la historia del medio y la representación en el cómic, apele a una crítica malherida por los designios de la prescripción cultural. Si algo guía a las voces aquí convocadas es, precisamente, el cuestionamiento de las estructuras heredadas, la curiosidad por traer a la luz a los sujetos olvidados por la historia del cómic, y la cavilación sobre el hecho cultural en sí mismo, que, en estos tiempos, no escapa al oportunismo de un feminismo de mercado que también afecta al mundo del tebeo.
En este escenario, vale la pena abordar la materia desde la pedagogía, tal y como hacen Joan Miquel Rovira Collado, Natalia Contreras de la Llave y José Rovira-Collado en Las olas del feminismo a través del cómic. Una propuesta didáctica que nos ayuda a trazar ciertas coordenadas y nos lleva a entender el tebeo como instrumento de vindicación de la propia herstory del movimiento feminista, y su relación con la cultura popular.
Por su parte, en Relatos de la extraordinaria cotidianidad. La recuperación de las memorias de las mujeres en el cómic español contemporáneo, Elena Masarah Revuelta explora cómo son representadas las mujeres de distintas generaciones confinadas, por tradición, al ámbito privado; una asignación de género que Revuelta analiza desde la comprensión y el cuestionamiento del poder que encontramos en las memorias colectivas. Desde perspectivas creativas, conscientes, posicionadas, en relación con los sujetos retratados en la viñeta.
Lo que nos lleva a otras estrategias narrativas que no solo exponen estructuras, también las cuestionan desde otros caminos en lo que la imaginación tiene, como siempre, una función subversiva. Alegatos razonados a favor de la risa, como el realizado por Mara González de Ozaeta en Autoras feministas que están cambiando el humor gráfico; en defensa del yo sublimado en el cómic. Un "medio extraordinario para inventar nuevos mundos, nuevas realidades y nuevas subjetividades", como afirma Irene Costa Mendia en su artículo En favor de las (auto)ficciones, lleno de certeras observaciones sobre la autoría y el canon. En cuanto a las dinámicas del ámbito cultural que rodea el cómic las conoce bien Ana Merino, que, en Semblanzas y reflexiones: El talento inequívoco de las mujeres, recuerda que el espacio analítico y teórico del cómic ha de ser más consciente que nunca de los capítulos feministas de la historia del medio que se están recuperando, y construyendo, para fijarlos y no olvidarlos... de nuevo.
Una historia de ellas, la de las autoras, desde la que calibrar los mecanismos de legitimación pública. De ahí que Esther Claudio nos comente la autobiografía de la herstorian Trina Robbins. Hablamos de pensar la creación de imágenes en tiempos de revolución, y de la lectura que hacemos de la heroína; propuesta que encontramos en De la psicodelia feminista al paternalismo pop. La nueva iconografía de la heroína en el cómic europeo de los años 60, artículo firmado por Álvaro Pons que profundiza en distintas expresiones de la época y sus paradojas.
En este rango de análisis, y complementando épocas, Breixo Harguindey con su artículo Ero-guro-nansensu: manga y modern girls en el Japón de entreguerras, y Diego Salgado en La era showa y el grupo del 24: las mangakas de la modernidad, transitan las condiciones socio-culturales que propiciaron a la nueva mujer japonesa como precedente de la modern girl, consumidora de estilo de vida y productora de nuevos sentidos, cuya liberación estuvo íntimamente ligada a la cultura popular. Una cultura cuyo sistema de producción dio cabida a "talentosas y testarudas mangakas" que se hicieron un lugar en la industria.
Esa testarudez que Cristina Jurado también ha detectado en otro tiempo y lugar, y que recoge en Dibujando contra corriente: ilustradoras arabo-musulmanas de cómic por medio de entrevistas y una aproximación de primera mano a la actual y abundante producción de viñetas firmadas por mujeres cuya motivación y sentido se entienden en toda su amplitud una vez comprendidas las circunstancias en las que éstas son producidas. Como hemos advertido desde el principio, la representación hoy conlleva una estrategia, sobre todo si hablamos de resistencias.
Mariela Acevedo, Katherine Supnem, Gabriela Borges y Maira Mayola, por su parte, nos acercan de manera colectiva en Historieta feminista en América Latina: Autoras de Argentina, Chile, Brasil y México un amplio espectro de autoras de historieta y humor gráfico en la región de América latina, y su relación con las resistencias feministas que beben de lo colectivo; de las posibilidades de la red que están tejiendo y de la importancia de la genealogía para construir el presente del medio.
Porque, hacer visible lo invisible es radicalmente importante, lo que hace que reflexiones como las que Manu Argüelles lleva a cabo en La voz de la infamia y la resistencia de los humillados: Anarcoma, como rastro de una ausencia nos cuestionen, desde luego; y, como analizamos Arrate Hidalgo y quien escribe estas letras en Representación, autoría y estrategias queer en el cómic contemporáneo, este cuestionamiento lleva a preguntarnos por los riesgos de entender la ficción --la fantasía, la ciencia ficción-- como consumible del yo. Porque, no nos engañemos, si citaba el feminismo de mercado al comenzar este editorial, no era por casualidad. Las ventanas de oportunidad también pueden transformarse en abismos insondables para las nuevas generaciones de prosumidoras. En ese sentido, es pertinente el comentario que hace Nerea Fernández del cómic de ciencia ficción Bitch Planet (De Connick/De Landro) y la Crónica de una búsqueda, la de las autoras, en una convención, de Rocío Ortiz Payán y Paula González Delgado, a propósito de las autoras como target.
Una multiplicidad de perspectivas cuyo propósito no es otro que el de hacer pensar, sobre el medio y desde el feminismo. Sobre el feminismo, y sobre el lugar de la creación, de la cultura y de las viñetas en esta sociedad de mercado de la que formamos parte.