LA REPRESENTACIÓN DE LA GUERRA FRÍA EN EL CÓMIC
EDITORIAL PARA TEBEOSFERA, TERCERA ÉPOCA, 21
La conclusión de la Segunda Guerra Mundial dio paso a una nueva contienda, aunque de signo muy distinto. Desde 1945, Estados Unidos y la Unión Soviética retomaron unas hostilidades que se remontaban a 1917, y que habían quedado aletargadas durante el tiempo en que aunaron sus fuerzas para combatir a Hitler.
Durante más de cuarenta años –hasta la caída del muro de Berlín en 1989– los dos bloques ideológicos representados por aquellos países vivieron inmersos en la pugna política, económica, cultural y militar conocida como Guerra Fría. Ocho lustros en los que el clima de animadversión recíproca tuvo sus crestas y sus mesetas, pero representó una constante que afectó a las relaciones internacionales de occidente con el bloque del Este, y puso en peligro la paz mundial. Algo especialmente perceptible en el momento en que la escalada armamentística de los dos países enfrentados ideológicamente se extendió a Estados terceros a través de la formación del Tratado del Atlántico Norte (1949) y del Pacto de Varsovia (1955). La tensión que se palpaba en la frecuente movilización de fuerzas armadas, en los desfiles militares con intenciones disuasorias, o en los incendiarios discursos de los líderes norteamericanos y soviéticos en Naciones Unidas, acabó en ocasiones desencadenando intervenciones armadas, como las guerras de Corea y Vietnam, con la espada de Damocles del holocausto nuclear siempre en el horizonte.
Para reflejar las diferencias irreconciliables de los dos bloques en liza, aquella etapa de nuestra historia reciente echó mano de metáforas que la convirtieron en un período de extraordinario simbolismo, presente en la idea misma de una guerra “fría”, pero también en la reivindicación constante de símbolos nacionales y culturales y en la referencia a un “telón de acero” (término acuñado por Winston Churchill) que representaba con nitidez la distancia entre los dos oponentes ideológicos.
Precisamente por el protagonismo que tuvo el elemento simbólico no debe extrañar que el cómic –basado en la combinación de texto e imágenes– reflejase con enorme profusión aquel momento de tensión internacional. Tanto las sensaciones como los acontecimientos de la Guerra Fría se irradiaron prácticamente a todos los géneros de la historieta (superhéroes, bélico, policíaco, educativo, romántico, ciencia ficción, western…) como también lo hizo en otros medios de ocio, como el cine y la literatura. Y no sólo afectó a los cómics estadounidenses: tratándose de una crisis internacional, prácticamente en ningún país dejó de reflejarse en sus cómics.
Casi siete lustros después de que las piedras del muro de Berlín empezaran a ser derribadas, parece procedente dedicar un dosier de Tebeosfera a aquel acontecimiento que marcó la historia contemporánea de forma indeleble. Lamentablemente, la reciente invasión de Ucrania por el ejército ruso ha reavivado esa tensión que quizás con demasiado optimismo se creía superada para siempre. En realidad, este monográfico no es oportunista, ya que fue concebido antes de la citada invasión, pero sí oportuno para recordar que el pasado puede convertirse en presente en cualquier momento.