EL CÓMIC Y LA CONSTRUCCIÓN DEL IMAGINARIO
NUBES MUTANTES, DE GINO FREZZA
La cuestión nacional, marco de la teoría
Uno de los efectos que producen en el lector los ensayos de Gino Frezza recogidos en Nubes mutantes —un efecto patente ya en el título del libro, que remite a Pasolini— es la constatación de que la cuestión nacional, o el área geográfica y lingüística de pertenencia del autor, es bien visible. Hablando en general, más que en la producción de historietas[1], es en la elaboración de teoría sobre la historieta donde mejor se aprecia esta circunstancia territorial. Una explicación de este fenómeno consiste en distinguir entre, por un lado, un lenguaje de la historieta más o menos universal o común respecto a este medio, compuesto por nociones como imagen, texto, representación, bocadillos o globos, viñetas, formatos, márgenes, diégesis, etc., y, por el otro lado, una concreción particular, incluso personal de ese lenguaje llevada a cabo mediante la realización de historietas, de modo que se hallan ahí singularidades autorales, de escuela, de estilo, históricas, etc. Desde esta tesitura, suele suceder que, a la hora de escribir teoría, el estudioso apela a los elementos —o a determinados elementos— comunes del medio (el lenguaje de la historieta), mientras que lo habitual suele ser que este mismo estudioso, al menos en lugares como Francia, Bélgica, Italia o Estados Unidos, que cuentan con un bagaje teórico bien enraizado, se apoye en ejemplos o realizaciones concretas del cómic de su país. Esta diferencia nacional (o más bien idiomática) repercute en el resultado final, de modo que es factible hablar así de una teoría francesa, o angloamericana, o italiana… El caso, por lo que ahora nos ocupa, es que en Nubes mutantes Gino Frezza ofrece una muestra de lo que digo. Más en concreto, la segunda parte de este libro está enteramente dedicada al cómic italiano, igual que el estilo de la teoría expuesta por el autor se adecua a la realidad de su país. No obstante, como arriba se sugiere, Frezza participa de los elementos comunes y de los problemas que alimentan toda teoría de los cómics en cualquier lugar.
Hay, con todo, varias razones por las cuales Frezza introduce también en su discurso (en este y en otros volúmenes suyos[2]) los cómics y el cine estadounidenses en particular. Una de ellas, en estrecho contacto con la cuestión nacional, es el importantísimo papel desempeñado por la cultura “americana”[3] en la configuración tanto del imaginario como de su proyección en la realidad social de los italianos. Esta influencia comenzó en realidad medio siglo antes de que el ejército americano liberase Italia del fascismo en la II GM, y se prolongó durante todo el siglo XX hasta ahora, ya en el XXI. Y es una influencia que se refleja tanto en el sistema editorial del cómic italiano como en sus producciones historietísticas. Esto último queda suficientemente reflejado en la segunda parte de Nubes mutantes, aunque de manera más específica en el capítulo titulado “De América a Italia, y vuelta. La influencia de la cultura americana en el cómic italiano”.
Otra de las razones de la presencia americana en el discurso de Frezza se encuentra en la historia misma de medios como el cómic y los audiovisuales (cine, radio, televisión), antes analógicos, hoy digitales (con internet). En el caso del cómic en concreto, es en general indiscutible la importancia del cómic americano no solo en las primeras décadas del s. XX, un fenómeno evidente en cualquier teoría o historia del cómic escritas en cualquier país[4]. Se da la circunstancia de que Gino Frezza reúne en la primera parte de Nubes mutantes cinco ensayos de teoría de la historieta en los que la presencia del cómic americano inicial, además de la de autores italianos, es bien patente. Esta presencia americana es absoluta en el capítulo “Subversión y reinvención en el cómic de los orígenes”, y especialmente destacada en el curioso ensayo “Perfiles simbólicos de la comida en el cómic”.
Las escrituras visuales y la construcción del imaginario
Escrituras visuales son las que configuran medios como el cómic, el cine o la televisión, y también las relaciones intermediales que establecen entre sí. En torno a estos, especialmente el cómic y el cine, Gino Frezza cabalga entre la mediología y la sociología de los medios, si bien privilegia de algún modo el cómic. Esto es perceptible por ejemplo en Cómics. Alma de lo visible, pero también en Nubes mutantes, cuyo subtítulo reza precisamente Escrituras visuales e imaginarios del cómic.
Se diría que a Frezza le fascina lo visible en el cómic, especialmente en lo que tiene que ver con el acceso a lo invisible a través de este medio. Con respecto a lo visible, en Nubes mutantes nuestro autor se refiere en dos ocasiones (una de ellas, en el contexto del ensayo “¡Cuidado con la imagen!”; la otra, como parte integrante del título de un ensayo sobre la historia del guion del cómic italiano) a la famosa definición de los cómics que dio Federico Fellini: «Mariposas inmovilizadas con una aguja». Este es el misterio que encierra lo visible en las historietas: la sensación de movimiento que las imágenes estáticas y las palabras que las acompañan provocan en el lector. Aunque, sigue Frezza, esto no sería posible sin la implicación de quien contempla y lee, «porque la mirada, el pensamiento y el corazón de los lectores están muy involucrados en ello» (p. 72). Es así que el cómic facilita la inmersión del espectador en la percepción de un movimiento que, como tal, es en principio invisible. Pero hay otro entorno invisible de antemano, esta vez no en los tebeos en sí sino en los lectoespectadores y en la ciudadanía en general. Es el imaginario. Lo simbólico que transmiten los cómics no solo refleja el imaginario de un país (Italia en muchos casos analizados por Frezza), sino que a la vez interviene en la construcción de ese mismo imaginario que anida en sus habitantes No es ocioso, entonces, que Frezza dedique en Nubes mutantes uno de sus ensayos a un libro-cómic de Larian Lader y Judy Groves sobre Lacan, o que en otro de estos ensayos, “Una mirada desencantada, pero no apagada”, subraye la relación crucial entre cómic e infancia y «el modo específico en el que los cómics incluyen la mirada infantil» (p. 125). Lo narrativo, en fin, colabora con lo simbólico en estos procesos de constitución del imaginario.
La relación dialéctica establecida entre las distintas escrituras visuales justifica, por tanto, que durante el siglo XX las representaciones estáticas de los tebeos hayan interactuado con las imágenes dinámicas de las películas, y posteriormente con la televisión, en un espacio analógico predominantemente narrativo que hoy ha sido suplantado por el entorno digital. Este cambio determina una permanente mutación de los medios involucrados en la industria cultural y del entretenimiento.
Las metamorfosis de un medio dinámico
Gino Frezza es consciente de lo que supone la transformación de un entorno en otro, algo que es evidente desde el momento en el que inicia su ensayo introductorio del libro con una sección titulada “Un cambio radical de contexto”. No obstante, el autor propone que la mutación en el cómic «puede estar incluida en algunos de sus procesos de fundación» (p. 17). Esta idea fundamenta la metáfora del título, Nubes mutantes, inspirado en el episodio ‘Che cosa sono le nuvole?’, dirigido por Pier Paolo Pasolini, que forma parte de la película colectiva Capriccio all’italiana (1968), basada en la relación entre el cine y el cómic. «El cómic», afirma Frezza, «posee el mismo reglamento que las nubes. De hecho, muestran una calidad de signo en constante fluctuación» (ibid.: 12). En este sentido, la historia del cómic es la historia de sus mutaciones, que pueden ser abordadas a partir de una consideración de los formatos, o de los géneros, o de los motivos de las series, o de la función autoral, etc. Pero también, apunta el autor, el cómic es un medio sometido a los procesos tecnológicos, culturales y sociales que inciden sobre su realidad y que lo han marcado en el transcurso de su historia. No cabe duda de la incidencia, ya en el siglo XXI, de la tecnología digital en los medios y de la transformación que la tecnología ha supuesto para la imagen, tanto en la fotografía y el cómic como en el cine y la televisión. La imagen «no parece estar ya vinculada a pesados procesos industriales» (p. 19), sino sujeta a prácticas más ligeras de posproducción, lo cual ha modificado en general las formas de la narración audiovisual. Esta transformación se manifiesta también en el plano del consumo de imágenes, que se ha segmentado en función de la subjetividad de los espectadores actuales.
Pero si la tecnología ha modificado los hábitos de lectura de cómics (“del papel a la pantalla y al monitor de ordenador”), no ha sido en cambio capaz de frenar el descenso del número de lectores de historieta, por muchas mejoras que haya habido en la valoración social de este medio. Esto guarda relación con la vinculación que establece Frezza entre la impresión en papel y la optimización del cómic, ya que: «cuando [los cómics] se reprodujeron en formatos digitales para su proyección en pantallas, tabletas y ordenadores, la ausencia de la materialidad del papel elimina algo de la certeza del signo escrito-visual del cómic en sí» (p. 23). De manera que concluye el autor: «Es la impresión en papel lo que completa la semiosis y la forma de comunicación del cómic, porque contiene y posee algo que no se conserva al trasladarse a las pantallas digitales. ¿Qué es ese algo?» (ibid.). Dejaremos la respuesta en el aire, a manera de estímulo que suscite la lectura de este interesante libro.
Sin embargo, ante la tremenda bajada del número de lectores de cómic impreso sobre papel (respecto a lo que este medio supuso en las costumbres y en el imaginario popular del siglo XX), y de manera un tanto optimista, apunta Frezza: «A pesar de ello, el cómic condiciona el futuro de los demás medios, al vivir una transición con éxitos que no se pueden calcular siempre por completo» (p. 19).
NOTAS
[1] Con la excepción quizás del manga y otras formas de cómic asiático, aunque no necesariamente. Los procesos de globalización y de intercambio cultural y vital asociados implican en el ámbito del cómic que cada vez haya más historietistas de países occidentales que dibujan bajo influencia asiática, y tal vez ocurra lo mismo en sentido contrario.
[2] Por ejemplo, en La Máquina del Mito. En el Cine y el Cómic o en Cómics. Almas de lo visible. Ambos libros, además del que ahora comentamos, Nubes mutantes, han sido publicados en nuestro idioma por Ediciones Marmotilla.
[3] En Italia se refieren comunmente a Estados Unidos como America, y los estadounidenses son allí gli americani. Gino Frezza participa de esta práctica, por lo que en mi comentario sobre este autor la seguiré yo también, ya sin comillas.
[4] El cómic norteamericano es inseparable de la historia del cómic, lo que se muestra en un enfoque de esta historia por géneros: cómic de prensa, aventuras, superhéroes, cómic underground… hasta llegar a fenómenos transnacionales, de los que todo el mundo habla, como es el caso de Chris Ware.