EL CONFLICTO ES EL MOTOR DE LA HISTORIA. LOS AÑOS SPUTNIK
JESÚS GISBERT

Title:
Conflict is the driving force of history. The Sputnik years
Resumen / Abstract:
Reseña de Los años sputnik (Astiberri, 2013), de Baru. / Review of Los años sputnik (Astiberri, 2013), from Baru.
Palabras clave / Keywords:
Guerra Fría, Unión Soviética (URSS)/ Cold War, URSS based comics
  • Cubierta de la edición integral de Casterman en 2009 que coincide prácticamente con la publicada por Astiberri en 2013
  • Cubiertas de los cuatro álbumes originales de Les Années Spoutnik publicados por Casterman entre 1999 y 2003
  • Lucha a la manera de los indios…
  • … O a manera de competición futbolística. Se aprecia la habilidad de Baru para representar los movimientos ágiles
  • También en las relaciones de género se aprecia la tensión generalizada en la época
  • El combate permanente entre los críos es un reflejo de los conflictos entre los adultos, por ejemplo la xenofobia aquí representada
  • No es sorprendente que la revista infantil (l’illustré) Vaillant, nacida en 1945 y vinculada al PCF, aparezca en Les Années Spoutnik
  • Divertida secuencia en la que se contrapone La Internacional a un cántico religioso (un poco a la manera en que en la película Casablanca es La Marsellesa la que se opone a un canto nazi)
  • El maestro de Sainte Claire desempeña una importante función en el microcosmos dibujado y narrado por Baru
  • Si se puede hablar de nostalgia en Los años Sputnik, es más una nostalgia del futuro que del pasado. Del futuro esperanzado de aquella época
  • Al final, todos pieles rojas en una celebración

EL CONFLICTO ES EL MOTOR DE LA HISTORIA. LOS AÑOS SPUTNIK

 

La Guerra Fría, como consecuencia del resultado de la II Guerra Mundial, fue un conflicto librado en múltiples escenarios en los que directa o indirectamente competían los dos principales contendientes enfrentados: Estados Unidos y la Unión Soviética (o al revés), epítomes del capitalismo frente al comunismo (o al revés). El conflicto atravesó diferentes modalidades, presididas por la presunción en ambos bloques de un desarrollo tecnológico y científico potente y un despliegue militar extendido.  Además, la Guerra Fría coincidió, sobre todo en el llamado primer mundo[1], con un crecimiento económico e industrial sin precedentes (concentrado en especial en los Treinta Gloriosos) y acompañado, en unos casos más que en otros, del establecimiento del Estado de bienestar.

Es en este triple contexto en el que el historietista Baru (Hervé Barulea) sitúa el relato de Los años Sputnik. El escenario por él elegido es Sainte Claire, en la región de Lorena, un pueblecito industrial de la Francia proletaria en 1957, el año del lanzamiento del primer satélite Sputnik por los soviéticos, un hecho que marcó, además de una época[2], el inicio de la carrera espacial. El conflicto es reflejado por Baru mediante la representación del ambiente de la clase trabajadora en dicho pueblecito, en especial a través del comportamiento de sus hijos. El autor evoca en su historieta una época con el leitmotiv de la lucha, lo que se refleja en los permanentes combates de los chicos. No se encuentra, sin embargo, nostalgia del pasado en el tebeo de Baru. Habría, si acaso, una nostalgia del futuro, de un futuro esperanzado y prometido por entonces del que ahora solo quedan los rescoldos. Además de recordado por el lanzamiento del Sputnik, 1957 fue un año situado al final de una década y de toda una concepción del mundo. Posteriormente, ya en la década de los sesenta se revolucionó aquella concepción en un proceso en el que aún nos encontramos. Por decirlo de algún modo, en “los años Sputnik” los niños pasaban su tiempo libre en la calle, jugando a los indios, al fútbol o practicando otras formas de competición. Es lo que alimenta la diégesis del tebeo de Baru. Pero esta permanente lucha o competición entre críos refleja un conflicto entre adultos, peculiarmente trazado en aquel escenario mediante la Guerra Fría y la amenaza de “la bomba”, la lucha de clases en el entorno del Partido Comunista Francés, la inmigración más o menos integrada laboralmente (en este caso población de origen italiano sobre todo), el racismo subyacente, los procesos de descolonización no exentos de violencia… La serie, pues de eso se trataba en principio, fue publicada originalmente en Francia por Casterman mediante cuatro álbumes: 1) Le penalty (1999); 2) C’est moi le chef! (2000); 3) Bip, bip! (2002), y 4) Boncornards têtes-de-lard! (2003), recogidos después en una edición integral, Les années Spoutnik, en 2009. Por su parte, en español contamos con esa integral de Casterman, publicada por Astiberri en 2013 con el título Los años Sputnik, con  traducción de Ana Sánchez, que se compone de cuatro secciones (correspondientes a los cuatro álbumes originales editados en Francia): “El penalti”, “¡El jefe soy yo!”, “¡Bip bip!” y “¡Los cornudos son unos mendrugos!”.

Cuando leí por primera vez Los años Sputnik no pude evitar acordarme de La guerra de los botones, la novela de Louis Pergaud publicada en 1912. Pero hay una diferencia sustancial entre ambos relatos, por más que la edad de los protagonistas y el conflicto o la lucha como germen de la historia los unifique. Esta diferencia concierne a la proyección política de la obra de Baru[3]. La lucha como motor de la historia es una constante de sus tebeos, pero es una lucha localizada política y socialmente. Es decir, si lo propio de Baru es la representación vertiginosa del movimiento y la acción de los personajes en el marco de un conflicto determinado por el entorno social, el cómic Los años Sputnik no es una excepción en la obra de este autor.

Se insiste a menudo en el cariz autobiográfico que inspiran las páginas de Los años Sputnik. Baru es originario de la región de Lorena y se crió en el ambiente que describe en el tebeo. Igor, sin ir más lejos, el protagonista y narrador, cuenta con diez años de edad, los mismos que tendría Baru, nacido en 1947, por aquel entonces. De igual modo, los manifestantes del Mayo del 68 parisino serían los mismos niños —ya jóvenes y hartos de “la bomba”— que aparecen representados en Los años Sputnik. Sin embargo, la autobiografía en Baru es muy diferente de la que se observa en la generación posterior de historietistas franceses. En efecto, hay una especie de clasicismo formal en la confección de las planchas por parte de Baru que lo aleja de los relatos autobiográficos de autores como Trondheim (Mis circunstancias), Dupuy y Berberian (Diario de un álbum), o Menu (Livret de phamille), vinculados al fin a la generación de L’Association. El distanciamiento formal que se aprecia en Baru, perceptible en cuanto no hay un ego del autor representado en la obra, es una marca diferencial de este historietista. Se trata de un enfoque, a fin de cuentas, que aumenta el interés del relato y de su resultado final. Pues a mí me parece que lo que Baru escenifica en sus diferentes tebeos es el principio universal de la oposición de contrarios (Heráclito de Éfeso) como motor de la historia, El antagonismo, el conflicto y la lucha trascienden el marco histórico puntual de los respectivos relatos (Los años Sputnik, pero también El camino de América, Rabioso, La autopista del sol, etc.) para devenir un principio estructural de los guiones de este autor, combinado con un poderoso estilo gráfico en el que el movimiento trepidante de la acción nos recuerda en ocasiones a las virtualidades del manga. Lo cual configura, al cabo, una serie de tebeos de autor del mayor interés.

Es muy vano pretender que actualmente el conflicto haya desaparecido de la historia, de nuestra historia. La Guerra Fría fue un momento —una versión— de ese permanente conflicto, que a su vez tuvo vigencia en situaciones y escenarios diferentes. Pero a cada uno lo suyo. La vida cotidiana durante ese periodo en un pueblo francés, desde la perspectiva proletaria, encuentra una representación magistral en Los años Sputnik, de Baru.

 

 

NOTAS

[1] Fue en este periodo cuando se clasificaba a los países según su pertenencia al primer mundo (el capitalista), el segundo mundo (el área socialista) o el tercer mundo (zonas en vías de desarrollo), una terminología en desuso de la que solo permanece, de un modo residual, el adjetivo tercermundista, con un uso generalmente despectivo.  

[2] El fenómeno beatnik devenido en moda, la palabra que lo acuña, es una prueba lingüística del éxito del cohete soviético, ya que el término nace de la confluencia de beat y Sputnik.

[3] Aunque la novela de Pergaud es un par de años anterior al estallido de la I Guerra Mundial, y carece por tanto de referencias directas a la guerra en sentido histórico-bélico, la versión fílmica de 2011 de La guerra de los botones, dirigida por Cristophe Barratier, asume una proyección política al situar la historia en el escenario de la II Guerra Mundial y la Resistencia francesa.

Creación de la ficha (2022): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Jesús Gisbert (2022): "El conflicto es el motor de la historia. Los años Sputnik", en Tebeosfera, tercera época, 21 (14-XI-2022). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 22/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_conflicto_es_el_motor_de_la_historia._los_anos_sputnik.html