EL FANZINE DR. FAUSTO
ANÁLISIS DE UNA PUBLICACIÓN INDEPENDIENTE DE CÓMIC COLOMBIANO
El zine se presenta como un refugio contra los discursos autoritarios, contra los contenidos estilizados hasta el cansancio y carentes de humanidad, desde la marginalidad adquiere su belleza, en lo manchado de sus páginas contiene su fuerza y en sus amplias posibilidades reside su atractivo.
Palabras de los editores, Dr. Fausto núm.7, 2013.
Introducción
En el contexto colombiano hoy en día pueden enumerarse un conjunto de proyectos editoriales y propuestas institucionales e independientes que apuestan a la producción y publicación de cómic nacional. En su mayoría, estos impulsos van dirigidos hacia un formato y etiqueta editorial especifica: la novela gráfica1. Por lo cual, no es sorpresa que la producción académica sobre el noveno arte en el país también tome este rumbo.
Sin embargo, esta tendencia deja al margen las propuestas que no responden a este formato editorial, como las publicaciones digitales, las antologías, las revistas y los fanzines que también configuran y dan cuenta del panorama nacional. Sin duda, ahondar en estos otros formatos desde una perspectiva editorial y académica es una de las deudas del cómic colombiano. Este artículo busca empezar a saldar dicha deuda, con el ánimo de aportar al debate sobre el panorama del cómic colombiano desde otros formatos, en este caso el fanzine Dr. Fausto.
Contexto
Dr. Fausto es una publicación antológica de cómic editada por los historietistas Julián Marulanda (Reptil) y Edward Muñoz (Edd Muñoz). El primer número de este fanzine fue lanzado en 2011 y a la fecha cuenta con doce números publicados. Su periodicidad no es estable y tampoco lo son sus temas, como de algún modo parece indicar su subtitulo «publicación caprichosa de cómics inflamables», sin embargo sí conserva serialidad. Si bien Dr. Fausto no es la única publicación de este tipo que se ha dado en Colombia, se trata de un caso notable, incluso podría considerarse este fanzine como el heredero de una tradición intermitente.
En cuanto a las publicaciones seriadas de cómic que se han dado en Colombia los intentos han sido amplios. La que se considera «la primera revista independiente colombiana dedicada exclusivamente a la historieta» (Rabanal, 2001:20) aparece en 1968, Super Historietas, la cual alcanzó los cinco números con una periodicidad quincenal; en sus páginas figuraron los trabajos de Ernesto Franco —considerado el padre del cómic colombiano—, Carlos Garzón, Jorge Peña, Nelson Ramírez, Julio Jiménez, entre otros.
A partir de allí surgirían diferentes revistas2 y fanzines dedicados a la historieta, entre estos vale la pena mencionar, por su continuidad y según fecha de aparición: revista Click! (1979 -1984) de Cali, llegó a los siete números, proyecto de Ricardo Potes, León Octavio Osorno, Diego Pombo y Felipe Ossa, donde estos publicaban estudios sobre el cómic y sus propias producciones gráficas; revista ACME (1992-1997) de Bogotá, con trece números, fundada por Bernardo Rincón y Gilles Fauveau, y en cuyas páginas participaron autores como Leocomix (Leonardo Espinoza), Jorge Peña, Ceci (Cecilia Cáceres), Quiló (Néstor Guillot), Victor Hugo Velásquez, Diego Guerra, Giovanni Castro, Caramelot (Alberto Rodriguez), Daniel Rabanal, entre otros; revista Agente Naranja (1993) de Medellín creada por Alejandro Lobo, Pablo Marín, Diego Tobón y Felipe Betancur, alcanzó cinco números con una periodicidad trimestral; revista Zape pelele (1993-2001) de Medellín, fundada por Diego Cardona, Max Milfort y Andrés Vargas, enfocada al humor y la parodia, llegó a los veinte números3; Gacetilla Robot (2003-2019) de Medellín editada en la actualidad por Álvaro Vélez (Truchafrita) y que cuenta hasta la fecha con 147 números; y Larva (2006-2015) de Armenia, revista especializada en cómic, pero de una mayor participación internacional que local, en 2015, después de una pausa de dos años, publicó su número 17 ‘regresos’4. Asimismo, son reseñables algunas publicaciones de corta duración como TNT (1994), Sudaka Comix (1994), Prozac (1997), entre otras5.
La mayoría de estas publicaciones poseen algunos elementos comunes: la intención explicita de hacer y divulgar el cómic pese a los escasos antecedentes en el país, el reconocerse de algún modo parte de un proyecto cuya apuesta parece condenada al fracaso, el reafirmar la necesidad de producir una expresión autóctona y no una copia, es decir, contribuir al cómic colombiano y, por último, cierto tono entre jocoso y mordaz. Así lo atestiguan los primeros números de algunas de estas publicaciones. Click! (1979), por ejemplo, menciona en su primer editorial: «Todo nos llega tarde», a la vez que se define como «una respuesta a las historietas frívolas y alienantes que a diario traen los diarios». Por su parte, ACME, desde su subtítulo «Sí hay cómics», reafirmaba una realidad hoy ineludible, pero que para la época se ponía en duda: en Colombia hay cómics, aunque estos se encuentren, en la mayoría de los casos, al margen o centralizados6. Esta intención por apostar al cómic colombiano también se hace palpable en el editorial del núm. 4 de la misma publicación:
No, usted ni se equivocó. Acaba de comprar ACME y no la última "Heavy Metal" como pensó al ver la carátula de este nuevo ACME. Sí, sí ACME, La revista colombiana de historietas ciento por ciento criolla. Repito CO-LOM-BIA-NA. (...) El cómic europeo y el norteamericano tienen características que les son propias. El cómic colombiano "alternativo" está apenas llegando a su número 4 después de 9 meses de existencia y en lugar de reconocer nuestra búsqueda de un estilo propio del cual nos podremos sentir orgullosos en unos años, quieren que mimeticemos en un estilo que no nos identifica.
Por su parte, Larva núm. 1 (2006) en su primer editorial anota:
Imagine que abre un paquete de papas y resulta que no hay papas, lo peor, el paquete está vacío y en el borde un gran gusano pegajoso espera después de haberse comido el contenido. Así es la cosa, esa es la naturaleza de las ideas, del mundo en esta dimensión desconocida llamada Colombia (…) Somos cómic, sí, cómic como el de siempre, hecho de tinta plasmada sobre el papel, no inventamos nada nuevo, pero sí creemos que podemos ofrecer algo un poco distinto, al menos para esta esquina del mundo.
De igual forma, estos editoriales dejan entrever lo que, en parte, motivó la existencia de estas publicaciones: la falta de una tradición e industria sólida del cómic en el país7. Así pues, como respuesta surgen diferentes propuestas alternativas e independientes, desde donde los autores buscan crear y publicar historietas siguiendo derroteros propios. Por su parte, Dr. Fausto no será ajeno a estos elementos, al contrario, muchos se presentarán como ecos lejanos. En este sentido, Dr. Fausto puede entenderse como una publicación descendiente de aquel historial de aciertos y fracasos de los historietistas colombianos por consolidar una publicación seriada de cómics, como un miembro reciente de la estirpe, que busca alcanzar sus propias metas.
Respecto a ACME, Rabanal acota que «si bien en términos estrictos se trata de un fanzine (en el sentido que las colaboraciones son todas gratuitas y la distribución no se realiza a través de empresas especializadas), su presentación corresponde a la de una publicación comercial» (2001:26). De aplicar estos mismos criterios a las demás publicaciones mencionadas, encontraríamos los mismos resultados: estrictamente serían fanzines, pese a su presentación y calidad superior8. En el caso de Dr. Fausto sucede al revés; se define como fanzine pero cada vez es más entendido como una revista. Así las cosas, estos proyectos editoriales independientes son el lugar de profesionalización —escuela— tanto para autores como para editores de cómic. Es allí donde los autores se enfrentan de manera autodidáctica y exploratoria a entender las tareas propias del oficio de editar y publicar cómics, y a las dinámicas editoriales, aunque con estándares y alcances diferentes; aun así, en muchos casos, llegan a refinar su trabajo a un nivel comparable al de una industria ya consolidada. En este sentido, Romero, en su investigación sobre los fanzines como práctica editorial, apunta que
Los fanzines ejemplifican más que cualquier otro tipo de publicación impresa el papel del editor como seleccionador y crítico de contenidos, compositor cuidadoso de los recursos a su alcance, para ofrecer a los lectores no solo un producto cuidado en la factura y el contenido, más importante aún, asume su responsabilidad social con la cultura y genera una conversación, un debate entre sus lectores y el mundo a través de los libros que publica. La particularidad de los fanzines radica en que forma editores de manera experimental y a veces inconsciente, es en sí una escuela, que además tiene la ventaja de explotar los gustos e intereses propios de los individuos. (2015: 8)
Ahora bien, teniendo presente lo anterior, para este análisis se propone dividir en tres momentos el corpus del fanzine en cuestión, atendiendo al orden cronológico de publicación y afinidades formales entre los números agrupados. La primera etapa comprende los números iniciales del fanzine, desde el núm. 1, lanzado en 2011, al núm. 7 de 2013, donde el proyecto empieza a definirse9; la segunda etapa recoge del núm. 8, publicado en 2014, al núm. 10 de 2016, caracterizados por una mayor exploración gráfica y editorial; y la tercera etapa corresponde a los números 11 y 12, ambos publicados en 2019, los cuales marcan el regreso de la publicación después de tres años de pausa y lo que se puede esperar de esta de ahora en adelante.
Inicios de cuatro monos (números 1 al 7)
El primer número de Dr. Fausto sale a la luz en 2011. Entonces, se trataba de un fanzine de cuatro páginas (una hoja de tamaño A4 doblada en la mitad), impreso y fotocopiado de forma casera en blanco y negro, y de distribución gratuita, sobre todo en entornos universitarios. Un proyecto que apenas se aventuraba a definirse y consolidarse; sin embargo, desde aquel número inicial sus autores toman decisiones que más tarde configurarían e integrarían la identidad gráfica y editorial del fanzine.
Como muestra de ello, una de las primeras decisiones es presentar al enigmático Doctor. En la portada del primer número vemos un auto en fuga conducido por quien da nombre al fanzine, mientras otro personaje señala el que en adelante sería el logo de esta publicación. Nos enteramos de que es Fausto, aunque nuestra intuición ya nos lo indica, porque el personaje cumple con las características dadas en la última ilustración del número «Bigotón, con sombrero, cachos» (Dr. Fausto, núm. 1, 2011). Asimismo, en este primer número se aclara que «el Dr. Fausto es representado por un equipo de simios medicados que posibilitan tan magistral derroche de poder creativo anulándolo de todo madrazo y responsabilidad», es decir, el grupo base de Dr. Fausto conformado por Edward Muñoz (Edd), Julián Marulanda (Reptil), Santiago Estrada (Narcolepsia) y Santiago López (Malaneurona).
Adicionalmente, aparece por vez primera el segundo personaje con mayor continuidad del fanzine: Diosdado García, un bulldog antropomórfico, «delegado del Dr. Fausto», obra de Julián Marulanda, quien transmite a los lectores las advertencias de su patrón. Lo cual refuerza la idea de Dr. Fausto como un ser superior.
Este primer número cuenta con un artículo editorial donde se hace mofa de los atributos del lector y de quienes hacen posible el fanzine, se trata de un anti artículo editorial, pues más que convencer al público de emprender la lectura del fanzine, pretende disuadirlos de ello:
Saludos estimado lector, usted acaba de agarrar un documento para el deleite de sus sentidos y la estimulación de un intelecto, donde ahondaremos con sumo profesionalismo e integridad los temas de interés nacional e internacional del momento (risas enlatadas). Este pedazo de papel no es más que un intento burdo de publicación independiente y libre en la cual diremos y haremos lo que nos venga en gana, así que está a tiempo de dejar de leer y ahorrarse 15 minutos de puro dadaísmo editorial que no le aportará en nada a la monótona cotidianidad de sus extensos días (Dr. Fausto, núm. 1, 2011: 2).
Este tono entre irónico y sincero suele encontrarse en el fanzine tanto en las historietas como en los elementos paratextuales, incluso en el número más reciente.
Figura 1. Contraportada y portada de Dr. Fausto núm. 1, 2011. Autor no acreditado. |
Otro elemento que se introduce desde el primer número y que contribuiría al tono humorístico e irónico de la publicación es la sección Industrias Fausto, donde se parodian elementos propios de la prensa como los anuncios clasificados y la publicidad ofertando servicios y productos de ficción. Al respecto, Muñoz aclara que esta sección es también una estrategia que posiciona a Dr. Fausto como un personaje poderoso y omnipresente:
Industrias Fausto es ese mismo sentido de Dr. Fausto como un ente que está en todos lados, pero no está en ninguno; que todo lo manipula, pero al mismo tiempo es un desastre; es muy sabio pero al mismo tiempo nadie sabe quién es, entonces para mantener ese sentido de omnipresencia, se nos ocurrió Industrias Fausto, como que el Fanzine es simplemente un derivado o el conglomerado de la corporación (Henao, 2019).
Desde la segunda hasta la novena edición del fanzine, la portada será sustituida por un cabezote donde figuran la leyenda “distribución gratuita”, el logo, fecha, número y nombre de la publicación acompañados por una ilustración de fondo, de este modo se optimiza el espacio para otros contenidos. En el núm. 2 la primera página es a dos tintas: rojo y negro, mientras el resto de las páginas se conservan a blanco y negro, se continúa con la tónica presentada en el número anterior, con un marcado interés hacia la tira de humor. A modo de artículo editorial vuelve a hacer presencia Diosdado García, quien esta vez presenta excusas por un chiste de la edición anterior.
Figura 2. Diosdado García, Dr. Fausto núm. 2, 2011. Julián Marulanda (Reptil). |
Todos los contenidos de los primeros tres números eran obra del grupo base del fanzine y, eventualmente, la participación de algún invitado especial, así para el caso del tercer número cuentan con la colaboración del historietista colombiano Wil Zapata. Para esta edición Diosdado anuncia que en el festival Entreviñetas se realizará el lanzamiento del número actual10. Además, introducen la sección Viñeta destacada, que para aquella ocasión destacaba una viñeta de El Eternauta de H.G. Oesterheld y Solano López, en diálogo con el rechazo expresado ante la muerte de Diego Becerra, grafitero de la ciudad de Manizales.
Para el número 4, publicado en marzo de 2012, y en adelante, Edd y Reptil, además de participar con cómics propios en cada número, se encargarán de la edición del fanzine. En esta primera etapa la publicación invitaba a sus lectores a enviar sus colaboraciones para la próxima edición, pero la recepción era poca, no tenían la calidad suficiente o no eran cómics. Con esta edición el proyecto celebraría su primer aniversario, conscientes de ello, en su respectivo artículo editorial expresan:
Con esta edición ya llevamos un año publicando, si, solamente llevamos cuatro ediciones, nosotros más que nadie sabemos que nuestra única constancia es la inconstancia, de cualquier manera queremos agradecer a nuestros lectores que siempre están pendientes de las nuevas publicaciones, a los lectores ocasionales que no tienen idea lo que están leyendo pero que de igual manera comparten una risa con nosotros, a los que nos leen por internet y comparten nuestros contenidos, y a los que éste pedazo de papel solo les sirve para limpiar los vidrios de su casa o para recoger los desechos de sus mascotas. A todos ustedes gracias por las risas, comentarios, críticas constructivas y destructivas y así no lo hayan pedido hay Dr. Fausto para rato. (Dr. Fausto núm. 4, marzo, 2012: 1).
Sigue presente el humor a la vez que demuestran un poco de conciencia y reflexión sobre el trabajo hecho, todavía sin tomárselo totalmente en serio.
Para la edición núm. 4, las secciones hasta entonces habituales se mantienen: Diosdado García, con una tira humorística sobre los temblores de la ciudad de Manizales; Viñeta destacada, esta vez con una viñeta de Jason; e Industrias Fausto promocionando una clínica estética; por otra parte se introduce la sección El Doctor recomienda, donde se refieren obras o autores de historieta, para aquella ocasión la recomendación es la historietista Tatyana Ríos (Soy Pirata) que aún se encuentra vigente y publicó en la más reciente edición de Dr. Fausto. Y empieza a aparecer la leyenda “Con el apoyo del Centro Editorial de la Universidad de Caldas”, institución que seguiría financiando el fanzine hasta su núm. 10. Además incluye la colaboración de Juan David Díaz (Juantasma).
La figura del Dr. Fausto continúa consolidándose, cada vez se encuentra más identificable al personaje. En el cabezote del núm. 5, de octubre de 2012, por ejemplo, se rinde homenaje a la tira Keep on Trucking de Robert Crumb, publicada originalmente en el primer número de Zap Comix (1968), reproduciendo una versión de la tira en la que se lee el título “Keep on Faustin’…” con Doctor Fausto como protagonista de la viñeta, lo cual puede interpretarse como una señal de que Dr. Fausto continuaría haciéndose. Para complementar el tributo, en la sección Viñeta Destacada se selecciona una viñeta de Conoce a tu amigo (2004) de Crumb.
Figura 3. Cabezote de Dr. Fausto núm. 5, 2012. Autor no acreditado para la logoforma (Crumb es el autor de la viñeta). |
Asimismo, en el artículo editorial los editores expresan:
No muchas cosas han pasado desde la última edición. Reptil se graduó, aplausos para él (casi que no), alguien se ganó el Baloto, si el afortunado nos está leyendo aprovechamos para avisarle que estamos buscando inversionistas que les guste arriesgar su dinero de manera creativa y estúpida. Seguimos igual de pobres y arruinados, esto de la historieta y la autopublicación no nos ha dado la fama y fortuna que creímos, nuestros amigos economistas dicen que es porque las cosas gratis y regaladas no dan plata, nos rehusamos a darles la razón. Bueno, "disfruten" de estas 4 páginas y recuerden que nuestro estilo es no tener periodicidad definida, nos gusta verles la cara de tortura y asombro cuando les decimos que hay nueva edición. Digan Whiskey. (Dr. Fausto, núm. 5, 2012: 1).
Este fanzine propone banda sonora de blues y la sección Industrias Fausto en esta ocasión es un horóscopo redactado con el mismo humor característico de la compañía. Diosdado protagoniza una tira en la cual transmite desde la luna, para demostrar que la misión espacial es una farsa, desde allí se lee en una bandera “Fausto”. Como colaboradores están: Fello, Laura Puerta y Camilo Aguirre. Por primera vez el fanzine cuenta con esta cantidad de colaboradores.
Para la edición núm. 6, publicada en abril de 2013, el artículo editorial es reemplazado por la sección El Doctor Recomienda, dedicado al autor Joe Sacco. Seguido de la sección de Diosdado, quien entrevista al logotipo de Juan Valdés, una de las marcas de café más conocidas de Colombia, a propósito del conflicto de los cafeteros. Reptil presenta una segunda tira sobre gallinazos y cuentan con Sr. Pepper, Valiente Gracia, Luto y Elisa Boccedi como colaboradores. La participación de otros autores empieza a aumentar
Para el núm. 7, de septiembre de 2013, el cabezote es ocupado por la cabeza flotante de Dr. Fausto con sombrero de brujo, pata de conejo en mano y herradura en boca.
Los artículos editoriales empiezan a abandonar el tono netamente humorístico para convertirse en un espacio de declaración de intenciones. En esta ocasión el editorial, firmado por Edd Muñoz manifiesta:
La autofelación y la autopublicación ¿qué tienen en común? Pues que uno es lo que hacemos y lo otro lo que nos encantaría hacer, ya queda a imaginación de ustedes cuál es cuál.
Autoeditarse o autopublicarse es en esencia desprenderse del qué dirán, librarse de la censura para encontrar la voz propia (aunque sea una voz inaudible en un mar de gritos) y más si hablamos de publicaciones de cómic que sin entrar en detalles suelen ser subestimadas, afortunadamente siempre habrá un nicho de lectores y detractores que en parte motivan a seguir publicando. Los zines son un fin en sí mismos, no un camino para llegar a un lugar más" valorado" en la edición profesional… (Dr. Fausto, núm. 7, 2013:1).
Lo cual deja ver una postura clara sobre el fanzine como medio de publicación, alejándose de la idea de que el fanzine es tan solo un peldaño inicial en el camino hacia un trabajo más “maduro” u otros formatos editoriales considerados más profesionales11, una defensa del fanzine como fin en sí mismo. Irónicamente, en retrospectiva los editores reconocen que: «Dr. Fausto fue una escuela para mí, para aprender a hacer cómics, pero también para aprender a diagramar, a tratar con autores, todas estas dinámicas editoriales, pese a que es un fanzine», es decir, tanto para empaparse del oficio de hacer y publicar cómics, como para adquirir y aplicar conocimientos relacionados con su profesión.
Acorde a esta actitud, para esta edición aparece por primera vez una reseña a cargo de Fernanda Toro sobre El niño gusano de Hideshi Hino. La sección de Diosdado, realizado por Reptil, ocupa toda una página con un cómic sobre la friendozone, quizás junto con la colaboración “La historia del chico telefónico” de Lucio y la sección Industrias Fausto, los únicos elementos que dan el toque de humor a esta edición, pues aunque continúa presente en la publicación, ahora se encuentra acompañado de otras expresiones como tiras con intenciones más introspectivas, como la realizada por Ana desafinada y Edd Muñoz. Hasta entonces las historietas de este último eran de tipo humorístico, sobre todo chistes relacionados con el estudio y práctica del Diseño Gráfico, carrera estudiada por ambos editores12. Sobre este cambio temático en su trabajo Muñoz expresa: «intentaba ser gracioso en los cómics pero no se me daba, después descubrí que a mí me interesaba contar otras cosas, no tanto el cómic de humor» (Henao, 2019).
Figura 4. Historieta de Edd Muñoz, Dr. Fausto núm. 7, 2013. |
Llama la atención que, aún dada esta predilección por el humor, el proyecto haya logrado financiación por parte de la Universidad donde ambos estudiaban, pues ciertos contenidos podrían considerarse reprochables o subidos de tono a los ojos de una editorial de tipo académico. Respecto a esta tendencia al humor presente en la primera etapa del fanzine, argumenta Muñoz que se debía a las influencias y a las limitaciones de extensión que tenían en ese entonces, tan solo una hoja tamaño carta parecía ideal para la realización de tiras cómicas, que permitían incluir más trabajos por página, así como plantear y resolver situaciones que requiriesen pocas viñetas:
Bebíamos directamente de los fanzines que conocíamos que eran formatos cortos, como Robot, y los de todo el parche de Medellín que eran antológicos, de ellos mismos publicando tiras o cómics muy cortos, el formato estuvo influenciado por eso que teníamos al alcance y teníamos 4 páginas, entonces no podíamos extendernos mucho, teníamos que ceñirnos al formato tira de 4-6 viñetas máximo, lo que permitió que los primeros números sean muy graciosos. (Henao, 2019)
Sin embargo, es en esa exploración inicial a través del humor que Dr. Fausto, como personaje, surge y se consolida, gracias a la exageración y el juego; no en vano algunos elementos paratextuales aún se sostienen en las ediciones más recientes con notas de humor tras al crecimiento de la publicación.
Figura 5. Industrias Fausto, Dr. Fausto núm. 7, 2013. Autor no acreditado. |
Publicación caprichosa de cómics inflamables (números 8 al 10)
En esta segunda etapa Dr. Fausto se erige como un fanzine con otras apuestas, hecho que es de notar en la experimentación de forma y contenido que empieza a tener lugar en sus páginas. Entre los cambios formales se encuentran que el fanzine abandona su formato anterior y aumenta su número de páginas y colaboradores, asimismo diversifica sus contenidos13. La convocatoria para participar en el fanzine deja de ser abierta al público y pasa a funcionar bajo invitación o convocatoria cerrada, pese a que su distribución continuaría de forma gratuita. Los tiempos de publicación se extendieron a razón de un número por año, a diferencia de la etapa inicial donde se publicaron tres números en 2011, y dos números en 2012 y 2013, respectivamente.
El núm. 8, publicado en 2014, a tres años de iniciado el proyecto, da cuenta de todo ello. Su tamaño de 35 x 50 cm busca emular el formato de los periódicos, intención que se reitera en su artículo editorial:
Ésta edición número 8 de Dr. Fausto Fanzine quiere ser un pequeño homenaje a aquella época ajena a la nuestra donde los cómics tenían un lugar privilegiado en la prensa, donde su tamaño no se limitaba a los escasos centímetros a los que se ven sometidos actualmente sino que podían ocupar toda una página de la prensa dominical (…)
En Colombia la tradición de las tiras se manifestó sólo hasta principios de la década de los 60 con el célebre ‘Copetín’ de Ernesto Franco. En los años siguientes surgió un puñado de historietas y autores entre los que se destacan Jorge Grosso y Quiriam Pinilla con su tira ‘Querubín’, Jorge Peña y Carlos Garzón con su tira ‘Carlacá’ que llegó a ser publicada en periódicos de circulación nacional como El Tiempo y El Espectador.
(…) No es el momento de reclamar una mayor presencia de los cómics en la prensa, ese tipo de discusiones en nuestro contexto y tiempo serían anacrónicas (Dr. Fausto, núm. 8, 2014).
Desde entonces, los editoriales de Fausto cambiarían de tono, del humor inocente al asumirse como historietistas y editores parte de un ecosistema en crecimiento. Continúa la habitual historieta de Diosdado, para este número aparece entrevistando a diferentes transeúntes sobre el futbol, a propósito del mundial, mientras que en la historieta realizada por Edd Muñoz se evidencian, al igual que en la anterior, otras exploraciones gráficas y temáticas. Las demás historietas del número están a cargo de los colaboradores: Juan David Díaz (juantasma) con “Mi palabra favorita”, Dolores Drake con su historieta “Fallas de la democracía”; Marco Noreña con “Noregna vs. Noregna”, Byron Alaff con “Love will tear us apart”, inspirado en la canción homónima de Joy Division, y No Sofía con “Vecinos”.
Figura 6. Viñeta de Edd Muñoz, Dr. Fausto núm. 8, 2014. |
Cabe aclarar que si bien las páginas de este número son de mayores dimensiones, en la diagramación empleada se observan cuatro bloques de imagen diferenciados. Es decir, las colaboraciones recibidas también hubiesen podido ser presentadas en el formato anterior utilizado en la primera etapa. A propósito de la relación formato y contenido, Muñoz reconoce que
Hay un punto de inflexión, creo que entre el [número] 7 y el 8, teníamos más espacio y más colores entonces pudimos diversificar otro tipo de cómic, manteniendo el humor pero en otro formato. Me gusta mucho esa relación entre formato y contenido, porque es algo muy simbiótico (Henao, 2019).
Además, se incluyen dos reseñas, una por parte de Fernanda Toro, quien colaboró antes en el núm. 7, sobre el libro Tres cuentos de Poe en b/n, una adaptación de 3 cuentos de Alan Edgar Poe realizada por Xavier Besse; y otra reseña por parte de Andrés Rodelo sobre El invierno del dibujante de Paco Roca. También se incluye un apunte breve de Hugo Caeiro sobre Marie-Gabrielle de Saint-Eutrope, de George Pichard. Estos textos dan cuenta de un interés por el cómic también desde un aspecto crítico y divulgativo. Esta edición no incluye la sección Industrias Fausto.
Respecto a la edición núm. 9, publicada en septiembre de 2015, esta cuenta con 16 páginas de 17x24 cm. Se retoma la portada en lugar del cabezote de las ediciones anteriores, esta vez a cargo de Reptil en tintas roja y azul, en ella aparecen seres antropomórficos a orillas del mar y, por supuesto, Dr. Fausto como punto central de la composición. Las demás páginas serán en tinta azul.
Figura 7. Portada de Dr. Fausto núm. 9. Reptil, Julián Marulanda. |
El artículo editorial reflexiona sobre la labor misma de hacer y publicar cómics, tema que ya se había abordado en el editorial de su séptima edición, más se hace perceptible el cambio de actitud y tono, esta vez su intención también es invitar al evento El publicadero: Encuentro de Autoedición y Fanzines, un espacio gestionado por los editores con apoyo de la Feria del Libro de Manizales y La Editorial de la Universidad de Caldas, que tendría lugar el mismo mes de septiembre:
¿Para quién dibujamos? ¿Para quién publicamos? ¿Quién nos lee? ¿Realmente alguien nos escucha y no simplemente se limitan a asentir con la cabeza mientras hablamos? Son las preguntas que todo autor o editor de cualquier tipo de contenido se hace constantemente y más aun los que dibujamos/publicamos cómic y fanzines que por definición son un habitad reducido. Las ferias de publicaciones y festivales de auto-edición son el ecosistema creado por nosotros y para nosotros para sentir el apoyo de la manada, recibir algún tipo de retroalimentación sobre nuestro trabajo ¿pero no estamos alimentando el círculo vicioso del que nos quejamos? ¿Estamos publicando contenido para los mismos de siempre? ¿Dónde está el nuevo público? ¿Hay más autores que lectores? ¿Hay más editores que autores? ¿Nos interesan acaso los nuevos lectores?
Nuestra posición es que además de producir publicaciones debemos también crear mecanismos para formar nuevos públicos (con la independencia llega una gran responsabilidad), de manera que los contenidos que producimos encuentren nuevos espacios y no quedarnos oliéndonos los traseros unos a otros en la misma manada (Dr. Fausto, núm. 9, 2015: 1).
Esta edición no contiene reseñas, solo historietas de una a dos páginas: “Nada personal” de Natalia Rojas; “Una explicación del todo cierta sobre como dibujo mis historias” de Javier Velazco; “Apego”, segunda aparición en el fanzine de Camilo Aguirre; una historieta sin título a cargo de Edd Muñoz, donde explora nuevamente temas más personales a través de escenarios espaciales; una historieta silente de Adriana Lozano; “Misión #0” de Henry Díaz, que narra la historia de dos astronautas al igual que el cómic de Edd; “Home sweet home” de Zetha; y “Dr. Fausto su consejero de amor” y la sección de Diosdado, con un reportaje sobre el uso de la bicicleta, ambas de Reptil. El número cierra con la sección Industrias Fausto presentando un vino, «Elaborado en los mejores viñedos contiguos a los botaderos tóxicos municipales. ¡Casi ni se le siente el mercurio!».
El número 10, publicado en abril de 2016, en tinta roja y verde conserva el tamaño anterior (17 x 24 cm), pero duplica su extensión a 32 páginas. E incluye por primera vez el subtítulo que aún hoy conserva el fanzine: «Publicación caprichosa de cómics inflamables», y que de algún modo describe el aura de esta. Tanto la portada y el editorial son realizados por Edd Muñoz. En la primera se muestran dos manos abiertas como dispuestas a tomar algo, pero estas tienen huecos en las palmas por donde se escapan, entre otros objetos, una bola de cristal, una escultura, una espada, un sombrero de mago … Esta ilustración podría interpretarse como una analogía de lo que el mismo autor plantea en el artículo editorial: la pregunta por el cómic colombiano y un intento de respuesta:
¿Dónde leo cómic colombiano? (…) Debería ser una pregunta fácil de contestar dada la supuesta revitalización del cómic colombiano que se ha publicitado desde hace algunos años, pero lo cierto es que los nuevos lectores que llegan al cómic deseosos de contenidos dibujados por autores nacionales deben iniciar una búsqueda a oscuras, a la caza de una especie desconocida que, aunque por muy divertida y emocionante que resulte, por su dificultad puede desanimar a los potenciales lectores.
Una industria del cómic saludable debería acortar el camino entre autor y lector, brindándoles a ambos lo que realmente quieren y necesitan, reconocimiento y retribución al autor y contenidos valiosos a los lectores, (…) desafortunadamente, pese a los esfuerzos, son muchos autores activos que dibujan desde los años noventa que sólo se pueden leer a través de internet, fanzines o revistas ya extintas. Toda una generación de autores nacionales de cómic circula dentro de nichos específicos de lectores, contenidos que tienen la potencialidad de ser mucho más masivos permanecen exclusivos sólo para algunos pocos afortunados.
Mientras todos los esfuerzos individuales y colectivos que se hacen en Colombia por parte de autores, editores, divulgadores, gestores y libreros terminan de converger para generar una verdadera industria debemos seguir aportando.
Aunque el apoyo estatal se ha incrementado gracias a la visibilidad y calidad del cómic actual, no podemos esperar ingenuamente que éste sea el único sobre el cual apoyarnos, aún nos encontramos en el nacimiento de la industria.
Mientras algo sucede seguiremos dibujando, publicando, gestando ferias, conversatorios, talleres, grupos de lectura y si usted ya es lector de cómic colombiano tiene la misión de difundir la palabra a los no creyentes (Dr. Fausto, núm. 10, 2016:1).
Si bien anteriormente la publicación buscaba dar cuenta de los colaboradores de cada número, no es hasta el número 10 que incluye el índice de autores, donde relaciona, un dibujo o retrato dibujado, una breve descripción y el enlace al portafolio digital de cada colaborador. Esta edición consta de historietas de una a cuatro páginas: Diosdado de Reptil, sobre los videojuegos; un cómic sin título de Wil Zapata, quien ya había participado en el núm. 3 del fanzine; “Con todo respeto” de Álvaro Vélez (Truchafrita); seguido de una colaboración sin título de la ilustradora e historietista chilena Toto Duarte; un cómic sin título de Edd Muñoz; “Las Vicisitudes de un historietista que no supo qué contar” de Pablo Pérez (Altais); “Sarmati y el ser supremo” de Joaquín Sánchez; “CareFukyou vs. El apocalipsis de las putas zombies” de Luis Tobón (Luto); una historieta sin título de Javier Fabregas, dos colaboraciones de una página del argentino Pablo Bofelli y “Dr. Fausto contigo” de Reptil.
Como ya se mencionó, en esta etapa se hace evidente el refinamiento del fanzine en términos de diseño y línea editorial. También se observa por parte de Edd y Reptil una mayor apropiación de su labor como editores e historietistas. A propósito de este papel Romero menciona:
Los productores de fanzines lejos de consumir pasivamente los contenidos de la cultura popular, participan activamente de su análisis, de allí se deriva lo que McLaughin (1996) denominaría una “urgencia de la resistencia” y una “urgencia del compromiso personal” propias del fanzine. Cada fanzine tiene su propia actitud, y propone una lectura específica sobre los contenidos de la industria cultural. (…)
Este es otro aspecto del oficio del editor que la práctica del fanzine posibilita y refuerza, el fanzinero como gestor cultural. (2015:23).
Hecho que se hace palpable en los artículos editoriales de esta segunda etapa. Aunque es en el editorial del núm. 7 donde se asienta la posición de Dr. Fausto como un proyecto que apuesta al fanzine como fin último, es en los artículos editoriales de los números 8, 9 y 10 que se hace gala de cómo un fanzine de cómic puede desde sus propias posibilidades y límites contribuir a la divulgación, reflexión y profesionalización del cómic colombiano. También es de observar cómo en estos números se renueva el compromiso con la escena del cómic nacional, de forma similar a como lo hicieron en su momento sus antecesores. Otra interpretación posible de los tres editoriales de la segunda etapa podría hacerse en términos de tiempo: de algún modo, el núm. 8 es una edición que mira y rinde homenaje al pasado, al cómic de prensa; el núm. 9 es una apuesta del entonces presente, un festival de publicaciones independientes y el núm. 10 es una pregunta de cara al presente, que a su vez es una promesa al futuro, de que se continuará…
Cobra entonces sentido que los cambios de formato respondan a estas intenciones, el aumento de páginas no es gratuito, que el fanzine pase de abrir sus puertas a uno o dos colaboradores por número, a que estos ocupen el 70 u 80% de la publicación muestra también apertura para actuar y pensar en pro del cómic colombiano, deja patente el carácter colaborativo del fanzine y, al mismo tiempo, es una forma de reconocerse a sí mismos y otros como parte del mismo ecosistema. En palabras del diseñador gráfico, investigador y fanzinero Boris Greiff: «El fanzine no solo se percibe como espacio de expresión y experimentación personal, sino como un medio para ganar reconocimiento sin recurrir a los mecanismos convencionales de los circuitos comerciales y sus restricciones» (2015:9).
Regreso, larga vida al Doctor Fausto (números 11 y 12)
Después de esta fructífera etapa de exploración y crecimiento editorial, el fanzine entra en pausa durante tres años, en el cajón se habría quedado el núm. 11 ya dibujado y diagramado14, pero sin publicar, ya que el apoyo que hasta entonces había proporcionado la Universidad de Caldas fue suspendido y aunque los editores buscaron otros apoyos institucionales para la publicación, no obtuvieron respuestas positivas15. Durante esta época de pausa Reptil se dedicó a otros proyectos autónomos y Edd Muñoz cursó su maestría16.
Esta tercera etapa de Dr. Fausto corresponde a su regreso en 2019 con la publicación de los números 11 y 12, además comprende el momento actual, en el cual el fanzine se encuentra activo y con planes para el futuro. En cuanto a los cambios de sus dinámicas editoriales están: un mayor énfasis en el carácter colaborativo, que marca algunas decisiones de sus últimas ediciones, y la búsqueda por hacer del fanzine un proyecto autosostenible, lo cual repercute en que la publicación tenga un precio de venta con el que se busca pagar los gastos de impresión, sin lucro alguno ni para los editores ni para los colaboradores, aunque a cada colaborador se le hace entrega de algunos ejemplares, dependiendo del tiraje y número de colaboradores, para que este, si lo desea, los venda al mismo precio del público, de este modo algunos autores pueden conseguir una pequeña retribución económica. Quizá por esta misma meta de ser autosostenibles, en el fanzine ahora se incluye un apartado donde se mencionan los lugares en los que puede adquirirse la publicación.
El núm. 11 de esta publicación caprichosa de cómics inflamables no vería la luz sino hasta mayo de 2019, gracias a la cofinanciación del taller de impresión risográfica: La Bruja Riso y El Faire, feria de ilustración, historieta y fotografía17. En esta ocasión el fanzine adopta un formato más generoso: 44 páginas de tamaño carta, en impresión risográfica a dos tintas: teal y rosado fluorescente. Como era de esperar, su editorial habla de su regreso:
¿Se acuerdan del Dr. Fausto?, nosotros ya dábamos por muerto a tan nefasto personaje, sin embargo nos han llegado reportes de pedos as que afirman haberlo visto. Alguien por ejemplo sostiene que es parte del programa de protección a testigos de la Fiscalía, otra persona reporta que lo vio recorriendo solitariamente la frontera entre México y USA cerca a Río Bravo. Otra información lo ubica en Panamá conduciendo un lujoso automóvil en carreras clandestinas. Nosotros continuamos escépticos a estos rumores. Hasta que no se aparezca delante de nuestros ojos, ojalá con la plata que nos debe, no creeremos estas habladurías. Desde su desaparición hemos podido avanzar con nuestras vidas, empezamos a cotizar en Colpensiones, inclusive sus acreedores dejaron de cobrarnos sus deudas.
Esta nueva edición del fanzine no significa su regreso, es más bien su velorio, una celebración de su desaparición y estos cómics son su testamento. Este capricho póstumo es posible gracias a la colaboración y alcahuetería de La Bruja Riso y El Faire (a quienes intentamos disuadir), por supuesto al talento y el trabajo de los autores participantes de esta edición a quienes agradecemos su paciencia.
¡Dr. Fausto ha muerto. Larga vida al Dr. Fausto! (Dr. Fausto, núm. 11, 2019: 1)
Es notorio que el editorial se enfoca en hacer mofa de Doctor Fausto como personaje, a la vez que reconoce la larga ausencia y expresa un resurgir, pero también una muerte. Luego de tres años en el cajón fue necesario actualizar algunos contenidos como las reseñas y algunas colaboraciones. Por el contrario, la ilustración de portada realizada por Reptil se conservó igual, en esta un niño y su perro contemplan la ciudad, al fondo se ve un ser con sombrero y orejas alargadas cruzar… Los colores rojo y azul antes seleccionados para la edición también variaron.
Este número reúne las historietas: sin título de Juan & Diego; “En la carretera” de Byron Alaff; sin título Edd Muñoz, sin título de Luis Echavarría; Sin título de A. G. A; sin título de Pablo Marín Ángel; un metacómic sin título de Carolina Pineda (La desparchada); “Sangre capt 23 here's jhony” de Inu waters; sin título de Miguel Otálora y Diosdado de Reptil. Más las reseñas "El fin de todo lo conocido” sobre La tierra de los hijos de Gipi, realizada por Andrés Rodelo y otra sobre Be nuts Adrian Regneir por parte de Mario Cárdenas, retomando aquel espacio dedicado a la divulgación y crítica que se había perdido en la etapa anterior. Esta vez la sección Industrias Fausto ocupa dos páginas e incluye cupones para toda la familia.
Vale la pena destacar dos aspectos de este regreso, en primer lugar que el apoyo para la impresión (cofinanciación) se haya dado por parte de actores del medio que abanderan la misma filosofía de trabajo del fanzine: lo independiente y la autogestión en pro del desarrollo autoral; y, en segundo lugar, las condiciones del cómic colombiano en ese momento, ¿qué cambios se han dado en el panorama del cómic colombiano desde la publicación del núm. 10 en abril de 2016 hasta la publicación del núm. 11 en mayo de 2019? Si bien, una respuesta precisa resulta aventurada, ya que exige un estudio detallado y más amplio, no cabe duda de que el panorama no es el mismo18, muestra de ello son el aumento de editoriales y publicaciones que apuestan por el cómic; la apertura de becas y estímulos que desde lo institucional propician la creación y difusión de historietas; y el reconocimiento internacional que algunos autores de cómic colombiano han recibido a través de premios. Lo anterior, hace pensar que la situación actual de la historieta en Colombia es favorable para resurgir, como en el caso de Dr. Fausto, o bien sacar adelante proyectos de cómic.
Figura 8. Industrias Fausto, Dr. Fausto núm. 11, 2019. Reptil y Edd Muñoz. |
El número 12 de Dr. Fausto, publicado en noviembre de 2019, es la edición especial autoras colombianas. Realizada en colaboración con Hiedras, un colectivo feminista de la ciudad de Medellín, sus miembros Alejandra Pérez y Matilde Salinas (MatildeTilde) son las editoras invitadas de este número que tiene como tema central la culpa femenina.
Figura 9. Portada de Dr. Fausto núm. 12, 2019. Matilde Salinas (Matilde Tilde). |
Es entonces en el artículo editorial firmado por Alejandra Pérez donde se expresan las intenciones de esta edición especial:
Hace una década esta edición era algo impensable. Recoger en una sola publicación el trabajo de más de diez mujeres colombianas, autoras de historieta y cómic era una labor ardua, pues esta cantidad de autoras o no era lo suficientemente visible o no existía. Prueba de esto es la edición número 12 de la Revista LARVA (2010), la cual señala en su editorial la ausencia de mujeres que hicieran cómic en el país y la dificultad para consolidar una publicación de este tipo. Por suerte, los años han pasado y con ellos, encontramos que cada vez son más las mujeres que han incursionado en el mundo del cómic, la historieta y la ilustración. Es por esto que desde Hiedras y Doctor Fausto encontramos necesario sumar esfuerzos para construir esta decimosegunda edición que busca, por un lado, visibilizar el trabajo de una parte de la escena femenina del cómic colombiano, y por el otro, dar cuenta de las experiencias, pensamientos, intuiciones y creencias de las 12 autoras participantes, alrededor de la culpa femenina: el tema central de esta edición (…) (Dr. Fausto núm. 12, 2019: 1).
Así pues, el número 12 agrupa doce colaboradoras con las historietas: “Los versos perdidos” de Laura Valentina Álvarez (Lauraesnaoko); sin título de Carolina Urueta; “La culpa femenina” de Catalina Vásquez (Kathiuska); “Órbita” de Valentina Aguirre (Gato en bus); “El día antes“ de Laura Guarisco (Guarisquín); sin título de Alejandra Arboleda Tilano; “<3“ de Camila Ramos (Ratttus); “El derecho a la agresividad” de Laura Henao (Nube); “Síndrome” de Yanneth Pineda (Yapi); “Mundo paralelo” de Tatiana Ríos (Soy pirata). Y dos entrevistas, la primera a Lorena Alvarez, autora de Luces Nocturnas e Hicotea, por María Camila Núñez de Los Cómics son buenos; y la segunda en formato cómic a Lina Flórez, guionista del cómic Emilia, realizada por Estefanía Henao B. Es la primera vez que en la publicación aparecen entrevistas. Este número fue impreso, al igual que el anterior, en la Bruja Riso en tintas negra y rosado fluorescente.
Como se reconoce en el editorial, el número 12 de revista Larva (2010), dedicado al cómic femenino, es antecedente directo de esta duodécima edición de Dr. Fausto. Esta afinidad temática entre ambas publicaciones y los nueve años que separan una de otra dejan ver una serie de resonancias entre ambos números. Para empezar, el formato elegido por las publicaciones es similar (tamaño carta), aunque Larva supera en extensión el más reciente Dr. Fausto que alcanza las 44 páginas.
Por otra parte, hay algunos elementos en Larva núm. 12 que parecen ser respondidos en Dr. Fausto núm. 12, como la pregunta «¿dónde quedó el rosa?» que aparece en Larva como subtítulo de su índice de autoras, mientras que esta edición de Dr. Fausto emplea tintas negra y rosa fluorescente.
Otro interrogante que reformula y responde Dr. Fausto es la pregunta por la presencia de las mujeres en el cómic colombiano19. Para la edición número 12 de Larva la editora invitada fue la historietista colombo-ecuatoriana Power Paola (Paola Gaviria), que en su artículo editorial (en formato historieta) se dibuja a sí misma como un sabueso y explica: «Hicimos una pequeña convocatoria para encontrar chicas en Colombia que hagan historietas. Pero encontramos que no hay casi chicas que hagan cómics acá…Solo 3 o 4. Así que invitamos a chicas de muchas partes del mundo»20.
Mientras que en 2019 para su edición número 12 Dr. Fausto reúne doce autoras de cómic colombiano y aclara que es tan solo una muestra, pues hay muchas más. Así pues es notable el aumento de la presencia femenina en el cómic colombiano, al menos en términos de visibilización. No obstante, cabe señalar que la presencia femenina en la misma publicación había sido baja hasta entonces, de una o máximo tres colaboradoras por número.
Para Dr. Fausto esta es la primera vez que trabajan de la mano con otro colectivo en calidad de editores invitados, lo que enfatiza una característica que ha tenido el fanzine desde sus inicios: el carácter colaborativo, tanto así que esta última edición Dr. Fausto es más una plataforma para la visibilización de una causa concreta que un número netamente antológico, incluso el personaje de Dr. Fausto aparece solo en la contraportada y la única historieta realizada por los editores es la sección de Diosdado, ubicada en la última página, en la que hace presencia una presentadora mujer y en donde se critica el machismo; en una viñeta extra de media página Diosdado remite las palabras de su amo en las que agradece al colectivo Hiedras y agrega: «Disculpen mi ausencia, me encuentro en una isla del Caribe haciendo un par de negocios (el capricho de publicar cómics es costoso). Con Amor, Dr. Fausto». (Dr. Fausto, núm. 12, 2019).
Estas decisiones de trabajar junto a otro colectivo y atender a una temática específica es un camino que pretenden seguir de ahora en adelante; además Muñoz anota: «Sabemos que cada vez vamos a tender a formatos más extensos. Porque, aunque nadie está publicando antologías, nos gusta el formato antológico, que permite en un solo compendio, que los lectores se familiaricen con el trabajo de muchos autores». (Henao, 2019). Probablemente esto se refleje, una vez más, en el próximo número, que ya se encuentran tramando. Como planes futuros también se tiene previsto lanzar una convocatoria de publicación de historieta corta, bajo Doctor Fausto Publicaciones y la realización de una exposición en las instalaciones de la Alianza Francesa de Manizales, la cual será una muestra retrospectiva del fanzine.
Palabras finales
Ahora bien, en este recorrido Dr. Fausto ha mutado; por sus páginas, a través de los años, han pasado cerca de cincuenta colaboradores a los cuales por motivos de espacio aquí solo se han nombrado Sin embargo, al principio se mencionaba una tensión existente entre la novela gráfica y otros formatos como los publicados en Dr. Fausto y el fanzine en sí. Surgen entonces dos interrogantes. Por una parte, la pregunta por la denominación de fanzine, pues Dr. Fausto ha mejorado sus procesos y calidad a un nivel tal que suele ser entendido como una revista, sobre todo en esta última etapa en el que sus dimensiones y extensión son superiores, por esto se podría intuir que esta última etapa corresponde al alcance de este formato, pero a propósito cabe recordar que «los fanzines, en tanto producciones marginales contrapuestas a las publicaciones oficiales, no son solo definibles desde sus características morfológicas, ya que no son reducibles a un producto resuelto de manera precaria» (Greiff, 2015:110). Así pues, en el caso de Dr. Fausto se reafirma su formato y etiqueta de fanzine, no tanto por su factura o calidad, sino por aquellos aspectos no palpables, como lo son: la ética y política del trabajo colaborativo, la autogestión, lo independiente y, por supuesto, cierto tono rebelde e irónico de tomarse en serio aún sin esperarlo.
Y por otra parte, surge la pregunta por cuál es el aporte de estas dinámicas y espacios de publicación. Para algunos,
En el caso del cómic, el fanzine representa el primer paso que debe seguir un creador cuando comienza su carrera. Esto le permite dar a conocer su trabajo por lo menos entre sus amigos y compañeros más cercanos así como por otras personas del gremio. (Forero, 2015:13)
Pero Dr. Fausto, pese a haber sido concebido sin aquella pretensión, demuestra ser lo contrario, no un primer paso, sino todo un camino. Otros consideran que «todas estas publicaciones, elaboradas con carácter antológico a la hora de reunir distintos nombres y estilos, vienen a ser el germen de lo que posteriormente sería la edición de novelas gráficas en Colombia» (Jiménez, 2011). Al respecto, es interesante comprobar que muchos de los autores que han pasado por Dr. Fausto ahora cuentan con novelas gráficas publicadas o bien se encuentran trabajando en su primera novela gráfica, este es el caso de Camilo Aguirre, Laura Valentina Álvarez, Henry Díaz, Pablo Pérez; Carolina Pineda, Luis Echavarría, Yanneth Pineda (Yapi), y los mismos Edd Muñoz y Reptil, entre otros. Pero también están aquellos autores que continúan activos y encuentran en las tiras cortas, en internet o en el fanzine su hábitat, tal es el caso de Wil Zapata, Luis Tobón, Marco Noreña, Tatiana Ríos, Laura Henao, etc. Así pues, es errado considerar que el cómic colombiano se reduce a una expresión editorial concreta. Como es falso considerar que el fanzine es un formato editorial menor, cuyos alcances se encuentran limitados per se.
Referente a varios de los autores que han pasado por Dr. Fausto hoy se puede decir que muchos continúan vigentes y hacen parte de la escena del cómic nacional, así como intuía Muñoz: «Son pocos los autores que en los primeros números hacían cómic y ya en años más recientes dejaron de hacerlo, hay altibajos con los niveles de producción, pero creo que los autores una vez que inician a hacer cómic, lo siguen haciendo en mayor o menor medida». (Henao, 2019). Asimismo, la producción de Edd Muñoz y Reptil tampoco ha cesado, baste mencionar sus trabajos Desprendimientos (2017), y Marchito (2019), respectivamente, además ambos suelen publicar historietas a través de sus redes sociales. Por lo cual se puede afirmar que Dr. Fausto se ha consolidado como proyecto editorial independiente en la medida en que la escena del cómic colombiano también se ha fortalecido.
Quedan pendientes estudios dedicados a otras publicaciones colombianas de este tipo como ACME, Click!, Larva, entre otras. Asimismo, vale la pena mencionar que, en caso de querer realizar el panorama del cómic colombiano o su historia, sería necesario prestarle mayor atención a los fanzines y demás publicaciones independientes, pues es allí donde la mayoría del cómic colombiano ha encontrado su lugar.
BIBLIOGRAFÍA:
NOTAS:
1 Al especto puede consultarse Conder, J. (2019).
2 También valdría la pena mencionar Mini Monos (1973) y la separata dominical Los Monos (1981), del periódico El Espectador; sin embargo, aquí se consideran de relevancia las publicaciones independientes.
3 No en vano, Rabanal considera que el período comprendido entre 1980 y 2000 se caracteriza por una «eclosión de proyectos editoriales vinculados a la historieta, siempre independientes y mayoritariamente frustrados» (2001: 17).
4 Lastimosamente, muchas de estas publicaciones resultan hoy de difícil adquisición, lo que dificulta la realización de estudios más detallados.
5 Una panorámica más amplia del fanzine en Colombia, particularmente de las ciudades de Bogotá y Medellín, puede encontrarse en el video documental A la postre Subterránea. La Ramona Proyectos, 2014. Disponible en este enlace. De este trabajo también se editó un libro que recoge muestras representativas de algunas de las publicaciones de mayor relevancia.
6 Las ciudades que destacan en cuanto a producción de cómic son Bogotá, Medellín y Cali; sin embargo, hay que tener en cuenta las dificultades de distribución que enfrentan los autores para hacer llegar sus publicaciones más allá de su ciudad o el resto del país.
7 Uno de los factores que jugó en contra de un crecimiento de esta expresión en Colombia es la Ley del Libro de 1993, la cual excluía las fotonovelas, tiras cómicas y cómics, gravándolas con impuestos superiores. Dicha ley apenas fue revocada en 2012 gracias a un grupo de editores y creadores.
8 Una posible explicación para esto es el uso poco generalizado de la palabra ‘fanzine’ para la época.
9 Los números correspondientes a esta primera etapa se encuentran disponibles en este enlace.
10 En entrevista, Edd Muñoz admite que la idea de realizar Dr. Fausto surgió tras asistir a la primera edición del festival Entreviñetas.
11 Como algunos consideran el formato de novela gráfica.
12 Sobre la relación entre las disciplinas dedicadas a la expresión gráfica y el hecho de hacer fanzines puede consultarse Greiff, B. (2015).
13 Para conocer más sobre los cambios formales del fanzine puede consultarse su portafolio en línea, disponible en este enlace.
14 Tanto es así que en el Behance del proyecto se puede visualizar una mockup donde se visualiza una impresión a tintas rojo y azul.
15 Una de las posibles causas para estas negativas podría ser la censura, tal como sugiere Muñoz (Henao, 2019).
16 Es de notar que en este trabajo académico Muñoz también se ocupa del cómic. Disponible en este enlace.
17 Ambos proyectos se llevan a cabo en la ciudad de Medellín y el historietista Luis Echavarría forma parte de estos.
18 Aunque referido a la novela gráfica, Conde (2019:69-70) resalta cuatro fenómenos que dan cuenta del crecimiento editorial del cómic en el país: 1. La modificación de la ley 23 de 1993 (Ley del Libro), en 2013; 2. La creación de editoriales, colecciones o sellos dedicados a la novela gráfica; 3. El interés de los grandes grupos editoriales por publicar novelas gráficas nacionales; 4. La aparición de concursos y becas auspiciados por instituciones oficiales.
19 Desde la dimensión investigativa esta es otra deuda pendiente del cómic colombiano, pese a que autoras como Power Paola y Lorena Álvarez han alcanzado cierto reconocimiento nacional e internacional.
20 Larva núm. 12 congregó en total 14 historietistas, colombianas figuran: Power Paola (Paola Gaviria) como editora, Nobara Hayakawa en la portada y contraportada, y Mariana Gil Ríos, Tatee (Tatiana Torres) y Alejandra Hernández con historietas.