EL LLORADO MAGNICIDA
Entre las sombras. Matar a Hitler es un atractivo tebeo que ha sacado a la luz en España Harper Collins en marzo de 2022. No pudo ser más oportuna su aparición. El cómic trata sobre la revisión judicial de un magnicidio, el que el guapo Maurice Bavaud intentó cometer contra Hitler en octubre de 1938. Dando un salto en el tiempo, el 24 de febrero de 2022 comenzó la invasión rusa de Ucrania, comandada por Vladímir Putin, y a la vista de la egomanía del líder ruso muchos fueron los que rememoraron el refrán “Muerto el perro se acabó la rabia”. Incluso un demócrata confeso como Jean Asselborn, líder del Partido Obrero Socialista de Luxemburgo, comentó públicamente la idoneidad del tiranicidio para terminar con toda esta locura bélica (que, en el momento en que escribo estas líneas, dos meses después, continúa). La idea de que la muerte de un solo hombre justificaría la salvación de muchas personas se ha deslizado en muchas conversaciones en estos días.
Esta idea plantea un dilema moral muy antiguo, ya descrito en las tragedias griegas y replanteado por nuestro Juan de Mariana en su De rege et regis institutione, aquella reacción contra el maquiavelismo que le valió no pocos disgustos porque fue vinculada con el “oportuno” asesinato de dos reyes franceses. Pero, a poco que nos detengamos a pensar, sabemos que el problema no reside en echar abajo una sola figura que ostenta el poder omnímodo, precisamente porque esa figura ya no existe. No estamos en los tiempos de los líderes conquistadores o de los reyes absolutistas, el entramado de decisiones militares que sostienen la guerra en Ucrania reside en un grupo de militares que seguirían adelante (acaso, más alocadamente) en el caso de que alguien pegase un tiro al ególatra exoficial de la KGB.
El plan consecuencialista para cometer magnicidio no tuvo éxito en el caso de Hitler tampoco, por diferentes razones, algunas confusas, otras desconocidas. Fueron varios los intentos de asesinar al líder nazi, siendo el caso más conocido la llamada Operación Walkiria, que se gestó entre algunos de sus militares de confianza. En el caso del tebeo que nos ocupa, en origen titulado La part de l'ombre (ofrecido en 2021 en dos tomos por Glénat, titulados Tuer Hitler y Rendre justice), lo importante no es el plan para acabar con la vida del führer. En el cómic se plantea el debate jurídico en torno a la revisión del juicio que condenó a Bavaud, encarrillado a través del raciocinio deontológico, el de los jueces, que antepusieron la defensa de la vida de una persona frente a la exaltación heroica, aunque esa persona fuese el genocida Hitler.
En esta historia en viñetas escrita por Patrice Perna el protagonista no es realmente el joven Bavaud, magnicida frustrado, es el periodista Guntram Müller, que trabaja en el Berliner Zeitung tras la guerra y que está algo agotado de vivir. El tebeo se articula mediante el relato del proceso que Müller le refiere al joven Wolf Fiala, otro periodista recién llegado a la redacción del periódico berlinés. Müller es un periodista veterano, conocedor del oficio y poseedor de una sabiduría y una gabardina extraída de los personajes de Dashiell Hammett, cuyas maneras imita también. Parece obsesionado por obligar a los suizos a rehabilitar la memoria de Bavaud durante la revisión del juicio de su caso que tuvo lugar en 1955, en plena Guerra Fría, a solicitud de su padre, que busca lavar su memoria. Müller también quiere blanquearla por otras razones que el lector descubrirá (o no), que parecen ser las mismas por las cuales protege al joven Fiala (o no, cuestión de pareceres).
El tebeo traza un tenso relato allí donde la guerra fría fue más tensa, con espías americanos, soviéticos y alemanes en liza, mientras el singular caso del joven magnicida flota entre las resquebrajadas esquinas del Berlín oriental. Perna mueve correctamente a los personajes, aunque a veces la torpeza de los encargados de vigilar a Müller resulte paródica (cabe pensar en algún pasaje que son un trasunto de Hernández y Fernández, por más que Müller se aleja bastante de Tintín). Pero su guion es documentado, expone claramente el trato justo que se le depara a Hitler por parte de los jueces alemanes, plantea claramente las motivaciones de Bavaud –por increíbles que resulten- y juega con las alianzas secretas entre Suiza, Alemania y la URSS con bastante agilidad, entremezclándolas en un relato con final explosivo que resulta bastante entretenido.
El dibujante es Francisco Ruizgé, autor realista que a veces no atina con las expresiones, por su exceso de frialdad, pero que es muy adecuado para retratar este Berlín salpicado de ruinas que se nos aparece austero y con colores pálidos, muy acorde con el clima misterioso que se le quiere conferir a la obra. Gracias a su dibujo, la desconfianza y el miedo están latentes en todo el relato, que no deja de ser una historia de género negro si bien comienza exponiéndose como un documentado ensayo periodístico. Es decir, esto es más un tebeo protagonizado por periodistas (que terminan actuando como espías) que un tebeo de corte periodístico que describe un hecho histórico y sus consecuencias. Tiene intriga, oferta la comezón del dilema moral y ofrece una buena carga de sentimiento también.
No sabemos qué hubiera pasado si Maurice Bavaud hubiera acertado en su disparo. ¿Habría salvado la vida de millones de personas? Quién sabe. Hubiéramos tenido que juzgarle a él a posteriori como atroz homicida, pero es posible que también tuviésemos que juzgar a otros líderes nazis por cometer similares crímenes de guerra. Los reporteros protagonistas de esta historieta no abrazan la Ley como nosotros lo hacemos ahora, fríamente, incluso cuando tenemos a otro tirano a las puertas, sembrando la muerte en un país vecino. Entre las sombras es un tebeo sobre sueños no cumplidos, sobre deseos reprimidos y sobre el aprecio por la belleza, a la postre.