EL PAPEL DE LA HISTORIETA. ENTREVISTA A XIMO ABADIA
FÉLIX LÓPEZ, XIMO ABADÍA

TEBEOSFERA. ¿Consideras que el cómic te permite libertad creativa y expresarte de forma distinta a otros medios?

XIMO ABADÍA. Sí, ahora es muy cómodo y se trabaja con libertad. Hay historias que funcionan mejor en el cómic que en cine, fotografía o literatura. El autor da su visión y guía al lector dentro de un arte secuencial.

T. Tu estilo es singular. ¿Cómo lo forjaste?

Bocetos del autor.

T. Cuéntanos cómo fueron tus comienzos.

X. A. Siempre me gustó dibujar, desde pequeño, pero la verdad es que nunca pensé que me dedicaría a esto de dibujar viñetas. En los años de colegio dibujaba sobre las mesas de clase. Me escribía notas con la mujer de la limpieza para que no me borrara los dibujos. Después estudié educación física durante cinco años y seguía dibujando en las mesas. El último año de carrera me matriculé en una escuela de cómic por probar, y empezó ahí el gusanillo. Un poco modo droga. Envié a un par de concursos, me dieron un par de menciones especiales y al final firmé mi primer cómic con Diábolo. A veces hay caminos que no sabes que vas a elegir, sino que son ellos los que te eligen y por casualidades y después empeño empiezas a meter cabeza en un entorno muy competitivo. Pero es muy divertido

T. O sea, que te formaste en una escuela de cómics. Cuéntanos tu experiencia y, de paso, dinos si crees que necesitamos más formación académica sobre el cómic.

	Página de Clonck.

Con respecto a lo segundo, creo que sí, realmente es muy difícil que impartan la formación académica del cómic, ni siquiera en la carrera de Bellas Artes le dedican el tiempo necesario. Creo que ahí es uno mismo el que tiene que formarse.

T. ¿Crees que en España se ha hecho una historieta demasiado pendiente de modelos foráneos en los últimos treinta años?

X. A. Creo que España tuvo una época muy importante y muy rica, que supuso un cambio en la línea. La época del cómic underground español, con revistas como El Víbora, con dibujantes que rompían el estándar establecido (Bruguera, Max, Micharmut, Gallardo…) y que al menos para mí suponen una base sobre la que trabajar; por otra parte, ahora tenemos muchas más facilidades para ver trabajos de gente de fuera de España. Creo que las influencias foráneas siguen vigentes, pero hay mucha influencia de autores extranjeros dependiendo del estilo que se quiera trabajar.

Arriba, Clonck (2010), y abajo, Cartulinas de colores (2009).

X. A. La verdad es que no sé muy bien adónde quiero llegar, me limito a disfrutar con un cafetito y un cigarro. Llevo muy poco tiempo y no creo que el plantearse metas muy altas te ayude en algo. El objetivo es seguir evolucionando y aprendiendo día a día, y por otra parte, conseguir vivir de lo que hago.

T. Pocos dibujantes se dedican exclusivamente al cómic, ¿qué otras actividades desarrollas tú en paralelo?

X. A. He trabajado un poco en todo, sobre todo con niños, campamentos, deportes, etc., ahora alterno trabajos de publicidad y de ilustración infantil. En España es imposible vivir exclusivamente del cómic siendo autor novel.

T. Hay una gran profusión de títulos en el mercado últimamente, la mayoría americanos, japoneses o franceses. ¿Crees que la situación del cómic español es mejor hoy que hace dos décadas?

X. A. Creo que para el lector es un momento muy bueno, pues tiene una gran alternativa a la hora de elegir cómics. Hay muchos trabajos de autores españoles muy admirados en el exterior. Pero no sé si es mejor que hace veinte años , ahora mismo para los autores es muy complicado establecerse en el mercado, y los autores de hace veinte años ahora son muy valorados. Creo que nos queda mucho camino para poder valorar este momento creativo. La industria española ha evolucionado, pero le queda mucho para poder llegar al nivel de una industria como la francesa.

	Muestra de Cartulinas de colores.

T. La tecnología ha supuesto una mejora en todos los sentidos: en la impresión, la distribución, la venta, pero... ¿y en la creación?

X. A. Las nuevas tecnologías han influido de manera positiva en la creación de historietas, se agiliza mucho más el trabajo, tanto en el aspecto de la técnica como para la documentación. Pero creo que hay otros aspectos que se van perdiendo y son muy productivos, como el trabajo con plumas y pinceles, manchar con tinta, guarrear. Ahora se trabaja mucho con tableta digital, que para mi gusto deja un poco aparte la relación autor-papel-tinta. Pero sobre gustos, colores.

T. ¿Y que cambia la tecnología desde el punto de vista artístico?

X. A. Creo que todavía no está aceptado dentro de las disciplinas artísticas, está interconectado con otras artes y la comunicación, pero creo que se queda en un punto medio. Lo positivo es que cada vez vemos más cómic en los medios de comunicación y más aceptación dentro del “arte".

Ilustración del autor.

X. A. Ahora, con lo del Premio Nacional de Cómic, se ha dado un gran paso. Un paso importante sería dar más importancia en el proceso al autor/es, porque ahora se llevan más otras piezas del proceso  que el propio autor (es como el que planta los tomates, los recoge y luego se lleva cuatro duros y en el súper te los venden mucho más caros, te quedas un poco con cara de tonto).

T. Cada vez es mayor la presencia de historietas en la red y su lectura a través de pantalla, ¿en qué cambia esto la forma de aproximarse al cómic?

X. A. No soy muy fan de los cómics online, pero creo que es bueno porque puede acceder mucho más público. Puedes descubrir autores muy interesantes con un solo clic. Por otro lado, me gusta mucho el papel, tocarlo, olerlo, y no me funciona tan bien un cómic digital como en papel. ¡Viva el papel!

T. Si la vigencia del medio estuviese en internet, ¿qué manera de explotación de los llamados webcomics te parecería más adecuada?

X. A. No sé, me imagino que en medios portátiles como iPhone y cosas de éstas, pero la verdad es que estoy un poco perdido en nuevas tecnologías. A veces, al hacernos la vida tan cómoda tecnológicamente creo que se están perdiendo cosas importantes por el camino.