EL PULSO DE LA CIUDAD
Entre los días 25 de enero y 24 de abril de 2022 se ha celebrado en Valencia una exposición titulada Ortifurama Valencià que revisa la obra de Ortifus (Antonio Ortiz Fuster, 1948) vinculada con su ciudad natal. Ha sido comisariada por Álvaro Pons y Daniel Tomás, montada en el Centre Cultural La Nau y organizada por la Univesitat de València, con la colaboración del Ajuntament de València. Se trata de una muestra que recorre la obra del humorista gráfico, desde sus comienzos en 1981 hasta la actualidad, revisando su paso por los diarios en los que ha estado publicando una viñeta diaria sin pausa desde entonces (Diario de Valencia, Noticias al Día y Levante-EMV), además de sus participaciones en otras publicaciones (Qué y Dónde, Generalitat, El Pardalot, La Ciutat, Hoja del Lunes, Mostra Notícies, Cartelera Turia, El Jueves, Cuadernos de Farmacia y otras) y sus muchas ilustraciones humorísticas destinadas a campañas del cabildo valenciano, agrupaciones falleras, y otras colaboraciones. El ingenio de Ortifus y su capacidad creativa le han convertido en una presencia constante en la ciudad del Turia, de modo que el día a día no puede concebirse sin la silueta de uno de sus personajes narizones emitiendo un comentario avispado, mordaz o irónico sobre el tema que está en boca de todos.
El humor gráfico local se hizo habitual durante el proceso democrático, a partir de los años sesenta, porque el autor satírico se reveló como un elemento atractivo ante la necesidad periodística de poner la tilde a la actualidad de forma singular. El surgimiento de los rotativos de largo recorrido, como El País, Diario 16, El Mundo, La Razón y otros quedó identificado por unas filosofías editoriales, unos libros de estilo y unos tipos de letra, pero también por las firmas satíricas de la tercera página, de una tribuna, de la contra o de la sección de pasatiempos. No solo en los periódicos de gran tirada, también en muchos periódicos de provincias. El humorista diario era conveniente, porque era un indicador de que el periódico se había incorporado a la última modernidad (como Le Parisien, Le Monde o Le Figaro en el país vecino, que mimaban a sus humoristas) y porque confería identidad a un medio de comunicación que comenzaba a ser leído por muchos vecinos partiendo desde la viñeta diaria. Ortifus ha cumplido esa función durante cuarenta años sin pausa y va camino de convertirse en uno de los autores vivos decano del humorismo gráfico diario. Y, desde luego, es el indiscutible notario de la actualidad en la ciudad de Valencia. Es el reportero incómodo que te desdibuja la noticia para trazar un retrato más certero de la realidad.
El libro de 1985 Ortifus, publicado como una monografía de Batlia, con edición de la Diputació de València, hizo un esmerado trabajo de recuperación de la capacidad para la sátira del humorista cuando llevaba solo cuatro años trabajando en la prensa valenciana. El libro organizó la obra de Ortifus en grupos de viñetas separados por años, e identificaba cada una con el caso noticioso que correspondía, indicando fecha y medio de publicación. Con aquella recopilación se recogía, entonces, un pedazo de la historia de la política local valenciana vista a través del humor del viñetista, con lo que se obtenía una perspectiva distinta, disconforme y cómica de lo ocurrido en Valencia durante los primeros años de la Transición. Una forma distinta de comprender la historia local que dista bastante de la información cruda procedente de la hemeroteca y que difiere también de las sentencias vertidas en las columnas de opinión.
Como indica el profesor Álvarez Junco en uno de los prólogos de este libro, Ortifus es un artista popular que exagera lo aparente para mostrar lo tremendo de su interior. Y eso mismo lo aplica al oficio periodístico porque, aficionado como era a localizar y preservar titulares con erratas o absurdos, terminó iniciando sus tiras durante una temporada con un titular increíble o ridículo, pero real, para articular desde ahí el humor. Hacía crónica gráfica sobre la actualidad al mismo tiempo que sátira pedagógica sobre el buen periodismo.
Autor con estilo entre Brant Parker y Reiser, exhibe un trazo gamberro que no busca lo grosero sino lo simple, expuesto durante mucho tiempo en una rejilla de cuatro viñetas. A partir de los años noventa comentó a trabajar más el gag sencillo, sin encadenar, usando una viñeta singular, y desde el comienzo del siglo XXI le añadió color. En el catálogo lanzado con motivo de la exposición por Univesitat de València, titulado igualmente, se da fe de este recorrido estilístico y satírico de Ortifus, recogiendo viñetas de todos los años de su vida profesional, una mínima muestra de cada año. Es suficiente para reconocer el genio del autor y su evolución gráfica, pero insuficiente para reconocer al historiador en clave satírica de Valencia que es Antonio Ortiz Fuster. Él, como muchos otros humoristas locales, merecería tener recogida toda su producción, viñeta a viñeta, en tomos recopilatorios que se constituirían, a poco que se documenten debidamente, en la crónica paralela de la vida política y social de nuestras ciudades. Esa parte de la cultura gráfica, el periodismo satírico dibujado, fue tan ácida como feraz durante el final del siglo XX, pero hoy se diluye sin remedio tras el desguace de la prensa tradicional, más pendiente del pulgar hacia arriba del usuario descerebrado que del pulgar hacia abajo del intelectual satírico.