EN LA EVOCACIÓN, LA MAGIA
MANUEL BARRERO

Resumen / Abstract:
Reseña de "El perdón y la furia", obra de Altarriba y Keko realizada para el Museo del Prado con motivo de a exposición dedicada al pintor José de Ribera. / Review of Altarriba and Keko's "El perdón y la furia", comic published on the ocasion of the José de Ribera exhibition at the Prado Museum.
Palabras clave / Keywords:
El perdón y la furia, Museo del Prado, Pintura, Ribera (El Españoleto)/ El perdón y la furia, Museo del Prado, Painting, Ribera (El Españoleto)
  • Un cómic en el que la metáfora y la alusión simbólica están presentes.
  • La obsesión se paga, como en los cuadros de Ribera, con sangre.
  • La desnudez y las puertas abiertas apoyan la locura del protagonista.
  • Cuando el investigador topa con la magia… los creyentes se irritan.
EN LA EVOCACIÓN, LA MAGIA
 

Que una institución como el Museo del Prado decida vincular la historieta con alguna de sus actividades es importante, porque el museo español por antonomasia es uno de los faros culturales que nos presentan ante el mundo y que guían a miles de personas con inquietudes intelectuales y con pasión por la belleza hacia nuestra memoria del arte. Sí, la evocación. No olvidemos que las musas fueron siempre las diosas de la memoria y que los museos deben su nombre a ellas.

Si hacemos memoria breve recordaremos que hace unos meses apareció un libro muy especial, El tríptico de los encantados, con una historieta de Max rememorando tres cuadros de El Bosco, editada con motivo de una gran exposición retrospectiva dedicada al pintor flamenco. Fue una grata noticia y entonces pensamos que sería única, una más de las excepcionalidades que le ocurren al cómic cuando coquetea con la alta cultura. Pero no, la idea de vincular el cómic con los contenidos del museo ha cuajado en una colección de libros que se irán solicitando a autores de relevancia y que se irán ofreciendo al público siempre vinculados con alguna exposición especial.

El segundo libro encargado por el museo es el titulado El perdón y la furia, obra de Altarriba y Keko, lanzado con motivo de la exposición Ribera. Maestro del dibujo. La muestra, de la cual es comisario Gabriele Finaldi, reúne setenta obras del autor conocido como El Españoleto y se completa con el catálogo de los dibujos del artista (coeditado por la Fundación Focus y el Meadows Museum). Esta iniciativa del museo nos permite conocer mucho mejor la gran habilidad técnica y la calidad temática de sus dibujos y pinturas en su tiempo, para dejarnos comprobar por qué fue uno de los autores más observados por los geniales Velázquez y Murillo, cuya técnica depurarían cada uno a su modo, y también uno de los pintores más intrigantes debido a lo poco que se sabe de su infancia y sobre algunos de sus cuadros, o su preocupación por la estética del horror en el siglo XVII.

Aunque en Wikipedia se sigue afirmando que se formó a la sombra de Francisco Ribalta, los expertos no conceden crédito a estas conjeturas sobre José de Ribera. Resulta cómoda la asociación, porque Ribalta fue un pintor naturalista que trabajó el claroscuro y que se acercó a lo visionario en alguna de sus pinturas. Ribera bebió más de las esencias de Caravaggio y Van Dyck, pero no deja de ser agradable para los aficionados a los tebeos que pudiera estar vinculado con aquella “Escuela Valenciana”, la del siglo XVII, que en seguida nos trae el recuerdo de los autores de la editorial homónima y de los representante españoles de la llamada línea clara del siglo XX. Lo que ha trascendido de Ribera a la postre no han sido sus influencias tenebristas ni su evolución posterior, hacia un verismo colorista truculento en busca de un relieve en la pintura, casi hasta lo táctil. Lo más difundido ha sido su leyenda negra, la del obseso pintor fúnebre que había rescatado ideas de Tiziano para terminar pintando “con la sangre de los santos”, al decir de Lord Byron. ¡Qué mejor punto de partida que esta anécdota para elaborar un cómic de género negro sobre Ribera!

Eso han hecho Keko y Altarriba, un thriller artístico. Antonio Altarriba conoce perfectamente la obra de Ribera y su dimensión pictórica. Conoce su enorme valor e influjo, sabe que la búsqueda obsesiva de una verdad material en la pintura obedecía en su caso a un discurso creativo emocionante, sorprendente para su tiempo, cuando la representación del paganismo no era grata a ojos de todos. El Españoleto fue sorprendente por eso, por su fascinación por lo sentido y lo impuro, en contraposición a la búsqueda constante de evocación de la virtud y lo venerable en la pintura coetánea. Esto obsesiona al personaje creado por el guionista maño y dibujado por Keko a lo largo de cincuenta opresivas páginas. El protagonista del relato es Osvaldo González, un profesor universitario obsesionado por la obra perdida de Ribera, en concreto por dos cuadros de la serie Las Furias, que también habían pintado otros artistas como Tiziano, Rubens, Goltzius o Van Haarlem. A Osvaldo le atrae de Ribera su elección de contraponer lo pagano a lo religioso, esa vulgaridad hiriente elegida por el pintor para desafiar el poder de la Iglesia recurriendo para ello a otra fuerza, la magia. El problema de investigar a un obseso es que se suele caer en la obsesión. Y Osvaldo cae. Y hay sangre.

Altarriba, como buen catedrático universitario, sabe que los investigadores académicos son una raza de obsesos. Suelen ser víctimas de las redes de la obnubilación y no ven otra cosa que aquello en lo que trabajan, hasta el punto de que se ponen en el lugar del objeto estudiado o en la piel de sus personajes investigados. Ya nos lo había contado el guionista en Yo, asesino, y esto mismo le vuelve a pasar al protagonista de El perdón y la furia, que se pierde en Ribera y su martirologio de óleos, y al lector no le queda claro si realmente encontró la conexión áurea entre sus obras y la trascendencia mágica que él les adjudica o bien si se sumió en la locura y por ello fue excomulgado con furia. Que el lector decida, porque el guion, muy medido aunque ejecutado con un ritmo enérgico, puede llevarle hasta un punto u otro.

Keko resuelve la obra con la genialidad que le caracteriza. Si había un autor español para trabajar sobre el claroscuro tenebrista de Ribera ese sin duda era el madrileño autor de 4 botas. Keko traduce en imágenes el guion de Altarriba con gubia de grabador. Mientras que Ribera ordenaba el contenido de sus lienzos mediante diagonales luminosas o con planteamientos horizontales en busca de monumentalidad, Keko procede al contrario, en la contención, sacrificando el encuadre para ajustar el contenido y enfocar la tensión. La historia es un relato de suspense y violencia, así que había que atar el plano en corto. De hecho, asfixia. Keko inmoviliza a los personajes mediante enfoques forzados con tal de que quepan en la viñeta. Con esto logra una composición entre lo pictórico y lo teatral, que permite que el lector esté contemplando siempre un escenario completo, con todos sus elementos. En este sentido es genial la secuencia en la que el investigador vigila a un mendigo que duerme en un cajero, en la que nunca se pierde de vista a ambos personajes ni a los policías que rondan la zona, en un juego escenográfico que logra sumirnos más intensamente en la trama.

Pero lo mejor de este tebeo es la evocación. Los aspectos no descritos que despiertan reflexiones inesperadas. Altarriba diseña un relato en el que lo real es representado mediante lo que en un tebeo parece irreal: dibujos que imitan grabados para los acontecimientos históricos y reproducciones de pinturas para mostrar los escorzos crueles de Ribera (un papel con menos gramaje y algo satinado hubiera beneficiado a estas reproducciones, por cierto). En el resto de la obra los escenarios escapan a lo verosímil sin que el lector se percate en un principio: Osvaldo se halla siempre desnudo, y su estudio parece estar siempre accesible pese a que él cierra las puertas. Su obsesión le ha convertido en uno más entre Ticio, Tántalo, Sísifo e Ixión, los personajes de Las Furias, todos ellos violadores o asesinos en potencia, y como ellos, está siendo castigado por no creer. Su culpa es mayor, porque en su particular desafío a Dios ha incorporado la magia, y eso se paga con sangre.

El perdón y la furia es un trabajo muy atractivo para quien desee ahondar en la obra del pintor José de Ribera, un cómic de género negro emocionante y también una secuencia de imágenes evocadora de la crueldad que el hombre puede desarrollar en nombre de la locura, pero también de la fe.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2017): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2017): "En la evocación, la magia", en Tebeosfera, tercera época, 1 (10-II-2017). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 18/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/en_la_evocacion_la_magia.html