ENRIC SIÓ, EL AUTOR, EL EROTISMO
JORDI RIERA PUJAL

Notas:
Texto redactado expresamente para el número 9 de Tebeosfera, especial dedicado a la presencia erótica de la mujer en los cómics. A la derecha, ilustración de Sió que sirvió como portada para un número de Rambla.
ENRIC SIÓ, EL AUTOR, EL EROTISMO
 
Hay creadores que, aparte de realizar una obra personal, reflejan perfectamente en su biografía profesional los vaivenes de la generación a la que pertenecen y el contexto social e histórico en que vivieron. Enric Sió (1942-1998) es uno de estos casos. Forja las bases del conocimiento del oficio de dibujante profesional en la editorial Bruguera desde el año 1960 y posteriormente con su colaboración con la agencia Selecciones Ilustradas. En esos años, con la referencia de los historietistas americanos, empieza a acumular gran cantidad de documentación que le servirán para sus posteriores trabajos. Estos documentos, fotografías en su mayor parte, implican, muchas veces, el conocimiento vivido del objeto o del escenario físico. En 1964, con la entrada de Josep M. Castellet como director literario de Edicions 62, pasa a trabajar como redactor y grafista en el mundo editorial.
 
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Historieta de Sió publicada en los años sesenta, en Sissi. Selección de novelas gráficas. Imagen tomada de navarrobadia.blogspot.com 
En los años 1965-66 empiezan a leerse en los círculos cultos de Barcelona los libros de Marshall McLuhan (1911-1980), con sus estudios sobre los medios de comunicación de masas, y de Umberto Eco (1932), con sus textos de semiótica y cultura de masas, que contribuyeron a modificar el concepto despreciativo que había hasta entonces sobre este tipo de cultura popular. La estética pop de Carnaby Street llegó a la capital catalana a través de Terenci Moix y de otros personajes que gustaban de perderse en el Londres moderno de los sesenta. El eje Londres-Milán y la influencia parisina, siempre presente durante el siglo XX, influyeron enormemente en una Barcelona que soñaba con ser cosmopolita. La generación joven de esos años ya había crecido con los anuncios, los cromos, las historietas, las canciones, el cine… los medios populares de masas formaban parte de su identidad cultural. No aceptaban los términos de alta y baja cultura, no había discriminación entre una y la otra porque un todo les había influido y formado, les había dado su visión del mundo. Publicistas, fotógrafos, arquitectos, modelos y, por qué no, creadores de cómic, son los nuevos profesionales que entran con fuerza como referentes de lo moderno. Todos ellos, junto a los escritores y cantautores, formarían parte del movimiento gauche divine en boga en el final de los años sesenta y al principio de los setenta en Barcelona.
 
Enric Sió sería un miembro más del grupo. En ese momento ya se ha había distanciado del grupo mas “psuquero” (el PSUC era el partido comunista catalán, muy activo en su lucha antifranquista) tras el fracaso de la primavera de Praga (1968). Pero en la gauche divine cabían más pensamientos políticos. El grupo interdisciplinar compartía el antifranquismo, un catalanismo con diferentes grados de intensidad, un interés por los movimientos culturales de la vanguardia y un hedonismo y ganas de disfrutar de la juventud con los que Sió se podía identificar. Un cierto esnobismo y distanciamiento podía estar presente en este grupo, en relación con la tradición o la obra cultural creada por gente de derechas. En el caso de Sió podríamos recordar su desprecio por las obras de los dibujantes de la “línea clara”, con Hergé a la cabeza. Tampoco sentía mucho aprecio por los dibujos de Boixcar.
 

En la década de los sesenta, como declara Josep Maria Beà en una entrevista[1], era habitual, en determinados ambientes, tomar anfetaminas a modo de vitaminas para rendir más. No tardaría en llegar poco después a Barcelona el consumo de ácidos como el LSD. Con el aval de ser un producto de la psicodelia y la contracultura, músicos, pintores, escritores y creadores de todo tipo se lanzaron a experimentar sus efectos en la mente. Querían lograr un nivel de sensibilidad ampliada, una visión del propio mundo extraído del subconsciente. Esta experimentación se plasmaría en muchas obras de estos años. Nadie en aquel momento sabía y era consciente de las consecuencias que podía acarrear el consumo de estas drogas.

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 Viñeta de Sió en la que se ve el cuadro Whaam!

El arte pop, nacido en Inglaterra, logra su mayor desarrollo y reconocimiento por estos años; en Estados Unidos conectó más rápidamente que otros movimientos artísticos con la sociedad. Es un arte que se interesa por los medios de comunicación, que mitifica a las estrellas del cine y la canción, que valora los bienes de consumo más allá de su utilidad dándoles un nuevo significado. En definitiva, un arte al otro lado del péndulo de la abstracción y el informalismo reinante en la escena internacional desde la II Guerra Mundial, un arte más próximo y “fácil” que habla de manera realista de lo que rodea todos los días a las personas de ambiente más urbano.

Enric Sió rinde homenaje al arte pop en diferentes viñetas de su obra. El cuadro Whaam! (1963), de Roy Lichtenstein lo podemos localizar en la casa de Martha en la segunda página de Aghardi de 1969[2]. El retrato de Elizabeth Taylor (1963) de Andy Warhol se puede ver en el cuento Alicia de la serie Mis miedos de 1970[3]. Sió entra de pleno en esta corriente artística a partir de 1967 a través de su interés por la fotografía. En estos años realiza todo tipo de experimentación en el cómic, utilizando técnicas de la publicidad como el uso de las tintas planas. En cuanto a la fotografía, calca imágenes, amplia, reduce, utiliza negativos y positivos de alto contraste, saca partido de la solarización, todo para lograr transmitir los efectos y sensaciones que busca. Esas innovaciones empiezan a hacerse patentes en las historietas que dibuja para unos fascículos que realiza para Editorial Salvat en el año 1967. En la historieta corta de “Tirant Lo Blanch” que publica en Oriflama en diciembre de 1968 sigue utilizando la técnica del color en tintas planas, sin siquiera utilizar el negro para perfilarlo y delimitarlo. Las formas sólo son explicitadas por la frontera que se establece con el cambio de color.

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A la izquierda, alusión a Warhol. Sobre estas líneas, Tirant lo Blanc en Oriflama.

Emili Teixidor, que trabajaba como pedagogo colaborando en los fascículos de Salvat, le propone hacer un trabajo para la revista Oriflama. El resultado se publica en 1968 con el título “Lavínia 2016 o la Guerra dels Poetes”. Emili Teixidor como guionista y Enric Sió como dibujante, efectuaron un intento muy libre de satirizar y remover los sectores culturales catalanes de la época. Enric Sió, con un dibujo caricaturesco, logra que Lavínia se convierta en el primer cómic de tema político de la época. Un poco después, en 1969, también con guión de Teixidor, intervendría en una parodia del mundo de la fotonovela, junto con la actriz Núria Espert, llamada La Núria es perd. Interesante la última foto de esta obra, en que se ve a la florista Núria, presuntamente muerta, rebosando por los cuatro costados: humor, sensualidad y belleza en una composición fotográfica atractiva.

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 Nuria es perd, de 1968. Consúltese el articulo del autor sobre esta fotonovela.

Conectando con la época, Enric Sió se encarga del diseño de la colección de Charlie Brown (Peanuts) que lanza Edicions 62 en catalán en el año 1968. Esta edición no es un acto banal, la obra de Schulz se consideraba en ese momento paradigma de la modernidad y de lo que tendría que ser el cómic de calidad para adultos. El nombre de Linus, el amigo de Charlie que siempre está enganchado a su manta, es utilizado para dar el título a la revista de cómics milanesa de vanguardia. Una muestra muy conocida de esta época en su trabajo como diseñador gráfico es la portada del disco que realiza para la cantante Guillermina Motta (finales de 1969), su compañera en ese momento. Este diseño está inspirado en el trabajo que realizó Richard Avedon con las fotografías de The Beatles en 1967.

 
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 Motta, en una imagen tomada del número 76 de Oriflama, de octubre de 1968. Bajo ests líneas, imagen de Aghardi.
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A finales de los años sesenta, Enric Sió es un dibujante de cómics plenamente aceptado en los ambientes cultos de Barcelona, como intelectual y como artista. Joaquim Molas
[4], Alexandre Cirici[5], Terenci Moix, Luis Gasca, Romà Gubern, le dedican artículos elogiosos en revistas o libros. En junio de 1972 expone sus originales en la sala Aixelà de Barcelona, con motivo de la presentación del libro de Romà Gubern El lenguaje de los comics, libro del que Sió fue inductor y colaborador principal.
 
Aghardi, que realiza para la revista italiana Linus, es un paso importante en su madurez artística, y por primera vez se hace cargo del guión. El proceso según el mismo autor era: «Primero escribo la historia de un modo cercano a la escritura automática de los surrealistas. Y después la convierto en un guión. Luego viene la producción: documentación acerca de los personajes, ambientes, etc. Y, finalmente, la dibujo. (...) Los textos los escribo en catalán y posteriormente los traduzco al castellano o al francés. Es un problema, pero me resulta imposible hacerlo de otro modo»[6].
 
La documentación implicaba fotografiar las escenas y pasarlas a dibujo utilizando todo tipo de técnicas. Las primeras páginas de Aghardi se publicarían en 1969. En cada viñeta exprime al máximo la capacidad expresiva y plástica lograda gracias a su experimentación con las técnicas fotográficas. Trabaja el montaje de cada página de manera sugestiva, jugando a la vez con la narración de la historieta de manera innovadora. En Aghardi, Sió cultiva un nuevo futurismo, muy de los años sesenta, un canto a la tecnología y a los aparatos sofisticados de aquellos años, casetes, coches de fórmula 1, cronógrafos, helicópteros de última generación, cámaras con teleobjetivo... En Aghardi podemos encontrar la historieta “Gholó”, publicada originalmente en catalán en la revista Serra d’Or.[7]
 
Mara, que empieza a publicarse en 1970, es la que se considera su obra más personal[8]. En ella nos habla de sus demonios internos. «Mara es la historia de una familia, que puede ser catalana, bajo el franquismo. La historia fabulada de mi propia familia, con mentiras disfrazadas de verdad y al revés. Es una visión idílica o terrorífica de una infancia, adolescencia y madurez, todo mezclado; una forma de expulsar mis fantasmas para que no molesten mucho. Tanto en las imágenes como en el texto procedo de una forma intuitiva, son los demás los que descubren otras causas», declara Sió en una entrevista de 1980.[9] Es una historia llena de violencia física y verbal, donde se entremezclan la realidad y el sueño o quizás mejor, la pesadilla. Lo onírico, lo fantasmal, lo irracional, más una dosis alta de fantasía, campea libremente por los diversos cuentos que configuran la historieta.
 
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Arriba, detalle de "Gholó". Abajo, Dos viñetas de Mara. 
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Otra pista para ayudar a captar el sentido de Mara y la serie Los miedos sería un comentario que hace Sió en la entrevista realizada por el periodista Rafael Wirth
[10]. «A gloria tocaban cuando acudía a misa los domingos, de pequeño. Cuando vestía las casacas de monaguillo veinticuatro horas después de que hubiese asistido con sus abuelos a una sesión de espiritismo. Creía entonces que una y otra cosa eran lo mismo. Los sábados iba a la búsqueda de un pariente muerto o desaparecido durante la guerra; era exorcizado convenientemente para que nada le pasase y poco antes de que se produjese el encuentro le hacían salir de la sala. Tenía yo cuatro, cinco, seis años.» De su infancia le venía el interés por coleccionar muñecas. Le servirían convenientemente en Mara para dibujar niñas y peponas llenas de morbo y de instintos sádicos.
 
«A través de los dibujos, los diálogos y los sonidos ofrezco una rebanada de vida, con la intención de causar sensaciones en el lector, como escenas que se pueden presenciar desde el ojo de una cerradura. En Mara no hay historias reales, todo está fabulado. La idea central era la vida tomada como un rito, una vida muy litúrgica, donde los hechos más mínimos de los personajes se transforman en un ritual. No hay en ello una regresión a la infancia; me interesa la parte de infancia que está hoy presente», comenta en una entrevista de 1980[11].
 
En esta historia Sió da pistas de lo que quiere comunicar, pero espera del lector su propia interpretación. La intención del autor podría parecerse a la de un pintor contemporáneo, que muestra una obra para que las sensaciones, emociones y pensamientos que emanen de ella sean captadas de manera diferente dependiendo de la persona que la contempla. No es un cómic que vaya dirigido al público habitual que lee tebeos. Es una historieta de un autor culto que expone sus fantasmas a sus iguales, o sea, a personas con un nivel cultural alto que tengan unos referentes o intereses parecidos.
 
Enric Sió seguirá trabajando durante toda la década de los setenta en diversos proyectos. En 1981, al no conseguir mantener su nivel de vida con su trabajo en el mundo del cómic, lo abandona casi totalmente para pasar a dedicarse a la publicidad. En 1985 hace una intentona de editar una revista. Está convencido de que el cómic de calidad tiene su público, que el problema es de distribución y de la miopía de los editores que editan sólo subproductos. En la revista La Oca plasma sus intereses y gustos culturales, y espera encontrar un número suficiente de lectores. Con una tirada de 20.000 ejemplares y muchos menos de venta real, el público lector pronto da la razón a los editores denostados por Sió, y la revista cierra tras publicar el número 4.
 

Enric Sió, a diferencia de dibujantes de generaciones precedentes, realiza su obra como si fuera un artista. No le gusta trabajar por encargo, aunque a veces lo tiene que aceptar. Normalmente crea sus historietas y los editores se las compran. Como todos los artistas, realiza su obra a base de una motivación interna, de su talento y de su técnica. Es un creador al que le gusta experimentar, que quiere realizar una obra plenamente insertada en su tiempo, no busca sus referentes en la tradición sino en compañeros de su misma generación. Una de las influencias fundamentales de su obra es Guido Crepax. La técnica del autor italiano para dibujar las viñetas y su manera de narrar eran totalmente innovadoras.

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A la izquirda, Marta en Aghardi. A la derecha, Motta en una foto de octubre de 1968.  

En los años sesenta el rol de la mujer en el cómic evolucionaba de la misma forma que lo estaba haciendo en la sociedad. Son los años en que los movimientos feministas logran un profundo y paulatino cambio en el papel de la mujer en el mundo occidental que se consolida en las siguientes décadas. En 1962 aparece en Europa, Modesty Blaise, de Peter O'Donnell y Jim Holdaway, y poco después Barbarella, de Jean-Claude Forest. Estas historietas inician el cambio; se trata de mujeres activas que pasan a ser protagonistas de la acción. Pero donde la transformación del rol de la mujer en el cómic se confirma plenamente es en la obra de Guido Crepax. Su personaje más conocido es Valentina, que apareció por primera vez en una historieta en 1965. Valentina es una mujer sensual, emancipada, libre y original a la que le gusta el mundo de la cultura y que expresa con inteligencia sus pensamientos. De preferencias  izquierdistas, denuncia las injusticias y las guerras, aunque esas creencias no le hagan salir de la pasividad. Como mujer moderna, muestra sus inseguridades, pero también vive plenamente sus historias de sexo de forma nada convencional. Valentina, es una mujer erotizada y sexual, con gustos bisexuales y a la que le gusta el mundo sadomasoquista.

La sensualidad y el erotismo no dejan de ser unos productos de alta demanda en la sociedad de consumo. El sexo, vende porque interesa a muchas personas. Que los consumidores estemos dispuestos a reconocerlo ante los demás o ante nosotros mismos es otro cantar. A finales de los años sesenta o principios de los setenta, en un país que empezaba a salir de la mojigatería reinante en ese tema, dibujar la sensualidad como hacía Sió implicaba un alto grado de valentía. Le gustaban las mujeres y las retrataba como nadie lo había hecho. Muchos de los dibujos de figuras desnudas de sus historietas no pudieron ver la luz hasta años después de haber sido realizados. Tuvo problemas con la censura tanto en España como en Italia y también en otros países donde se publicaron sus obras. Él, pragmático, admitía que no tenía ningún problema en dibujar bañadores encima del desnudo, si la historieta se iba a publicar en un país determinado de moral conservadora. “Ah, esos ojos ciegos, torpes, podridos, que tachan de impúdico el cuerpo desnudo de una mujer hermosa, incapaces de sentir ni comprender su encanto incomparable” es un comentario que hace uno de los personajes en la historieta Laberintos[12] y que refleja bien el pensamiento del autor.

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 Autorretrato de Sió en "Minims", de 1971.
El caso de Enric Sió destaca porque lo importante no es el sexo que muestra, sino el atractivo que pueda tener la narración que lo contiene. Es un autor culto y con ambiciones artísticas, no busca la comercialidad que le puede proporcionar el dibujar apetecibles chicas desnudas. Dibuja mujeres hermosas, pero no con el objetivo de satisfacer deseos onanistas de sus lectores, las dibuja como las quiere, como las ve. Son mujeres que no existen como el producto de la plasmación en líneas del deseo del hombre lleno de testosterona. No son dibujos hechos por un cachondo calenturiento como muchos de los cómics eróticos o de pornografía suave existentes en el mercado. Sin desmerecer el trabajo de esos dibujantes con algunos trabajos que pueden ser interesantes, si implica que la intencionalidad del autor es diferente.
Las mujeres que dibuja son bellas, fuertes, complejas, sugestivas, seductoras, existen por ellas mismas, y la alta sensualidad que emanan es producto de todo ello. Las formas son las de las chicas que se pueden encontrar en Barcelona, no son del tipo mamma italiana con grandes pechos como Gina Lollobrigida, Silvana Mangano o Sofía Loren, tampoco de lo contrario, de estética minimal como Audrey Hepburn, Twiggy o Jane Birkin. Sus rostros dibujados tienen personalidad, expresan emociones y un mundo interior complejo.
Muchos artistas, dan pistas en sus entrevistas o escritos que ayudan a comprender mejor su obra. Pero los creadores como Sió también modelan su discurso por razón de lo que hubieran deseado hacer o de lo que otras personas esperan de ellos. En algunos comentarios que hace Sió quizás se pueda vislumbrar lo que hacen la mayoría de personas en sus libros de memorias o autobiografías, crear un personaje “artístico”. No es fácil para nadie hablar de la obra de uno mismo de manera objetiva y sincera, quizás tampoco sea necesario o deseable.
 
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Viñetas para Rambla, de 1980.  
Enric Sió retrataba lo que conocía e incluso a él mismo como protagonista de sus historietas. El rostro de Guillermina Motta lo podemos encontrar reflejado en la Martha de Aghardi. La retrata como un personaje seductor con encanto y belleza. Enric Sió también se retrata a sí mismo en 1971 como adulto que entabla conversación con la versión del niño Enric Sió en la historieta “Minims” de la serie Mis miedos. Vuelve a autorretratarse en 1980 en la historieta “40 en 80”
[13].
 
Enric Sió parece que acaricia a las mujeres en cada línea que las define. Parecen chicas gozadas, en las que el dibujante ha descubierto su ser íntimo. Son mujeres expresivas con el rostro y con la postura del cuerpo, parece que tienen volumen. En términos cinematográficos serían las estrellas, las roba escenas, las que la cámara ama, y todo eso se transmite  al espectador. Su fortaleza de carácter, su seguridad y su autoestima las hace desnudarse sin pudor, no para provocar al hombre, sino porque están en plena sintonía con su cuerpo. Son mujeres de carne y hueso que muestran su deseo abiertamente y gozan plenamente de su sexualidad.

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 Valentina de Crepax.
Enric Sió y Guido Crepax muestran escenas sadomasoquistas, pero de diferente manera. El catalán, más realista en su dibujo, sigue utilizando como modelos mujeres que puedes encontrar por la calle. Los personajes de Crepax tienen unos rostros más irreales, reflejan un cierto aire decadente centroeuropeo. Como dirían nuestros mayores, las mujeres y los hombres de Crepax tienen cara de vicio, de perversión, lo cual no es malo para historias en las que el componente erótico es tan importante. Son personajes más sexuales que sensuales. Con una amistad entre los dos autores fomentada por la estancia de Sió en Milán entre 1974 y 1977, llegan incluso a dibujar historietas de homenaje mutuo. Sió y Crepax dibujan cada uno dos páginas en las que juntan a sus personajes más conocidos Mara y Valentina. La página que dibujó Sió, mostraba a Mara en la última viñeta disparando a la imagen de un guardia civil. La escena representaba el deseo de acabar con la represión franquista. Los dibujos fueron censurados y no se publicarían hasta unos años después.
Gracias a la profunda amistad de los dos creadores, Guido Crepax, a quien no le gustaba volar, accedería a viajar a Barcelona en marzo de 1985 para la presentación de la revista La Oca, en la que participaba. La invitación parte de TV3, y los dos dibujantes son entrevistados en el magazín de noche Àngel Casas Show. Los tiempos cambian, nadie invitaría hoy en día a dos dibujantes de cómics, ambos intelectuales, a participar en un programa de máxima audiencia en una televisión pública o privada.

En sus últimos años como dibujante activo (1979-81), a Sió le interesa explorar y mostrar de manera evidente su manera de pensar, su filosofía de la vida. Sus dibujos siguen siendo atractivos, pero algunas de las historietas cortas que posteriormente ven la luz en la revista Rambla pecan de discursivas. El pensamiento del autor no se entrevé sutilmente a través de la narración de la historia, sino directamente en los diálogos. También cambia la manera de mostrar el erotismo. Estamos en la época en que los quioscos se llenan de revistas eróticas y pornográficas. Sió, ya no duda en mostrar a sus personajes realizando actos sexuales, y dibuja primeros planos de genitales masculinos y femeninos.

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Viñetas de la historieta realizada en 1979, "Finis-Terrae", publicada en revista Rambla número 22, de setiembre de 1984.

En 1992, un hombre llamado Enric Sió publica un libro de fotografías llamado Barcelona, Guapa! a instancias de su esposa, Carmen Amorós Valldaura[14]. Este fotógrafo, dueño de una buena técnica y cuidada composición, hace ya tiempo que ha abandonado el deseo de experimentar y de intentar realizar creaciones innovadoras. El libro muestra a distintas muchachas, siempre desnudas, en los lugares más emblemáticos y “guapos” de Barcelona. Enric Sió escribió en el prólogo “La fotografía es el paraíso en el que confluyen artísticamente voyeurs y exhibicionistas. A veces, el exhibicionista es un edificio y el voyeur es un amante de la arquitectura. Otras veces, el exhibicionista es un centro comercial y el voyeur es el público consumista. Otras, incluso, el exhibicionista es una preciosa adolescente desnuda y el voyeur alguien que disfruta contemplando esta maravilla de la naturaleza”. También comentaba el contraste que suponen las imágenes de las edificaciones en reformas, que aparecen “vestidas” con las típicas lonas, y las chicas, que normalmente van vestidas, en este caso aparecen desnudas.

 

Le Déjeuner sur l'Herbe es un cuadro al óleo pintado por Édouard Manet en 1863. En el centro de la composición aparece una mujer desnuda acompañada de dos caballeros perfectamente vestidos sentados sobre la hierba. Un contraste similar utiliza Sió en estas fotografías, aunque el escándalo que provocó en París la exposición de este cuadro no tiene nada que ver con la naturalidad con que se pudieron hacer estas fotos en la Barcelona casi olímpica. El fotógrafo contó totalmente con la comprensión de la gente implicada en los diferentes ámbitos en que se hicieron las fotos. Se ha de recordar que hasta hace poco las ordenanzas del ayuntamiento de Barcelona permitían ir desnudo por la ciudad. No era un hecho punible, y algunos ciudadanos lo ejercían cotidianamente sin demasiados problemas. Las imágenes del libro son naturistas, más sensuales que eróticas, y en ellas el protagonismo del entorno y de la modelo está repartido al cincuenta por ciento.
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Mara y Valentina por Sió. Imagen tomada del blog Deskartes mil.

Las chicas desnudas, jóvenes y bien formadas se insertan perfectamente en escenarios emblemáticos de Barcelona. Son muchachas parecidas a Mara, en el sentido de que son perfectamente bellas y perfectamente normales. No hay pechos desorbitados, ni posturas directamente lascivas. Las poses son naturales y elegantes, sin parecer sofisticadas. Las chicas se muestran orgullosas de su cuerpo y no tienen rasgos de pudor. Normalmente la mujer aparece haciendo lo que hace el resto de la gente a su alrededor, entre la indiferencia de los demás, como si fuera una más del grupo. No hay expresión de escándalo por parte de los fortuitos acompañantes, aunque sí alguna de curiosidad. En otras fotografías aprovecha el entorno para jugar con las posturas clásicas de los mitos helenísticos. Destaca la imagen tomada en el Parc de la Ciutadella, en la cual la modelo juega a ser Afrodita recibiendo el agua de un surtidor. Un poco más provocadora es la foto realizada en un Camp Nou lleno de público, antes de un Barça- Madrid. La chica anima desnuda y de pie exhibiendo una camiseta blaugrana en la mano en el momento de la entrada de los jugadores del Barça al campo. La retransmisión del partido por televisión mostró el total azoramiento del locutor que comentaba el evento deportivo.
Viendo las fotos, uno escogería algunas de ellas en las que la modelo y su postura quedarían perfectamente bien inmortalizadas en una escultura en bronce. Un ejemplo sería la escultura real que está en el Pabellón Mies van der Roe, que queda plenamente en concordancia estética con la postura de la modelo en la misma foto. En toda ciudad hay rincones, esculturas, pinturas con las que pareces tener una relación. Cuando pasas por allí, esperas reencontrarla, lo deseas, ese punto no cambia, pero el voyeur sí, va transformado la percepción de lo que ves, va cambiando tu relación con el objeto. El fotógrafo Sió escoge esos escenarios y aprovecha la gente y la luz del momento para ajustar una composición atractiva jugando con la postura de la modelo.  

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Viñeta de "Cuestió de fe", publicada en Rambla.

La muerte prematura de Enric Sió, en 1998, no ha ayudado a poder realizar una reedición compilatoria de su obra. Una edición necesaria para recuperar a un buen autor que marcó una época muy importante en el cómic de este país. Hablamos de un dibujante que influyó mucho tanto sobre sus colegas de profesión como a las personas que se acercaban a conocer el mundo del cómic. Él también fue importante en el cambio de la percepción que tenía la sociedad en ese momento de lo que era el mundo de la historieta y de su valor cultural. Pero sin duda, el hecho de tener que contextualizar gran parte de sus cómics más personales para que sean entendidos por parte de las nuevas generaciones y el momento delicado que vive el sector de la historieta no ayuda a que se publique ese trabajo. Enric Sió era un gran dibujante que expandió los límites del cómic tradicional. El reconocimiento nacional e internacional que recibió en su juventud quizás no le ayudó a percibir que la ayuda y los comentarios de un guionista talentoso habrían sido muy positivos para su obra.
Los cómics de Sió, que en la práctica no se han reeditado desde los lejanos años ochenta, si hubieran gozado de un guión más contrastado habrían interesado a más público y hoy en día sería un clásico intemporal, con obra tan válida ahora como cuando se creó.

BIBLIOGRAFÍA ANEJA 

Lindo, Alfonso. Entrevista a Enric Sió en Blanco y Negro de 30 de junio de 1973, pp. 65-66.
Lladó, Francesca. Los comics en la transición. Ediciones Glénat. 2001.
Riera, Jordi. "Una fotonovela con Nuria Espert, Enric Sió y Emili Teixidor", en Tebeosfera, 2ª época, 8, diciembre de 2011. Disponible en este enlace.
Salado, Ana. Entrevista a Enric Sió en la revista Rambla número 8 de 1983, pp. 56-58.
Sió, Enric. Artículos para Comics, clásicos y modernos. El País. 1988.
Sió, Enric. Entrevista, en El País de 29 de julio de 1979.
Sió, Enric. Profanadores de tumbas. Editorial Nueva Frontera, Madrid. 1980.
Suárez, Alberto. Entrevista a Enric Sió en ABC de 22 de marzo de 1973, p. 147.

NOTAS

[1] Barrero, Manuel. Entrevista a Josep M. Beà realizada para Tebeosfera en el año 2002. Disponible en este enlace.
[2] Sió, Enric. Aghardi. Editorial Nueva Frontera, Madrid. 1979.
[3] Sió, Enric. Mis miedos. Historietas de terror publicadas en la revista Drácula,editada por Buru Lan a partir de 1971.
[4] Molas, Joaquim. “Enric Sió i el nou llenguatge del `comic´...”, en la revista Oriflama, número 78. Diciembre de 1968, p. 31.
[5] Cirici, Alexandre. “Enric Sió, estrella del còmic”, en la revista Serra d'Or número 120. Septiembre de 1969, pp. 49-51.
[6] Cuesta, Tomás. Entrevista a Enric Sió en ABC de 23 de mayo de 1980, pp. 36-37.
[7] Sió, Enric. “Gholó”. Con guión de Joan Perucho, publicado en entregas mensuales en la revista Serra d’Or en el año 1970.
[8] Sió, Enric. Mara. Editorial Nueva Frontera, Madrid. 1980.
[9] Samaniego, Fernando. Entrevista a Enric Sió en El País de 20 de mayo de 1980..
[10] Wirth, Rafael. Entrevista a Enric Sió en La Vanguardia de 12 de noviembre de 1971, p. 31.
[11] Samaniego, Fernando. Entrevista a Enric Sió en El País de 20 de mayo de 1980.
[12] Historieta fechada en 1980 y publicada en la revista La Oca el 4 de junio de 1985.
[13] Sió, Enric. “40 en 80”, historieta de 1980 publicada en la revista Rambla número 23, de 1984.
[14] Sió, Enric. Barcelona, Guapa! Autoedición: Xavier A. Xargay. Documentación y textos: Camen Amorós. Diseño gráfico: Toni Miserachs. Proyecto: Enric Sió Estudi, SL. Textos en catalán, castellano, inglés y francés. 29x29 cm. Car. 1992.
Creación de la ficha (2012): Jordi Riera. Revisión de J. Alcázar, M. Barrero y A. Capelo · Datos e imágenes aportadas por el autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Jordi Riera Pujal (2012): "Enric Sió, el autor, el erotismo", en Tebeosfera, segunda época , 9 (11-V-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 23/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/enric_sio_el_autor_el_erotismo.html