ENTREVISTA A ANDRÉS G. LEIVA. CREANDO MONSTRUOS
Monstruo es una de las novelas gráficas más atractivas que se encuentra ahora mismo en el mercado del cómic, obra del guionista David Muñoz y del dibujante Andrés G. Leiva. Este último, licenciado en Bellas Artes, trabaja desde hace veinticinco años como profesor de dibujo. Podría considerarse de la generación Injuve, ya que en 1998 fue premiado con un accésit en el Primer Certamen de Cómic Injuve con un capítulo de su primera obra: Historia de Iván (2000, reeditado en 2015 por Bandaàparte Editores).
En esta ocasión entrevistamos al dibujante, cordobés de nacimiento, para que nos hable del aspecto visual de Monstruo y de otros temas como la pintura, el mundo del cómic en Córdoba, o de sus clases de arte en un instituto.
¿Cuándo surge la idea de dibujar Monstruo junto a David Muñoz?
Creo que unos meses después de publicado 15. David me habló acerca de hacer otra historia juntos y me preguntó si me gustaba Frankenstein, a lo que yo le respondí que sí, que era un monstruo que siempre me había encantado.
¿Qué tal está siendo el recibimiento de la novela gráfica, tanto a nivel de ventas como a nivel de críticas?
El contacto con el público hasta ahora (que es dónde puedo tener una ligerísima idea de las ventas) ha sido en la Feria del libro de Madrid y en la presentación que hicimos en Córdoba y en los dos sitios nos fue bastante bien. Pero este tema es muy difícil de valorar hasta que no pase un tiempo y la editorial vaya teniendo unas cifras más concretas al respecto.
A nivel de críticas veo que está teniendo muy buena aceptación. Están saliendo muchas reseñas, tanto en prensa como en las redes. Era algo que me preocupaba. Tocar un mito del terror como este es complicado, y que encajase bien, aún más. Pero hasta ahora observo que está gustando bastante.
¿Cómo es la colaboración con David Muñoz, que ya lo habéis hecho anteriormente, en 15?
Bien. Yo estoy muy contento con estas dos historias y bastante satisfecho de cómo han quedado.
La manera de trabajar que tenemos es esencialmente a través del correo. Una vez que tengo el guion completo, el tono, la técnica que tendrá el arte final y el “casting” de los personajes, voy haciendo una aproximación de las páginas muy abocetadas. Una vez que las revisamos y nos ponemos de acuerdo, las entinto definitivamente.
¿Podrías explicar, asimismo, cómo os conocisteis?
A través del correo. Se lo pasó un amigo común, Juanjo El Rápido, todo un relaciones públicas en este mundillo. David me escribió con una propuesta de guion que ya tenía el OK de Astiberri. Este proyecto al final no lo dibujé, pero meses más tarde ya estábamos embarcados en 15.
Sabemos que el guionista quería situar la historia en un contexto temporal más actual, más cercano al presente. ¿Por qué sugieres la idea de situarlo en los años sesenta, en pleno franquismo?
Sí, en nuestros días. Pues en principio por un error de lectura de la sinopsis. Leí que se desarrollaba en un barrio en los años sesenta y lo que decía, en realidad, es que Víctor vivía en un barrio edificado en pleno desarrollismo de esos años. Cuando hablamos al respecto le dimos vueltas, lo reconsideramos y nos pareció mejor esa época. Veíamos que el contexto asfixiante del tardofranquismo en el que se desarrollaría nos daría un plus. Otro aspecto importante en el cambio es que creímos que un personaje así en la actualidad, con los móviles y todas las cámaras de seguridad que hay en las ciudades, lo tendría muy complicado para esconderse.
¿Querías alejarte de la criatura que se proyecta en las películas? Si es así, ¿por qué?
Bueno, sí, desde el principio David me habló de la idea mental que él tenía del monstruo era el de la novela y separarnos de ese icono del cine de terror que supuso la interpretación de Boris Karloff en la mítica película de 1931. En nuestra idea del monstruo estaba la de un hombre muy corpulento, con una fuerza sobrenatural y con un rostro rudo. Lo fui desarrollando a través de muchos dibujos e incluso fijándome en actores españoles de la época, transformando y endureciendo su rostro, obviamente.
Andrés, ¿puedes explicar el proceso de creación del dibujo de tus personajes? Es decir, por ejemplo, la modelación de un busto del protagonista para poder verlo tridimensionalmente ¿Cuáles crees que son las ventajas que otorga a la historia que se narra en Monstruo?
Bueno, como ya he dicho anteriormente, con David (en 15 ya lo hicimos) hablamos algo de cómo pueden ser los personajes, edad y algunas características físicas más reseñables. Después empiezo a rastrear actores de la época y también te dejas llevar por el dibujo que se va desarrollando y puliendo poco a poco.
Es cierto que para el monstruo realicé un pequeño busto con pasta de modelar, que me viene muy bien ya que lo suelo copiar (aunque la final el rostro lo tienes memorizado) y es muy útil para ver las sombras desde diferentes puntos de luz, ya que son muy importantes y profusas en este cómic.
¿Cuál ha sido el proceso de documentación, a nivel visual, de Monstruo?
Principalmente suelo tener varias vías: ilustraciones, fotografías y películas de la época.
Sobre todo, he visto películas españolas. Ahí puedes ver el vestuario, los peinados, los decorados, etc. Todo, vamos. Esa parte del proceso me gusta mucho, el previo, la búsqueda. Además, he descubierto algunas películas muy interesantes, como Tiempo de amor (1964) de Julio Diamante, El mundo sigue (1963) de Fernando Fernán Gómez o El juego de la Oca (1965) de Summers, entre otras.
También eché un vistazo a las dramatizaciones de Estudio 1 para TVE, realizadas en 1965.
Y para los pasajes de época también suelo tirar de ilustraciones y pinturas.
¿Cuáles han sido las diferencias entre vuestra colaboración en 15 y en Monstruo?
La manera de operar y comunicarnos ha sido la misma: boceto, analizar si algo chirriaba y acabado final. A mano, yo soy muy torpe digitalmente hablando.
Una de las afirmaciones que David Muñoz realiza en su cuenta de Twitter es que intentas acercarte a algunos de los ilustradores de la época. ¿Puedes decirnos a qué ilustradores se refiere el guionista?
Mira, cuando me meto en un proyecto tengo en el ordenador una carpeta que, a su vez, se subdivide en unas cuantas: documentación, guion, dibujos, story, fotos, decorados, etc. Pues una de ella estaba dedicada a dibujantes e ilustradores en torno a esa época: Mingote, Máximo, Julio Cebrián, Rafael Munoa, El Vázquez, etc. Me fue muy útil para la parte de las ensoñaciones.
¿Podrías explicar por qué las elecciones del color y de la acuarela en algunas de las páginas?
Porque el cómic nada en varias épocas y niveles de realidad, por lo tanto, nos parecía bien diferenciarlo cambiando sensiblemente la técnica empleada en cada una de ellas. También en eso me surgían dudas ya que no quería que pareciera un catálogo de estilos, sino que convivieran lo mejor posible y sumaran a la narración. Lo último que quería es que estorbaran en la lectura.
La elección de la técnica es algo más intuitivo. Utilicé la acuarela porque me siento muy cómodo con ella y ya tenía experiencia en algún cómic anterior. Para las “visiones” empleé la plumilla, intentando acercarme a los dibujantes antes nombrados.
Es una novela gráfica muy lejana a cualquier tipo de maniqueísmo, un cómic en el que no hay ni buenos ni malos. ¿Cuál crees que es tu aportación en esta historia para que no hay ningún bueno ni malo en la trama?
Pues no lo sé exactamente, la verdad. De lo que sí estaba convencido es de que quería cambiar de técnica con respecto a 15, por lo que me decidí por un trazo menos definido y más grueso que le diera más presencia a los negros. Para ello empleé palillos de dientes, que te permiten muchos arrastrados y pinceles muy secos. Intentaba reproducir los grises de las películas de los sesenta y también hacer un guiño a mi primer cómic largo, Historia de Iván.
En alguna entrevista has declarado que, como lector de cómics, a ti siempre te ha gustado ver algunas cosas más además del cómic en sí mismo. Ver, por ejemplo, bocetos, páginas desechadas, alguna propuesta de color diferente. ¿Qué tipo de contenido pueden encontrar los lectores de Monstruo?
En el libro se pueden ver pruebas de estilo previas. Al principio no tenía muy claro cómo atacar la historia y con qué tipo de dibujo así que pasé un tiempo jugando con el trazo, con diferentes materiales tanteando cuál podía ser aquella forma que encajase mejor con el tono del relato.
Me hubiese gustado introducir algo más del proceso (quizá ahí me salta la vena pedagógica) pero no había sitio para todo.
En algunas de tus entrevistas te has considerado un autor de género. ¿Lo sigues viendo así? Por cierto, también declaras que el género en el que más incursiones has hecho es el del terror. ¿Consideras Monstruo o 15, realizadas ambas con David Muñoz, historias de terror?
Bueno, en estas dos obras hay mezclas de géneros. Yo diría que 15 es más un thriller que otra cosa. Los hechos se van sucediendo sin descanso hasta el desenlace final. Yo creo que Historia de Iván y Evelyn sí son las dos historias de terror más ortodoxo.
Monstruo tiene tintes de terror (psicológico diría yo) mezclados con una historia costumbrista y de género. Pero realmente va en torno a un inadaptado con el mundo que le rodea y de su incapacidad de poder desenvolverse y estar en cualquier sitio. Y también del abandono y de las secuelas que ello conlleva en nuestro crecimiento personal.
En otra de tus entrevistas dices que vienes de la pintura y que el cómic es más bien una carrera de fondo. ¿Sigues teniendo la misma opinión?
Por supuesto. Una novela gráfica actual, como mínimo, suele tener unas 120 páginas. Cuando empiezas la primera sabes que te queda mucho por dibujar y que vas a pasar por momentos de desánimo por lo que siempre he sostenido que psicológicamente te tienes que preparar para ese “maratón” de dibujo que, en mi caso, puede durar hasta tres años a veces.
Das clases en una Escuela de Artes de Córdoba. Esas clases teóricas, esas posibles reflexiones, ¿te son también útiles a la hora de crear una historia?
Desde hace muchos años doy clases de dibujo en el Bachillerato de Arte y mis asignaturas suelen ser más prácticas que teóricas. Me encanta enseñar a dibujar, pero no he reflexionado nunca acerca de las influencias que pueda haber entre un oficio y otro. Simplemente cuando es necesario (por currículum) introducir la imagen secuenciada pues… ese es mi terreno.
Quizá en bachillerato la materia que más se acercaba al cómic es Cultura Audiovisual.
Por otro lado, en mi escuela existe el ciclo de cómic y con ellos suelo colaborar y ayudar en todo lo posible. El año pasado hicimos unas jornadas con dibujantes, guionistas y editores que, en mi opinión, funcionó bastante bien.
Hablando de Córdoba, ¿cómo ves el mundo del cómic allí? Parece significativo que, el día de la presentación del cómic en la ciudad, la sala de la Biblioteca Cántico estuviera completamente llena.
Sé más acerca de lo que hace la gente de mi edad. Los suelo seguir, aunque estamos un poco dispersos. Me pierdo con la gente más joven, y eso que por mi trabajo estoy muy en contacto con ellos. Pero no sé si hay algún colectivo o revista en el que estén metidos.
Y tanto la Biblioteca como el Centro Andaluz de las Letras tienen mucha disposición frente a todo lo que tenga que ver con el mundo del cómic, no sólo con su colección sino promoviendo charlas y encuentros con autores/as que es una de las mejores maneras que hay de acercar este mundo al público lector.
¿Tienes algún otro proyecto entre manos que puedas contarnos?
En principio no. Me gusta decir que estoy en “barbecho”. La elaboración de un cómic te lleva mucho tiempo y consumes mucha energía en él. Es bueno tomar un respiro, descansar de esa rutina y disfrutar del cómic que acabas de editar.