ESTUDIOS Y CRÍTICA DE LA HISTORIETA ARGENTINA |
La investigación sobre la historieta en un país como Argentina, con una cultura historietística tan longeva y dilatada, como es lógico, no puede concentrarse en un solo punto. En este mismo número de Tebeosfera, Manuel Barrero ya ha dado cuenta de los avances que en este siglo XXI se han hecho en Buenos Aires, pero también existen otros esfuerzos editoriales y teóricos en otras latitudes, en la Patagonia, en Corrientes o en la zona pampeana de Córdoba.
Precisamente en este último lugar destaca un colectivo caracterizado por su rigor y su aproximación científica al estudio de la historieta, conocido informalmente como “el grupo de Córdoba”. Son un equipo de investigadores asociados a la Escuela de Ciencias de la Información, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, que desde el año 2001 desarrolla un proyecto de investigación bajo la dirección de Roberto von Sprecher y Federico Reggiani. En su última encarnación (ejercicio 2014-2015), el grupo lo integran Lucas Berone, Laura Fernández, Sebastian Gago, Iván Lomsacov, Juan Carlos García, Pilar Heredia, Rodrigo Canessa, Jeff Williams y Alejandra Meriles.
Como proyecto dependiente del subsidio de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Córdoba, las producciones del grupo de investigación están sujetas a evaluación académica con el fin de aprobar la continuidad del mismo, lo que asegura su dimensión científica.
Este grupo inauguró en abril de 2008 el sitio web Estudios y Crítica de la Historieta Argentina (http://historietasargentinas.wordpress.com/) como medio de difusión de la producción del proyecto, que incluye todo tipo de artículos, ponencias o críticas, así como notas de prensa o noticias de actualidad. El número de documentos publicados —siempre con enlace al texto íntegro— ascendía a 61 a fecha de diciembre de 2014.
Desde junio de 2010 este colectivo lanzó asimismo la colección homónima Estudios y Crítica de la Historieta Argentina, donde recopilan una selección del material producido, y que ya cuenta con ocho números a fecha de noviembre de 2015. Se trata de una colección de libros de pequeño formato (21x15 cm), editados en rústica y en blanco y negro, con un diseño interio sobrio pero con vistosas cubiertas, que han ido apareciendo a razón de uno o dos libros por año.
El tercer volumen, titulado Teorías sobre la Historieta (2011), es de nuevo un libro colectivo, que en este caso pretende discutir diferentes teorías que sirven de herramientas para la lectura de cómics, ya sea desde la sociología, la historia del arte o la semiótica. Se ofrece a modo de prólogo una historieta de Max Aguirre titulada “El Canon McMillan” que es una interesante reflexión sobre el lenguaje. Incluye finalmente sendas críticas de dos influyentes obras teóricas que estudian la historieta desde el punto de vista del lenguaje: Understanding comics, de Scott McCloud, y Système de la bande dessinnée, de Thierry Groensteen.
El cuarto número, Creencias bien fundadas. Historieta y política en Argentina, de la transición democrática al “kirchnerismo” (2012), como su título indica, se interesa por las relaciones entre historieta y política en aquel país, y presenta una colección de ensayos que tocan temas como la censura, el discurso peronista de El Eternauta o los límites de la representación del horror de la dictadura argentina en Sarna y El síndrome Guastavino. El libro se abre también con una historieta de cuatro páginas, “Fotos”, de Rodrigo Terranova.
El sexto título, Cuadritos a ras del suelo: la historieta argentina entre la apuesta por el realismo y los problemas de representación (2014), prologado por el cómic “Simultáneo”, de Javier Hildebrant y Lauri Fernández, es un conjunto de heterogéneos artículos que analizan el western distópico Morón Suburbio, el cómic de ciencia ficción de La burbuja de Berthold y 78 km/h, la historieta policial argentina o el cómic autobiográfico en El Granjero de Jesú.
El séptimo volumen, 7 intentos de escritura sobre Héctor Oesterheld (2015), es un libro que recopila varios ensayos de Lucas Berone sobre la obra del gran pater de la historieta argentina, mediante el análisis de algunas de sus obras clave, como El Eternauta (y sus continuaciones), Mort Cinder o Watami.
El octavo y último libro hasta la fecha, Sesenta años de lecturas de Oesterheld (2015), de muy reciente aparición —tanto que no hemos podido todavía hincarle el diente—, por lo que anuncian sus editores es un trabajo de Sebastián Gago que reflexiona sobre la separación de la obra de Oesterheld de sus posteriores interpretaciones, según se indica en su contraportada:
« ¿Hasta dónde puede separarse de sus interpretaciones un texto que se ha convertido en una pieza fundamental de la narrativa argentina? ¿Sería posible hoy leer El Eternauta, esa historieta de ciencia ficción de la década del "50, sin la acumulación de lecturas que la convirtieron en un clásico?
Desde una mirada cualitativa, este libro estudia la construcción de sentido que distintas generaciones de lectores hicieron de la obra del santo patrono de los cuadritos argentinos, Héctor Germán Oesterheld, a partir de la identificación de factores contextuales que influyen en la lectura y de la concepción del consumo de historietas como formador de lazos sociales. Desde las memorias de aquellos que leyeron el semanario Hora Cero hasta las lecturas que datan de los tiempos kirchneristas, se examinan las discusiones, reflexiones, usos y relecturas que se han hecho de El Eternauta, la obra más importante del guionista desaparecido.»
En estos tiempos de dispersión de información digital y de profusión de mensajes para consumo rápido, se agradece este esfuerzo académico para analizar la historieta mediante métodos científicos, produciendo un riguroso corpus documental de indudable valor, aunque su densidad teórica haga que requieran una lectura atenta y en ocasiones se pierda en fluidez, debido, por ejemplo, a la profusión de notas al pie y al uso repetido de referencias a trabajos como los del sociólogo Pierre Bourdieu, el pensador Antonio Gramsci, el filósofo Paul Ricoeur, el historiador Roger Chartier o el semiólogo Eliseo Verón —por poner varios ejemplos—, algo que hace que muchos de estos textos sean de digestión lenta y que puedan no ser para todos los paladares.
En cualquier caso, una colección imprescindible para los amantes de la historieta argentina. Que san Oesterheld les conserve muchos años.