FRIKISMO Y SURREALISMO. ENTREVISTA A RUBÉN FERNÁNDEZ
FDEZ, FÉLIX LÓPEZ, JAVIER ALCÁZAR, LOMBILLA

TEBEOSFERA. ¿Qué es el humor para ti y qué debería ser un humorista?

RUBÉN FERNÁNDEZ. QUÉ ES EL HUMOR, empezamos fuerte. Humor, para mí, es ni más ni menos que lo que me hace risa. Y, desde hace unos años, mi trabajo. Humorista es quien usa el humor para expresar y dar forma a su visión particular del mundo. Es lo que yo hago, y espero que alguien más ahí fuera conecte con mi discurso...

Creo que nada habla mejor de una sociedad y de su momento que un chiste. De qué se ríe la gente, de qué no se ríe, qué es de mal gusto, el humor incorrecto, el humor de vanguardia... Somos de lo que nos reímos.

Muestra de la serie "Federik Freak", publicada en El Jueves.

T. ¿Qué diferencia ves entre un autor de viñetas y un historietista?

R. F. Hum, entiendo que “autor de viñetas” vendría a ser autor de chistes de UNA viñeta, ¿verdad? En ese caso, la diferencia entre uno y otro es que el primero tiene que pensar chistes más cortos. Lo cual no es ninguna tontería, es muy jodido: cuanto menos espacio tienes para expresar un gag, más difícil es hacerlo bien. Tener páginas y páginas para llenarlas de chistes es guay, pero jugártelo todo a una sola viñeta... Es algo que yo respeto muchísimo.

T. ¿Tienes en mente al lector de tu obra cuando la realizas?

R. F. Procuro hacerlo. El problema es si ese público es demasiado amplio. Por ejemplo, una revista como El Jueves es leída por decenas de miles de lectores. Es imposible tener en mente a un “lector tipo” de la revista porque cada uno es de su padre y de su madre. Lo que hago es intentar establecer un equilibrio entre mantener la personalidad de mi obra y, a la vez, hacerla totalmente comprensible y accesible a cualquiera que pueda ojear la revista. ¡Y esperar que lo que hago guste a alguien!

T.  ¿A quién o a qué diriges tu obra?

Fragmento de la serie "Cocodrilo y Gente", publicada en el fanzine Andergraün.

T. ¿Qué concesiones estás dispuesto a hacer para llegar a más público o cuáles has hecho ya?

R. F. Considero importante mantener tu personalidad, hagas lo que hagas. Es decir, que la pretensión de llegar a más público no entre en conflicto con tus pretensiones como autor. Esto siempre lo he tenido muy presente a la hora de “adaptar” contenidos, o hacer concesiones si preferís decirlo así. Aunque de momento la verdad es que no he tenido que hacerlo demasiadas veces, afortunadamente. Sólo a la hora de suavizar algunos chistes que he considerado demasiado bestias, o hacer más convencional un guión que en principio iba a ser más raro y experimental. Y casi todos estos “cambios” han sido determinados por mí mismo. Y la mitad de veces estos se deben más que otra cosa a paranoias personales sobre si tal chiste gustará más o menos o será percibido de tal o cual forma. Estas elucubraciones suelen ser erróneas, por otro lado. ¡Nunca sabes cómo reaccionarán los lectores!.

T. ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo de esta profesión?

R. F. Lo bueno es la realización personal que me supone estar dedicándome a aquello a lo que siempre quise dedicarme (es una de esas profesiones con las que sueñas desde pequeño). Lo malo es lo tremendamente inestable que es todo esto...

T. Cita un clásico de la sátira que admires y, si te atreves, cita a otro consagrado que detestes.

R. F. Esto es muy tópico, supongo, pero no puedo evitar citar a Albert Monteys y Manel Fontdevila. Son dos auténticos titanes del humor patrio, y creo yo que lo suficientemente curtidos y veteranos ya como para ser considerados clásicos. No citaré a ninguno que deteste, que queda feo. Estaba pensando en citar alguno que ya esté muerto, pero es incluso más feo aún. ¡Nada, que no! ¡No me sacarás trapos sucios, Tebeosfera!.

T. De los de hoy, de los humoristas jóvenes, ¿quién te atrae más y quién te resulta indiferente por completo?

R. F. Pero que yo también soy joven, oigan. De hecho, si pienso en “autores jóvenes” sólo se me ocurre gente que tiene mi edad. La verdad es que veo mucho talento a mi alrededor, gente con muchas ganas de romper moldes y de mearse en todo lo que esté escrito en piedra en materia de humor. Talento que cristaliza en cosas como el suplemento “Gas de la risa” de El Jueves, y en gran cantidad de fanzines y webcómics. Creo que vivimos una buena época.

Lo que me da más pereza de lo que va saliendo nuevo es lo que va más a lo manido. Me explico: tienes un webcómic, o un fanzine, y libertad absoluta para hacer lo que te dé la gana. Y lo que decides es ponerte a hacer la enésima parodia de una serie o película, o algo igual de tipicón y mil veces visto antes. Quizá sea porque ya he visto mucho en esta vida, pero estas cosas me dejan muy frío a estas alturas, y muy bien tienen que hacerse para que me interesen.

T. ¿Qué personaje te gustaría ser?

R. F. El Dr. Manhattan de Watchmen. Un ser todopoderoso que va enseñando la chorra impunemente por la calle. ¡Lo tiene todo!.

Dos muestra de la serie "Mazorcas", publicada en el blog personal del autor.

T. ¿Un humorista debe tener un sentido ético de su trabajo? ¿Qué principios rigen o cuáles lo limitan?

R. F. Un humorista, a la hora de hacer su trabajo, sólo debería verse limitado por su propio sentido común. Hacer algo que, según su propio criterio, vaya acorde con quién va a leerlo (o quién quiere que lo lea), dónde va a ser publicado... Más allá de eso, no debería tener ningún tipo de barrera. Las barreras ya las pone luego esa gente que lee un simple chiste y considera que eso es intolerable y que es necesario secuestrar una revista porque madre mía qué mal gusto. Y a la cárcel con esos dibujantillos. ¡Anda que intentar hacer gracia...!.

T. ¿Hay vida más allá de El Jueves...?

R. F. En España, poquita cosa. El Jueves es un pequeño milagro: es la única revista que publica contenidos de humor de un modo regular, y pagando un dinero a sus colaboradores que les permita mantenerse. La otra revista en la que estaba publicando y recibiendo una remuneración, El Manglar, tiene un futuro bastante incierto. Luego están los periódicos, claro, pero casos recientes como el de Público echando a Mauro Entrialgo demuestran que el humor gráfico vendría a ser el último mono y es lo primero en caer en tiempos de crisis. Fuera del humor, está todo bastante mal. Hay muchas editoriales, pero no venden demasiado. Las novelas gráficas ahora parecen estar muy de moda, pero eso no se traduce en unas ventas decentes salvo en contadísimos casos.

Vamos, lo de siempre: que apenas hay industria. ¿Soluciones? Buscarse la vida en el extranjero, o viajar al pasado y matar a Francisco Ibáñez o Purita Campos y suplantarles. O esperar a ver qué pasa con el cómic digital, que todo el mundo espera que sea la repanocha.

Pues esperaremos.

Tira inédita de la serie "Relatos de Mundo Tocino" de El Manglar, inicialmente propuesta a El Jueves, redibujada para "Federik Freak"

T. ¿Qué viñeta te llevarías a una isla desierta si sólo pudieras llevarte una?

R. F. No sé qué utilidad podría darle a una viñeta en una isla desierta, pero podría estar mirando durante horas cualquiera dibujada por Jan. O durante minutos.

T. ¿Hay plagio entre los humoristas españoles (o mucho homenaje)?

R. F. Este... ¡Yo no he plagiado a nadie! ¡Que me registren!.

T. ¿Decía Chumy Chúmez más o menos que quien ama la actualidad perece en ella… ¿Estás de acuerdo con él? ¿Qué temas prefieres, actuales o intemporales?

	Fragmento de la historieta "Benjamín el Gotiquito", publicada en El Jueves Extra Muerte.

Intento buscar cierta atemporalidad en lo que hago, aunque evidentemente en una revista como El Jueves no pueda huir del uso de ciertos referentes anclados en la actualidad. Pero procuro, la mayor parte de las veces, que dichos referentes no formen parte del corazón de las historias, sino que sean un complemento. Por ejemplo, tomemos un chiste como “Va un tipo mirando el facebook en su iphone y resbala con una piel de plátano”. El facebook y el iphone son cosas que más pronto que tarde quedarán desfasadísimas, pero el tipo resbalando es algo totalmente universal que hace gracia igual ahora que dentro de quinientos años. A esto es a lo que aspiro, más o menos. Me conformo con poca cosa.

T. ¿Como tantos otros autores, tus inicios tuvieron lugar en los fanzines. ¿Pensabas en algún momento en dedicarte al dibujo profesionalmente?

R. F. Sí, claro. Dedicarme a esto lo contemplaba como un gran fin último. No quiero decir que fuera mi prioridad absoluta, y menos según iba viendo lo jodido que era dedicarse a esto. Mientras iba autopublicándome cosas estudiaba una carrera totalmente ajena a este mundillo. Lo más importante de hacer fanzines es pasarlo bien, pero si lo haces es porque quieres mover tu trabajo y que la gente lo vea, y si lo ve la persona adecuada y suena la flauta... ¡Pues fenomenal!.

T. Tu desarrollo profesional ha sido muy rápido, pasando de publicar como aficionado a colaborar en una revista de humor de primer orden. ¿Tu estilo ha evolucionado mucho desde un planteamiento al otro?

R. F. Es un salto bien gordo, desde luego. Implica dejar la anarquía total del fanzinerismo y asumir la disciplina de cumplir con unas fechas de entrega muy rigurosas. Mi estilo, a base de dibujar a un ritmo constante, ha evolucionado. Eso es inevitable. Pero es algo de lo que uno no es ni consciente hasta que se pone a revisar páginas de hace años y las compara con las últimas dibujadas, y se da cuenta de los cambios.  En todo caso, procuro tener presente y mantener siempre en mis encargos profesionales la frescura de cuando hacía fanzines.

T. En Federik Freak, tu serie más conocida, se conjugan dos elementos: el surrealismo y la mención constante al abundante mercado del entretenimiento. ¿De dónde te viene ese humor surrealista?

Todo tipo de referencias a la cultura popular en Federik Freak.

T. ¿Estás tan interesado como parece en el mercado del entretenimiento (cómics, series de TV, películas, mercadeo variado) o es simplemente un recurso que utilizas para tu serie?

R. F. Sí, todo esto de los cómics, películas, series, videojuegos (vamos, lo que se ha dado en llamar subcultura), forma parte importante de mis aficiones. Es una gran ventaja a la hora de hacer una serie así, evidentemente. Dedicar mi ocio a estas cosas me permite moverme en círculos en los que puedo documentarme de primera mano sobre el modo de pensar y actuar de los freaks.  Y yo mismo soy también una fuente de documentación, qué narices.

T. ¿Crees que el éxito de Federik radica, precisamente, en ese metalenguaje propio de los aficionados irredentos a este tipo de productos?

R. F. Creo que Federik, ya sólo por el hecho de tratarse de un freak seguidor de toda esta subcultura, ya tiene por lo menos ciertas simpatías ganadas de antemano entre este tipo de aficionados. Pero la clave para que Federik llegue a mucha gente fuera de esos círculos está en que la figura arquetípica del “freak” ha ganado mucha visibilidad de un tiempo a esta parte. Esto ha sido gracias a internet y acontecimientos medíaticos como estrenos de grandes superproducciones hollywoodienses. Ahora es una figura más que existe en la sociedad, y todo el mundo conoce sus características básicas.

Por ejemplo, si tienes un hijo pequeño leerás La Parejita y te reirás mucho porque conoces el tema de primera mano. Pero si no tienes hijos puedes disfrutar la serie igual. Yo espero que con Federik pase un poco lo mismo.

Dos historietasd de "Federik Freak".

T. ¿Cuánto de ti hay en Federik Freak?

R. F. Creo que Federik y yo nos parecemos menos de lo que puede pensar la gente. Él es mucho más extremo que yo en lo que hace y dice. Sólo podría llegar a su nivel con mucho alcohol en el cuerpo. Pero mucho, ¿eh?

Eso no quita que muchos planteamientos hayan surgido de cosas que he pensado o dicho, o que dicen mis amigos... Planteamientos que luego exagero mucho al plasmarlos en papel, pero vaya, el germen está ahí.

T. Colaboras en la organización de las Jornadas de Cómic de Castellón como integrante del colectivo Freaks in Black. ¿Qué nos puedes contar de cómo se gestaron, y su evolución a lo largo de los años?

R. F. Las jornadas comiCS surgieron como una necesidad. En Castellón no había actividades dedicadas a la divulgación del cómic, así que... nos pusimos nosotros mismos a organizarlas. Había jornadas dedicadas al mundillo otaku, sí, pero no las cuento porque tienen un público y unos objetivos bastante diferentes a los nuestros.

	Ilustración para un folleto de taller de cómic organizado por la Universidad Jaume I de Castellón.

Son unas jornadas modestas, vaya, pero muy apañadas. Es un proyecto que ya lleva siete años, y que creo que ya está bien consolidado y definido. Quien quiera más detalles sobre lo que hacemos, puede visitar http://blog.comic-cs.com.

T. Nos interesa mucho que estas jornadas tienen cierta participación académica, con la organización conjunta con la Universidad Jaume I. ¿Cómo surgió esta colaboración, y qué importancia crees que tiene?

R. F. La idea primera de organizar las jornadas vino de los colectivos Freaks in Black y Fanzone. Como carecíamos de apoyo económico, propusimos el proyecto a la universidad y se mostraron encantados con ello.

Con los años hemos conseguido involucrar a más instituciones locales, haciendo así crecer las jornadas, pero la universidad siempre ha estado muy ligada. Y bueno, muy contentos con ello por lo que supone en publicidad y difusión, prestigio, repercusión, uso de infraestructuras...

¡Vamos, que muy bien todo!

T. ¿En tu obra (por ejemplo en "Mazorcas") vemos influencias de esa nueva "corriente" dentro del humor que en ocasiones se ha denominado "nuevo humor", en la que se incluyen autores como Miguel Noguera, que por cierto vemos que está invitado estos días a las Jornadas de Castellón que se inauguran hoy. ¿Reconoces esta influencia? ¿Te sientes parte de esta "corriente"?

Dibujo del autor para Venga Monjas.

T. ¿Qué obra estás haciendo y cuál tienes por hacer?

R. F. Ahora mismo estoy con lo de El Jueves, y perfilando otros proyectos que espero que salgan adelante. Tengo en mente una idea para una novela gráfica que... que casi mejor la hago antes y luego intento vendérsela a alguien, porque es algo bien complicado de explicar. Y sería una obra absurdamente pretenciosa, además. Menudo hype le he dado a esto con un par de frases. Joder, quizá ni la haga, no sé. ¡Veremos!.