H.G. OESTERHELD: MAESTRO DE LOS SUEÑOS 4. DE LORD PAMPA A MARVO LUNA
ANDRÉS FERREIRO, FERNANDO ARIEL GARCÍA, HERNAN OSTUNI, LUIS ROSALES, NORBERTO RODRÍGUEZ VAN ROUSSELT

Resumen / Abstract:
Cerrada la etapa de su propia editorial, Oesterheld colabora en varias publicaciones; pese al mal momento que vive en lo anímico y en lo económico, produce para `Misterix´ de Editorial Yago el que muchos consideran su mejor personaje: `Mort Cinder´, junto al maestro Breccia. También con Breccia, para la revista `Gente´ de Editorial Atlántida, da a conocer la segunda versión de `El Eternauta´. / Closed the stage of his own editorial, Oesterheld collaborates in several publications; in spite of the bad moment that he lives in the psychic and in the economic thing, he produces for `Misterix´ of Editorial Yago the character that many consider his best one: `Mort Cinder´, with the artist Breccia. Also with Breccia, for the magazine `Gente´ of Editorial Atlantis, he creates the second version of `The Eternauta´.
Notas: Artículo publicado en 2005 en el número 19 de la `Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta´.

H.G. OESTERHELD: MAESTRO DE LOS SUEÑOS 4

De Lord Pampa a Marvo Luna
 

Luego de concluida la aventura de la editorial propia Oesterheld tiene una época de producción irregular, siendo seguramente este período el más dificultoso para inventariar su labor, diseminada por doquier.

Hasta ese momento, si bien había hecho trabajos para varias editoriales, su trabajo estaba centrado primero en Abril y luego en Frontera. En esta nueva etapa se multiplica su labor, apremiado por circunstancias económicas pero siempre dando lo mejor de sí con gran profesionalismo.

De este período surge la que muchos consideran su mejor serie, apuntalada por la labor de Alberto Breccia: «Mort Cinder».

 

Yago: nuevos personajes para revistas renovadas

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Editorial Abril dio un golpe de timón, cambiando el rumbo de sus publicaciones. Se alejó de la historieta y se dedicó de lleno a publicaciones femeninas, como Claudia y otras de noticias de actualidad.

Un empleado administrativo de la editorial –Francisco Romay– obtuvo la propiedad de los títulos de las revistas y continuó publicándolas, sin interrupciones, bajo el sello de la Editorial Yago, a partir de enero de 1962. Luego de un período de continuidad con la línea impuesta en Abril, comienza a introducir cambios en la apariencia y contenido de Misterix y Rayo Rojo, y las ediciones extraordinarias –los Súper– adquieren identidad propia, con una periodicidad más o menos regular y personajes propios, producidos para los mismos.

Romay reúne un grupo de colaboradores de alto nivel: Alberto Breccia, Hugo Pratt –cuyo retorno es anunciado con carteles publicitarios: «El genial Hugo Pratt vuelve a Misterix»–, Carlos E. Vogt, Arturo del Castillo, Juan Arancio, Leopoldo Durañona, Ernesto García Seijas, José Muñoz, Solano López, César Spadari, Ray Collins, y –no podía faltar– Héctor Germán Oesterheld.

De esta etapa le pertenecen «Lord Pampa» (Solano López) en Rayo Rojo y Súper Rayo Rojo; en Misterix y Súper Misterix: «Mort Cinder» (A. Breccia); en Misterix: «León Loco» (García Seijas) y «Comandante Prado» (Spadari); en Súper Misterix: «Watami» (Moliterni), «Santos Palma» (Carlos Cruz), «Los marcianeros» (Solano López) y «Lobo Cruz» (Haupt). En diciembre 1962 Yago comienza a editar la revista Sargento Kirk, donde se reditan episodios de la serie del mismo nombre, los mismos que en el Misterix de Abril eran publicados en forma continuada, semana a semana; llegan a publicarse una veintena de números. Cinemisterio, Álbum Rayo Rojo, Álbum Misterix, son los títulos que a principios de 1965 remplazan a los Súper y, a mediados de año, a las mismas revistas semanales. En ellas no hay material nuevo de HGO, y sólo pueden encontrarse unitarias de Frontera o episodios de «Ernie Pike», algunos con la firma del guionista, otros sin él. Similar situación se produce cuando, concluido el ciclo de Yago, la Editorial Apolo reinicia las publicaciones Rayo Rojo y Misterix, e inicia las de «Bull Rockett» y «Joe Gatillo», publicándose rediciones de «El sargento Kirk».

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Oesterheld descubre Atlántida

Constancio C. Vigil en 1918 funda la Editorial Atlántida, dando a conocer la revista homónima. Un año después se dan a conocer El Gráfico –en sus inicios una revista de actualidad– y Billiken, considerada la revista infantil más antigua del mundo de habla castellana. Poco y nada se ha escrito sobre la labor de HGO en esta editorial, labor que duró aproximadamente una década.

Héctor Germán Oesterheld posiblemente en 1965 haya iniciado su relación con la editorial. Al menos el trabajo más viejo detectado es una historieta de ciencia ficción realizada en colaboración con Eugenio Zoppi, «Rumbo a las estrellas», publicada en febrero y marzo de ese año en Billiken. También en ese año encontramos, entre los números 15 y 20 de Sport, suplemento mensual de El Gráfico, breves historietas deportivas como «El penal», que guionó HGO sobre un argumento de Juvenal, también con dibujos de Zoppi. El año siguiente el mismo dueto produce una unitaria –«Salvamento espacial»– con el protagonismo de una pareja de pilotos de prueba, curiosamente inserta al pie de un fascículo de divulgación científica, auspiciado por Billiken, de venta en librerías.

En 1969, para la revista Gente, en colaboración con Alberto Breccia, serializan una nueva versión de «El Eternauta», más comprometida políticamente. Por exigencias de la editorial, que incluso llegó a disculparse con sus lectores por la publicación de la obra, el relato debe abreviarse considerablemente; no obstante es esta versión la primera que se conoció en Europa, y la que abrió las puertas a la producción del viejo Breccia.

Cuando aún estaba apareciendo «El Eternauta», en Gente no. 212 (14/8/69) se publica «Borman lo vio así», relato de los momentos vividos por los astronautas de la misión Apollo 8 en su avistamiento lunar. Los guiones de HGO tienen el sostén gráfico de Alberto Breccia y su hijo Enrique, el mismo equipo que el año anterior diera a conocer «Vida del Che».

En 1970, exactamente el primer día del año, da comienzo en Gente «Dos entre la gente», que por espacio de casi tres meses muestra la vida de una joven de clase media, y el dilema de su novio de seguir trabajando y estudiando en Argentina o aceptar una inmejorable propuesta de ir a vivir a Estados Unidos.

En una nota a la editorial, HGO presenta así la serie: «El primer episodio es, argumentalmente, la puja entre Marcos (el nacionalista), Tacho (el hippie) y Pepo, el hijo de un industrial rico, por conseguir a Cecilia, que termina metiéndose con Marcos (no será el novio definitivo: este aparecerá en el episodio siguiente). En el primer episodio quedará pintado el medio ambiente de Cecilia, su familia, sus amistades, su vida de siempre, sus problemas, sus sueños (sólo fue publicado ese primer episodio). “Dos entre la gente” se mantendrá siempre dentro de la realidad posible: en sus conflictos no habrá patologías ni tragedias; serán los conflictos propios de un grupo de vida joven en el Buenos Aires de hoy, la eterna lucha con la generación anterior, la alienación, los problemas que vienen de afuera (Vietnam, problemas raciales, comuniso, etc.), los problemas nuestros (peronismo, revisionismo, el no desarrollo del país, etc. etc.). Toda esta temática jugará dentro del marco de la vida nuestra de cada día, el barrio, la calle, la televisión y el cine, el deporte, alguna exposición de arte, la moto, la mochila, el disco. La vida joven de nuestra cambiante Argentina, su gente, su paisaje escondido. “Dos entre la gente” no será, pues, una fotonovela. Ni un teleteatro. Manteniéndose siempre fácil, será una historieta que piensa. Sana, optimista, con una gran fe en la vida. Porque así es Cecilia, la protagonista: le gusta mucho salir pero también le gusta charlar con la abuela, profundamente argentina, siempre positiva, vitalmente religiosa aunque muchas veces saltee la misa, hondamente sentimental bajo la corteza impulsiva y alegre».

En el no. 262 de Gente (30/7/70), bajo un sello «Gente ´80 vida cotidiana» –donde se pretende anticipar las modificaciones a introducirse en esa década que recién comenzaba– con el título de «El turista del tiempo» HGO vislumbra tales adelantos (algunos vistos hoy, otros por concretarse), al hacer aparecer a un personaje en 1980 como viajero temporal. Dos páginas de literatura convencional con ilustraciones y tres más de historieta –dibujos de Durañona– nos refieren un país totalmente cambiado, con innovaciones al servicio de la gente, que tiene un mayor nivel de vida. Al final del trabajo, el viajero del tiempo reflexiona, viendo a un matrimonio treintañero: «...en el 70 andarían por los veinte. Quizás medio hippies, quizás rebeldes. Ahora están conformes... Pero no están conformes porque se están resignando... Están conformes porque están venciendo...».

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Canal TV, revista dedicada exclusivamente a la televisión, hacía ya un tiempo que había pasado a formar parte de Atlántida cuando HGO, con distintos dibujantes, encara la adaptación de películas: por ejemplo detectamos en 1972 «Doctor Zhivago», con dibujos de Lavallen y «Amor sin barreras», con dibujos de Marcos Adán en el número correspondiente al 11 de noviembre del mismo año.

Tiempo después, en ocasión de presentar a la editorial un proyecto similar para la adaptación de novelas famosas en historieta, destinado a Billiken, Oesterheld dice: «En Canal TV estamos aplicando, creo que con éxito, una nueva fórmula para la adaptación de películas: en lugar de hacer un anodino resumen ilustrado, como es lo común, relaboramos la historia tratando de conservar los elementos esenciales de clima y argumento; la idea básica es lograr una historieta con todos los ingredientes de una buena completa y tan atractiva como para interesar incluso a los lectores que no han visto la película. Propongo aplicar el mismo criterio para publicar en Billiken durante los meses de verano adaptaciones de novelas famosas, en versiones completas de 8 a 10 páginas (80-100 cuadros). Aparte de divulgar obras valiosas lograremos un material de mucho atractivo visual y gancho literario; en cada número de la revista el lector absorberá los elementos básicos de toda una novela».

Aparentemente el proyecto no tiene eco en la editorial, en cuanto a publicar completa una historieta por número, pero alguno de los títulos propuestos es llevado a la revista en forma de entrega semanal. Así vemos cómo en Billiken no. 2800 (septiembre de 1973) se anuncia «Sherlock Holmes» de Arthur Conan Doyle, con dibujos de Gustavo Trigo en la adaptación de «El sabueso de los Baskerville». También se detecta la adaptación de «20000 leguas de viaje submarino» de Julio Verne, con dibujos de Roberto Regalado (1975) y «Martín Fierro», con dibujos de Carlos Roume.

En la página tres de Billiken no. 2714 (17/1/72), inmediatamente debajo del logo de la revista y con dos ilustraciones de Alberto Breccia, detectamos «Con la vida en un hilo», relato de lo ocurrido siete meses antes en un vuelo de instrucción de un cuerpo de paracaidistas canadienses acantonado en Alemania, donde un sargento instructor salva la vida de un conscripto.

Además de la malograda segunda versión de «El Eternauta», sin duda lo más importante realizado por HGO para Atlántida es «Marvo Luna», para Billiken, de corte de ciencia ficción, publicada entre 1972 y 1973, con dibujos iniciales de Solano López, remplazado luego por José Muñoz, terminando la saga en manos de la dupla Vitacca-Adán.

En la misma época, también para Billiken, en cuadernillos o separatas centrales de la publicación –en período vacacional– HGO produce historietas con personajes de series o unitarias: «Bull Rockett», con dibujos de Enio (no. 2773 de 5/3/73), «Frankie, el pequeño cow-boy», dibujado por Dalfiume (no. 2768 de 29/1/73), «Primero en Marte» (no. 2763 de 25/12/72) con arte de Roberto Regalado, relatando la odisea de un sobreviviente –argentino– de la primera expedición llegada al Planeta Rojo; «El Tostado», dibujado por Gustavo Trigo (no. 2813 de 12/73), donde la vida de un caballo –el que da título a la historieta– y la muerte de un niño se mezclan para dar un mensaje acerca de la libertad y la comprensión humana.

También en esa época HGO reflota el que quizás haya sido su personaje predilecto: «El sargento Kirk», desde febrero 1973, en Billiken, con dibujos de Gustavo Trigo.

 

PALABRA DE OESTERHELD

La nueva historieta

 

Artículo de H.G. Oesterheld aparecido en el no. 1 de Dibujantes (segunda época), noviembre 1965.

Ante todo quiero explicar el propósito de esta charla.

No voy a atacar ni a defender la historieta. Dejo el tema para sicólogos y pedagogos, que sin duda disponen de elementos de juicio muchos más valiosos de los que yo pueda tener.

Haciendo eso sí, la salvedad de que quienes atacan la historieta generalmente ni siquiera la han leído; los que se acercan a la historieta con criterio objetivo sin conceptos preformados, suelen encontrarse con más de una sorpresa.

No haré tampoco la historia de la historieta, que la tiene, aunque más de uno se sorprenda. Pero hay ya algún buen texto sobre la materia, el de Enrique Lipszyc, por ejemplo, muy completo aunque un tanto desordenado, y no sería mucho lo que yo podría aportarles de nuevo. Tampoco hablaré sobre los aspectos técnicos de la historieta; hay dibujantes que han hecho la teoría de la historieta y están en mejores condiciones técnicas que yo para hablar sobre la realización historietística.

No haré, pues, ni crítica ni elogio, ni historia, ni técnica. Lo que haré será presentar a ustedes algo nuevo sobre que pensar. Si por lo menos unos de los que me escuchan se acuerdan en el futuro de estos minutos que pasamos juntos me declararé más que satisfecho.

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Lo que me propongo hacer es hablar sobre una nueva forma de historieta que está empezando a nacer, una historieta que será la historieta del futuro, en una palabra la historieta nueva.

Todos sabemos lo que hasta ahora hemos oído de la historieta; un medio de entretenimiento para el gran público que, por su baratura, por su facilidad y su fuerza expresiva, ha gozado y goza de una difusión muy grande en todo el mundo.

Enteramente dedicada a entretener, la historieta, hasta ahora, hay que reconocerlo, ha empleado recursos no siempre nobles. Son muchos los excesos cometidos por los editores desaprensivos. La mala fama que tiene la historieta es en muchos casos ampliamente merecida.

Pero, así como hay cine bueno y cine malo, así como al lado del gran teatro de un Miller o de un Sastre está el teatro innombrable que sólo busca halagar la parte más visceral del individuo, así, repito, hay historieta buena e historieta mala. Entendiendo como historieta mala la que, como el teatro o el cine o la televisión malos, no es otra cosa que escapismo sensorial. Que embota, adormece el espíritu.

Y entendiendo por historieta buena la que, sin dejar de tener atractivos para el gran público, procura darle algo más, ya sea una enseñanza o alguna emoción diferente a la mera excitación que crea la violencia, que es lo que hace la historieta mala.

Créase o no, hay historietas con ternura y hasta las hay con poesía.

Desde luego que desgraciadamente las historietas malas son más que las buenas.

Y hay entre ambas una gran masa de historieta indiferente, mediocre que no agrega ni quita nada, que no es muy criticable pero que tampoco se gana mayores elogios.

Este es, a muy grandes trazos, el panorama de historieta actual: aunque, repito, es mucho lo de malo que tiene la historieta, es también mucho lo positivo que se ha hecho y que se hace; de seguir las corrientes actuales es de prever que el porcentaje de historieta buena irá creciendo en detrimento de la historieta mala; cada vez son más los editores que tratan de publicar material más digno.

Sin embargo, no es de esta historieta algo mejor que quiero hablar, no es esta la historieta nueva a la que me referí poco antes.

Lo que quiero es que tome estado público una verdadera revolución que se está operando en la historieta, revolución que, me atrevo a predecir, terminará cambiando completamente la temática de los argumentos en el sentido del mismo dibujo, la trascendencia toda del género.

Aunque tiene más de medio siglo de existencia, la historieta está todavía en pañales; se ha quedado detenida en su evolución. Es como si el cine se hubiera quedado en el tiempo de Max Linder y Harol Lloyd, como si las películas de aquella época siguieran inspirado las producciones de hoy.

La historieta se ha quedado frenada, autolimitada, resignada a ser un género para chicos, para adolescentes, para adultos que no abandonaron del todo la adolescencia. Esta situación está cambiando. La historieta, por el empuje de algunos creadores que no se conforman con lo antiguo, que quieren lograr algo más, está poniéndose de nuevo en marcha, está avanzando, reanuda la evolución que tarde o temprano hará de ella un género tan maduro como el cine o como el teatro.

Más de uno, al escucharme, se estará ya preguntando: ¿por qué la historieta debe evolucionar? ¿qué necesidad hay de ella?

¿A qué responde la inquietud de esos creadores que he mencionado, qué justificativo tiene tratar de darle trascendencia a un género que hasta ahora no ha tenido prácticamente ninguna?

La respuesta es simple: la historieta debe reanudar su evolución porque potencialmente representa un medio fabuloso de difusión cultural; porque debidamente desarrollada, puede enriquecer la vida espiritual de muchos seres prácticamente ciegos hasta ahora a todo lo que sea cultura. y más aún. Cuando se sepa aprovechar todas sus potencialidades, la historieta puede llegar a ser un elemento importante aún en la vida espiritual del más culto de los individuos.

Antes de la invención del cine, por supuesto nadie tenía necesidad de él. Hoy el cine está ya definitivamente incorporado a la vida espiritual del sector de público que tiene acceso a él. Una buena película es una experiencia vital que hasta puede cambiar la forma de pensar o de sentir de cualquiera.

No hay razón para que lo mismo no ocurra con la historieta. Que de ser el medio de expresión puede llegar más adentro a parte del público, pues hasta las capas más inferiores de la sociedad tiene acceso a él, lleva en sí mismo todos los elementos para convertirse en un arte propio, enteramente independiente, un octavo arte con tanto derecho a la existencia como los otros siete.

Comprendo que ya es hora de que definamos las cosas, que explique qué entiendo por historieta nueva.

Entiendo por historieta nueva la historieta que por su temática y su realización, llegue al público todo, no sólo al público infantil. La historieta que interese.

 

 

A propósito de Mort Cinder

Ezra Winston, anciano anticuario de Londres, está a punto de iniciar la experiencia más profunda y extraña de su vida, que siempre ha sido recoleta y monótona.

Un misterioso objeto, supuestamente egipcio, envuelto en un diario viejo, le es entregado por el Esqueleto, vagabundo anticuario. En una de las páginas se notifica la muerte por horca de Mort Cinder. El objeto obsesiona a Ezra y lo ve reflejado en todo lo que mira.

Siguen llegándole noticias sobre Cinder que, inevitablemente, lo llevan a él, creando un suspenso impresionante hasta desembocar en lo que será el meollo de la primera historia del personaje.

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Amén del guión, que se presentaba excepcional, mucha expectativa creó este trabajo de Alberto Breccia que había estado retirado un tiempo (desde el final de «Sherlock Time», para Editorial Frontera) del campo historietístico. Es un retorno asombroso con un personaje a su medida. Los ambientes góticos plagados de sombras nocturnales en donde se desdibujan los contornos de los personajes y el paisaje, dan una medida angustiosa de la existencia. La acción, ralentada por momentos, desemboca en continuas crisis vertiginosas.

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Asombra también, conceptualmente en lo gráfico, una aparente vuelta del dibujante a amores juveniles de su profesión (las páginas mejores de «El Vengador», los ambientes de «Puño Blanco», tira diaria realizada para el vespertino La Razón, alguno de los capítulos de «Vito Nervio», o las tapas realizadas para Tit-Bits) influida por las ilustraciones de las revistas de novelas populares de misterio de origen británico, muy comunes en Argentina en los años que corren de la la década del diez a la del treinta. Es poco conocida la afición de El Viejo a reunir la colección de Tit-Bits de esa época, publicación ejemplo de lo anteriormente escrito.

Vuelve con una técnica revolucionaria que impacta a los lectores (desarrolla el dibujo con una yilé entintada, difícil habilidad que acompaña con pluma y pincel), y cada página es un descubrimiento en la manera de encarar la historieta que le ha valido el reconocimiento internacional.

Además de la edición original en Misterix, se reditaron aquí diversos capítulos en Pif-Paf, de Récord, en la edición recopilatoria a gran tamaño de Martínez Peyrou, en LD-3 (1969), en el diario Sur (1990), además de las ediciones en Italia, Francia, Alemania y España.

El guión de Oesterheld es el de sus mejores momentos, sobre todo la historia en la cárcel de Blue Dove y el de las Termópilas.

En 1985 la revista especializada Fan Comics (no. 1, España) encuestó a cincuenta y cinco personalidades del mundo español de los comics, a quienes se les requirió «una lista de sus quince obras favoritas a través de la historia mundial de los comics». «Mort Cinder» figuró en octavo lugar, con veintiún votos, detrás de «The Spirit», «Little Nemo», «Prince Valiant», «Corto Maltese», «Terry and the Pirates» (Caniff), «Flash Gordon» (Raymond) y Lieutenant Blueberry. Sobre la base de esa misma lista y de acuerdo con todas sus obras votadas, entre los guionistas HGO figuró segundo, detrás de Don Moore (redactor de «Flash Gordon» y «Jungle Jim»).

R.V.R.

 

HOMENAJES

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Un fumetto para Héctor, por Bepi Vigna

La idea de esta breve historia ha nacido de manera casi natural porque nos placía narrar la vida de Héctor Oesterheld usando el lenguaje por él preferido, haciéndolo así llegar a ser, por una vez con su nombre, el protagonista de un fumetto, aunque el guionista ya había prestado su rostro para Ernie Pike, uno de sus personajes más apreciados.

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Juan Zanotto, que ha sido compañero de trabajo de Oesterheld, ha provisto una gran ayuda en la faz de la documentación y ha trabajado el diseño con una meticulosidad y un empeño en el que transparenta una fuerte implicancia emotiva.

Para mí ha sido un honor trabajar con él y sobre todo trabajar en una historia como esta.

En la narración, la desaparición de Oesterheld viene datada el 21 de abril de 1977, aunque la denuncia presentada por la mujer del escritor en la embajada alemana fue hecha el 3 de junio de ese mismo año. Esta diferencia de datos da la medida del período atormentado y oscuro que vivía en aquel tiempo Argentina. De hecho, la mayoría de las veces reinaba mucha incertidumbre sobre el día exacto en que cualquiera había sido secuestrado por la policía. El clima de terror inducía frecuentemente a los componentes de una misma familia a vivir separadamanete y a limitarse a comunicaciones esporádicas. Una historia terrible.

 

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Creación de la ficha (2015): Andrés Ferreiro, Fernando García, Hernán Ostuni, Luis Rosales y Rodríguez Van Rousselt. Edición de Félix López. · El presente texto se recupera tal cual fue publicado originalmente, sin aplicar corrección de localismos ni revisión de estilo. Tebeosfera no comparte necesariamente la metodología ni las conclusiones de los autores de los textos publicados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANDRÉS FERREIRO, FERNANDO ARIEL GARCÍA, HERNAN OSTUNI, LUIS ROSALES, Norberto Rodríguez Van Rousselt (2015): "H.G. Oesterheld: Maestro de los sueños 4. De Lord Pampa a Marvo Luna", en REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, 19 (1-III-2015). Asociación Cultural Tebeosfera, Ciudad de la Habana. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/h.g._oesterheld_maestro_de_los_suenos_4._de_lord_pampa_a_marvo_luna.html