HARD BOILED. VIOLENCIA DESCONTROLADA
JAVIER ALCÁZAR

Palabras clave / Keywords:
Frank Miller, Geoff Darrow/ Frank Miller, Geoff Darrow

HARD BOILED. VIOLENCIA DESCONTROLADA.

www.tebeosfera.comEl término hardboiled se acuñó en la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos para aludir a aquellas historias en las que primaba la violencia física, y que solían estar protagonizadas por personajes con pocos escrúpulos y normalmente en el contexto de la conocida como “novela negra”. Se suele citar como sus primeros impulsores a Dashiell Hammet y Raymond Chandler, pilares del género policíaco escrito. Sin embargo, la violencia descrita en aquellas novelas quedaría hoy ridícula en comparación con los sanguinarios actos que relatan Frank Miller y Geoff Darrow en Hard Boiled, obra publicada originalmente a principios de la década de los 1990 como serie de tres números por Dark Horse y que gozó de gran éxito. Quizás como reminiscencia de ese éxito pasado, pero sobre todo por la fama alcanzada por su guionista, Miller, tras las superproducciones fílmicas 300 y Sin City, se planea ahora rodar una película basada en el cómic y se reedita la obra en tapa dura con sobrecubierta en nuestro país.

 
¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON MATANZAS?
 
La historia que cuenta es simple. No sencilla, sino simple. Carl Seltz es un inspector de seguros casado felizmente y con dos hijos en un futuro ¿próximo? hipertecnificado y desprovisto de valores éticos. Pero Seltz realmente es un robot que se hace llamar Nixon (su nombre verdadero es Unidad 4) creado por Willeford Home Appliances para eliminar a la competencia. La compañía le hace creer (a él y al resto de robots) que son humanos para poder controlarlos sin problemas, pero hay un sector rebelde que prefiere destapar la verdad. Los constantes episodios de descontrol de la unidad 4 y el intento por parte de otros robots para convencerle de que no es humano forman el hilo de esta historia que está trufada (véanse las distintas acepciones de la palabra) de asesinatos y descuartizamientos varios.
 

Efectivamente, el argumento puede recordar “algo” a la película Blade Runner o a su base literaria, el relato “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick, en cuanto que usa y abusa de androides rebeldes en un futuro descompuesto y porque se inspira lejanamente en otro escrito de Dick. Pero más allá de la anécdota, la historia no ofrece ninguna reflexión sobre ese futuro, no explica cómo se ha llegado a él ni cómo acabará, los personajes no interfieren con su entorno a no ser que sea asesinando a multitud de personas anónimas. Por tanto, la existencia de ese futuro es una excusa para poder justificar la existencia de esos androides y la aparición de armas enormes. Al final del cómic todo continúa como estaba. Seltz sigue con su trabajo de inspector de seguros bajo el subrepticio mandato de Willeford, con cientos (o miles) de muertos que no importan a nadie; ni al resto de ciudadanos, ni a las autoridades, ni, suponemos, al lector.

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LOS PERPETRADORES
 

El responsable de tan excelso guión es nada menos que el inefable Frank Miller, autor de cómics metido a cineasta que triunfó en los 1980 con obras como Ronin o El regreso del caballero oscuro donde se presentaba a los lectores acostumbrados a los superhéroes un cómic más “adulto”, más sombrío y con más profundidad de la habitual (escasa) en los guiones, que mostraban héroes menos impolutos y villanos más mundanos. La obra era buena, pero tuvo la suerte de coincidir en el tiempo con otra muestra de la revisitación del género: Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, que con su mítico “¿Quién vigila a los vigilantes?” supuso un antes y un después en el mundo del cómic mainstream. Estas obras, sin quererlo, fueron la avanzadilla de lo que años después sería conocido como “dark and gritty” (algo así como oscuro y sucio en castizo): superhéroes brutotes que hacían cosas malas aunque en el fondo eran buenos, y todo resuelto con grandes dosis de violencia.

Miller, convertido a partir de entonces en autor completo, triunfaría también en los 1990 con obras como Sin City y 300, y con incursiones de menor trascendencia como este Hard Boiled.

         El otro componente del dúo, Geoff Darrow, quizás tenga menos pedigrí pero sin duda mayor importancia en la relativa fama de la obra que nos ocupa. Hard Boiled fue su primera obra llamativa, y a partir de ese momento realizó otra serie con Miller (Big Guy and Rusty the Boy Robot, de la que incluso se produjo una serie de televisión), numerosos trabajos de ilustración y diseños de producción para películas como The Matrix. Si se conoce su obra es fácil averiguar la dispersión del autor y lo escaso de su obra: Darrow tiene por costumbre dibujar hasta la última muesca del último tornillo del rincón más recóndito de la viñeta más oscura, lo cual enlentece sobremanera su ritmo de trabajo. Es este detallismo, emparentado más con los autores europeos (como Moebius) que con sus coetáneos, lo que hace de Hard Boiled una obra a tener en cuenta. Las páginas están llenas de detalles, tanto en los pliegues de las ropas de los personajes como en los (abundantes) elementos tecnológicos. Los aficionados reclaman (aparte de la excelsa violencia) el elemento gráfico como una de las virtudes del tebeo, pero todos los excesos son malos. El detallismo extremo, hasta lo innecesario, puede llegar a fatigar al más voluntarioso y ralentiza la acción. Ojo, quizás es eso lo que se pretendía al tener tan poco que contar.

         Miller está terminando de rodar The Spirit, adaptación del clásico de Will Eisner. Y Darrow continúa con su serie Shaolin Cowboy con su estilo característico.

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            EL PORQUÉ DE LAS COSAS
 
         Hard Boiled debe de ser buena. No en vano, gracias a ella sus autores ganaron en 1991 el premio Eisner, de reconocido prestigio. Sin embargo...

         Como ya se ha comentado, la historia es lineal y explica poco salvo al final. Los actos violentos se van sucediendo uno tras otro, al principio para detener a la unidad 4, después en la persecución de Seltz a un defraudador, más tarde en el enfrentemiento entre Seltz y el falso defraudador que en realidad es un robot. Podemos vislumbrar en este desarrollo imágenes de la ciudad donde se desarrolla, congestionada de tráfico, contaminada y dependiente hasta el extremo de la tecnología; una ciudad cuya población no parece vivir feliz, con escaso dinero y entregada a placeres terrenales a cada instante. También podemos imaginar la utilidad, la importancia y el origen de Williford Home Appliances, con su (suponemos) creador y fundador obeso hasta la morbilidad premortem, atendido en todo momento por un tecnificado sistema. Y como corretean a su alrededor y manipulan tanto los serviles humanos como los ladinos androides, con el fin de perpetuar la situación. Se nos cuenta que todo es un montaje para retener a los androides y que estos sean más efectivos, pero ¿quién es la competencia que tienen que eliminar? ¿Dónde está la autoridad, aparte de esa mole en forma de coche / tanque policial que la unidad 4 desprecia? ¿Qué enseñanza, en fin, se nos muestra con todo este revoltillo de tripas y metal que tan bien (y detalladamente) nos ilustra Darrow?

         ¿O no hay enseñanza alguna? ¿Existe una metáfora? ¿Es solo la muestra de una violencia desatada? Y en este caso, ¿qué es lo que atrae a un potencial lector a este producto? ¿Por qué es una obra de culto? El exceso de violencia y la insustancialidad se han visto miles de veces en productos de consumo, ya sean cómics, libros o películas, pero subyace el fin del entretenimiento. Aquí no hay finalidad, no se persigue una recompensa, un reconocimiento, no existe aventura alguna... Por tanto: ¿No hay entretenimiento? ¿No hay aventura? ¿No hay reflexión? Solo encarnizamiento bien dibujado. Un objeto que parece diseñado exclusivamente para llamar la atención por lo “excesivo” que se muestra.

         Escribía Jordi Costa en la introducción al tercer volumen de la primera edición de Norma: «En “Hardboiled” todo es violencia demente: mutilaciones, accidentes, catástrofes urbanas, tiroteos... acciones ajenas a la reflexión, pero que Darrow plasma en unas viñetas que son como disecciones, reflexión pura». Debe ser eso.

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HARD BOILED
, de Frank Miller y Geof Darrow
Libro en cartoné (con geltex, con sobrecubierta) de 29,5X22 cm.
120 páginas en color, 19,50 euros.
ISBN: 978-84-9847-513

Obra previamente publicada por la misma editorial en la colección MADE IN U.S.A (1990)

Imágenes para el presente artículo:

Cubierta del primer número de la primera traducción de esta obra por Norma Editorial, en la colección Made in U.S.A., y cubiertas (primera y cuarta) de la edición original en comic books por Dark Horse, obras todas ellas de Geoff Darrow

Texto promocional editorial:

El primer trabajo de Miller lejos de las grandes editoriales del Mainstreamamericano dio sus frutos en esta obra, cuyo protagonista, Nixon, es un robot que descubre de repente que no es humano  y que decide tomarse la justicia por su cuenta.
Hard Boiled es una adaptación libre del libro de Philip K. Dick   La Hormiga mecánica” con tintes de Blade Runner, Terminator y Akira que nos ubica en una sociedad adicta al sexo, la violencia y el “fast food” Una sociedad completamente  paranoica, con una estética  Ciberpunk.
Esta obra que Frank Miller tiene idea de llevar el cine como 300 o Sin City, saldrá a la luz  en una edición de lujo con diversos extras como un desplegable a semejanza del original que  publicó  Dark Horse y que tan buenas críticas tuvo por parte de la prensa especializada.

 

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Creación de la ficha (2008):
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAVIER ALCÁZAR (2008): "Hard Boiled. Violencia descontrolada", en Tebeosfera, segunda época , 1 (24-IX-2008). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/hard_boiled._violencia_descontrolada.html