HELLBOY O LA HISTORIA INTERMINABLE DE LA MANO DERECHA DEL DESTINO
ANTONIO SANTOS

Notas:
Texto en el que se revisa gran parte de la trayectoria de este personaje. A la derecha, fragmento de la portada para el libro LA MANO DERECHA DEL DESTINO.
HELLBOY o la historia interminable de la mano derecha del destino
 
Una sombrosa criatura roja y simiesca, Hellboy (alias humano de ANNUNG UN RAMA), porta un apabullante destino en su antebrazo derecho pétreo. Su vida es una lucha contra las criaturas que le obligan a cumplir este fatal designio, así como pugna por construirse una identidad al margen de lo que se supone que él debe ser. Acabará descubriendo que tiene enemigos a ambos lados de la frontera, negándole la posibilidad de conseguir aun un mínimo santuario.
 
UNA HISTORIA ESCALOFRIANTE
 
«Por debajo de los terrores más superficiales y banales, descubrieron nuevos mundos –viejísimos mundos- de caos y horror. (…) los cuentos de miedo –sus más fieles seguidores- ahondaron su campo de acción. Más allá del simple muerto o el castillo medieval, retrocedieron a épocas primitivas, prehistóricas, prehumanas, a épocas de oscuridad primigenia…»
RAFAEL LLOPIS, en la introducción a LOS MITOS DE CTHULHU, ALIANZA ED.
 
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El primer Hellboy. 
 
De aquella supernova “gloriosa” de comienzos de los 1990 surgieron, muchos de ustedes saben, convulsivos creadores, contorsionadas obras y malabaristas personajes de los cuales alguna vez hemos comentado algo. Estamos hablando de la explosión que originó las potentes ‘independientes’ que se iban a merendar pero que tal que así a las majors, encarnadas en las arquetípicas MARVEL y DC COMICS. Rugía anarquía el león TODD MCFARLANE y le replicaba, dionisíaco, FRANK MILLER denunciando la explotación de la industria a la que aquella hidra bicéfala sometía a los autores de cómic. Y lo hacían con causa justificada; algún día habría que enunciar las canalladas que el sacro STAN LEE (por citar uno) cometió con autores como JACK KIRBY para comprender, en toda su desnudez, la importancia de esta rebelión. Así, nos llenaron las estanterías de (atención) no relatos innovadores y fabulosos, al estilo como el Dios Demonio ALAN MOORE entendía que debía ‘evolucionar’ la historieta (sentando él unas inquietantes bases, no el departamento de emulación de argumentos foscos y tortuosos, imitados hasta la náusea y el estrago, que vino a continuación), sino de clones, réplicas y sad copies de unos estándares gráficos añejos. Por suerte, el lector redujo al absurdo a estos “bastardos” sumergiéndolos en la brea de la extinción. Ahí vimos que el león no es tan fiero como lo pintan, y que una buena iniciativa, destinada a dignificar una labor en muchos cosas muy mal pagada, quedó convertida en una pataleta, una rabieta, y lo que es peor, que era siguiendo un impulso pueril.
 
Hubo un tiempo en que SPAWN y SUPREME amenazaron los ancestrales reinados de BATMAN y SUPERMAN, y fue una época que no deberíamos olvidar a la ligera. Hoy podemos pensar que ¿cuándo, cómo, semejantes copias podrían arrollar a sus “mayores”? Pues fácil: lo harían en un mundo disfuncional saturado de internet veloz y FACEBOOKS superficiales. Actualmente contemplamos cómo yacen sus “esqueletos” en el légamo de lo fracasado. Pero debemos pensar que podrían resucitar, salpicándolo todo con su estática otra vez.
 
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 Hellboy, en la hora bruja, tranquilo contra el mal.
No obstante, aparecieron también unos pocos personajes que, sin gran fanfarria o espectaculares promociones holográficas en portada, se han asentado en el Parnaso de la Historia de la Historieta, iconos que pueden tutear a los Primigenios. Uno de ellos es Hellboy, de entrada tan enigmático y equívoco como peregrino. Nada permitía intuir, en aquella miniserie de cuatro números de 1993, SEMILLA DE DESTRUCCIÓN, el potencial que germinaría de ella. De esa pequeña “nada”, el personaje ha llegado a tener ya su segunda película y, al menos, dos novelas, en tanto que aquél tragasables elevado al bastión de la revolución, alias Spawn, es carroña en los cajones de saldos (con suerte) de las tiendas de tebeos, si acaso no está olvidado del todo/completamente.
 
Hellboy, por otra parte, no es un triunfador completo: un amplio delta de lectores lo encuentran leeeento, cansino, estático, desmayado en los segmentos de sus muchas viñetas negras. Ciertamente no es un personaje dinámico en su serie (aunque actúa rápido y contundente cuando debe); observa pausado desde la opaca floresta cómo sucesos anormales supuran de la niebla o del humus para adueñarse insidiosos de algún alma humana, torturándola con rica variedad de aflicciones. Hellboy no es un “escopetado” en plan, no sé, CAPTAIN AMERICA, bravo nazi de la democracia, que agrede al Mal escudo en ristre, muy seguro de quién es el malo y cómo debe tundirlo, saltimbanqui que salta desde los balcones sobre una turba de villanos torpes y estereotipados, vocingleros. Hellboy, tranquilo-tranquilo, aún no es la hora bruja, se fuma un par de cigarrillos y vigila. Calma. Pertenece a la tradición del protagonista de la mejor novela negra (JOE GORES, RICHARD STARK), mirando mucho, pensando a continuación qué hacer, actuando cuando debe. Y cuando surge de debajo de una losa el espectro inquieto al cual debe neutralizar, lo hace como mejor puede… o sabe. Si no con un amuleto, a tiros, o a puñetazos.
 
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A Hellboy le zarandean. 
Al contrario de la pléyade de uniformados bizarros que pudiéramos citar, Hellboy sangra y le duele cuando le atizan; pierde harapos de carne y sale volando de un extremo al otro de la habitación, conmocionándose a resultas del impacto. Suerte tiene de ser ignífugo y antibalas. Yace en un charco de su sangre en tanto la Amenaza se cierne de él, gravitando un poco teatral, sin estridencias, aunque recita siniestras palabras y conjura extrañas imágenes; le revela su singular sino, del que él abomina, y que no cesará de acosarlo en estos últimos años, tendiéndole todo tipo de celadas para que cumpla su pavoroso designio, antiguo, esperado y largo tiempo temido.
 

No, Hellboy no es la usual serie de acción, un poco loca. Él es como el RICK DECKARD de BLADE RUNNER (RIDLEY SCOTT), paseando su abrigo por los escenarios decadentes de un viejo castillo encantado que, en realidad, sepulta, o disimula, unas ruinas colosales de un culto anterior al Hombre (una comidilla sutil para quienes creen en esas cosas, además de en las Grandes Extinciones Inminentes), altares de cuando éramos algo balbuciente casi aún encaramados a los árboles de la sabana. Hellboy (Annung Un Rama) procede de esos tiempos, mas lo ignora. La vieja piedra le recuerda, grosso modo, su linaje, en tanto él caza al “replicante” de turno por el siniestro lugar.

MIKE MIGNOLA, el cocreador de Hellboy (porque el alma y el aparejo serán suyos, SÍ, pero algunas de las partículas del personaje vienen de JOHN BYRNE), que desde la humildad de unos inciertos inicios se ha convertido en autor a imitar, pese, o a propósito de, su escueta y directa línea gráfica, ampliamente descriptiva, “recoge” el “guante caído” de la mano de H.P. LOVECRAFT y, sin llegar a aturdir, dibuja antiguos templos / fortaleza donde increíbles ritos se consumaban a deidades indescriptibles, físicas, inmediatas, palpables. Carecían de la estética helénica o la rudeza asgardiana. Estaban más cerca del tótem de las “culturas primitivas” y no conocían la compasión; dioses caníbales, exigían sangre y adoración sin sentirse obligados a conceder mercedes. Esto va viendo Hellboy mientras el desquiciado pero no menos siniestro y peligroso RASPUTÍN (una suerte de LÁZARO infernal) lo llama desde la penumbra dándole un dato crucial, luego, para su vida. “Hellboy” es un nombre para la pantomima. (Los nombres tienen cierto poder, y también Mignola lo comprende.) Llamándole así, los Hombres lo aceptan, lo amaestran, dejan de temerle. Por Rasputín sabe que él es Annung Un Rama, príncipe y caudillo de los Infiernos, un Grande de los Avernos y tertuliano ausente del Huerco, una personalidad que a Hellboy le produce escalofríos.
 

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Las primeras ediciones de Hellboy en España nos permitieron descubrira un héroe vagabundo por escenarios intemporales.

Su destino es liberar al Dragón (la clásica estampa del Diablo, por ende) para consumar el Milenio (que, en su iconografía, recibe otro nombre) y traer una nueva Era. Hemos de entender que Rasputín y su Dragón tratarán de reconstruir luego el mundo para ser adorados por sus nuevas gentes. Pero, en realidad, lo que parece es que pretenden devastar por el simple placer de verlo arder todo. Es sólo en el tomo de EL GUSANO VENCEDOR cuando nos enteramos de que hay un plan de “reurbanización” posterior a esta demolición.
 
LA LLAMADA DE RASPUTÍN
 
Hay un atractivo en Hellboy que suele soslayarse: posee carácter, ego, personalidad. (En la primera película le endosaron unos chirriantes rasgos que no pegaban con él ni con cola.) Tiene tics y una impronta. Posee un humor sutil y algo avinagrado. También es un iconoclasta, y se burla tanto de sí (su sino) como de la nefasta fuerza que le tienta a precipitar el fin, empleando para eso unas pocas y mundanas palabras. Es sardónico. Cínico. Para su desventura, muchos personajes del cómic están tan atascados en el cliché de su apariencia que deben decir una grandiosidad como sea, así sea absurda o revienten en el empeño. Hellboy se calla. O barbota: «¡Errrr!», o masculla: «¡Hijo de…!» antes de que le desfiguren de un zarpazo o atraviese un muro.
 
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Núm. 2 de La mano derecha del destino: una mirada distinza hacia lo "nazi".

¿Cómo va de puntería? Tirando.
 
Pero Hellboy tiene lastres: su concepción y la comadrona que lo trajo al mundo. Rasputín lo invocó de donde quiera que fuera como parte de uno de los ‘proyectos sobrenaturales’ del III Reich para girar la suerte de la II Guerra Mundial de nuevo a su favor. Cuando Mignola pilota la máquina de escribir (es un decir; planifica las historias abocetándolas), el engranaje nazis/ocultismo funciona. En cuanto es otro el alquimista, malo. (Prueba uno de la acusación: el crossover BATMAN/Hellboy/STARMAN. Debieron regalar protección de plomo con ese tebeo.)
 
Mignola, por otra parte, nos llama la atención sobre los nazis y el grado de delirio que podían demostrar. Hay que admitir que el nazismo fue un “proyecto de civilización” rumboso, porque ¿qué otro gobierno aunó bajo sus pabellones la ciencia ficción, el ocultismo y el genocidio, lustrándolo de manera que aun pareciera alianza idónea? Los nazis del dibujante de IRONWOLF: LAS LLAMAS DE LA REVOLUCIÓN no son sólo uniformes que gritan airados o paranoicos mesiánicos estilo RED SKULL u otra basura estereotipada que pulule por ahí. Son gente tenaz, combativa, llena de ingenio e inusitados recursos. Son más los nazis de verdad que de Hollywood. A éstos, más que el enemigo, los derrota la impaciencia. Rasputín, prometiendo una bomba atómica paranormal de empleo inmediato, embauca al III Reich para arrancar a Hellboy de su reino. El “inmortal” y estrafalario Rasputín planifica con vistas a décadas de distancia la destrucción, cierto tipo de triunfo. Finge ser siervo del Führer. Él sirve a un poder aún mayor. El ruso se vuelve una suerte de milenarista de aura azulada que invoca el fin del mundo hacia el 2000.
 
La pertinaz rebeldía de Hellboy, una vez conocida su importancia en el esquema de la devastación, trunca su plan. La hasta entonces solemne aunque macabra seguridad de Rasputín se vuelve un delirio intrincado y desesperado en DESPIERTA AL DEMONIO, donde es figura apocalíptica (en su correcta expresión como revelador; a ver si de una puñetera vez lo usamos bien) para Annung Un Rama, el diablo amnésico.
 
Y RULA POR AHÍ
 
«Es concebible que tales potencias o seres hayan sobrevivido desde una época infinitamente remota en que la conciencia se manifestaba quizá a través de cuerpos y formas que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de las ascendente humanidad
H.P. Lovecraft, La llamada de Cthulhu.
 
Aunque este es el eje central de la saga de Hellboy, y en historietas cortas se suministran otros tantos datos, el personaje no es tan unidimensional y Mignola nos lo muestra luchando contra toda suerte de terribles trasgos que el autor de ROCKET RACCON va perfeccionando a medida que también los torna más grotescos, o sea, ensambla animales con rasgos anatómicos humanos. Además, reparamos, acaso peregrinamente, en que pese a desenvolverse en atmósferas escalofriantes y terroríficas (el muerto parlante, la mansión encantada, el vampiro, el licántropo…), Hellboy realmente no aporta nada (o apenas) al terror entendido como un género universal que ha ido dejando distintos legados a lo largo del tiempo. Como mucho, la serie intenta aturdir con el vértigo insondable de las criaturas cuasi divinas que son tan del más allá como del espacio más profundo y su increíble antigüedad; el terror tipo Lovecraft. Hellboy es investigador/aventurero, INDIANA JONES ante la Máquina del Juicio Final con elementos paranormales; a través de la acción trasciende la atmósfera de los escalofríos y los potentes sustos que los seres sobrenaturales pueden darnos. Les quita hierro. Les hace frangibles. Apela a esa reducción intelectual de CONAN sobre el adversario terrorífico: si sangra, ¡puede morir! Y vaya cómo Hellboy les hace sangrar.

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La isla, y La caja del Mal.
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Pero, ¿aportar algo al terror, a los escalofríos y demás, a perturbar nuestros sueños con el relato de sus pesadillas? Poco. Creemos que nada, insistimos. Hellboy es SHERLOCK HOLMES investigando al PERRO DE LOS BASKERVILLE: el GRAN DETECTIVE desenmascara la tramoya urdida por el sádico con un perro enloquecido recubierto con una pintura especial, y suelto en un lugar espeluznante. Y ¿de esto teníais miedo?, señalaría el de BAKER STREET irónico. Así procede Hellboy.
 
Hay un gradual salto tanto en lo narrado de forma literaria (cartuchos de texto, impresiones en primera persona, que desaparecen) como en el apartado gráfico. Semilla de destrucción está mucho más cerca de Ironwolf (dibujo más depurado, más humano) que LA ISLA, donde su línea es esquemática, angulosa, directa. Imperan las manchas oscuras y el perfil “de hacha” de Hellboy es tanto, o más acusado, que el del MARSHAL LAW de KEVIN O´NEILL. Hay algo (presentido, más que sustancial) de este personaje también en Hellboy. Si mal no recordamos, es HÉCATE quien le recrimina algo que el mismo Marshal Law se reprocha: de cazar a los suyos. Pero quizás sea pura coincidencia.
 
El Mignola de los últimos tiempos prescinde de las sutilezas literarias que le empotró Byrne al personaje “en los orígenes”. Lo escrito no supera a lo dibujado. Es lacónico, sucinto, cada palabra debe tener una piedra dentro, como una bola de nieve, y golpear diestramente al lector. Hellboy es noir también y no podemos distraer al respetable con banal palabrería. Se obliga a ser incisivo y visceral. Demuestra que posee filias y fobias, esforzado en conseguir su aspecto de tipo “normal”. Hellboy también es uno de los que pelean por integrarse en una cultura ajena. De algún modo, lo logra. Posee tal encanto, pese a su apariencia alarmante, que no asombra a nadie, y es interpelado con toda naturalidad por curas (LOS LOBOS DE SAN AUGUSTO, LA MANO DERECHA DEL DESTINO) como por transeúntes (CASI UN COLOSO), y nos insinúan que ha tenido algo más que flirteos con algunas jovencitas “que pasaban por allí”. Esto es otra de las grandezas de Hellboy: la naturalidad como encaja en nuestro mundo, no pareciéndonos anormal, ni temible, aunque todo nuestro ser diga lo contrario.
 
Apelando a un compendio de libros o ilustraciones, como las de DURERO, Mignola recubre gradualmente con un dramático manto de cataclismo a su personaje. Los tomos editados se complementan con bocetos donde viejos nombres infernales reciben un nuevo aspecto, angular, cortante, distinto al que las ilustraciones del DICCIONARIO INFERNAL de COLIN DE PLANCY contenía. Sus diablos son gente severa, estricta (¿un legado de cuando ilustró HELLRAISER, un trasunto de CENOBITAS?) que, aun caudillos de los Infiernos, tienen también algo de implacables ejecutivos de la gran corporación donde se purgan los pecados.
 
Otra grandeza de Hellboy reside en cómo Mignola lo dosifica. Esquiva el “continuará” mensual que gaste al personaje inmediatamente. Eso, no obstante, no lo ha salvado de la abominación, encajándolo en proyectos que pudieron agujerear el curtido pellejo de Annung Un Rama.
 
¡ERRRRR! (LOS CROSSOVERS)
 
«Hubo problemas con ese cómic [Batman/Hellboy/Starman]. No se hizo bajo circunstancias ideales. (…) y no se creó la mejor atmósfera para que yo hiciera mi trabajo o James Robinson hiciera el suyo, no creo. (…) Painkiller Jane fue un error como la copa de un pino. (…) No sé, fue un error. Painkiller Jane ya sólo… es otro rollo.»
Mike Mignola, entrevista. MONOGRÁFICOS DOLMEN, nº 11, págs. 32-33.
 
«La razón por la que he hecho crossovers en el pasado era intentar alcanzar una audiencia que no estuviera familiarizada con Hellboy. El problema en Hellboy/Ghost fue que Ghost no me preocupaba lo más mínimo. En Hellboy/Batman/Starman fue que James Robinson no escribió un argumento tipo Hellboy
Mike Mignola, entrevista. BABA YAGA Y OTROS RELATOS, NORMA ED.
 
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La fantasma y el chico infernal.

¿Debemos hacer más sangre sobre lo que el propio autor ha declarado? Claro que sí: podemos meter la barrena y retorcerla sádicamente por el puro y perfecto placer de dañar, bordeando, si no cayendo, en lo inmoral. Juega hoy en el mejor sitio web de friv juegos.
 
Cuanto Mignola haya podido urdir es con vistas a asentar definitivamente a su criatura del averno en la estructura que nace en Semilla de destrucción y sigue en El gusano vencedor, con un pilar en Despierta al demonio. Es trabajo que un autor realiza a un nivel en verdad incógnito. Bajo el cieno del subconsciente mismo, en un estrato inferior/profundo, se cuecen ideas, historias, tramas, detalles y elementos. Como cadáveres emergen y flotan a la deriva hasta el momento de usarlos. A veces, se esparcen por otros relatos sin apreciarlo, descubriendo de golpe que ESTÁN AHÍ desde un momento en que no deberían ni existir.
 
En el crossover de GHOST (una de esas féminas-ya-saben-ustedes, de las de a realzar con la fusta y que evidencian los misteriosos fetichismos acrónicos que sus creadores fermentan en el magín y exteriorizan así), Mignola plantó varios elementos destinados a un uso posterior, quizás sin que ni él mismo lo notara incluso. Cuando leemos su declaración, notamos que inadvertidamente también miente: NO se promocionaba mediante Ghost (¡ese gran GRAN personaje, esencial en nuestras lecturas!), sino que es el rojo corpulento quien le está echando una mano para sacarla del limbo de las fijaciones fetish con las ANTIANIRAS de provocativo látex ajustado, tan indispensable para la sicalipsis de la industria.
 
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El chico diablo y la matapenas mataban de aburrimiento.
En cuanto a PAINKILLER JANE… qué caramba. Pura verdad. Nefasto hasta la médula. Y lo peor: mientras que Ghost tiene aún un pase fetichista, Painkiller Jane es el ejemplo de la tía marimacho borde propia de un manga de MASAMUNE SHIROW, una ANDIÓCTONA que emula a LOBO (y, para eso, ya tenemos al original y único), pero semimomificada con esos vendajes.
 
Aun en un mundo tan volátil con la lógica como es el de los tebeos, Painkiller Jane es un personaje torpe, desaliñado, sin sustancia. A saber qué habían fumado JOE QUESADA y JIMMY PALMIOTTI el día que la crearon. Y de poco nos vale que nos digan: “Pues tiene serie; pues le hacen una película” (en su disparatado Universo, ¡suerte que Hellboy no le hiciera un niño!), porque es uno de esos héroes que no tienen perdón de Dios. ¡La de árboles que han masacrado por mor de su publicación! ¡Que vamos escasos de ellos!
 
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El trío evitable: El hombre murciélago, el hombre estrella y el hombre demonio.

¿Por qué existen estos personajes?, nos planteamos en la solemnidad que sigue a la lectura. Pues porque la maquinaria debe seguir en marcha (según cantó el finado FREDDIE MERCURY) y aún cabe la posibilidad de ganar unos mortadelos con los muñequitos, las estampas, las camisetas y los FRIGGO-CONOS, si se tercia.
 
 De suerte tan adversa no escapa el relato que empotra (es cierto) a Batman con Hellboy y también al Starman ese de tan luenga carrera y peso en la industria. Otro ejemplo de cómo somos víctimas del tema económico (que Mignola llama “arrejuntar con los famosos”) pero, esta vez, con un pretexto nazi (son socorridos, los puñeteros) y el gran cataclismo paranormal que engazar, de algún modo, con la saga de Hellboy, que bebe de lo mítico, lo religioso y lo tradicional, el vasto legado.
 
Es materia deleznable y también estación de penitencia del fan del personaje. Dado que hemos pagado ese peaje, al menos aduciremos que tenemos derecho a mostrarnos cítricos con ellos, alertando al desprevenido mundo de a qué se expone si cae en el error. ¡Huid de ellos, muchachos!
 
RECAPITULANDO
 
«’Tengo la clase de historia que quiero hacer’. Por eso acudí a John Byrne. (…) Él dijo: “Perfecto”, e hizo alguna sugerencias
Mike Mignola, entrevista. MONOGRÁFICOS DOLMEN, nº 11, pág. 29.
 
Cualquier autor puede decirle al lector, siendo honesto, cuánto abarca un “e hizo algunas sugerencias”. Experiencia tiene vuestro Scriptor al respecto. Siendo la creación un proceso dinámico, se reciben tantas ideas como se dan y luego se comparten.
 
Hellboy puede atribuírsele a un hombre, pero, como otras tantas cosas, posee incontables influencias y nos ha parecido que Mignola es muy honesto reconociendo qué sale de dónde para cebar qué parte de su criatura. También, si de algo nos puede ilustrar su experiencia, al menos en el ámbito creativo, es que tuvo el coraje de apostar por una idea suya y pelear por su existencia en todo momento. Medió la suerte de la oportunidad (DARK HORSE COMICS) y el momento (la rebelión contra las majors), así como que a la historieta se asomaba una legión nueva de hambrientos lectores a los que satisfacer, tanto neófitos como aquellos “culturetas” que suavizaban su mohíno desprecio por el tebeo, influenciados por un prejuicio popularizado contra las viñetas que sale de lo que se considera “cultura” y “de alcurnia”. En España esto sigue vigente, recibiendo además nuevas y saludables muestras de adhesión. ¡Caramba! ¿No iba a ser así? El cómic es yanqui. ¿Lo vamos a apoyar? (La historieta por supuesto no es de invención norteamericana, pero capta el lector la idea, ¿verdad?)
 
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Hellboy con Abe Sapien en El gusano vencedor. Abajo, anuncio de la colección B.P.R.D. 
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Hellboy tiene un compi, ABRAHAM SAPIEN, que viene a ser su versión anfibia y tan misterioso como él, atlante sin pasaporte hallado en una tinaja el día del magnicidio de LINCOLN; a Mignola no le interesa en absoluto ni Sapien (bueno, un poco) ni ELIZABETH SHERMAN, ni el resto de los cazafantasmas de la B.R.P.D.; acaso quien le caiga bien (sí, quizás) sea ROGER, EL HOMÚNCULO, porque también comparte algo del fuego profano que gestó a Annung Un Rama. Sapien es una criatura fría, un segundón entusiasmado de serlo, con un enigma por madre que a Mignola no le ha dado por desvelar. El homúnculo, empero, procede de cuando las brujas, la alquimia, los conjuros que tanto aterraban al ignorante pero poderoso SANTO OFICIO. Tiene solera comprobable en todos esos volúmenes a los que, de vez en cuando, el dibujante afirma echar mano para surtirse de elementos. En Roger hay magia. Atrocidad. Misterio. Cosa antigua. Abraham Sapien es un raro feto en un frasco. Pez antropomorfo.
 
¿Por qué existe, pues, la B.R.P.D. como un organismo independiente que goza de publicación? ¡Por lo del dinero! Seguro que Mignola no pone ningún reparo al coger esos cheques, aunque la serie le avergüence íntimamente. Demuestra que le importa tanto la adulteración de su obra como evidencian las películas o las novelas: apenas nada.
 
Y su codicia se la está jugando; no se percata de la sima que existe entre su Hellboy y el de GUILLERMO DEL TORO, por ejemplo. Hay reparos (y grandes) que hacer a esas obras inspiradas en su personaje, y deberían preocuparle algunas de las “licencias” que se están tomando estos forasteros, porque en la retina del espectador lo que queda es el Hellboy RON PERLMAN, no el que él plasma en las viñetas, y acabarán forzándole a prostituirlo para que encaje en lo que la gente cree que es, no es en realidad, Hellboy.
 
Comparado con otros que nacieron en su misma “nebulosa” y por su época, o aun anteriores, nos ha resultado ser la tortuga de la fábula. Contamos con la suerte de tener un gran “objeto de referencia” con el cual poder compararlo (Spawn y sus ínfulas), que salió disparado a meta y se quedó en la cuneta reventado, más que por sobreexplotación, por su origen de rabieta antisistema. Hellboy, pedibus calcantibus, ha rebasado a todos ésos confiando en no perder su mano de piedra porque se desencadenaría el peor infierno imaginable. Se terminarían sus adoradas tortitas.
 
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 Libro con Cabeza de Tornillo.
 
Esta progresión merece reconocimiento.
 
POSDATA
 
(Mención aparte gana algunos relatos cortos y personajes que acompañan a Hellboy. Tenemos algunos buenos con HELLBOY JR. -siempre que Mignola lo vigile, cuidado- y al enigmático BOGABANTE JOHNSON –tributo puro al pulp-. Y está el no menos iconoclasta y asombroso CABEZA DE TORNILLO, una de esas cosas que se inventan en una tarde, como un juego, una materia desengrasante, que puede llegar verdaderamente lejos.)
 
 
FICHA TÉCNICA
 
            TÍTULO: HELLBOY
GUIÓN: MIKE MIGNOLA, JOHN BYRNE, BILL WRAY, BRIAN MCDONALD, BRIAN AUGUSTYN, JAMES ROBINSON, STEVE PURCELL
DIBUJO: MIKE MIGNOLA, SCOTT BENEFIELD, BILL WRAY, DAVE COOPER, RYAN SOOK, HILLARY BARTA
TINTA: JASEN RODRIGUEZ, JIMMY PALMIOTTI, RYAN SOOK
COLOR: MARK CHIARELLO, DAVE STEWART, MATTHEW HOLLINSWORTH, JAMES SINCLAIR, PAMELA RAMBO, BILL WRAY, KEVIN KNOWLAN, ELIZABETH & SNAKEBITE, DAVE COOPER
ILUSTRACIONES: BRUCE TIMM, P. CRIAG RUSSELL, DEREK THOMPSON, DAVE COOPER, JAY STEPHENS, OLIVIER VATINE, GARY GIANNI, KEVIN KNOWLAN, MATT SMITH, DUNCAN FEGREDO, DAVE JOHNSON, TIERRY ROBIN, B.C. BOYER, TONY HARRIS, SIMON BISLEY, MIKE ALLRED, ART ADDAMS, FRANK MILLER, FRED BLANCHARD
TEXTOS: ROBERT BLOCH, GUILLERMO DEL TORO, E.A. POE
LOGO: CREADO POR KEVIN KNOWLAN
EDITA (EE.UU): DARK HORSE COMICS
EDITA (ESPAÑA): NORMA EDITORIAL; PLANETA DEAGOSTINI CÓMICS
TRADUCE: E. ABULÍ, CRISTINA MACÍA, ESTUDIO FÉNIX, ERNEST RIERA, CARLOS M. MIRALLES
REALIZACIÓN Y ROTULACIÓN: FERNANDO FERNÁNDEZ, FERNANDO REIG, FRANCECS REIG, ESTUDIO FÉNIX, GIORGIER
FORMATO: TOMO ENCOLADO DISTINTO NÚMERO DE PÁGINAS, ESTILO “NOVELA GRÁFICA”; PAINKILLER JANE/HELLBOY: TEBEO GRAPA, 28 PÁGS.
ISBN: 84-8421-457-X; 84-7904-339-3; 84-7904-391-1; 84-7904-559-0; 84-7904-603-1; 84-7904-942-1; 84-7904-884-0; 84-8431-013-2; 84-8431-152-X; 84-8431-257-7; 84-8431-258-5; 84-8431-551-7; 84-8431-804-4; 84-9814-566-X
DEP. LEGAL: B-34524-00 (X/00)
P.V.P.: 1.400 PTAS; 750 PTAS; 850 PTAS; 975 PTAS; 250 PTAS; 850 PTAS; 850 PTAS; 850 PTAS; 850 PTAS; 25 CENTAVOS
PARA: JACK KIRBY, H.P. LOVECRAFT, CHRISTINE, SEÑORA DE MIGNOLA, ELMER NEWTON, DOC SAVAGE, THE SHADOW, THE SPIDER, G-8 8Y LOS HOMBRES QUE LOS ESCRIBIERON). Y PARA EL G.I. JOE ORIGINAL DE 11 PULGADAS Y MEDIA
Creación de la ficha (2010): Antonio Santos. Con edición de M. Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONIO SANTOS (2010): "Hellboy o la historia interminable de la mano derecha del destino", en Tebeosfera, segunda época , 5 (18-V-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 22/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/hellboy_o_la_historia_interminable_de_la_mano_derecha_del_destino.html