HUMOR ENTRE POETAS Y TRINCHERAS
Desde que Guillermo Escolar Editor inició la colección Literatura y Guerra Civil en 2016 han aparecido varios libros realmente interesantes que han logrado arrebatar la sorpresa a los incrédulos cuando el editor anunciaba sin reparos que: «La Guerra Civil española resulta aún en la actualidad muy desconocida en sus textos, contextos y relatos». Frente a la corriente que afirma que la Guerra Civil es asunto cerrado y que nada queda por decir aparte de lo dicho, aparecen estos nuevos esfuerzos que nos convencen de lo contrario. Una guerra entre hermanos y cuarenta años de opacidad generan demasiadas vidas rotas como para pensar que ya recogimos todos los pedazos.
Entre las obras que ha ofrecido el sello dentro de esta colección hallamos poemas bélicos de Herrera Petere, un relato de la Batalla del Ebro por Benítez de Castro, un poemario republicano de Serrano Plaja o el drama goyesco y sincopado Checas de Madrid, de Tomás Borrás. También, un conjunto de crónicas periodísticas en clave de humor de Andrés Martínez de León que destinó a varios periódicos de trinchera durante la guerra. Esas crónicas, que el recopilador y autor de la reflexión crítica que las acompaña ha atribuido a Oselito, un personaje creado por el coriano Andrés Martínez de León, es un ejemplo extraordinario de literatura periodística con escasos émulos. Martínez de León ya había destacado en el humorismo y en la crónica periodística desde los años veinte, pero sobre todo en el humor dibujado (en viñetas y tiras) y en la crónica taurina o futbolística, aunque es verdad que siempre conducida con gracejo y con una peculiar querencia por usar el habla andaluza, trufada de seseos, elisión de consonantes y relajación de las intervocálicas. Esto le había dado a Martínez de León cierta nombradía antes del estallido de la guerra, constituyéndose en uno de los humoristas más importantes del país, un historietista vanguardistas de su tiempo (fue autor de uno de los primeros libros de lujo con historietas publicados fuera de Cataluña) y un reportero periodístico apreciado por los de su gremio, como quedó patente con su proyecto y libro Oselito en Rusia. Cuando estalló el conflicto, este autor rápidamente se sumó a la facción republicana y se aprestó a la lucha, para lo cual enarboló el humor como arma. Se afilió con las milicias atrincheradas en tierras de Jaén, para pasar luego a uno de los frentes extremeños y luego a Valencia, y durante toda su campaña ejercitó su fino ingenio para animar a las tropas. Lo hizo con escasas viñetas y tiras y con bastantes textos a modo de crónica jocosa, en los que llegaba a reírse de sí mismo, de las carencias del frente republicano, de la situación de guerra (rebajando su dramatismo) y por supuesto mofándose del bando contrario, en este caso exagerando su patetismo y debilidades, siendo su ridiculización de Franco una de las más aceradas de su tiempo.
De todo esto nos informa magistralmente el profesor Rafael Alarcón, especialista en poesía del siglo XX y profesor de Literatura Española en Jaén, que ha estudiado minuciosamente la obra de autores como Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Unamuno y otros fundamentales de nuestra literatura y poesía. Su fascinación por Martínez de León se centra en su prosa, no en su dibujo, pero en este trabajo aborda su obra y su personalidad de tal modo que aventaja a todos los que han estudiado antes al gran autor sevillano nacido en Coria del Río. Del libro, la mitad es estudio crítico; el resto, compilación anotada de sus crónicas, que al final se ven acompañadas con una veintena de imágenes extraídas de la prensa o de portafolios. Se echa en falta, y es algo que nos da rabia a los amantes de lo gráfico, una recuperación de las historietas antifranquistas publicadas por Martínez de León en Frente Rojo, de las cuales apenas si hemos atisbado un par. Y, de paso, una selección de sus tiras con matiz político publicadas en El Sol y otros periódicos. No es así, pero la labor de Alarcón es igualmente excepcional. Su estudio crítico va desde la biografía del autor hasta el análisis lingüístico de sus crónicas, deteniéndose en el análisis del estilo del autor muy inteligentemente (enuncia valores como la perspectiva o el lugar de enunciación, en los que no nos habíamos detenido otros estudiosos). Su recuerdo meticulosamente contrastado del paso del padre de Oselito por diferentes frentes y trincheras, juntando los indicios documentales disponibles como nadie había hecho antes, arroja luz no solo sobre los pasos dados por Martínez de León durante la Guerra Civil, también nos informa sobre cómo se organizó el aparato propagandístico de la izquierda en el frente del Sur y qué tipo de mensajes emitían. De paso, comenta la vida y obras de Miguel Hernández durante aquellos meses, dado que el poeta de Orihuela fue amigo y compañero de trinchera del dibujante coriano. Tanto es así que Alarcón alumbra aproximaciones a la obra de Hernández nunca antes comentadas y resulta encantador poder conocer la versión de «asituneros altivos» que Oselito / Martínez de León hizo en Frente Sur en abril de 1937. cssboxshadow.com
Este libro de la colección Literatura y Guerra Civil no constituye necesariamente una obra importante para el conocimiento del desarrollo de la Guerra Civil, pero sí para saber más sobre la producción literaria y gráfica del periodo, que en muchos casos ha permanecido oculta durante años a la espera de un investigador que la desentierre y le dé nuevo lustre. La obra de Martínez de León sigue exigiendo recopilación y recuperación (aún sorprende que hasta 2012 no hubiese reediciones de Oselito en Rusia y Oselito, extranjero en su tierra, aunque se hayan publicado en un formato algo reducido para lo que se merecen) y este libro es un paso más en la ruta de recuperación de nuestra memoria. Que aún queda mucha por recuperar.
