JONAH HEX, EL JUSTICIERO DESENCADENADO
JAVIER ALCÁZAR

Resumen / Abstract:
Repaso a las distintas etapas de la serie Jonah Hex. / Review of the different stages of the weird western comics series Jonah Hex.

JONAH HEX, EL JUSTICIERO DESENCADENADO

Es falso asegurar que el género del Oeste tiene pocos seguidores. O al menos, no se corresponde con la verdad la afirmación que sostiene que el western nunca ha tenido éxito. La idealización del vaquero (recordemos, el sujeto que se encargaba de controlar y guardar el ganado en las llanuras del Oeste de Norteamérica en el siglo XIX) se gestó ya en las novelas baratas de principios del siglo XX, y el cine se encargó de encumbrarlo como arquetipo de héroe moderno desde el principio de su difusión como industria de entretenimiento.

Implantado el género en la cultura popular, se procedió a inventar personajes nuevos o se recurrió a figuras históricas a las que se añadían adornos virtuosos y ejemplarizantes, como es el caso de Buffalo Bill, cazador y artista de circo más que valiente aventurero. Género por antonomasia del cine norteamericano (ya que tenía una localización geográfica clara que no podía ser exportada a otro país ni continente), el western disfrutó de un éxito importante durante los años cuarenta y cincuenta gracias a películas y directores de gran renombre, que muchas veces profundizaban en las pétreas personalidades de aquellos héroes de una pieza, elaborando verdaderas obras de arte que iban más allá de la lucha contra los feroces indios arrancacabelleras. Pero el género languideció en los sesenta, abandonando incluso a los vaqueros cantantes de los seriales con  sus impolutos atuendos, y aunque siguió perdurando en series de televisión (más familiares, menos violentas, menos problemáticas), los creadores cinematográficos tendieron hacia el llamado “western crepuscular”, donde los buenos no eran tan buenos ni los malos tan malos.

Y es que en la década de los sesenta llegó desde Europa un nuevo estilo de hacer las cosas, una visión del Oeste norteamericano que mostraba la suciedad, el sudor, el polvo, pero sobre todo los aspectos más negativos del comportamiento del ser humano. Sergio Leone fue el primero que con su “trilogía del dólar”, además de aportar un novedoso estilo visual y una ambientación que se alejaba del cañón del Colorado y se acercaba a la frontera mexicana, creó un nuevo subgénero explotado hasta la saciedad en los setenta por los productores europeos (sobre todo italianos y españoles), el spaghetti western. Aunque en los ochenta el encanto del lejano Oeste decayó, siguieron produciéndose películas dedicadas al género, si bien de forma esporádica y con resultados desiguales.

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Portada de Tony de Zúñiga para la presentación de Jonah Hex en All-Star Western 10 (1972). 
Por supuesto, y como todas las demás modas populares, el western tuvo su reflejo en el cómic. Numerosas series se editaron en Estados Unidos durante los años cuarenta y cincuenta, pero al igual que en el cine, su demanda disminuyó. En los sesenta los superhéroes se adueñaron del mercado, y este monopolio sólo se vio algo perturbado en los setenta por el género del horror. Y precisamente el horror sirvió de excusa para resucitar viejas historias y personajes, para insuflar nueva vida a temáticas que ya se daban por perdidas. DC Comics, una de las grandes empresas productoras de cómics en Estados Unidos de la época, sacaba al mercado colecciones como Weird War Tales o Weird Western Tales, que, como sus títulos indican, contenían historias que introducían elementos de fantasía y horror en ambientes de guerra (en la primera) o en el lejano Oeste (en la segunda). Aunque creado por John Albano y Tony de Zúñiga para All-Star Western, en Weird Western Tales se desarrolló en su plenitud el personaje de Jonah Hex, el vaquero desfigurado.

Realmente, salvo el pavor que despertaba el personaje en sus contrarios («N-no puedo describir la sensación que produce mirar a ese hombre a los ojos... [...] No es humano, Jim ¡lo juro!», refiere un atribulado rufián en la primera aventura del personaje), no existía verdadero horror en las historietas de Hex, los elementos sobrenaturales brillaban por su ausencia. Simplemente, Jonah Woodson Hex era un pobre desgraciado que había pasado una infancia atroz por culpa de su padre, que lo vendió a los indios, que, a su vez, lo maltrataron como blanco que era. Tuvo que buscarse la vida como cazador y trampero, después como soldado del ejército confederado en la guerra civil, y el episodio más significativo de su vida y que lo marcó para siempre (en sentido literal) fue la desfiguración de su rostro infligida por los indios tras haber roto la “ley india” y ser sometido a la “marca del demonio”.

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 Portada de Jonah Hex 1 (1977), por José Luis García López.
Pero de todo esto se enterarían los lectores a lo largo de la serie, porque Jonah comenzó sus aventuras como un cazarrecompensas más de la época, malencarado, rudo, incorruptible y, en el fondo (no podía ser menos) de buen corazón, aunque despiadado con sus enemigos cuando la situación lo requería. Es decir, el mismo estereotipo de vaquero con pasado oscuro puesto de moda por Clint Eastwood en las películas de la trilogía del dólar, por ejemplo, o en la suprema Infierno de cobardes, y que se repitió en multitud de filmes y tebeos. Los guiones de Albano se limitaban a contar historias ya conocidas de venganzas y traiciones, con poca originalidad (casi siempre se repetía la sorpresa inicial cuando Hex, que había tenido medio rostro oculto en las primeras viñetas, mostraba sus cicatrices a sus enemigos), y el dibujo de De Zúñiga era funcional, aunque progresivamente fue añadiendo más dinamismo a sus composiciones y se esmeró más en rostros y expresiones, recurriendo en muchas ocasiones al modelo fotográfico (por ejemplo, ese sosias de Lee Van Cleef que nos parece vislumbrar en Weird Western nº 22). A John Albano le siguió Michael Fleischer, y a De Zúñiga, autores como el también filipino Noly Panaligan, George Moliterni o José Luis García López [1]. Tuvo repercusión el personaje entre los lectores (los años setenta fueron ricos en historietas de género: horror, ciencia ficción, artes marciales, western), y en 1977 logró su propia cabecera, con Fleischer y García López como tándem creativo. Los lápices del autor hispanoargentino podían hacer que cualquier cosa tuviera éxito, independientemente de la validez de los guiones, y la colección alcanzó los 92 números, hasta que el fenómeno de Crisis en tierras infinitas remodeló el universo DC a mediados de los ochenta. De ahí surgió algo realmente weird, una versión del personaje ambientada en el futuro (año 2050) que recibió el nombre de Hex y que, afortunadamente, duró poco.

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Los años ochenta trajeron la versión más desafortunada del personaje. Portada de Mark Texeira para  Hex 1 (1985).

 

Portada de Timothy Truman para Jonah Hex. Two-Gun Mojo 1 (1993), que supuso el inicio de una etapa más oscura.

Tras las miniseries escritas por Joe R. Landsdale y dibujadas por Tim Truman en los noventa [2], que sí incorporaban elementos fantásticos, en 2006 se inició un nuevo título con protagonismo de Jonah Hex. Las historias que nos cuentan Jimmy Palmiotti y Justin Gray no aportan ninguna novedad: sigue existiendo venganza, seguimos observando los estereotipos vistos una y mil veces en los relatos del Oeste (el alcalde corrupto, el empresario malvado, los forajidos salvajes, los niños buenos y maltratados, el saloon, el dueño del saloon siempre limpiando vasos, la funeraria, el enjuto dueño de la funeraria, los pueblerinos cobardes y veletas, etcétera, etcétera) y el protagonista no ha cambiado nada: sigue vistiendo el uniforme confederado, sigue con su recta (y pesimista) visión de la vida y sigue aterrorizando con su medio rostro desfigurado. Se trata de historias entretenidas, sin más, que según avance la serie introducirán variaciones sorprendentes (o ridículas, según quién opine), como una familia caníbal de la América profunda o los personajes de un circo de “monstruos”. Además, se “actualiza” el Universo DC, ya que ocasionalmente Hex comparte aventuras con otros personajes de la editorial cuyas series se ambientan en el Oeste, como Bat Lash o El Diablo (divertida la relación entre éste y Hex, con un respeto tintado de enemistad). La novedad proviene del dibujo del camaleónico Luke Ross, que además de adoptar ocasionalmente una narración “fílmica” (esas viñetas que imitan el cinemascope cinematográfico que hemos podido ver recientemente en otras series como Ladrón de ladrones, con mucha peor fortuna), usa y abusa de la referencia fotográfica. Hex no sólo actúa como Eastwood, sino que es dibujado con los rasgos del actor logrando la unión perfecta entre el mito del justiciero fílmico y el de tebeo. A lo largo de la serie colaboraron varios dibujantes, aunque deberíamos destacar dentro de los números publicados en España (los veinticuatro primeros) [3] a Jordi Bernet experimentando con el género tras su experiencia en Tex—, al siempre llamativo Paul Gulacy y al recuperado De Zúñiga, que volvía a encontrarse con su personaje. La serie alcanzó los setenta números, finalizando en 2011, aunque las aventuras de Jonah continuaron en el nuevo título All-Star Western vol. 3, y siguen publicándose todavía.

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Impresionante portada de Frank Quitely para la nueva colección del personaje iniciada en 2006. Muestra tomada del recopilatorio español de Planeta de 2009.

 

Muestra del interior con dibujos de Luke Ross, donde se evidencian la imitación del cinemascope cinematográfico y las claras referencias fotográficas.

En 2010 se estrenó una película basada en el personaje, protagonizada por Josh Brolin y Megan Fox, pero ni siquiera esto bastó para prolongar poco más de un año la existencia de la publicación, que volvía una y otra vez al mismo punto de partida.

Es difícil que Jonah Hex compita con el Blueberry de Charlier y Giraud, con el Comanche de Hermann, con el italiano Tex, con el Mac Coy de Hernández Palacios, obras de factura europea de mayor calidad que cualquiera de las etapas del americano. Pero podemos recordar las aventuras del desfigurado cazarrecompensas junto al Durango de Swolfs, los esfuerzos de Marini en La estrella del desierto, incluso las recuperaciones de personajes del Oeste de Marvel en el siglo XXI o las mixturas fantásticas del Desperadoes, de Mariotte y Cassaday. Todas ellas obras de género, mayores y menores, que siguen teniendo sus seguidores a uno y otro lado del océano en esta época de esclavos liberados.

NOTAS


[1] Las historias cortas iniciales del personaje se han publicado en nuestro país en Showcase presenta: Jonah Hex (Planeta-DeAgostini, 2009).

[2] Recogidas parcialmente en Vertigo Visions nº 1: Jonah Hex (Planeta-DeAgostini, 2010).

[3] En Géneros DC: Jonah Hex 1 a 4, Planeta-DeAgostini, 2009.
TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2013): Javier Alcázar. Edición de Félix López, revisión de Alejandro Capelo. · Imágenes tomadas de ejemplares originales de los tebeos mencionados.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
JAVIER ALCÁZAR (2013): "Jonah Hex, el justiciero desencadenado", en Tebeosfera, segunda época , 10 (3-II-2013). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/jonah_hex_el_justiciero_desencadenado.html